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» Capítulo 33

Mis pies se balanceaban con lentitud y mi vista estaba fija en el cielo nocturno. No me apetecía ver como Izana molía a golpes a los líderes de algunas pandillas mientras esperaba a que la hora de la batalla llegue, por lo que me recosté en uno de los contenedores algo alejada de los varones que me rodeaban.

- ¿Acaso estás aburrida, Kami-chan? –me preguntó Ran picando mi mejilla.

- Tengo sueño –me sinceré, sintiendo como del otro lado aparecía Rindou para copiar la acción de su hermano- Parece que ustedes si lo están.

- Es divertido molestarte –sonrió inocentemente sin detenerse.

- Eres como una ardilla –agregó el de mechas celestes.

Yoshi los golpearía si los escuchara decir eso.

Dejé que siguieran apretando mis mejillas como si fuese algún juego anti estrés, escuchando de fondo el discurso maniático que decía el Kurokawa.

Hecho que me hizo contraer la nariz de molestia y ponerme de pie. Con agilidad, bajé unos cuantos contenedores hasta posicionarme al lado de Izana.

- Estás sucio –dije extendiéndole un pañuelo- ¿Sabes que si te entra sangre de otra persona, es probable que contraigas alguna enfermedad?

- ¿Cómo cuál? –preguntó recibiendo el pañuelo y limpiándose las manchas de sangre de sus manos y cara.

- Sida –sonreí maliciosamente inocente, ganándome una exclamación de sorpresa de todos los varones presentes- Asi que deja de golpear a la gente. No quiero que ninguno de ustedes se enferme por accidente.

-... De acuerdo –dijo rendido, lanzando el pañuelo al suelo y viendo a los golpeados que estaban de rodillas- Piérdanse, no quiero saber nada de ustedes.

- Gracias, Kurokawa-san –aplaudí irradiando brillo, he descubierto que Izana es débil ante las palabras cariñosas- ¿Quieres una galletita? Hice de chocolate esta vez.

- Está bien –asintió con calma, recibiendo aquel bocadillo.

- ¡Yo también quiero! –se quejó Hanma.

Suspiré divertida y me dirigí hacia ellos, dándole a cada uno una galleta grande, incluso a Shuji y a Kisaki. Y un aura rosita me rodeo cuando vi a Kakucho masticar mi comida tranquilo, eran tan tierno mi hijito.

- Cocinas muy bien –alagó Shion sin malas intenciones- Serás una buena esposa.

Ignóralo, es mentalidad de un hombre japonés de 2005... Ignóralo.

Mi sonrisa se tambaleo con algo de irritación, si bien no me gustó ese comentario, no podía culparlos ni regañarlos. Aunque luego me encargaré de corregirlos para que tengan una mente abierta.

¡Mis nenes se convertirán en grandes hombres!

- ¡ToMan ha llegado!

Tuve que retener mi gritillo de felicidad al oír aquel aviso acompañado con las múltiples motocicletas que hacían ruido en el muelle.

La gran batalla está por comenzar.

Quise colocarme al frente de todo, pero Mocchi me detuvo tomándome por las axilas y me llevó como si nada hasta un contenedor, sentándome con delicadeza.

- Son ordenes de Izana –dijo dándome una revista para colorear junto a unos lápices- No te muevas y entretente con esto.

¡Estos mocosos! ¡¿Cómo se atreven a tratarme como a una niña de tres años?!

Apreté el lápiz rojo y casi se lo tiro en la nuca, pero al ver el bonito dibujo de una mandala en la revista, se me pasó el enojo y me recosté boca abajo, lista para pintar sin salirme de las líneas.

Voy a tomarlo, pero me ofende muchísimo.

Antes de ponerme a rellenar las flores y demás, giré mi cabeza hacia el centro de la batalla, donde ambas pandillas se enfrentaban. Sonreí gatunamente, nadie de la ToMan faltaba, estaban todos los capitanes y vice capitanes sin falta, también Mikey y Draken, lo que hacía que estuviesen los 400 de ToMan contra los 400 de Tenjiku.

