Pov Jeongyeon.

Después de un muy buen rato, vinieron los secuaces de esa mafiosa a desatarme, pero simplemente me agarraron con esposas hasta lo que supuse sería el cuarto de huéspedes.

- Veo que madam te dará un buen uso, escuché que te volverá su esposo. Que fortuna.- Para ellos es fortuna y para mí es una tortura.

- Por favor... Solo quiero ir al baño.- Digamos que después de esa erección mis ganas de ir al baño aumentaron.

- Claro pero recuerda que si te fugas por la ventana te voy a partir a cabeza.- Esa amenaza sonó tan real que solo asentí, ni loca me saldría por la ventana de una mansión vigilada por temerarios.

Mientras iba hacia el baño miré uno de los cuadros de la casa, localicé el rostro de la mafiosa. Era una pintura de ella con otro hombre de pelo blanco y sonrisa orgullosa.

- Demonios, al fin llegué.- Suspiré y bajé mis pantalones junto con mi bóxer, empezando a hacer mis necesidades pero entonces escuché un "click" a mis espaldas. Rápidamente voltee y vi a Nayeon con una sonrisa pícara.- ¿Q-Qué...?

- Vaya, si que es grande. Creo que su tamaño deslumbra más que una mujer teniendo un pene.- Crucé mis manos en mis piernas tratando de taparme.- Vamos cariño, deberías de estar disfrutando de la buena vida con esa cosa.

- N-No es que me importe eso...- Mentiría si dijera que no me gustaría pero no había encontrado a nadie que quisiera estar conmigo. Apenas miraban mi pene salían gritando fenómeno.

- Vamos... Veo en ese pequeño gigante que nunca lo hiciste.- Maldita sea, esta mujer sabe todo.- Incluso en tu manera de mirarme, en la sala no dejabas de ver mis pechos como si fueran un dulce navideño ¿Acaso no quieres un poco de estas preciosas?.- Tomó sus pechos como si fueran dos panes y los apachurro, no voy a negar que eran grandes pero no podía enrollarme con una mafiosa.

Si en algún momento se embaraza, no tengo opción y me quedaré aquí para siempre. No podré salir con mi pequeño a los parques o a un simple centro comercial. No, Yoo Jeongyeon, no puedes hacerle eso a tu futuro hijo.

Sin darme cuenta, Nayeon masajeaba mi miembro lentamente y con los labios mordidos.- Joder... Se ve tan jugoso, Yonnie.

- N-No hagas eso... Por... Por favor.- Sus manos suaves me hacían olvidar de la promesa a mi futuro pequeño.

- ¿Por qué no? Vamos... Solo una ronda por hoy.- Joder ¿Acaso esta mujer anda con la entrepierna mojada siempre o qué?.

No tuve tiempo a responder porque los secuaces entraron de repente.- ¡Señora, a visto a-!

Silencio incómodo. Digo ¿Tú que harías si tu jefa está masturbando a una rehén?

(Nayeon catadora de tulas, siqsi)

- Lo sentimos.- Rápidamente se fueron, al menos quería que me ayudaran a quitarme a Nayeon de encima pero no creo que sea posible.

- Tal vez debería de matar a esos idiotas, me quitaron las ganas de tener sexo salvaje.- La mafiosa se puso frente a mi y sonrió.- Hoy nos vamos a nuestro departamento, amor. Te espero en el carro, bebé.

Tan solo vi como se fue lentamente y meneando sus caderas de una lado a otro. Solo atiné a ponerme los pantalones y a salir de la habitación en donde ya no estaba la jefa, solo sus secuaces hablando entre ellos.- Ya estoy lista.

- Lo sabemos, estas lista desde que la señorita Im entró al baño.- Todos se comenzaron a burlar de mi, sinceramente no me importaba del todo.

- Silencio animales, dejen de molestar al esposo de la señorita Bunny.- Esa enana ayudante de la mafiosa apareció fumando un cigarro.- Y tú, ven. Tengo que hablar de algo contigo.

La seguí con la mirada perdida en su cabello largo y castaño. Se veía mucho más ruda de lo que aparentaba su tamaño. Esa ayudante me llevó a un cuarto lleno de armas y aparentemente, aparatos de tortura que ni sabía que existía.

- Bien... En primer lugar, no sé qué es lo que te vio la jefa pero tienes que saber como defenderte para que esto vaya de perfección.- Me miró fijamente y me tiró una pistola, me tense de inmediato pero solo seguí con mi mirada seria.- Nos dedicamos a la trata de blancas, narcotráfico y lavado de activos para los políticos coreanos.

- Lo sé, no es que sean los menos famosos en ese rubro.- ¿Quién no conocía a la Señorita Bunny y su grupo terrorista, Bloddy Buddy?

- A lo que quiero llegar es que vas a enfrentarte a varios intentos de secuestro o asesinato.- Chaeyoung me tiró un chaleco anti balas y me pasó una caja.- Y si no te defiendes, vas a morir en menos de un mes.

- Entiendo pero no sé usar esta cosa.- Miré el arma que tenía en mis manos con detenimiento y suspiré.- Enséñame, no quiero morir.

- Dios, este gobierno debería de legalizar el usar estas cosas para que todos se defiendan.- La secuaz solo sacudió la cabeza lentamente y me volvió a mirar.- Bien, empecemos con esto.

...

Habían pasado 2 horas y la enana me había enseñado a usar una pistola pequeña. Lo único malo de esto es el incómodo chaleco de balas que, al parecer, tendría que llevar toda mi vida.

- Aprendes rápido.- Chaeyoung suspiró y me tiró una caja llena de proyectiles.- Te dejaré en tu apartamento, la señorita Im salió hace mucho de aquí.

Me llevó con los ojos vendados hacía a un carro, cuando me entró y se aseguró que el cinturón de seguridad estaba bien puesto, me quitó la venda.

- Bien, solo puedes hacer preguntas sencillas, no me gusta manejar en silencio.- Cerró la puerta con fuerza y se fue para adelante, yo solo miraba la ventana. Era un palacio, literalmente esa casa era tan grande que parecía la casa blanca.

- Está bien... - No se me ocurría nada, ella no se veía tan amenazante, solo se veía cansada y malhumorada.

Mierda ¿En que me he metido?