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Cárcel Pt 2.

Pov Jeongyeon:

Después de ese mal recuerdo, le di a Soyeon el agua. Ella me agradeció por eso y solo me miraba, era obvio que estaba curiosa por lo que había hablado con esa invitada.

— Si quieres preguntar algo, solo dilo.- Acaricié la cabeza de la pequeña Soyeon y sonreí.— Me miras con curiosidad desde hace rato.

— Nunca te vi así, Jeong. Solo cuando Mad'am fue liberada.- Oh, es cierto. Cuando Mad'am Hwasa se fue, me puse muy mal.

— Pues bueno, es... Algo de mi pasado, pero te lo diré en la noche. No quiero que nadie escuche esto.- Soyeon asintió.

Las horas en la cárcel se pasan volando. Un rato estás comiendo y al otro estás entrando a tu celda para dormir. Las presas solo se miraban unas a las otras cuando caminaba en frente de ellas, al parecer Jennie les había dicho algo.

Suspiré. No quería verme de nuevo con esa coreana petulante. Aunque mi reputación esté en juego, no hay nada que unos buenos golpes no solucionen.

— ¡Jeong!.- Soyeon gritó. Voltee rápidamente y la vi siendo sujetada por esa coreana.

— Déjala en paz, Kim. No quiero pelear hoy.- Todas comenzaron a hacer un círculo entre nosotras 3.— Déjala y te daré mis respetos.

— ¡Respetos y una mierda!.- Jennie sacó un cuchillo y apuntó al abdomen de Soyeon, me puse en pose ofensiva de un momento al otro.— Voy a matar a esta niña, a ver si así aprendes a respetar a Miss Bunny.

Sabía que ningún guardia vendría, pero también tenía consciencia de que matarían a Jennie y no de la mejor manera si me hacía algo.

Sonreí un poco, de lejos tener privilegios por mad am Hwasa fue lo mejor que me pasó en este lugar de mierda.

— Déjala en paz Kim, en serio. No quiero problemas y menos romper esa horrible cara tuya.- Se estaba enojando, Chaeyoung es bastante impulsiva y eso le enseñaba a sus estudiantes.— ¿Tienes tanto miedo que quieres ir a por Soyeon? Bien, pero luego no presumas esa técnica rastrera de Bloody Buddy.

— ¡Eres una imbécil!.- Se abalanzó contra mí, usando de impulso a Soyeon.

— Adelante, atacame con todo lo que puedas.- El puño de Jennie tocó mi mandíbula, fue un golpe seco y contundente.

Aunque nada comparado con el dolor del cuchillo en mi abdomen.

La técnica de Chaeyoung era letal pero muy impulsiva. Si ellos no saben a qué se enfrentan, igual se lanzan a por ello. Sólo tiene 50 por ciento de efectividad.

— ¡Kim Jennie! ¡Detenida!.- Ahí estaba el grito del jefe Nam. Solo caí al suelo sangrante mientras Jennie se reía.

Aunque no todo le salió bien.

Un balazo llegó a la nuca de Jennie, matando a Kim en un instante. Namjoon sopló su pistola y se volvió a meter a la oficina.

Felizmente, el cuchillazo no era tan profundo por lo que me levanté y presioné con mi ropa. Soyeon se acercó corriendo y me ayudó.

— Ella es la jefa de aquí.- Un susurro me llamó la atención, la jefa.

No es que no me gustará, cuando tomé ese apodo, toda la vida en la cárcel se volvió mucho más fácil. Pero que me digan jefa, me recuerda a Nayeon.

Nayeon... Aún la sigo amando como el día en que la dejé.

Flashback:

— Terminemos Nayeon.

Sus ojos pasaron de molestos a sorprendidos. Yo solo quería terminar todo este asunto de una vez por todas.

— No lo dices en serio, Yeonie.- Nayeon tocó mi rostro con sus suaves dedos y me retracte de lo que dije.

— Si no puedes confiar en mí, entonces esto no puede seguir.- Nayeon tomó mi rostro con más fuerza y me besó. No moví mis labios, no quería extrañarlos.

— Es solo una duda de Jihyo, sabes que confío en ti.

— Cariño, acabas de mostrarme que no. Mira, terminemos nuestra relación para tener la mente tranquila y volveremos a hablar cuando regresemos.- Acaricié su rostro y ella se pegó a mi tacto, amo sus gestos y el amor con el que me miraba.