Inconscientemente, mi vista se dirigió hacia el bello pelinegro, quien tenía una liga en su boca junto a una sonrisa malvada.

Madre mía, que bendición. No puedo creer que yo solita me como a tremendo bombón. Baji Keisuke, eres un ángel caído del cielo, sino no se explica tanta hermosura en un solo cuerpo.

Escondí mi rostro sonrojado detrás del libro de coloreo y moví las piernas frenéticamente, no podía tranquilizarme si tengo a mi perfecto novio delante.

Cuando terminé mi momento espontaneo de fan, me senté en posición de loto para observar toda la pelea, aunque a veces tenía que entrecerrar mis ojos al estar medio ciega.

Me sorprendí al ver como Baji daba un paso al frente junto a Madarame, listos para iniciar con la tradición de la generación S62 sobre animar la pelea en un 1vs1.

Por fuera me mantenía inexpresiva, pero por dentro, una mini Keina lloraba brillitos y gritaba como loca mientras agitaba palos de luces.

¡Vamos, amorcito, dale el golpe más fuerte que tengas! ¡Tú puedes, mi nene!

De lejos, aprecie como Keisuke sonreía en grande para luego interrumpir el patético discurso de Shion, dándole un puñetazo en la mandíbula que lo dejó inconsciente en el suelo y un diente rodando por ahí.

¡Kya, mi lindo y sexy gatito!

Ahogué un chillido con mis manos, ocultando al mismo tiempo mi rostro colorado. Esa acción de Keisuke fue lo más caliente que pude ver en mi corta vida.

- Que bendición –susurré abanicándome con el libro de coloreo- Si sigue asi, más difícil será mantenerlo puro hasta el matrimonio.

- ¿Mantenerlo puro? –repitió Hanma sentándose a mi lado- ¿A quién quieres cogert...?

- No te interesa –lo corté pinchando su hombro con mi dedo- No es de tu incumbencia.

- Claro que lo es, me interesa saber con quiere acostarse la pequeña e inofensiva Keina –sonrió divertido.

- No me llames por mi nombre como si fuésemos cercanos –gruñí apartándome antes de que me abrace por los hombros- Soy papa casada, aléjate.

- ¿Papa?

Lo ignoré por completo al igual que Kisaki, el cual estaba a mi otro lado. Era como si estuviesen custodiándome para que no escapara.

Idiotas.

Me centré en la pelea que estaba por desarrollarse enfrente mio. Desde un inicio me hubiese gustado intervenir, tomar de la oreja a Izana y a Manjiro para que terminen todo esto, pero sabia que no sería fácil, asi que dejaré que se quiten las ganas de golpearse entre si, ya luego iniciaré la última fase de mi plan.

- ¡Ataquen!

Los puñetazos y las patadas iban y venían al igual que los gritos de dolor y fuerza. Este enfrentamiento no era como el de Moebius o Valhalla, esta vez, se estaban enfrentando 800 personas con el objetivo de posicionarse en la cima de Japón.

Me pregunto qué cara pondrán cuando lo sepan. Estoy ansiosa y emocionada, ya quiero verlos.

Mis ojos celestes se desplazaban por el muelle, viendo con atención como todos se golpeaban entre si, menos Mikey e Izana, quienes se mantenían hasta atrás de todos sin intervenir y siendo custodiados por sus vicepresidentes.

No podía localizar a Yuzuha ni a Taiju, lo que significaba que estaban cumpliendo con el pedido que les encargué; aquello me hizo sonreír ligeramente.

- Oye, Kisaki ¿por qué no me dieron uniforme? –pregunté con fingida inocencia.

- Porque no quiero que seas de Tenjiku, no aun –respondió fríamente- Eres muy apegada a ToMan, es probable que nos metas en problemas por eso.

- Lo entiendo, aunque yo quería una chaqueta de Tenjiku –hice un mohín de tristeza.

- Cuando ganemos y conquistemos Japón, podrás tener tu uniforme, hasta entonces, no.

