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» Capítulo 36

No soy particularmente fan de la lluvia, me parecía hermosa, pero mojarme y que el cabello se me pegue a la cara no me gustaba, mucho más cuando arruinaba mis planes de patinar por las calles de Japón.

Suspiré mirando el cielo y sientiendo como las gotas de agua caían en mi rostro. Tuve que haber traído paragüas, Gina me lo había advertido pero yo tonta le llevé la contraria.

- ¡Perra madre! -chillé ante el trueno que resonó.

Sostuve mi pecho con dramatismo, no le tengo miedo a la lluvia ni nada de eso, pero si de la nada suena algo igual de fuerte que granizo cayendo en techo de chapa ¡obviamente me asustare!

- ¡Por un carajo! -volvi a espantarme, pero está vez por el sonido de mi teléfono sonando- La majestuosa Keina ¿quien habla?

- ¿No me tienes agendado? -preguntó ofendido.

- Ay, eres tú Hajime -reí apenada- Lo siento, atendí sin fijarme. Dime ¿qué necesitas?

- Te llamaba por el tema del otro día ¿recuerdas?

Al escucharlo no pude evitar reír como villana, deteniéndome en la acera antes de cruzar la calle para no distraerme.

- Esa mujer ya aceptó el traslado, solo hay que esperar a enero del año que viene para que todo vuelva a su orden.

Al terminar de oír aquella magnífica noticia mi sonrisa solo se expandió. El plan que idee con Kokonoi ya está en su fase final, solo debo esperar a que Kisaki cumpla su condena de un año y todo estará resuelto. Sabía que la madre de Kisaki estaba desesperada de trabajo, así que ¿que mejor que darle una oferta en el extranjero? Y como su querido hijo delincuente es menor de edad, no puede dejarlo aquí en Japón o lo metería en algún orfanato, después de todo, Kisaki pronto cumplirá 14.

En vez de eliminarlo a la antigua, démosle otra oportunidad para que se redimide. Si cuando sea mayor de edad sigue siendo el mismo, solo le daré plomo.

¡Simple! ¿No?

- Me alegra oír eso -dije sonriendo- Procedieron antes de lo esperado, a veces me sorprende lo rápido que se mueve la gente cuando digo mi apellido.

- Bueno, nadie quiere meterse con la familia que tiene el respaldo del gobierno -suspiró tras el teléfono- En fin, solo te llamaba para eso, Kami-chan.

- Muchas gracias, Hajime -sonrei- Y dime ¿cómo le está yendo a Seishu en sus clases?

- Muy bien, excelente diría yo -respondió más animado de lo usual- Quien diría que el patinaje artístico le gustaba, si no se lo hubieses enseñado creo que seguiría metido en un taller.

- Eso es bueno, me alegra saber que se está adaptando bien -suspire feliz.

Desde los Juegos Olímpicos que Inupi ha mostrado interés en el patinaje sobre hielo, así que obviamente lo incentive a que comience a entrenar. Espero sinceramente que en un futuro podamos ir a una competencia en duplas.

- Bueno, creo que te dejo -dije viendo cómo la lluvia no se iba a detener, podría ser peligroso tener el teléfono en mano- Mañana tenemos...

- ¿Heh... Kami-chan? ¿Estás bien?

Mis palabras quedaron en el aire sin responderle a Koko, quien seguía preguntando por mí. Entrecerré mis ojos para observar bien la pequeña luz que se iba acercando cada vez más hacia mí, provocando que me ponga en guardia y apriete el teléfono en mi mano, pero aún así no me moví ni un centímetro cuando una motocicleta derrapó delante mío con brusquedad.

- Entonces... hagamos algo de jazz.

Mierda, esto es jodidamente malo. No, me quedo corta con eso, es el peor escenario en el que he encontrado.

- Hajime, llama a Izana y Manjiro -ordené seriamente- Estoy en XXXXX.

Sin esperar una respuesta, corté la llamada y coloqué el teléfono en el bolsillo trasero de mi pantalón de jean.

- Al fin te encuentro, Murakami Keina -habló bajandose de la moto- La Emperatriz de Japón, líder de Kaizen... eres tal cual lo dicen los rumores.

- Minami Terano -devolví ocultando el nerviosismo a la perfección- El "incomparable" líder de Rokuhara Tandai ¿para que me buscabas?

No pensé que me encontraría con él tan pronto, a lo sumo el año que viene, pero me equivoqué; igual quien no encontraría a una tipa de pelo rosado, y más hoy, cuando soy la única imbécil que anda sola en la calle con lluvia y su haori de la pandilla.

Ahora heme aquí viendo cómo el brasilero se paraba enfrente mío para mirarme desde arriba. Y mi poderosisimo metro sesenta se queda corto a su lado ¡ni siquiera le llegó al pecho, maldito totem!

Antes de poder siquiera escuchar una palabra de South, mi piel se erizó debajo del haori al apreciar como más motocicletas llegaban y nos rodeaban en medio de la calle, todas pertenecientes a los miembros de Rokuhara.

- Murakami, únete a mi -pidió con una sonrisa- Te haré mi segunda al mando, solo rindete y déjame Kaizen.

En estos momentos es cuando me arrepiento de tomar el lugar de Takemichi.

Oculte mis cobardes pensamientos y doble mi cuello para verlo a los ojos. No importa si era molida a golpes aquí mismo, jamás bajaré los brazos y entregaré a mis muchachos como si nada.

- No -dije firme, afilando mi mirada con frialdad- No importa que ofrezcas, Kaizen y yo no nos arrodillarnos ante nadie, menos ante alguien como tú.

Minami borró lentamente su sonrisa y en un instante sentí como mi cuello era agarrado por su gigante mano. Solté un jadeo y clavé mis uñas en su brazo al no sentir mis pies sobre el suelo.

- Vine a Japón específicamente a derrotarte, después de todo, compartimos el mismo objetivo: crear un mundo para los delincuentes ¿no? -dijo acercando su rostro al mío, tanto que rozamos nuestras narices- Tienes tres jodidas opiniones. Me entregas Kaizen y trabajas para mi, te vuelves mi puta o te mato ¿que eliges?

- Opciones de porquería ¿no tenías algo mejor que ofrecer? -devolví burlona y un poco adolorida debido al agarre en mi cuello- Ja ¿ser tu puta? Ni que fueras Keisuke.

Aprovechando su estado de confusión y enojo, sujeté su muñeca entre mis manos y enrollé su brazo con mis piernas para hacerle una especie de llave. Y en ese mismo instante di un giro con mi cuerpo lo suficientemente rápido y fuerte para soltarme de su agarre y doblarle el brazo.

Cai al suelo apoyando mis manos y di dos piruetas para hasta quedarme de pie y tomar distancia de él.

Desde el primer momento en que ví a Minami supe que era un mounstro gigante e insensible, uno que ya ha matado a gente con sus propias manos y no dudará en hacer lo mismo conmigo. Es simplemente imposible conversar con él como lo hice con los demás "personajes"; lo único que queda hacer con él es acabarlo por las malas.

- Dime, Terano ¿acaso esto es una declaración de guerra? -pregunté fríamente sobando mi cuello- Aunque no me interesa tu respuesta, el simple hecho de que me hallas tocado es suficiente motivo para destruir Rokuhara Tandai contigo adentro.

- Te asesinaré -gruñó tomándose el brazo, creo que si se lo fracturé, aunque me hubiera gustado romperselo- Una mujer débil como tú solo debe rendirse ante alguien fuerte como yo. Esa es la regla de la selva.

- Pues para tu información, estamos en la ciudad, simio -afile mi celeste mirada, retandolo a que de un solo paso al frente- Y si tan débil soy, no deberías estar aquí rogandome para que me una a tu mierda de pandilla.

El miedo se me había ido en un instante, el encuentro con este bastardo me había molestado tanto que ya ni estaba asustada por su presencia como al principio. Y tal vez no logré hacerle tanto daño, pero mi agilidad, más las incontables clases de defensa personal que tomé con Hayate harían que no fuese tan fácil acabar conmigo.

Después de todo, soy la líder de una pandilla, no podían derrotarme en un penstañeo. Ni que fuera mi cuñado.

Antes de que Minami hiciera algún movimiento, vimos de reojo como el cuerpo de alguien de Rokuhara salía volando hacia nosotros, provocando que nos distanciamos para que no nos golpee y veamos hacia la derecha.

- Oh, vamos amigo. No arruinen la diversión, Brahman -dijo Minami.

- Al parecer no soy la única que sale con lluvia, que imbéciles -murmuré irritada.

- Deberían fijarse mejor a su alrededor, Kaizen, Rokuhara.

Fruncí el ceño con repulsión. Frente a mi no había nadie más que la famosa escoria de la familia de Haruchiyo, Takeomi Akashi. Y para sumarle a mi molestia, había traído a toda su pandilla.

- ¡¿Que te trae por aquí?! -preguntó Minami emocionado.

- ¡No queremos negociar con Rokuhara Tandai! -gritó Takeomi- ¡Queremos negociar con Murakami Keina! Nosotros hemos venido a reclutarte -finalizó con una sonrisa.

- Vete a la mierda -solté sin pensarlo un segundo- ¿Qué carajos les hace pensar que me uniría a ustedes? Si tan solo quisiera estar con ustedes, yo misma los hubiese buscado.

Una ligera satisfacción llegó a mi cuando el semblante arrogante de él decayó, dando paso a una mirada fría.

- ¡Hey! ¡No podemos permitir que eso ocurra, apartense, Brahman!

¡Oh, vamos! ¿¡Que falta ahora?! ¡¿Que venga Obama?!

Chasquee la lengua molesta ante la interrupción y enfoqué mi inexpresiva mirada en la nueva presencia. Al fin puedo ver al vicepresidente de Rokuhara Tandai: Mori Kiyamaro. El chico tenía el cabello al estilo de Hajime y cicatrices adornaban su cara al igual que algunos piercings.

Es alguien que nunca he visto en el manga, pero supongo que es alguien del spin-off de Baji, pues al investigar a las dos deidades descubrí que fue el presidente de Yotsuya Kandai, la pandilla en la que estaba Ryusei; y bueno, perdieron contra Terano, así que no les quedó de otra que unirse bajo su mando.

Lo que sea...

No pude evitar lanzar un suspiro. Esto me estaba hartando, no podia esperar a que Izana y Manjiro llegaran a sacarme de este lugar.

- Bueno -aplaudí llamando la atencion de todos- Se lo dije a este grandote y lo repetiré para Brahman. No me interesa si me ofrecen toda la riqueza del mundo o si son algun tipo de Dios, ni yo ni Kaizen se someterá.

- Parece que no conoces bien tu lugar, Murakami -habló Takeomi encendiendo un cigarro.

- Eres el menos indicado para decir eso -contraataqué friamente, no iba a ocultar cuando lo odiaba, no despues de saber lo basura de persona que era- ¿Qué mierda hace un vejestorio aun en accion? Debiste retirarte junto a Shinichiro y los demás de la primera generación de los Black Dragons, pero tu codicia pesó mas que tu amistad.

El tenso silencio que se hizo presente tras mis palabras solo me indicó que ya no había vuelta atrás.

Y yo que quería evitar todo este problema.
































Nota:  y el arco de las tres deidades comienzaaaaa

Y una aclaración, la historia tal vez termine en uno o dos capítulos más, además del epílogo

Ahora sí adiosss, nos vemos otro diaaaaa






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