— Está bien cariño, me alegra que entiendas.- Nayeon sonrió y salió del cuarto, haciéndome suspirar algo triste.

Salimos del departamento y vi camiones repletos de bolsas.

— Escuche que eres buena conduciendo Jeongyeon.- Jihyo me tocó el hombro y sonrió levemente.— Tú conducirá el auto de Nayeon y Chaeyoung, si ellas mueren, yo te mato.

— E-Está bien.- Me tiró las llaves a las manos y sonreí.— Te demostraré que soy confiable.

— Si bueno, ojalá lo demuestres.- Jihyo salió de escena pero vi que no se dirigía a los camiones, lo que me hizo aún más raro. Pero no le preste atención.

Subí al carro y lo arranqué, todo estaba preparado para la partida y solo esperaba a que llegara Nayeon con Chaeyoung.

— Arranca de una vez Jeongyeon.- Chaeyoung me sonrió, al menos su boca se podía ver en esa máscara.

La noche era bastante tranquila, tal vez sea por la lluvia que comenzó a caer. Todo el camino, Nayeon no dejó de hablar de su amistad con Jihyo Con  Chaeyoung, lo que me puso a pensar.

"¿En serio puedo estar con Nayeon? No la conozco mucho tiempo"

Mordí mis labios, no quería hablar ni mucho menos empezar a hablar con Nayeon sobre este tema.

Bajamos en un callejón cercano al banco. Todos los soldados comenzaban a descargar las armas para empezar el robo y yo solo miraba a todos con algo de aburrimiento.

Nayeon se apareció frente a mi, yo sonreí un poco y levanté su máscara, besando sus labios lentamente.

— Te amo.- Susurre y ella solo me abrazó y pegó su pecho al mío.— Te amo más que a nada que tuve en la vida, Nay.

— Yo también te amo, Yeonie.- Nayeon besó mi mejilla y me miró con una sonrisa.— Solo será este día ¿Vale? Te recompensaré después, debe doler te el cuerpo por las heridas.

Asentí y besé sus manos con cariño.

— Cuídate, amor. Si necesitas mi ayuda, solo llámame y estaré ahí en lo que canta un gallo.- Mi esposa asintió y yo la abracé. Tenía miedo de perderla, si ella iba a la cárcel, yo tomaría su lugar.

— ¡Entremos Miss Bunny!.- Chaeyoung rompió el ducto de ventilación y comenzaron a entrar por ahí.

Nayeon se volteó y me dio otro beso rápido.

— Te veo luego.

— Hasta luego.

La noche seguía lluviosa, por lo que entré la auto y acomoda a mis vendas de vez en cuando. Los soldados que estaban vigilando, miraban mi carro de vez en cuando para verificar que estaba bien.

Estaba por dormí cuando se oyó una explosión adentro del banco. Rápidamente salí con una pistola pequeña y entré por el ducto, los otros tipos también entraron conmigo por el sonido tan estruendoso.

Y ahí es donde la vi. Kim Dahyun apuntando a Nayeon con una escopeta. Quería gritar pero simplemente la voz no me salía por lo que avancé más rápido a la salida y salté hacia una mesa de caoba negra.

— ¡B-Bunny!.- Grité como pude. Dahyun me miró y abrió los ojos sorprendida.

— ¡¿Sigues viva?!.- Asentí, no tenía porqué mentirle cuando estaba viendo a la tipa que casi me mata a base de patadas y puñaladas.

— Déjala... Si quieres matame pero deja a Nayeon.- Dahyun me miró con una sonrisa algo cínica y ahí es donde sentí que agarraban mi cuello con fuerza.

Esos brazos... Los conozco.

— ¡J-Jihyo! ¡S-Sueltame!.- Sus brazos apretaba mi cuello con mucha fuerza, tuve que soltar mi arma para tratar de quitar sus brazos.— ¡S-S-Soy Jeongyeon!

— Lo sé, imbécil. Ahora deja que las mayores hagan el trabajo feo.

Esa hija de puta nos traicionó. Traicionó a mi esposa.

— ¡Eres una... Hija de... Puta!.- Jihyo rió y apuñaló mi espalda con fuerza, haciendo que mordiera su brazo con todas mis fuerzas para poder soltarme.

— ¡Eres una perra!.- Jihyo iba a sacar el cuchillo pero Chaeyoung la tacleó y derribó.

— Jeongyeon, corre con Nayeon.- Susurró Chaeyoung.

Corrí hacia Nayeon que solo miraba a mi dirección, nerviosa. La adrenalina en mi cuerpo me hizo olvidar el puntazo que tenía en la espalda.

— Estoy aquí, Miss. Tranquila.- Nayeon negó con la cabeza pero Dahyun solo miraba sorprendida a Jihyo que peleaba con Chaeyoung a puño limpio.

— Vete Yeonie, no quiero que te haga daño.

— Tranquila, yo me encargo.- Me dirigí a Dahyun, ella me miró y sonrió un poco.

— Deja de creerte la héroe, Yoo Jeongyeon.- Dahyun tiró el arma en sus manos y la pateó.— Si yo, sin esa arma, te gano fácilmente.

— Déjanos en paz, tenemos a tu novia y no creo que quieras que la matemos.- Acomodé mi camisa y suspiré.— Déjanos solas, por favor.

— Me quitaron a Momo... Estoy tan preocupada por ella... ¿Así quieres que no te mate?.- Dahyun se acercó a mi y golpeó mi rostro. Me sorprendió la fuerza que tenía en las manos porque me hizo adormece media cara pero solo tomé su mano y la agarré con todas mis fuerzas.

— Mira... Momo es una buena persona, te la daremos si nos dejas ahora. La venganza es mala Dahyun, Momo no querría eso. Me arde tanto la espalda por lo mal herida que estoy pero... Sé que puedo hacerte cambiar de parecer.- Dahyun sonrió, pensé que ya había cambiado algo pero una patada en mi estómago fue lo único que llegó.

Nayeon seguía en el piso, asombrada y en shock por esa idiota traicionera de Jihyo, que estaba casi moribunda en el piso por las patadas de Chaeyoung.

Dahyun se acercó a su cuerpo y le dió un disparo en la cabeza. Sólo uno bastó para que los movimientos bruscos se calmara.

— ¿Sabes porqué siempre consigo lo que quiero? Porque la gente nunca me ha importado. Solo soy yo y cumpliré lo que sea completamente posible en mis manos.

— Venga Dahyun... Solo escucha... Mierda.- No podía moverme, mis heridas y moretones comenzaban a arder y la herida con cuchillo simplemente empezaba extenderse.

Nayeon se levantó y tenía el ceño fruncido, Dahyun sonrió y así empezó una balacera en todo el banco.

A la supuesta policía Kim, no le importaba salvar el dinero. Todos los tipos llevaron los billetes a los carros de forma sigilosa, mientras ambas rivales se daban balazos.

Estaba asustada. Me escondía en una pared delgada para que no me diera y muriera de una vez por todas. Tomé mi celular y hablé con Mina, quien se encargaba del Franco.

— Ellas... Están peleando... Con balas.- Tomé un suspiro y seguí.— V-Voy a necesitar refuerzos.

Tiré mi celular y fue destrozado por una de esas balas pérdidas. Como pude, amarré la corbata a mi herida y me levanté, el dolor era intenso pero ver morir a Nayeon sería un dolor peor.

Mina disparó desde el techo pero solo le dio en el hombro a Dahyun, cosa que la coreana con ojos locos no iba a dejar pasar.

— Pensé que tenías códigos, miss.- Dahyun tiró la pistola y cargó su escopeta.— Entonces no voy a seguir las reglas.

Nayeon abrió la boca para hablar pero un balazo rozó su brazo y tuvo que empezar a moverse. Mi herida seguía sangrando pero al menos sentía que era seguro moverme.

Me levanté un poco y me escondí en los escombros de una vitrina, ahí comencé a buscar mi arma para ayudar pero no la encontraba.

Luego, miré el cuerpo inerte de Jihyo y Chaeyoung escondida en la mesa de caoba negra, mirándome con la pistola en la mano.

— Mierda.- Susurré. Las patrullas estaban llegando y estábamos mal heridas o simplemente desarmadas, una de nosotras terminaría en el bote. Por lo que no dude en hacer algo.

Con mis últimas fuerzas, corrí hacia Dahyun y la taclee, inmovilizando su cuello y manos con mis piernas y brazos respectivamente.

— ¡Váyanse!.- Grité y Nayeon me miró asustada, esos ojos nunca los había visto y todo era culpa de Jihyo.— ¡Yo la inmovilizaré aquí! ¡Váyanse!

— ¡No te voy a dejar aquí, Jeong!.- Nayeon iba a acercarse pero Chaeyoung la jaló hacia le ducto de salida.

— ¡Te amo Nayeon! ¡Te amo como nada en toda mi vida!.- Tenía una sonrisa en mi rostro. Así podía demostrarle que confiara en mi ciegamente.— ¡Si algún día salgo, voy a seguir enamorada de ti!

Nayeon se detuvo y me sonrió débilmente.— Te amo...

La Policía llegó y tuvieron que irse rápidamente. Se perdieron en el humo de la joyería y Dahyun solo soltó un bufido.

— ¿En serio vas a salvar a esa imbécil?.- Kim se comenzó a retorcer en mis piernas y brazos pero simplemente no podía moverse.— Es una mafiosa.

— Y tú casi me matas, se supone que tuviste que protegerme y no casi ahogarme en gasolina. Pero no te preocupes, no diré nada de lo que se a la policía. Dejaré que Nayeon se encargue de ti.

De más está decir el tumulto de armas y como me apuntaban para soltar a Dahyun, lo tuve que hacer y fui arrestada.

Cuando voltee la mirada, vi a todos acelerando y siendo perseguidos por unos cuantos coches policiales. Sonreí un poco y cerré los ojos, me quedaba una noche antes de pasar mi vida encerrada ahí.

[°]

El día de juicio fue lo más rápido posible. Los policías me miraban como si estuviera loca o tuviera problemas mentales solo por ayudar a la mujer que amo.

No los culpo, hasta yo pensaría eso de cualquiera.

Pero ahora mismo, solo quiero defender a la mujer que amo.

— Yoo Jeongyeon, sin familia viva y con un abogado puesto con nosotros. 36 años. Pelo corto de color café, estatura de 1.67...

Empezó a describirme, como si fuera una ficha de trabajo. Sonreí un poco mientras esperaba mi veredicto.

— ¿Estas segura que no quieres alegar problemas psicológicos? Sólo te darían una condena en rehabilitación.- Mi abogado sonaba bastante intranquilo, yo solo negué y estiré mis piernas.

— Si el amor es una enfermedad mental, entonces encierrame en el peor de los manicomios.

El abogado sólo suspiró y fue a dar el testamento. Las horas pasaban y me aburría como nunca en esas 4 paredes.

— Bien, está decidido.- Los tres golpes de martillos del juez, me hicieron despertar.— Yoo Jeongyeon, estas condenada a cadena perpetúa, por los crímenes como:  Robo a mano armada, resistencia a la autoridad, pertenecer a una banda criminal...

Fue nombrando cada uno de mi delitos pero nada me podía hacer sentir culpable o con ganas de pedir perdón. Para mí, yo había hecho lo correcto y solo estaba siendo castigada por amar.

Los policías me llevaron a rastras, unos trataron de tocarme porque era mujer pero pude defenderme con mis pocas fuerzas.

— Kim Namjoon, es un gusto. Yoo Jeongyeon, no quiero tener un tiempo conflictivo contigo así que solo pídeme cualquier cosa y si te comportas bien, te la daré.- Asentí y sonreí. Al menos podría pedirle a Nayeon alguna comida o postre para comer.

La entrada a la cárcel fue bastante caótica. Las internas me miraban de reojo y buscaban cualquier descuido para insultarme o golpearme. El primer día fue una verdadera tortura y pensé que no podría aguantarlo.

Hasta que vi el rostro de Chaeyoung acercándose a las rejas.

— Miss Bunny tiene amante.- Su cara se veía destrozada, como si no quisiera decirme eso pero estaba obligada. Sentí la tristeza recorrer mi cuerpo con cada palabra.

Hombre de pelo negro, alto y ojos azules. Empresario pequeño que apareció un poco después que yo y que Nayeon no dudo en acostarse con él, incluso cuando estoy sufriendo por ella.

No sabía que decir ni que hacer.

Lo primero que hice esa noche, fue tomar una manta extra y estaba dispuesta a colgarme. Mi dolor se expandida por mi cuerpo y no podía hacer más que llorar en mi cama, esperando a que las luces se apagarán y terminar con todo.

Pero unos tacones me hicieron voltear. Era una mujer mayor pero se veía bastante joven, tenía un vestido rojo pegado y sensual junto con unos tacos rojos carmesí que combinaban con sus labios carnosos.

— Ni se te ocurra hacer lo que vas a hacer.- Ella tiró mi silla y yo solo caí la suelo. Al menos, ella me mataría y no tendría que doblarme el cuello.— Me contaron tu historia y creo que podemos llegar a coincidir en algo.