Asentí desanimada, manteniendo mi aspecto de perrito bajo la lluvia, pero por dentro, me regocijaba en una amplia cama riendo como una villana y comiendo frutas mientras era atendida por muchos Keisuke's sin camiseta.

Gracias Kisaki por confirmarme lo que me faltaba.

Esfumé todos esos pensamientos de mi favorito y me volvía a centrar en la pelea, la cual iba ganando la ToMan por amplia diferencia. Era obvio, todos los capitanes y vice capitanes están presentes y son muy fuertes, en cambio, en Tenjiku solo hay cuatro reyes celestiales, no podían hacerles frente a los doce altos mandos de ToMan.

Sin embargo, había alguien que efectivamente podía encargarse de ellos sin problemas: Kurokawa Izana.

No solo lo comprobé con el manga, sino ahora mismo cuando él se abrió paso entre sus subordinados para enfrentarse directamente a los chicos de ToMan, dejando a la cuarta, quinta y sexta división sin sus líderes.

Agradecida con el de arriba que no le tocó un pelo a Keisuke, me iba a desconocer si su preciosa cara terminaba con un solo rasguño.

Ni bien el albino terminó con su tarea, Mikey también comenzó con su cercanía hacia Izana, no sin antes de noquear de una patada en la cien a los hermanos Haitani, a Mucho y a Mocchi.

El silencio reinó en todo el muelle cuando los presidentes de Tenjiku y ToMan quedaron frente a frente en un gran círculo despejado, a sus espaldas estaban Kakucho y Draken, listos para defender a sus líderes.

Como el escenario que deseaba ya estaba preparado, me puse de pie y sacudí mi falda de jean blanca. Antes de que Hanma me detuviera, ya que tenía la "orden" de mantenerme en un solo lugar, vi de reojo como alguien desde atrás lo tomaba del cuello y estrellaba sin piedad su cara contra el contenedor.

Me di vuelta al mismo tiempo en que una patada en la cabeza dejaba inconsciente Kisaki, justo al lado de Hanma, quien estaba igual de dormido y con (probablemente) su nariz rota.

Frente a mi estaban los mayores de los Shiba, Yuzuha con su pie estampado en la cien del moreno mientras que Taiju hacia lo mismo en Hanma pero con más brusquedad.

- ¿Te encuentras bien, Kami? –me preguntó la chica.

- Más que bien –sonreí acercándome a ellos- ¿Ustedes? ¿No tuvieron problemas en venir?

- Nada que unos golpes no lo solucionen –contestó el Shiba con gesto malicioso.

- Me alegro que estén bien –dije sin quitar mi sonrisa tranquila- ¿Trajeron lo que les pedí?

Yuzuha asintió entregándome una bolsa de tela, con entusiasmo, saqué de su interior la bonita prenda de ropa para observarlas mientras escucha de fondo los gritos de Izana y Mikey.

- Lamento haberlos molestado con esto –hablé mirándolos con suavidad.

- No fue nada, asi que no debes preocuparte –sonrió la castaña mientras Taiju simplemente asentía.

Les di una sonrisa de gratitud para posteriormente colocarme la prenda de ropa sobre mi camiseta negra ajustada.

Di una vuelta sobre mi eje para ver como me quedaba. Sonreí satisfecha, era tal y como lo imaginaba.

Era un precioso haori de color rosa pastel, en su espalda, justo en el centro, estaba el estampado de una hermosa y detallada corona de laureles bordada con hilo negro.

El haori tiene algunas escrituras con el mismo color del hilo. En el medio de la corona, está escrito "Kaizen"; debajo del dibujo, casi al borde del haori, tiene la frase "La gloria corona las acciones de aquellos que se exponen al peligro", dicha por el famoso conquistador Alejandro Magno; en mi manga izquierda dice "La mejora que se persigue en todo momento" y la derecha "Primera Generación"; mientras que al frente izquierdo pone "Presidente" y el otro lado "Ishinfuran".

Sinceramente, me costó un poco en poner en marcha mi imaginación para hacer el haori, pero estoy muy satisfecha con el trabajo y lo bonito y sencillo que queda. Valió la pena las horas que pasé en la biblioteca familiar para buscar algo que me ayudara a inspirarme.

- Muy bien, chicos, es hora –avisé dándoles una sonrisa- Andando.

Ambos asintieron, siendo Taiju quien nos ayudó a amabas a bajar del conteiner. Tomé la delantera, caminando a través de todos los pandilleros del lugar mientras que los hermanos iban a mis espaldas.

Al llegar al centro me detuve, apreciando como Mikey e Izana estaban heridos en igual de condiciones, se los notaba agotados, pero ninguno quería dar el brazo a torcer, lo que significaba que era mi turno de intervenir.

Aprovechando que todos estaban distraídos, di unos cuantos pasos adelante hasta quedar cerca de ellos.

- Keicchan, aléjate –ordenó Manjiro al verme de reojo.

- Esto no es de tu incumbencia, Keina –dijo Izana- Vete.

- Me iré si ustedes dos me entregan Tenjiku y ToMan.

El muelle quedó en completo silencio tras mi pedido, algo que era más que obvio, pero el tenso ambiente no me detendrá de conseguir lo que quiero.

- ¿Qué estás diciendo, Kami? –preguntó Draken confundido.

- Lo que escucharon, quiero a ambas pandillas bajo mi mando –dije sonriendo inocentemente- Ambas se unificarán en una sola pandilla, Kaizen, y yo seré su líder.

- ¿Acaso estás loca? –soltó un random de por ahí- ¡No puedes hacer eso, eres parte de Tenjiku! ¡¿Acaso te estás revelando contra Izana?!

- Creo que te estás equivocando, yo no pertenezco a ninguna pandilla –contesté- Abandoné ToMan y Tenjiku no me ha aceptado todavía.

Nuevamente, nadie supo que más decir. Y no mentiría, estaba sumamente nerviosa, pero no podía dar el brazo a torcer y la emoción aplacaba todo sentimiento negativo.

Para darme valor, aprecié a mi novio, quien estaba cruzados de brazos viendo todo atentamente.

Jodidamente sexy, si que si. Quien fuera cemento para sostener ese monumento.

Keisuke se sonrojo violentamente y desvio la mirada, completamente avergonzado. Pero yo solo manee mi colita de perro imaginaria.

- No podemos hacer eso, Keicchan –dijo Mikey algo serio para tratarse de él.

- ¿Por favor? –insistí.

- No –contestó Izana inexpresivo- Tengo que ganarle a Mikey.

- Y yo tengo que hacerle saber que somos hermanos –refunfuñó infantilmente el contrario.

La curva de mis labios fue bajando hasta quedar en una línea recta. Quise hacerlo por las buenas, pero no me dejan de otra.

Caminé hasta quedar justo enfrente de ellos, solamente me separaba un metro de cada uno. Ambos me miraron extrañados por la cercanía, pero mucho más por mi rostro serio y con algo de enojo.

- Ustedes y sus problemas de comunicación me tienen harta.

No los dejé que hablaran y coloqué mis manos en uno de los hombros de cada uno, para posteriormente presionar con la justa fuerza en un punto específico.

Un quejido salió de sus bocas al mismo tiempo en que cayeron desmayados. Antes de que toquen el suelo, los abracé apoyando sus cabezas en mis hombros.

- Dulces sueños –susurré dejándolos delicadamente en el suelo, uno al lado del otro.

Gracias Hayate-san por enseñarme técnicas de defensa.

Sacudiendo mis manos como si tuviera polvo, me di la vuelta para enfrentar a todos los miembros de cada pandilla, los cuales estaban en completo silencio sin saber qué decir o hacer luego de aquello.

- ¡Muy bien! –sonreí aplaudiendo- Ahora todos ustedes me pertenecen.








Nota: se prendio estooooo jasjasjjas

Algunos datos que les puede interesar:

- Kaizen es una expresión japonesa que significa "la mejora que se persigue en todo momento" e  Ishinfuran "con el corazón y la mente"

- Los laureles son símbolo del poder, el triunfo militar, el don de la profecía, y, sobre todo, el emblema de la poesía y el signo de la gloria.


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