» Capítulo 34
Los reclamos no tardaron en llegar, aunque solamente eran de parte de los miembros de Tenjiku, pues eran los únicos que no me conocía realmente y nunca tuvieron alguna interacción conmigo.
- Kurokawa Izana, presidente de Tenjiku Yokohama, y Sano Manjiro, presidente de la Tokyo Manji Gang, ambos han caído –hablé dejándolos en silencio- Yo los derroté, todos lo vieron ¿no? Eso significa que yo gano, y como consecuencia, ustedes ahora son míos.
Se los veía muy inconformes a pesar de que sabían que tenía razón, y en parte los entendía, ninguno quiere seguir a una chica de quince años que se ve tan frágil, no les inspiro confianza ni fuerza.
Es por eso que a paso lento comencé a acercarme a esos muchachos poderosos que atraían a la gente como si fuesen azúcar para las hormigas.
- ¿Generación de la brutalidad? –dije en voz alta- Todos ustedes están muy equivocados, y yo me encargaré de que nadie vuelva a tratarlos como personas crueles.
Haría uso de mi dulce palabrería para traerlos de mi lado, y de esta manera, los demás me seguirían sin dudarlo al darse cuenta que tenía en la palma de mi mano a los más poderosos de Japón.
- Mucho, eres un buen muchacho, gracias por haber salvado a esos niños que estaban por ser abusados por ese hombre, si no hubieras mentido sobre que estabas asaltando ese local, quien sabe lo que le hubiera ocurrió a esos pequeños –le dije sonriente acariciando su brazo para luego caminar hacia el par de hermanos, donde le tomé una mano a cada uno y le dejé unas caricias con mis pulgares– Ran, Rindou, fueron muy valientes por enfrentarse a esa pandilla con tan solo trece años solamente para proteger a su mamá de ellos; ella y yo estamos muy orgullosas de ustedes.
Dejando a los tres con una expresión conmovida y sorprendida, me moví hacia el resto de los reyes celestiales.
- Shion, no eres ningún inútil ni débil, eres una persona amable que se tatuó el león que dibujó tu padre antes de morir por una enfermedad –sonriendo le di un toque a su nariz- Mocchi, ese día que tuviste el problema con el policía, no fue porque intervino en tu pelea con otra persona ¿verdad? Fue porque quiso sobrepasarse con tu hermanita; eres asombroso –reí dejándole unas palmadas sobre su cabeza.
Cada palabra que expulsaba de mi boca era acompañada con una mirada y sonrisa cálida, dirigidas únicamente hacia ellos, lo que hacía que mi voz tuviera más repercusión en su corazón y mente.
Los estuve investigando un poco mucho a cada uno de ellos, y descubrí que lo que decían en el manga era muy diferente a la realidad. Cada historia tenía un trasfondo que nadie conoce más que ellos y yo, y obviamente lo aprovecharé.
Oh, Keina, que malvada eres, utilizando sus debilidades a tu favor. Pero... ¿no son ellos quienes me ven como si fuese un mesías?
- Pequeño Kaku, estoy muy feliz de que estés vivo, gracias por sobrevivir a ese accidente –continué acariciando su mejilla donde está su cicatriz. Al finalizar, caminé hasta Izana, quien había despertado hace rato y estaba sentado viendo todo al lado de Mikey; me hinqué en una rodilla y lo miré como a los demás- Izana... lamento no haber estado cuando esos niños te lastimaron... Fue duro ¿no es asi? Estoy contenta de que seas tú quien esté parado aquí hoy.
Revolví sus cabellos albinos para después ponerme de pie, satisfecha de haber logrado esas reacciones aturdidas y dichosas en ellos, como si hubieran esperado que alguien le diga esas palabras.
Ahora que estaban en silencio, completamente conmocionados, era momento de dar mi otro golpe.
- Construiré un imperio donde ustedes puedan vivir en paz y como deseen, donde el pandillero no sea tratado como alguien ridículo sino como un símbolo de lealtad y fuerza –hablé en tono seguro y determinado mirando a mi alrededor- Kaizen será una pandilla que conquistará Japón, se los puedo asegurar, pero no puedo hacerlo sola, es por eso que hoy estoy pidiendo su ayuda.
Una mini Keina se escondía en un pozo sumamente avergonzada ya que me parecía político en plena campaña, pero meh, no me interesaba, porque a diferencia de los políticos, ninguna de mis palabras fueron mentiras, cada una de ella fue dicha con total sinceridad. Y estoy más que dispuesta a cumplir mi promesa.
- No los obligaré a formar parte, porque ustedes son dueños de su propio camino, si desean irse, nadie los perseguirá, y si se unen, bienvenidos sean –sonreí para luego hacer una reverencia de noventa grados- ¡Por favor, ayúdenme a construir esta nueva era a su lado!
Tras finalizar mis palabras, el muelle quedó en un sepulcral silencio, causando que sude ligeramente nerviosa.
No me levanté hasta que el sonido de unos pasos me hizo levantar ligeramente mi torso. Mis ojos celestes brillaron de sorpresa al ver como Haruchiyo, Yuzuha y Taiju se reverenciaban en total silencio, gesto suficiente que demostraba que me seguirían sin dudarlo.
No fueron los únicos, porque seguido de ellos, cada miembro de la Tokyo Manji, incluido los alto mandos, hacían una reverencia hacia mi.
Sin prisa, giré mi cabeza hacia el otro lado donde Tenjiku se mantenía sin saber que hacer. El primero en hacer un movimiento fue quien menos se lo esperaban, pero yo pensaba lo contrario, porque lo conocía muy bien.
Kakucho se acercó a mi manteniendo un poco la distancia e hizo una reverencia al igual que los demás.
- Cuida de nosotros, Kami –dijo.
- Más te vale que nuestros uniformes sean diferentes –soltó Ran con una sonrisa divertida para luego copiar la acción del ojirubí junto a su hermano.
Resoplé negando con la cabeza, sabía que dirían algo como eso, asi que obviamente preparé un conjunto únicamente para ellos.
- Parece que siempre vuelvo a donde estás tú, Kami –habló Mucho- Supongo... que los amigos siempre están juntos.
Sonreí viéndolo reverenciarse junto a los demás reyes celestiales, me esperaba algo como esto, pero no pude evitar que la sorpresa atacara mi rostro cuando el resto de miembros de Tenjiku hizo lo mismo que sus líderes.
No pensé que todo aceptarían, pero me equivoqué.
- ¡Estamos a su cuidado! –gritaron al unísono.
- Estoy feliz de que seas tú quien nos guie, Keicchan –dijo Mikey caminando hacia mi- Llévanos hacia la cima de Japón.
- Parece que no queda otra –susurró Izana al lado de su hermano- Tenjiku es tuyo.
La satisfacción y la alegría en mi sistema creció aún más al escucharlos, y no me resistí en abrazarlos por el cuello– Manjiro, Izana... quiero que sean mis vicepresidentes.
- ¿Heh? –soltaron.
- Lo que oyeron ¿Me ayudarán a liderar a estos muchachos?
Ambos se vieron entre si por un segundo, y como si estuvieran sincronizados, soltaron un suspiro con una pequeña sonrisa, asintiendo. Mi sonrisa no desapareció y miré a Keisuke, quien era el único que no se había reverenciado ante mi y que poco a poco comenzaba a acercarse a mi.
Él jamás debe bajar la cabeza, ante nadie, ni siquiera ante mi, y yo me encargaría de eso.
Cuando llegó a mi lado, no dudé en abrazarlo con fuerza, enterrando mi rostro en su pecho y sintiendo mi cabello y espalda ser acariciados por sus grandes manos.
Lo logré, soy la líder de Kaizen, la pandilla japonesa más grande en la actualidad; y oh, por supuesto que superaré a la primera generación de los Black Dragons.
Keisuke... este será el imperio que construiré para ti, para que estés a salvo, tanto tú como ellos y mi familia. Yo seré su Ángel de la Guarda para nunca les falta algo.
Dominaré Japón y haré que nadie se atreva a tocarme, ni a mi ni a ellos.
¿Manipuladora? Claro que si ¿Cruel? Cuando es necesario ¿Mentirosa? Tal vez ¿Egoísta? Por mucho ¿Hotel? Trivago.
Tengo tantas cualidades negativas moralmente que fácilmente podría ser la villana de la historia. Pero no podría importarme menos ¿Malvada? La peor, pero jamás haría algo que lastime a mi gente; y eso me hace la heroína.
Y aun si alguien dice lo contrario ¿qué interesa? Tengo a casi mil chicos que estaban dispuestos a defenderme.
Cuando leí el ultimo arco de 'Attack on Titan' pensé que Eren era un desalmado por asesinar a casi todo el mundo, pero me he dado cuenta de que yo soy igual.
Porque prefiero vivir en un mundo en ruinas y bañado de sangre a que ellos me falten.
- Te amo tanto, mi lindo y sonrojado gatito –susurré saliendo de mi escondite.
- Yo te amo más, preciosa –sonrió mostrando sus colmillos y achinando sus ojos.
- ¡Demasiado radiante! –dije separándome de él ante tal vista y cubriendo mi rostro. Podía jurar que le salían rayos de sol de tanta belleza.
- ¡Hija de puta!
Ah, era eso lo que me olvidaba, con razón me picaba la cola con molestia.
Mi bello novio y yo, al igual que todos ahí, giramos hacia la dirección de donde provenía aquel grito, encontrándonos con Kisaki, quien jadeaba con dificultad mientras sostenía un arma y la apuntaba a mi.
Keisuke no dudó en colocarme detrás de él a la vez que los demás se ponían en guardia.
- ¡Kisaki! –gritaron los hermanos Sano.
- ¡¿Por qué intervienes?! –gritó nuevamente con furia- ¡Todo era perfecto, pero tú siempre metes la nariz en donde no te incumbe! ¡Primero Moebius, después Valhalla, luego los Black Dragons y ahora Tenjiku! ¡Siempre arruinas mis planes, maldita hija de puta!
- Keina, corre –ordenó Baji entre dientes, podía notar como algunas venas se notaban en su cuello- Vete de aquí, ahora.
- Mi cosita preciosa –dije moviendo a un lado- ¿Recuerdas lo que hablamos?
- Ahora me importa una mierda, el bastardo tiene una jodida arma –gruñó.
- Eso lo sé, no te preocupes –sonreí como si nada- Lo tengo todo bajo control.
- ¡Kami, vete de aquí! –habló Draken.
- ¡Ella no se va a ninguna parte! –interrumpió el moreno sin bajar el revolver- ¡¿Acaso te esconderás detrás de ellos?! ¡Bueno, como si me interesara! ¡Corre, el arma tiene quince balas, asi que mientras te vas, quince personas morirán por ti!
Mi expresión relajada rápidamente se convirtió en una gélida. Él... ¿acaba de amenazarme?
Con toda la furia inundando mi sistema moví a Keisuke a un lado y caminé a paso seguro y veloz hacia Kisaki; escuché el grito de preocupación de mi favorito, pero no me interesó y seguí mi caminata.
- ¡Vaya, parece que...!
Sus palabras se perdieron en el aire cuando mi mano abierta se estrelló con fuerza en su mejilla, provocando que caiga al suelo y el arma se salga de su agarre.
- Jodido inútil –dije fríamente sentándome sobre su abdomen- ¿Yo? ¿Huir?
Antes de que dijera algo, mi mano volvió a golpear su rostro mientras que la otra sostenía el cuello de su uniforme.
- ¡Jamás usaría a mis chicos como carne de cañón! –grité dándole otra cacheta- ¿¡Quién te crees que eres como para tratar a sus vidas como si no fuesen algo desechable!?
Jamás había estado tan enojada como ahora. Podía tratarme de cualquier cosa, pero yo jamás sería una tirana que descarta a su gente cual rey y sus soldados.
- ¡Cobarde de mierda! –continúe mis golpes, no quería parar, no ahora que tenía al causante de todas las desgracias frente (abajo) de mi- ¡Basura repugnante, no, eso sería un insulto a la basura, por lo menos ella puede reciclarse y usarse como abono! ¡Tú no, odio tener que compartir oxigeno con un mierdecilla como tú! ¡Psicópata, maniático, ridículo!
Mis gritos repletos de insultos continuaron un minuto más al igual que mis golpes. Hubiera seguido de no ser porque Keisuke tomó mi muñeca para detener mis cachetadas.
- Detente –pidió serio para luego mirar mi palma, la cual estaba roja por la sangre de Kisaki- Tu mano está lastimada.
No quería soltarlo, pero él me lo está pidiendo... ¡Buaa que difícil! ¡Quiero usar al tetas como piñata pero mi favorito me está viendo con esos lindos ojos!
Parece que Baji se dio cuenta de mi indecisión porque sentí como sus labios se posaban en los míos en un toque suave y adicto.
Inmediatamente solté el uniforme de Kisaki, dejándolo caer en seco hacia atrás. Un aura rosa me rodeo y me puse de pie para seguirle el beso mientras que mi colita de perro se meneaba de un lado a otro.
¡Eres un tramposo, Baji Keisuke!
- Ugh –soltó con asco Kazutora desde lejos.
- ¡Tienes suerte de que mi chiquistrukis está aquí o sino no la contabas! –grité señalándolo y abrazando a mi novio como un koala- ¡Incluso te iba a escupir, pero ni que lo merecieras!
- Ya, ya –suspiró Keisuke sosteniéndome por las piernas.
- Murakami ¿qué hacemos con esto? –apareció Taiju sosteniendo a un Hanma inconsciente tal cual una bolsa de papa.
No pude contestar cuando el sonido de sirenas hizo acto de su presencia a la lejanía. Sonreí gatunamente y restregué mi mejilla con la de mi favorito– ¿Qué tal si le dejamos un lindo regalo a nuestros amigos policías?
- ¡Yo quiero! –alzó la mano Mikey.
- Pareces un niño –suspiró Izana.
Reí divertida bajándome de los ricolinos brazos del pelinegro para después recibir lo que me entregó. Vi como los hermanos Sano ataban con una soga (quien sabe de donde la sacaron) a Kisaki y a Hanma, amarrándolos contra una de las vigas verticales del muelle, ambos inconscientes y golpeados por doquier.
Canturreé feliz y me acerqué a pasos bailarines al dúo antagónico, dejando en el suelo frente a ellos una cámara de video junto a una nota de papel.
"Espero que hagan su trabajo como corresponde. De nada <3"
Me alejé luego de dejar el regalo, el cual era una cinta de video donde mostraba el intento de homicidio por parte de ellos dos hacia nosotros aquella vez (cortesía de mi bebo quien grabó todo), al igual que algunos audios que los comprometían aún más.
No saldrán de la correccional en mucho tiempo.
Me abrí paso entre los miembros de Kaizen, provocando que mi haori ondeara ligeramente. Como nadie me seguía más que Keisuke, me di la vuelta extrañada.
- ¿Qué hacen? –pregunté tomando la mano de mi novio y sonriéndoles en grande a todos- ¡Vamos a comer algo, yo invito! ¡Vamos, vamos, esta será la primera reunión de Kaizen!
- ¡Si, doroyakis! –celebró Mikey corriendo detrás de mi.
- ¡Andando o nos atraparán! –gritó Kakucho.
- ¡Kaizen, Kaizen!
Sonreí con sincera felicidad, escuchando los gritos de todos los miembros detrás de mi espalda mientras nos dirigíamos a las motocicletas.
- Lo conseguiste –susurró Keisuke con una sonrisa orgullosa.
- No... –dije viendo a cada uno- Lo conseguimos.
Nota: cuanto me ha gustado escribir este capitulo, me diverti mucho y estaba llena de emocio mientras lo escribia
Buenoooo, aqui termina el arco de Tenjiku, pero no se aguiten que aun falta un poco más
Qué les parecio?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro