↳ drabbles
Para despedir por completo este fanfic decidí hacer esto en vez de un extra, asi que les dejo estas narraciones de nuestros bebitos, espero que lo disfruten ♡
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Un drabble es una obra literaria de ficción extremadamente corta, de exactamente 100 palabras, aunque se suele aceptar como drabble cualquier historia corta de menos de 500 palabras (sacado de nuestro Tio Google)
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Luego de tener a su primer hijo, Ryoma, Keina decidió que era momento de retirarse de su preciada carrera como patinadora profesional. Sin embargo, eso no significaba que debía olvidarse por completo de su pasión, por lo que, luego de comprar una pista de patinaje, decidió convertirse en entrenadora de jóvenes e infantes que aspiran a ser profesionales.
Y como lo hace habitualmente los viernes, se encontraba supervisando los ejercicios de sus alumnos. Por mientras, Baji estaba esperándola a un costado fuera de la pista de hielo, pues quedaban unos minutos para que la clase finalice.
— ¿No creen que la entrenadora está más gorda? –comentó uno de los padres que esperaba a su hija.
Keisuke, quien literalmente estaba a su lado, giró su rostro en su dirección, sonriendo con toda la frialdad y perversidad que poseía.— Gorda me la pone, vuelve a hablar asi de mi mujer y tu cabeza quedará enterrada en el barandal.
Los padres presentes quedaron congelados y maldijeron en silencio a aquel hombre que se atrevió a decir un comentario fuera de lugar de la esposa de quien ya ha golpeado a personas que se atrevieron a ofenderla.
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Ser padres de cuatro pequeños significa que debes asistir a los mismos festivales y celebraciones escolares cuatro veces. Con el tiempo se acostumbraron a esa espontaneidad, a veces podían ir juntos, otras debían turnarse y algunas se separaban para ir al mismo tiempo a dos diferentes actos.
También se acostumbraron a recibir comentarios debido a la apariencia de cierto ex pandillero, pues a los ojos de los demás, esa intimidante imagen no pegaba con lo puro y alegre de ella.
Estos comentarios eran más frecuentes cuando se llevaban a cabo los dichosos festivales, pues son el único momento en que los padres se reúnen en un solo lugar.
— Murakami-san, tu marido debería cortarse un poco el cabello, se ve como un...
— Termina esa frase y tu lengua será lo único cortado.
Claramente a cierta pelirosa fanática no le gusta que anden hablando de su precioso esposo.
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Las citas de Baji y Keina podrían resumirse en una sola palabra: espontánea.
No importa el dia, la hora, el dinero o el lugar, si alguno de los dos quería pasar un rato a solas con su pareja, pues eso haría sin preparar algo de por medio.
Y era eso mismo lo que estaba ocurriendo. Solamente estaban haciendo unos trámites cuando a Keina se le antojaron unos raspados; he aquí a la pareja Baji sentada en la orilla de la calle disfrutando aquel refrigerio helado.
— Oye bebé...
— Si, preciosa. Si te voy a amar si eres un gusanito, también voy a construir un terrario para que no te pisen.
Keina sonrió muy complacida por la respuesta y se apegó más al brazo de Baji, quien la abrazó por la cintura para seguir disfrutando no solo el raspado, sino también el tiempo juntos antes de que sus diablillos salgan de la escuela.
Asi como sus citas son espontáneas, también lo son las preguntas de su amada esposa. Debía estar preparado para todo.
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Keina no quitaba sus brillantes (y pervertidos) ojos de la perfecta silueta de su marido, quien estaba haciendo flexiones de brazo en una barra.
Prefirió dejar de lado algún comentario o pensamiento sucio que dijera que le sexy que se veía sudando. Ahora mismo solo podía centrarse en algo, y es que deseaba fuertemente poder ver en carne propia al Baji Keisuke de la línea de tiempo original del manga.
Claramente, uno que no tuviera traumas.
— Lindote ¿no has pensado en teñirte las puntas de rubio?
El pelinegro dejó de ejercitarse para prestarle atención.— Pero si antes dijiste que no quieres que toque mi pelo.
Keina se golpeó mentalmente, no era su culpa que justo en ese momento tuviera flashbacks de los paneles de manga donde Baji salió sumamente guapo (como siempre) con su fase rebelde que abandonó la escuela y no tiene amigos.
— Solo piensalo, amorcito.
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Nunca en mi vida, ni en la otra, había corrido tanto como hoy, incluso sentía que los pulmones se me iban a salir por la boca en cualquier momento. Pero es que "creo" que la cagué un poquito mucho.
¡Corre, perra, corre! ¡Si quieres vivir, corre por tu vida!
— ¡Por favor, universo, ayúdame a escapar esta vez y juro que comeré todas las verduras sin dejarlas de lado! –grité al cielo sin dejar de moverme.
— ¡Keicchan, no importa que tanto corras, sabes que te voy a alcanzar!
Su voz mezclada con molestia y diversión solo hizo que me asustara mucho más. Manjiro tiene sus motivos para estar persiguiéndome como un desquiciado, después de todo había desobedecido la orden sobre no involucrarme en la pelea contra Yotsuya Kaidan ya que podría ser peligroso; obviamente no le hice caso y me metí a la boca del lobo, me negaba a perderme los exquisitos recuerdos que tendría de Baji peleando asi bien malote y sexy.
Por andar de calenturienta, me había dicho Draken cuando empecé a correr.
Un grito de pánico escapó de mi boca al momento en que la famosa chancla de Mikey golpeó mi cabeza, provocando que me caiga de boca al suelo. Menos mal había césped o sino solo iba a quedar puré de Keina.
— ¡Piedad, por favor! –rogué cuando sentí al rubio agarrarme del tobillo y arrastrarme por el césped– ¡No lo haré más, de verdad! ¡Cree en mi, las mujeres nunca mentimos! ¡Buaaaa te dare lo que quieras, por favor!
Él no escuchó ninguno de mis llantos, y como si no pesara nada, tomó impulso en un salto y enganchó el dobladillo de mi pantalón en una gruesa rama de un árbol cercano, dejándome colgada boca abajo.
— Esto es por insubordinación –dijo riendo "inocentemente" picando con su dedo mi vientre, el cual quedó al descubierto.
— ¡Manjiro! –lloriquee cuando comenzó a moverme de un lado a otro como si fuera piñata.
Y del otro lado de la calle, ciertos muchachos veían con mucha diversión la escena, menos a un pelinegro de brillantes ojos marrones.
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Keina estaba decidida. Con la escoba en una mano y una sonrisa traviesa en el rostro, se acercó a Baji mientras limpiaban el salón de clases después de la jornada escolar. El chico miraba por la ventana con gesto serio, como siempre, pensando en lo molesto que era tener que cumplir con la limpieza de la semana.
Ajeno a sus pensamientos, con paso firme y una sonrisa traviesa, la pelirosa comenzó a cantar con entusiasmo, utilizando la escoba como si fuera un micrófono.
— Bello hombre eres tú, yo soy una gran mujer –lo señaló con su dedo indice mientra hacia una especie de baile– Uno más uno es dos, tú y yo al poder.
Baji frunció el ceño y se giró hacia ella con una ceja alzada, preguntando mentalmente qué le pasaba ahora. Pero Keina continuó, sin dejar que su semblante impasible y fastidiado la detuviera.
— El monzón de mi amor tus costas bañó –hizo un gesto de olas con la cintura para luego girar sobre su eje– Tú y yo unidos, amor divertido.
Keina le lanzó una mirada traviesa mientras seguía cantando, notando como su favorito apretaba con fuerza su propia escoba y la miraba con molestia.
— Deja de molestar y ponte a...
La pelirosa se acercó lo suficiente a él y lo interrumpió colocando su dedo sobre su boca.— Yo te amo, yo te adoro, eres de oro.
Baji se sonrojó hasta la coronilla al verla tan cerca, pero eso a ella no le importó y siguió cantando antes de que vuelva a interrumpirla. No podía desperdiciar la oportunidad única que se le dio de estar a solas con el amor de su vida.
Gracias Pucca por.
— Beso a ti, beso a mí –susurró acercando su rostro al de él con todas las intenciones de besarlo– Beso Kung Fu, quiero sí...
Estuvo a un centímetro de unir sus labios, pero como era de esperar, Baji colocó su grande mano sobre la cara de ella para alejarla lo más rápido posible.
— Cantas para la mierda –gruñó lanzándole un trapo a las mano– Ponte a limpiar que me quiero ir.
Keina casi reclama por la ofensa a su serenata romántica, pero cuando él se dio la vuelta, pudo notar claramente sus orejas coloradas.
¡Precioso mi maridooooooo! ¡Bendito sean mis ojos por ver semejante lindo! ¡Dear Lord, when I get to heaven, please let me bring my mannnnnnnnnnnnnnnnn!
— ¡No soy tu marido! ¡Y deja de cantar!
¡All that grace, all that body, all that face makes me wanna party!
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