» Capítulo 9
- You're gonna hear my voice when I shout it out loud. It's my lifeeeeee. It's now or never. But I ain't gonna live forever. I just want to live while I'm alive...
La gente que transitaba por las calles me miraba con extrañeza, pero a mi no podía importarme menos, solo me dedicaba a cantar desde el fondo de mi corazón y hacer gestos con mis manos como si tuviera una guitarra mientras patinaba por la acera.
Lo increíble que es nacer en la década de los 90 y poder disfrutar de estas joyas musicales recién salidas del horno, sin contar la infinidad de otros artistas de esta época que desconocía por completo.
- It's my life...
Movía mis patines con destreza sobre el cemento y cambie la música desde mi reproductor, colocando "We are all made of stars" de Moby.
Disfrutaba la canción a través de mis audífonos y dejé que el viento fresco proveniente del océano revoloteara mis cabellos rosas y me calmara un poco del odioso clima del verano.
Patinaba por una acerca cercana a la playa, asi que desde mi lugar podía verla llena de gente que disfrutaba del tiempo en el agua helada.
Me gustaría ir a bañarme, pero mi deseo de ir a patinar y hacer unos cuantos trucos en skatepark era más fuerte. Asi que simplemente pasé de largo de la zona playera hasta unas cuantas calles, donde por fin pude ver el parque especializado para usar patinetas y patines.
Coloqué bien mi reproductor de música dentro del bolsillo de mi pantalón corto deportivo e ingresé, siendo vista por todos los niños varones del lugar... pepinos, soy la única chica.
A veces me olvido que estoy en 2003 y vivo en una sociedad cerrada ideológicamente.
- ¡¿Qué hace una niña aquí?! -me gritó uno de ellos.
- El skatepark es para todos, es un lugar para jugar juntos -me defendí patinando hasta él y haciendo ojitos de perro- ¿Puedo jugar aquí? Prometo no molestarlos, voy a estar solita por ahí ¡porfis!
El niño chilló sorprendido ante la cercanía y su cara se tornó completamente roja. Era sabido, los varones de esta época se enorgullecen hasta si una mujer les respira cerca, creyendo que son el macho más fuerte de la manada.
- E-está bien -bufó con una sonrisa haciéndose el jefe- Pero no nos molestes con tus cosas de niñas.
- ¡Gracias por dejar quedarme! -sonreí con dulzura fingida.
Me di vuelta con mis patines y borré mi gesto ¡debería patear el trasero de estos mocosos para que aprender a respetar a sus mayores!
- Mierda, tuve que renacer en una mujer adulta, multimillonaria, con cuerpazo de modelo y soltera -susurré.
¡Pero no me quejo!
Ahora puedo respirar el mismo aire que mi gatito Keisuke; pensar en él es suficiente para calmar mis molestias. Mmmmm, lo extraño tanto, pero no puedo hacer nada más que verlo en clases, ojalá viviera cerca de su casa para apreciarlo con el sol del amanecer y la luz de la luna cuando anochece, aunque todas esas cosas terminarían opacadas con su propia luz.
Suspiré desanimaba de no poder deleitar mis ojos con su presencia y solo me dediqué a patinar.
Con la música inundando mis oídos me desplazaba por las rampas y paredes inclinadas del interior del skatepark; era muy divertido impulsarme en una de las rampas para luego caer en picada y tomar más velocidad, asi subirme a lugares más altos y girar en el aire. Incluso me subía a barras y me deslizaba por ellas, aunque no me arriesgaba mucho por miedo a dármela en la cara. Seré genial pero alguien tan perfecto tiene que tener algún defecto por pedido del guion.
Adoraba sentirme sin responsabilidades y poder disfrutar de este pasatiempo que no pude tener en mi vida pasada.
Fueron unos cuantos minutos más en los que patinaba y giraba por los aires, pero ya debía irme si quería ir de compras con mis hermanos.
Me deslicé unos cuantos metros hasta que al fin tuve una larga distancia de consideración con unas de las paredes más inclinadas, arremetí con velocidad en dirección recta y gracias al impulso pude escalar por la pared; al momento llegar a la cima di un salto para hacer una voltereta en el aire, cayendo sobre mis patines de manera algo torpe pero nadie lo notó.
Mi ego subió veinte niveles más cuando escuché los gritos sorprendidos y aplausos de los niños, pero fingí modestia y les sonreí apenada mientras me despedía de todos ellos.
Silbé feliz mientras patinaba y entrecruzaba mis manos detrás de mi espalda. Me devolví por el mismo camino de antes, asi que pude apreciar nuevamente la linda playa desde arriba.
Giré mi vista hacia el frente para evitar chocarme con la gente, pero extrañamente no había nadie por ese lugar. Me extrañé, ya que en la esquina había una gasolinera y siempre estaba llena debido a sus buenos precios y calidad.
- Carajo -solté bajando la velocidad.
Ya comprendía porque nadie estaba por los alrededores, había una pelea entre pandilleros. Iba a huir para evitar meterme en un conflicto y salir herida, pero por algún motivo se me hacía conocido el uniforme color morado de aquellos sujetos que eran golpeados sin piedad por alguien que no podía ver.
- ¿Esos no son...?
Mi corazón dio un vuelco y mi expresión se tornó a una completamente preocupada al ver por fin a los ganadores del combate.
Me coloqué mis audífonos alrededor de mi cuello, di un golpecito en cada talón de mis pies y las ruedas de mis patines se guardaron automáticamente para quedarme en normales zapatillas blancas.
(Gracias Gigi-nee por mandar a tus ingenieros para hacerme este calzado 2x1)
Con suela lisa, corrí hacia delante pisando las espaldas y pechos de los varones de uniforme morado que estaban inconscientes en el suelo.
- ¡Baji-san! -solté tomándolo de la cara y mirándolo con preocupación.
- ¿Murakami? -devolvió extrañado de verme ahí.
- ¿Te encuentras bien? -pregunté examinado todo su lindo rostro- ¿No te duele nada? ¿Quieres que vayamos al hospital? ¿Necesitas algo?
- Yo también estoy aquí, Keicchan -habló Mikey con aburrimiento.
- Hola, Mikey-kun -dije sin dejar de darle vueltas a Baji para ver si estaba herido.
- ¡Murakami! -me detuvo por los hombros- Estoy bien, deja de hacer eso.
- ¡Pero estás lastimado! -dije seriamente.
Su cara tenía raspaduras y uno de sus ojitos estaba hinchado por los golpes, incluso su uniforme de ToMan estaba algo rasgado.
Y mi cabeza hizo clic al conectar todos los puntos. Este era el capítulo donde los chicos iban a la playa y a Baji le toca recargar el tanque de gasolina de la motocicleta de Manjiro, ahí una pandilla golpea a mi nene y Mikey destruye su vehículo para luego pelear con los demás pandilleros por lastimar a Keisuke.
- Siéntate -le ordené al pelinegro.
- ¿¡Qué?! ¡No quiero!
Lo tomé de los hombros y lo obligué a sentarse sobre una pequeña pared de cemento, dejándolo plasmado al ver como lo sometí.
- Mikey-kun ¿puedes cuidarlo para que no se mueva? -pregunté con una sonrisa- Iré a comprar algo a la farmacia que está enfrente.
- ¿Me comprarás algo a mi también? -sonrió pícaro.
- Claro ¿qué deseas?
- ¡Refrescos!
- ¡Oye, Mikey! ¡¿Me venderás por unos refrescos?!
- Si.
Reí divertida y crucé la calle rápidamente, donde mostré mi linda tarjeta negra y compré algunas vendas, curitas de ositos, algodón y desinfectante; menos más no tuve que caminar más para comprar las bebidas de mis bebés, pues la misma farmacia tenía algunas máquinas expendedoras.
Con mis dos bolsas en mano volví con ellos, extendiéndole una de las bolsas llenas de refrescos y golosinas a Mikey mientras yo me coloqué entre medios de las piernas de Baji.
- ¿Qué haces aquí? -gruñó girando su rostro, reacio a que yo lo trate- ¿Acaso ahora me acosas que sabes dónde estoy?
Chasquee la lengua al verlo hacer berrinche y con delicadeza tomé su mandíbula para que se quede quieto, escuchando de fondo las risas alegres de Mikey por tener mucha comida gratis para él y sus amigos.
- Estaba patinando y pasé por aquí -respondí sin soltarlo mientras que con mi otra mano buscaba el algodón y el desinfectante- No te estoy acosando, solo fue casualidad, lo juro.
- Si, claro -bufó sin creerme.
- Dime si te duele -suspiré despacio.
Con delicadeza y suma concentración empapé una bolita de algodón en desinfectante, con mi mano comencé a darle toquecitos suaves en los raspones de su rostro y cuando la herida era limpiada le colocaba una curita.
- Pareces que tienes experiencia en esto -dijo sin verme, pero dejándose curar.
- Es la primera vez que hago esto, pero no quiero lastimarte -sonreír suavemente mientras le ponía una última curita en su nariz- No me perdonaría si te lastimo alguna vez, asi que hago esto con el mayor cuidado.
Aun todo machucado mi amor sigue siendo lindo, pero no quiero que alguien más lo toque con esas intenciones o juro que le romperé las bolas si se atreve a siquiera cortar uno de sus sedosos cabellos; pero si mi gatito Keisuke quiere pelear, entonces yo estaré para curarlo, aun si es solo un raspón superficial.
- ¿Por qué haces esto? -preguntó con algo de enojo, pero solo me enfoqué en su pequeño rubor.
- ¿Hacer qué? -dije mientras tomaba su mano derecha ya que era la única lastimada.
- Todo esto -giró su dedo en un círculo para señalarnos- No te entiendo, dices que estás enamorada de mi, te preocupas por mi salud, me enseñas matemáticas, me alabas hasta si pestañeo, eres amorosa y una sinvergüenza que supuestamente me ama. Pero lo que más me molesta es que apareciste de la nada con todos tus sentimientos problemáticos, que por algún motivo los escucho mágicamente, y nunca nos hemos visto o hablado ¡es irreal que gustes de mi si no me conoces!
Lo miré algo sorprendida por su descargo, pero lo entendía perfectamente. Él solo es un niño de doce años que de repente recibe declaraciones de amor todos los días de una niña, es entendible que se sienta confundido.
Aun asi, no abandonaré mis sentimientos por Keisuke, pero si llevaré todo esto con calma hasta que él caiga por mi asi como yo por él.
Un pequeño rubor se pintó en mis mejillas y me quedé en silencio para comenzar a curar los nudillos de su mano, iniciando por desinfectar la herida.
- Sé que es raro, pero todo lo que he hecho y dicho es verdadero -hablé suavemente sin dejar de pasar el algodón- Cada pensamiento, acción y sentimiento ha sido completamente autentico.
- Sigo sin entender -dijo frustrado.
- Dicen por ahí que el amor es algo que nunca podrá ser descifrado.
Dejé las bolitas de algodón a un lado y tomé una venda para comenzar a girarla alrededor de sus nudillos con todo el cuidado que tenía.
- Mi amor por ti es real, Baji-san, y no cambiará por nada del mundo -sonreí mirándolo a los ojos, esos hermosos orbes marrones brillantes- Si te ahogas me lanzaré al agua para ayudarte a salir aun si yo me hundo, si te lastimas pondré una curita en la herida, si tienes problemas para resolver matemáticas yo con gusto te enseñaré, y si quieres robar gatitos o golpear a alguien yo te cubriré la espalda... Siempre estaré a tu lado para cuidarte y darte todo el amor y cariño que te tengo.
No podía explicar la hermosa calidez que se albergó en mi pecho cuando Keisuke se sonrojó hasta las orejas y no supo que decir.
- Y no te obligaré a que me correspondas, no aun -dije con una sonrisa tonta dando la última vuelta a su mano con la venda- En cambio, déjame que te conquiste lentamente y demostrarte que voy en serio contigo, asi no tendrás dudas sobre mis sentimientos.
- ¿Cómo estás tan segura de que me enamoraré de ti? -preguntó con algo de burla.
- Una corazonada -respondí divertida terminando con mi trabajo- Hasta el 31 de octubre de 2005, si para ese día no correspondes mis sentimientos, prometo dejarte en paz.
- Eres una fastidiosa, Murakami -gruñó desviando su cara, pero no se soltó de mi agarre- Haz lo que quiera, de todos modos no caeré.
Con una sonrisa traviesa y un gran sonrojo, dirigí el dorso de su mano hasta mis labios, donde besé con cariño sobre las vendas sin quietarle la mirada de encima.
- Acepto el reto, Baji-san -dije soltándolo con delicadeza- No creas que me rendiré, haré todo lo que esté a mi alcance para lograr mi misión.
Viéndolo estático como una roca, lancé una risita encantadora y me alejé a paso bailarín luego de despedirme con la mano de Mikey.
- ¡Murakami! -gritó Baji alargando la última letra, pero ya estaba lejos de ellos.
- Keicchan es una linda niña, no puedo creer que guste de ti -dijo Manjiro con la boca llena- No pegan con nada, ella es como una bella flor y tú una caca.
- ¡Vete a la mierda, Mikey! -soltó enojado por el insulto.
- ¡Le diré a Keicchan que dijiste una mala palabra! -lo acusó entre risas.
- Si de verdad me ama, que se aguante -susurró malhumorado pateando una roca que estaba en su camino.
⸻⭑✦⭑⸻
Ahora puedo respirar el mismo aire que mi gatito Keisuke; pensar en él es suficiente para calmar mis molestias. Mmmmm, lo extraño tanto, pero no puedo hacer nada más que verlo en clases, ojalá viviera cerca de su casa para apreciarlo con el sol del amanecer y la luz de la luna cuando anochece, aunque todas esas cosas terminarían opacadas con su propia luz.
- Nos vimos el otro día y ya me extraña -dijo entre dientes mientas seguía conduciendo su moto, sintiendo el calor subir a sus mejillas.
- ¿Quién te extraña? -preguntó Pah en la moto de al lado.
- ¡Debe ser Kami-chan! -se burló Kazutora- ¡Ella se confesó a Baji, seguro son novios!
- ¡No es mi novia!
- Si lo son -soltó Mikey desde la lejanía, su moto era algo... lenta.
- Entonces si no es tu novia, deberás apresurarte -se unió Draken mirando al frente para no chocar- Ella es bonita y amigable, cualquier otro niño se le confesará y te la robará.
- Que se la roben, no me importa -gruñó.
- ¿Eso quiere decir que puedo coquetear con ella? -provocó Kazutora.
- Inténtalo -bufó arrogante y mirándolo con burla- Ella no te hará caso, está enamorada de mi.
Por mientras, Mitsuya se mantuvo en silencio y escuchando con atención. Le parecía algo contradictorio lo que decía Baji ¿acaso a su amigo no le gusta Keina pero si le gusta que ella guste de él?
No entiende, pero espera que los sentimientos de su amigo y la niña cariñosa que conoció hace poco no salgan lastimados.
Nota: Uyyyy Keina ya dejó en claro sus sentimiento hacia Baji ¿que pasara? Solo yo lo se muajajaja
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro