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『 Epílogo 』

El silencio reinaba el lugar, cualquiera que no estuviera acostumbrado sentiría que se ahoga de lo tenso que estaba el ambiente. Sin embargo, no todo era lo que se imaginaba.

- Muchachos, los he reunido aquí por algo importante -habló Keina seriamente en la cima de las escaleras- Y es que... ¡quiero hacer un desmadre en algún lugar!

Nadie, realmente nadie, se sorprendió ante lo dicho. Desde la batalla de las Tres Deidades, es decir hace un año, que no tenían ninguna pelea contra ninguna pandilla, pues nadie se animaba a ir en contra de Kaizen. Razón por la cual su tierna y extrovertida líder los reunía cada tanto para hacer alguna cosa, como ir a un salón de trampolines o colarse en algún casamiento o cumpleaños, aunque nadie podía decir que no era divertido.

Lo único que se preguntaban era sobre que tenía en mente ahora mismo.

- ¡Antes que digan algo, porque ya los conozco! Quiero decirles que esto de verdad es importante -dijo sentándose en las escaleras para luego verlos con la mejor sonrisa que tenía- Y es que está será la última reunión de Kaizen.

- ¿¡Qué?! -gritaron todos juntos.

- Kaizen construyó un gran imperio, ya nadie es capaz de siquiera de alcanzarnos o meterse con nosotros -sonrió nostálgica- Estamos en la cima de Japón, así que es momento de retirarnos en nuestro mejor momento, solo así dejaremos una huella aún más profunda en la historia de los delincuentes ¿no lo creen?

Cada joven se vio entre si, todos con sentimientos encontrados. Nadie quería que esto se acabara, era lo mejor que les había pasado en su vida, pero también sabían que ella tenía razón. No podían continuar algo que ya estaba completo, así que lo mejor era retirarse como los más grandes.

- Entonces dinos, Kami ¿qué hacemos? -rompió el silencio Pachin.

- Escuchen bien, esto será así...

⭑✦⭑

Era muy común ver a gente haciendo cosplayer por las calles de Japón, mucho más en Halloween, pero este año sobrepasaba los límites de normal.

Más de ochocientos pandilleros estaban esparcidos por el cruce más famoso de Shibuya, y no eran otros más que los chicos de Kaizen.

Su líder había sido clara, el 31 de octubre debían reunirse, todos disfrazados de cualquier cosa, en la calle más concurrida de Kanto unos minutos antes del amanecer.

- Que empiece la fiesta -susurró Keina sonriendo a lo grande.

Tras decir aquello, Kazutora apretó un botón con una sonrisa emocionada, causando que las luces de los edificios se apaguen y que de un momento a otro estas se prendieran en muchos colores. Los anuncios publicitarios desaparecieron y los parlantes se inundaron de música de la época.

Un grito en conjunto resonó por toda la calle, causando que la gente externa a Kaizen se sobresalte al no comprender lo que ocurría. El cielo rápidamente se cubrió con la espuma que soltaban los sprays, los papeles metalizados de colores volaron y los accesorios luminiscentes (como gorros, diademas, bastones, pulsereas) comenzaron a ser repartidos a cualquiera, ya sea de Kaizen o un cuidado común.

En un instante, las calles de Shibuya se transformaron en una verdadera fiesta... una que todos recordarían.

Los miembros de Kaizen bailaban entre si, compartían bebidas de todo tipo, incitaban a los transeúntes, incluso a los policías, a unirse a ellos y sus risas eran bonitas melodías que Keina esperaba escuchar para siempre.

Por su parte, ella había venido disfrazada con un pijama de Angel, el bichito rosa de Lilo & Stitch, y estando en conjunto con su perfecto novio, quien había venido con un pijama de Stitch.

Keina tenía un vaso lleno de Pepsi mientras bailaba sobre el techo de un largo tren que ella misma alquiló para poder hacer una especie de caravana fiestera encima del vehículo. El tren estaba decorado con luces de navidad, globos y estaba pintado con los colores de Kaizen.

- ¡They tried to make me go to Rehab, but I said no, no, no! –cantó con emoción y felicidad, cuanto le gustaba Amy Winehouse- ¡Yes I've been black, but when I come back. You'll know, know, know!

Baji, quien estaba a su lado cuidado en que no se caiga, la observaba completamente embobado. No podía apartar su otoñal mirada de ella, era preciosa. No, esa palabra quedaba corta, aunque ni siquiera sabía si había algún adjetivo que pudiera describirla como corresponde.

Pero si tuviera que arriesgarse, diría que su novia es tontamente perfecta. No importa si está riendo, llorando, insultando, bromeando, corriendo, patinando, golpeando, estudiando, hablando o tirando datos al azar. A los ojos de Baji, haga lo que haga, Keina era perfecta.

Y en esos momentos, estaba más que seguro de que no se arrepiente de su decisión: haber caído por completo a sus pies.

Como si fuese una señal, en los parlantes comenzó a reproducirse "Can't Help Falling in Love" de Elvis Presley, aquella lenta y bonita canción que le dedicó a Keina cuando cumplieron dos años de relación.

- ¡Amorcito, nuestra canción! –habló ella abrazándolo por el torso para cantarle a centímetros de su rosto- But I can't help...

- Falling in love... with you –completó con una sonrisa juntando sus frentes.

Para ambos, parecía que todo se había detenido. La movida fiesta pasó a segundo plano y solo podían enfocarse en el otro.

Baji le dio una vuelta lenta en el lugar para luego soltarla y tomar un poco distancia. Keina lo miró extrañada cuando él bajó la capucha de su pijama, mostrando sus largo cabellos negros, y sacaba algo de su bolsillo.

Para la ojiceleste solo bastó ver la bonita caja de color blanco para soltar un grito de emoción, y sin ser capaz de medir su enorme felicidad, agarró del brazo a la persona que estaba a su lado para zarandearla con fuerzas.

Emma, molesta por el movimiento brusco, se dio la vuelta para ver lo que ocurría. El enojo se esfumó y pegó un grito igual de fuerte que el de Keina al ver lo mismo que su mejor amiga. Inmediatamente la rubia, vestida de diablo, sacó su pequeña cámara fotográfica para captar el perfecto momento en todos sus ángulos.

La cajita se abrió mostrando dos hermosos anillos plateados lisos con una pequeña piedra negra brillante en su centro.

- ¡¿Es en serio?! –preguntó Keina con un aura de arcoíris a su alrededor y tomándolo de las mejillas- ¿¡De veras de veritas?!

- Son anillos de promesa, cuando seamos más grandes te daré los de casamiento –sonrió mostrando sus colmillos y un ligero sonrojo- ¿Si o qué?

La propuesta no era como las que había visto en la televisión, esas donde se dicen un largo discurso, pero eso era lo que la hacía única y perfecta. Porque esas cosas no iban acorde a la personalidad de Baji, él tenía su propia manera de hacer las cosas y a Keina no podía gustarle más.

Además, él sabia que no servia de nada decir algunas palabras si conoce lo suficiente a Keina como saber que ella lo interrumpiría.

- Keisuke ¿estás seguro? –le preguntó seriamente, aunque hace rato ya se había puesto el anillo en su dedo anular izquierdo.

- Si.

- ¿Me lo juras? ¿Neta me lo juras? Mira que no hay devolución.

- Te lo juro por Peke J.

- Viviremos en la misma casa.

- Lo sé.

- Pateo cuando duermo.

- Soy bueno aguantando los golpes.

- Hablo dormida.

- Si te beso, te callas, ya lo comprobé.

- Pongo música y canto fuerte cuando cocino.

- Compartimos el mismo gusto musical y cantas bien.

- Voy a abrazarte, besarte y decirte lo magnifico que eres cada vez que te vea.

- No esperaría menos.

- Soy una depredadora sexual cuando estoy cerca tuyo.

- Mejor para mí.

- Quiero tener hijos contigo.

- Dime cuantos.

La Murakami sollozó completamente feliz al escuchar todas sus respuestas instantáneas y seguras, y no tardó en abalanzarse sobre él, atrapándolo cual koala. La belleza de su novio, ahora prometido, no dejaba de sorprenderla y darle ataques a su corazón de tanto amor.

- Te amo tanto –susurró enterrando su rostro en su cuello.

- Yo mucho más –sonrió acariciando su espalda.

- ¡Que vivan los novios! –gritó Emma tirándoles espuma, siendo seguida por todos los miembros de Kaizen, quienes estaban pendiente a la situación.

- ¡Baji Keisuke, bastardo! –interrumpió Kiyoshi separándolos del abrazo, quien nadie sabe de dónde salió- ¿¡No te bastó con ser su novio que ahora quieres ser su esposo?!

- Si –respondió con una sonrisa de superioridad, adoraba molestar a su cuñado.

Keina ignoró la discusión entre su novio y hermano para observar con maravilla el anillo en su dedo. En sus ojos había estrellas, un aura rosa con flores y corazones la rodeaba y una colita de perro se movía frenéticamente.

Tras unos segundos hipnotizada, se tomó un tiempo para ver a su alrededor. Era un escenario digno de apreciar, tanto que sus ojos se llenaron de lágrimas y una sonrisa suave se pintó en su rostro. La fiesta callejera estaba en pleno apogeo, sus muchachos se los veía disfrutando, su lindo novio le había dado el mejor regalo del mundo y su familia estaba bien.

Pero lo más importante para ella, es que toda su gente estaba viva y feliz.

Solo entonces, luego de ver con una gran sonrisa su entorno, se dio cuenta que su misión había finalizado.









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♤ Nota ♤

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Es de mi agrado anunciarles que "Mision" ha finalizado. 

¡Espero que hayan disfrutado de su lectura tanto como yo lo hice al escribir las ocurrencias de Keina con Baji!

Les estoy agradecida por seguir esta historia desde el inicio, por votar y comentar, cuanto me divertia leyendo sus teorias y chistes, los quiero mucho <3 

Esperen con ansias los extras y los datos curiosos ¡Adios, bellezas!


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