Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

2. Secuestro y cambio de imagen

—¡Qué calor! 

La exclamación de Steve había resonado en todo el lugar, al poner un pie fuera del ducto del avión el calor nos había invadido por completo y tenía razón, el aire es totalmente caliente y húmedo, en cuanto bajamos, comencé a sudar hasta por partes de donde no debería.

—¿La ves por algún lado? —le pregunto haciendo un poco de aire con mi mano extendida.

—Es rubia, ¿cierto?

Pregunta mirando a un punto fijo. Yo asiento con la cabeza.

—Sí.

—¿No es la que va ahí?

Señala a la estación de taxis, donde se ve una rubia con un chico pelirrojo más bajo que ella a un lado. Ambos sospechosamente vestidos de negro y con gafas de sol.

—Creo que... Sí. Espera... —entrecierro mis ojos en apenas una línea concentrándome en la imagen y la reconozco, definitivamente es ella, su cabellera rubia, nariz con esa pequeña torcedura y labios rosados jamás los iba a olvidar, en conjunto formaban un auténtico rostro de chica seductora, pero que podía llegar a ser, literalmente, letal — sí, sí es ella. Vamos — con una mano tomo la mochila del suelo y me la coloco con un movimiento rápido en la espalda, mientras que con la otra tomo la mano de Steve y lo jalo con fuerza hacia adelante.

Aunque no estoy segura de porqué demonios lo tomé de la mano...

Yelena, comienza a caminar tranquilamente hacia la salida, lleva su mano entrelazada con la del pelirrojo y en la otra lleva una bolsa de cuero negro con joyería, que al parecer es de precio elevado. En su mano luce un reluciente anillo y sus zapatillas de tacón eran tan elegantes que era imposible ignorarlas.

Comienzo a caminar un poco más rápido, Steve va por detrás de mí con paso acelerado intentando alcanzarme y aún no he soltado su mano.

Yelena se detiene frente a la calle esperando un taxi.

Me freno de inmediato cuidando que no me vea, cuando me detengo por completo a regañadientes suelto la mano de mi compañero.

—Después de que ella suba al taxi, nosotros tenemos que subir a otro y seguirla. —digo firme. Puedo notar ligeramente como Steve traga saliva pesadamente.

Cuando giro mi rostro de vuelta hacia la carretera ya no está Yelena, solo se ve un taxi salir a toda velocidad— mierda —susurro apretando mis puños— muévete Steve.

Vuelvo a tomar su mano y lo vuelvo a jalar, salgo a la horrible luz del sol y levanto mi mano libre  en busca de un taxi vacío. Un hombre gordo con barba y ropa roída por el tiempo se acerca a mí con una cerveza en mano y un cigarrillo entre los dientes.

—Hola guapa, estás bastante linda ¿qué te parece si nos vemos en un lugar mas tarde...? —ni siquiera espero a que termine, lanzo un puñetazo a su cara haciendo que este de un par de pasos hacia atrás y que finalmente caiga al suelo. Steve me mira algo preocupado y...molesto.

—¡Natasha!

—Se lo merece —le respondo seca, ni loca me iba a disculpar.

Un taxi se acerca rápidamente y se detiene frente a nosotros, dentro de la cabina un hombre de mediana edad con bigote y cabello canoso se gira a nosotros.

—Suban —nos dice, sin siquiera pensarlo dos veces ambos nos subimos rápidamente cerrando la puerta a nuestra espalda.

—Siga al taxi de ahí adelante —dice mi compañero al instante en español y acento raro. El taxista obedece y arranca a toda velocidad.

[...]

El narco había escogido un hotel bastante lindo, es enorme, las paredes de cristal y una gran fuente en la entrada. El taxi de Yelena se detiene y el nuestro también lo hace, arrojo un par de dólares arrugados al asiento delantero del taxi y me bajo, Steve como siempre va detrás de mí.

—¡Espere, regresaremos! —le grito al taxista.

Yelena camina decidida hacia la entrada. Está a punto de entrar cuando me decido: salgo corriendo y me arrojo sobre ella; los hombres fornidos de seguridad me miran atónitos, no es nada usual ver a una loca arrojarse encima de una chica.

Le tapo la boca a Belova y me levanto. El chico pelirrojo parece que ha muerto, está en shock total, congelado en la existencia.

Los hombres de seguridad se acercan a mí cuando y en ese momento me vuelvo a decidir: me trago todo mi orgullo y repugnancia hacia la teñida y comenzó a hablar.

—Es mi hermana —estoy a punto de vomitar—  escapó de casa otra vez.

Los hombres entienden y retroceden.

—¿Querido? —me dirijo a Steve, quien me devuelve una mirada dudosa; un ligero rubor se escapa en sus mejillas. — ¿me podrías ayudar a llevar a mi querida hermana de vuelta a casa, por favor? —Steve asiente y se acerca a donde me encuentro, la rubia teñida no deja de forcejear. Mi compañero la carga en sus hombros como costal y se la lleva.

Yo por otro lado tan solo empujo al pelirrojo para que se mueva, es seguro que es un tonto y no piensa pelear.

Entramos todos al taxi. El chofer arranca. De la mochila que llevo saco mi querida cinta adhesiva y comienzo a amarrarle las manos a la Yelena después los pies y por último para callar su boca, le coloco un buen pedazo en los labios. Al pelirrojo solo le pongo en las manos y en la boca, este tipo sí que es indefenso.

De mi billetera saco 50 dólares y se los doy al chofer.

—Ni una palabra de esto —le digo amenazante.

—¿Solo 50? Creo que se me podría escapar algo...100 y olvidaré lo que paso ahí —me dice con las cejas en alto. Malditos Mexicanos chantajistas. (no es una ofensa a los Mexicanos, de hecho YO soy mexicana) saco otros 50 dólares y se los doy, el hombre besa el billete y pone una sonrisa triunfal.

Salgo del auto jalando al pelirrojo y Steve sale cargando a Yelena, el taxista nos ha traído a un callejón fantasma.

Cuando ya todos hemos bajado y hemos recorrido una distancia razonable le arranco de un jalón la cinta a Yelena, haciendo que gruña de coraje.

—¿Para qué vienes aquí? —comienzo con el interrogatorio de inmediato, me causa náuseas tan solo verla.

—Vacaciones de verano, ¿no es obvio? —que cínica.

—Claro... ¿Y la fiesta? Me enteré que tú no pagaste nada sobre estas 'vacaciones'.

—No, yo no pagué nada, en eso tienes razón, lo hizo mi novio —contesta señalando con los ojos al pelirrojo, es una hija de...

—Es lindo saber que tu novio es un narco —digo con una sonrisa falsa, Steve solo está de brazos cruzados escuchando todo atentamente, listo para atacar si es necesario— amigo —me dirijo al pelirrojo quien voltea más que asustado— esta perra te está engañando con alguien más, su novio es mexicano. —la rubia teñida gruñe, parece que le está dando rabia.

—No idiota, mi novio es Sergei, el chico que estás viendo aquí, justo ahora. —contesta cortante.

—Bien, si el es tu 'novio' significa que el narco es tu cliente. —su mirada cambia, he dado en el blanco.

—No sé de que hablas.

—El Alemán, vendió los códigos al narco, quien te los venderá a ti.

—No sé de que hablas, solo vengo de vacaciones.

—Steve —digo y estiro mi brazo hacia atrás, esperando que me dé una de mis armas. Mi compañero obedece al instante y me da una pistola. Apunto al pelirrojo. Yelena aprieta el mentón, lo noto. Levanto una ceja, después cargo el arma, puedo apreciar como al chico se le derrama una lágrima.

—Bien. —contesta la teñida— me contrataron para comprar códigos. El narco me los dará dentro de dos días en su fiesta de cumpleaños, en su propio edificio.

—¿De qué son los códigos? —se atreve a preguntar finalmente Steve. La teñida sonríe.

—No te diré, rata de laboratorio. —bien, mi paciencia se acaba, apoyo el arma en la cabeza del pelirrojo con fuerza. Yelena aprieta aún más la quijada y los puños, haciendo que sus nudillos se tornen amarillos— ah —contesta finalmente dándose por vencida— son códigos nucleares, esos códigos activan una bomba biológica que va hacia América. Toda América, no sólo los Estados Unidos. Rusia está lista para ser le líder mundial.

El rostro se Steve cambia a preocupado. Arrojo el arma a un lado. Vuelvo a tomar la cinta y le coloco de nuevo un pedazo en su boca. Yelena comienza a forcejear de nuevo.

—Gracias por tu información. Nos tenemos que retirar.

Tomo el bolso de Yelena y me lo llevo, después comienzo a caminar fuera del callejón, Steve va a un lado mío.

—¿Crees que se dé cuenta que era una pistola de agua?

—Sí —contesto caminando— estoy segura que en 24 horas o menos hallará la forma de desatarse, tenemos un día para hacer todo lo importante.

—¿Ahí están las reservaciones? —pregunta mirando el bolso.

—Sí, y también las entradas a la fiesta —saco del bolso dos entradas y un par de pulseras. Después arrojo la bolsa al suelo— ¿sabes teñir cabello?

—No. ¿Por qué?

—Esta semana quiero ser rubia —contesto con una sonrisa maliciosa.

[...]

—Es...

—Enorme —termina de decir mi compañero.

La habitación es simplemente inmensa, tiene una mesa de centro, una cocina, sala y la habitación por separado, con baño privado. Me giro y me pongo de puntillas, coloco mis brazos alrededor del cuello de Steve, él solo se mantiene quieto, no comprende la situación. Me acerco un poco más a su oído.

—Tenemos que fingir —le susurro, puedo sentir como se tensa al instante. Me separo de su oído y lo miro, está nervioso, sus ojos lo dicen, sus labios están entreabiertos, no sabe como reaccionar ante la situación.

Al verlo sin pensarlo dos veces lo beso.

Me corresponde a los pocos segundos, duramos así unos momentos pero después me separo.

—¡Gracias por estas vacaciones! —exclamo 'emocionada' —me alegra que quisieras venir conmigo, ya sabes, por lo de... La fiesta.

—Siempre estaré contigo —me responde avanzando hacia mí, al fin comenzaba a comprender cómo fingir.

Me toma por la cintura y me da un corto beso en la mejilla.

Estúpido Rogers, no se atreve a besar a una chica.

Aun así sonrío ampliamente y lo jalo hacia la habitación.

—Bien, aquí está el tinte. Hoy aprenderás a teñir cabello. ¿Sí cariño?

—Está bien, todo por ti.

Le paso el tinte a Rogers y le enseño a utilizarlo, después se convierte en todo un estilista.

Cuando salgo de bañarme, mi cabello está completamente rubio, prefiero mi color natural, pero cuando vamos a misiones, usualmente decido teñirlo, para pasar desapercibida. Salgo del baño con un vestido y tacones, bien arreglada y mi ahora cabello rubio suelto, húmedo. Steve se encuentra viendo la televisión.

—¿Y bien?¿que tal quedé? —Rogers gira su rostro hacia mí y puedo notar como sus ojos se abren un poco más, se pone de pie y sonríe, después se dirige a mí.

—Completamente hermosa —me abraza desde atrás colocando sus brazos en mi cintura— aunque prefiero el pelirrojo Nat —me susurra al oído.

No sé como tomar su comentario.

¿Estaba fingiendo o hablando en serio?

—Saldré por un poco de aire. —le digo plantándole un corto beso en la mejilla, después, casi corriendo, salgo de la habitación.

Es claro que siento algo por Rogers.

Aunque no estoy segura de qué.

Las amo❤️❤️❤️
No se olviden de darle a la estrellita dorada. ❤️❤️❤️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro