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extra V

"Pequeña Broma"

Estaban en problemas.

Ninguno de los dos podía creer que ya siendo adultos todavía se metían en miles de problemas. Y no le hubieran dado importancia de no ser porque sus hijos estaban involucrados.

— ¡Carajo, los de servicios sociales nos los van a quitar!

— Llega a pasar eso y quemo toda la sucursal.

— ¡Debemos evitar que eso pase, no darles más razones...! Oh, aunque bueno, no sería mala idea...

— ¿Ves?

— Eres magnífico, amorcito.

Keina sonrió brillantemente a su esposo, pero rápidamente movió la mano de un lado a otro como si buscara borrar el aura rosa que apareció. No era momento de adular a Baji, debía encontrar una solución al problema que tenían antes de que la gente los viera.

Y es que, en un momento de distracción, el matrimonio se había olvidado de sus hijos dentro del auto... con las ventanas cerradas.

¡¿Cómo pasó esto?!

Ellos habían ido al supermercado, como lo hacían cada tres meses para comprar mercadería, pero sin darse cuenta, Keina y Keisuke bajaron del auto sin recordar por un momento que tenían tres hijos en los asientos traseros. Si no fuera por el instinto materno de la pelirosa, hubieran ingresado al supermercado para comprar todo lo que necesitaban, por lo que se devolvieron antes de entrar. Claramente se encontraron a sus tres hijos sentaditos viéndolos por la ventana.

— Carajo ¿qué hacemos? –preguntó Baji rascándose la nuca sin quitarle la mirada a los menores– Llamar a la policía no es una opción, podrían pensar que... ¿Keina?

El pelinegro giró su cabeza al nivel de la luz al no sentir la presencia de su esposa a su lado. Con desesperación comenzó a buscarla con la mirada y les hizo una seña a sus hijos para que esperaran, pero ni siquiera tuvo que moverse cuando vio como Keina venía corriendo con un bote de basura en sus brazos.

— ¡Voy a romper el vidrio! –gritó levantando el objeto al aire.

— ¡Por el amor de Dios, Keina, ten cuidado! –regañó preocupado– ¡No olvides que estás embarazada!

La Murakami detuvo su corrida al recordar que, efectivamente, tenía a su pequeña y última hija de siete meses en su vientre, por lo que ahora solo caminaba tranquilamente, pero sin bajar el bote.

— Niños, no le digan a la tía Gina –sonrió nerviosa, preparándose para estrellar el objeto contra la ventana.

— ¡Ni se te ocurra! –la detuvo Baji– Ellos están dentro, podrías lastimarlos con los vidrios.

Keina pareció procesarlo por un momento, no era su culpa que el agua no le llegara al tanque, sentía que su cuarto embarazo le afectaba emocional, mental y físicamente aún más que los anteriores. Cuando entendió todos los riesgos que conllevaba romper la ventana, soltó el bote de basura en el suelo.

Comenzó a morderse las uñas con nerviosismo, observando como la gente se acercaba a mirar juzgadoramente el espectáculo.

— ¿Qué mira, vieja? –gruñó Baji provocando que una señora se sobresalte y huya de ahí.

Ambos adultos comenzaron a buscar alternativas, en donde la única vía era llamar a los bomberos y policía, pero no querían ser señalados como unos malos padres. Era la primera vez que tenian un problema como ese, nunca dejaron de cuidar y proteger a sus hijos, los cuales eran la vida de ellos dos, por lo que se odiarian que por su tonto descuido los separen, o peor aun, que sus preciados hijos salieran perjudicados.

Por otro lado, apreciando como sus padres estaban a nada de caer en la locura, los tres infantes se dieron una mirada cómplice que sólo los hermanos podrían entender.

— ¿Deberíamos decirles que la puerta está abierta? –preguntó Kaito sonriendo inocentemente.

— Nah –rio maliciosamente Ryoma– Es una pequeñita broma, papá dice que una no viene mal de vez en cuando.

— Pero eso fue la justificación que dio cuando casi prendimos fuego un autoservicio –habló Keiko haciendo memoria de aquel día– No creo que esto sea lo mismo... Ellos se ven muy preocupados y mamá está embarazada, no podemos agobiarla más.

— Solo relájate –sonrió el pelinegro tal cual un villano- ¡Ya quiero ver cómo será sus expresiones cuando sepan que no nos estamos asfixiando y que tenemos el aire acondicionado encendido!

— Papá seguramente patee ese bote a la cara de alguien que va pasando por ahí o le da un puñetazo –comentó el pelirrojo rascando su mejilla como si nada– Y mamá... o llora y nos abraza o nos da un estate quieto en la nuca.

Keiko suspiró ante las ideas de sus hermanos, pero los dejó ser, después de todo, si algo sale mal, puede simplemente echarles la culpa gracias a su posición de la menor. Además, no tenía ganas de luchar contra Ryoma y Kaito, quienes eran la copia de Baji en cuanto personalidad, solo que el segundo prefería actuar como inocente tal cual un lobo disfrazado de de oveja; aunque tampoco se queja de ellos, pues ella es igual a su madre solo que más tranquila, asi que ahora también se pregunta cómo será su pequeña hermanita que está por venir al mundo.

— ¡Estaba abierta! –gritó Keina abriendo la puerta.

La ojiceleste no dudó un segundo en saltar sobre sus hijos para abrazarlos entre lágrimas, causando que los tres ahora sí parecieran asfixiados.

Ninguno de los tres se molestó ante esto, solo recibieron la muestra de afecto con naturalidad. Aunque si hicieron una mueca de dolor cuando su padre rascó con sus nudillos sus cabelleras, pero sabiendo que esa era la forma de mostrar cariño del pelinegro.

Sin ser soltados por su madre, toda la familia Baji emprendió nuevamente el viaje al supermercado, no sin antes darse una mirada de victoria al no ser atrapados en su broma.

— Mmmm ¿no estaba el aire del auto prendido? –comentó Keina recordando la ráfaga fresquita que sintió al abrir la puerta del auto.

Los infantes se sobresaltaron y rápidamente se zafaron del abrazo para correr (huir) por los pasillos del supermercado.

— Pequeños diablillos –sonrió molesto Baji pero luego soltó una gran carcajada burlesca al ver como Ryoma tiraba sin querer a un niño que iba por ahí.

— ¡Se cayó el muy pendejo! –le siguió su esposa con risas.

Ambos se miraron sin detener sus carcajadas, no importa cuantos años tengan, debían reírse si veían a alguien caerse. Aunque rápidamente se recompusieron para ir en busca de sus pequeños, no vaya a ser que se los olviden otra vez.









Nota: extra que hice rapido luego de ver Modern Family y me recordó a la familia Baji.

Recordatorio polluelos, el proximo extra es el ultimo pipipipi

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