— S-Señorita... No quiero seguir aquí, por favor. Ya perdí mi razón de seguir aquí.- Iba a llorar pero ella solo se agachó y acarició mi cabeza suavemente.

— Mañana, ven a verme en el séptimo pabellón. Una gran sorpresa te espera.- Dicho eso, se fue y yo me quedé mirando sus pasos. Si al menos tendría algo de dignidad, no iría. Pero bueno.

Al día siguiente, me esperaban un montón de guardias en mi celda. Yo solo me aliste y salí con ellos hacia el pabellón 7.

Era gigante, parecía una mansión de las mejores zonas de Corea. Los oficiales me dejaron en la misma puerta y yo tuve que morder mis labios para no gritar. Toqué la puerta 3 veces y la elegante mujer de ayer apareció con una sonrisa.

— hola Jeong.- Hwasa se acercó a mi y me besó. No moví los labios porque andaba bastante impresionada pero creo que nadie estaría cómoda de que la bese alguien poderosa.— Llegas tarde.

Sus manos acariciaron mi rostro y accedí a, lo que sería, una mejor vida en la cárcel.

Ese día me acosté con Hwasa y no fueron 2 o 4, sino tantas que no puedo contarlas con los dedos. No puedo negar que lo disfruté pero aún así seguía pensando que era Nayeon, sus manos no eran tan tersas como las de Nayeon.

Al final, por la tarde, desperté en un pieza con solo una bata en el cuerpo y un ardor en mi entrepierna. Tomé mi ropa y quería salir de ahí, para comer algo pero Hwasa me detuvo justo ahí.

— Es de mala educación dejar a tu amante sin conversar. Al menos muestra tu decencia, Miss Bunny te tuvo que enseñar algo.- Quería correr pero su mano en mi cuello me detuvo.— No te voy a pedir que me cuentes secretos, solo quiero a alguien que comprende lo que he sentido en tantos años.

No entendí al inicio pero no me animé a preguntar.

Comí con ella mientras un silencio nos invadía, ambas estábamos incómodas o al menos yo lo estaba. Hwasa se limpió la boca con un pañuelo y sonrió.

— Quiero que vengas todos los días aquí, no solo tendremos sexo sino te enseñaré una o dos cosas sobre la cárcel.- Yo asentí, no tenía que hacer también.

Desde ahí, mi respeto por Hwasa incrementó. Ella no me enseñaba a seducir guardias sino a tener el control del "ganado inferior" como ella le llamaba.

Si ganaba a las reas, sería fácil ganarse a los polis.

Así fue, comencé a darle regalos y a apoyarlas en todo lo que pudiera.

Una chica, Bae Joohyun, tenía a su pequeño hijo afuera de la ciudad. Por lo que pedí que lo trajeran, aunque sea para vea a su madre por última vez.

Al día siguiente un niño de 7 años llegó a la cárcel, llorando y saludó a su mamá con alegría. Joohyun me agradeció desde ese día.

Los rumores se empezaron a expandir, que yo tenía poder y podía cumplir los deseos de cualquiera si hacían favores hacia mi. Así, mi mandato comenzó a instaurar sus cimientos en la cárcel.

Hwasa me enseñó a golpear con fuerza y sin tener músculos voluptuosos. Mis ganchos eran lo peor y más doloroso que encontrarías en tu vida.

Los policías, poco a poco, comenzaron a hablar conmigo para llevarles a una rea que haya hecho algo malo. Como un juez, me paraba en las canchas y reunía a todas para empezar el juicio. La culpable era llevada y castigada, desde un pan robado o un asesinato, nada para por detrás de mí.

Poco a poco mi pandilla se fue organizando en la cárcel, algunas solo seguían sus cosas tranquilas pero otras encontraba hobbys como la cocina o la construcción para seguir con cordura.

Al contrario de lo que cualquiera pensaría, las reas respetaban mi mandato por lo justa y misericordiosa que era, no por mi fuerza o mis ganchos.

Seguía acostandome con Hwasa y así pasaron los 6 meses de adaptación más pesados de toda mi existencia.

— Tengo cáncer de estómago.- La frase de Hwasa me tomó por sorpresa.— No sientas pena por mi, lo acepté hace mucho y con estos lujos, a veces se me olvida.

— P-Pero podrías habértelo tratado, tal vez alguien se atreva ahora y podamos salvarte.

— No quiero hacerlo. Nunca te dije porque estoy aquí.- Yo negué con la cabeza.— El hombre que amaba, me traicionó y mandó a la corte por supuesto homicidio a su amante. Nunca la conocí pero eso no le importó al juez que me mandó cadena perpetua en este lugar. Estuve 1 año sin hacer nada y soportando los golpes cuando entendí lo que te he enseñado. Hacer justicia pero ser justa.

— P-Pero...

— Jeong, voy a morir en nada, por lo que seré liberada por amnistía del juez. Sólo quiero que recuerdes que te enseñé, por favor.- Me besó con cariño y ahí es donde entendí.

Hwasa se había enamorado de mí, no quería verme sufrir por alguien que no era ella. Ese día, le hice el amor como no se lo hice a nadie, no porque la amara de manera especial, sino que sería la última vez que vería su rostro.

Al día siguiente, esa casa me pertenecía. Todas las cosas seguían ahí, con el leve olor a la mujer que tanto voy a extrañar.

Los días se volvieron algo aburridos pero no menos caóticos. Entre ayudar a las reas y a los policías, a veces se me escapaba algo pero en dos o tres días, lo hallaba.

— Y bien... ¿No piensas decir nada?.- Miré a Chaeyoung, que solo ladeaba la mirada nerviosa.

— Nayeon delató todo lo que hiciste... Solo para no perder a ese idiota de su amante... No quise intervenir y solo vengo a informarte que no podemos hacer nada para sacarte de aquí.- Otra gota fría en mi espalda, Chaeyoung fue la única que se dignó en visitarme.— D-Dame un año y yo te sacaré...

— No es necesario...

— Pero-

— Si Nayeon quiere que me quedé aquí, lo haré. No tengo a dónde ir.- Me levanté y deje a Chaeyoung sola.

Mis días eran cada vez peores, las jaquecas no cesaban y las reas eran bastante rebeldes. Mis suspiros llamaron la atención del jefe Nam que sonrió un poco al verme.

Nunca había faltado su estúpida sonrisa en mis días, además era como su mano derecha en la cárcel, así que siempre lo tenía que ver con esa sonrisa petulante.

— Andas cansada ¿Eh? Dame unos meses y te saco de aquí, ya nadie le presta atención a tu caso.- Asentí. Al menos si el jefe me sacaba, podría trabajar en una cafetería y conseguir mi pequeño negocio.

— Gracias.

— Vamos Yoon, muestra con orgullo esos músculos y cuerpo formado. Hwasa no te entrenó para que llorarás por una chica que no te valora.- Nam me dio un palmazo en la espalda y sonrió.— Vamos a jugar ajedrez con Sehun, seguro que le ganas esta vez.

Entre ir con el jefe Nam y discutir con la reas, mis días se iban volando y casi ni parecía que estaba encerrada. Comía cuando quería, dormía cuando quería y siempre me esperaba un montón de privilegios.

Aún así, seguía pensando en la imbécil de Nayeon. Seguía amando a esa idiota pero también sentía odio.

No sabía que sentía.

Así pasaron los días, delirios mentales y controlar al ganado, cuando se unió una pequeña de tan sólo 15 años. Jeon Soyeon entró a la cárcel el mismo día que yo sería soltada por buen comportamiento.

Obviamente me negué a salir y Nam solo suspiró, me dijo que trataría que ambas saliéramos en 6 meses.

Ahora solo espero eso, salir con la pequeña Soyeon a vivir una vida distinta. No tenía ganas de vengarme de Nayeon, después de todo, no soy alguien de la mafia, solo me casé con una.

...

Me despierto, todo está blanco a mi alrededor y Soyeon dormía en mi pecho, sonreí un poco y acaricié sus cabellos en lo que recobraba mi visión. Al parecer sobreviví a otro cuchillazo.

— Buenas noticias, Jeongyeon.- Namjoon entró con unos papeles.— Acabo de conseguir tu libertad condicional junto con tu amiguita, ya que solo tiene detención preventiva.

— Eso quiere decir...

—... Que se pueden ir mañana por la mañana.- Nam sonrió y yo también. Al parecer, todo se estaba iluminando.

Viviría mi vida como lo quería Hwasa, siendo feliz con mi nueva familia.






¿Ustedes creen que ambas, Nayeon y Jeongyeon, deberían volver o simplemente quedarse como están? Los leo.

1/7.

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