» Capítulo 32
Murakami Keina no se consideraba alguien inteligente, pero si poderosa. No por el dinero de su familia y profesión, sino porque poseía un arma que nadie más que ella conocía: la trama de Tokyo Revengers. Conoce las personalidades de los personajes y los hechos, eso era más que suficiente para ser quien moviera las piezas de ajedrez de acuerdo al juego que ella deseaba iniciar.
Fue en la pelea de Halloween donde fue realmente consciente del poder que poseía en ese universo. No solo venía de otra realidad que le permitía conocer todo sobre esta, sino que también era capaz de tener a cada persona sobre la palma de su mano.
Lo comprobó lentamente en cada uno de sus amigos, incluso en Keisuke. El resultado fue algo que no supo cómo tomarlo porque no importaba qué decía o hacía, uno por uno hacía realidad lo que ella deseaba.
Pensó que simplemente fue porque conocía a los muchachos desde la fundación de ToMan, por lo que intentó comprobarlo con la familia Shiba. Es decir, Taiju era un completo loco que no iba a dudar en golpearla si no le caía bien, eso es lo que se mostraba en cada panel donde aparecía, pero bastó cuatro domingos para convertirlo en un chico dócil que la trataba bien.
¿Cómo debía sentirse al respecto? Tiene todo y a todos servido en bandeja de plata, pero ellos parecen soldados a la espera de una orden de su superior.
Era doloroso saber que ellos le hacen caso cuando ella abre la boca, pero también le aliviaba saber que no cometerían locuras gracias a su palabra que lograba "domarlos".
Viven sus vidas con normalidad, pero inconscientemente habían colocado a Keina como el número uno de sus prioridades, provocando que sus decisiones giren en torno a ella y su opinión.
Era un sabor agridulce que no podía digerir a gusto por el choque entre opuestos.
Y todo eso la llevó a pensar ¿qué fue de ella en los futuros que vio Takemichi? Sabe que en uno de ellos muere, pero ¿y en los demás?
¿También fue asesinada? ¿Se suicidó? ¿Perdió a su familia o amigos?
Aquella incertidumbre de no conocer su futuro fue la que terminó por convencerla de dejar de lado sus principios.
Cuando supo que había nacido en el mundo de Tokyo Revengers, se prometió intervenir solo lo necesario para no causar algún error en esa realidad.
Pero luego solo pensó "a la mierda".
Por más que intentó mentirse a si misma, siempre supo que era una villana camuflada de heroína, porque no le tembló la mano ni dudó en jugar con los sentimientos de las personas, aprovechándose de los problemas que tenían para luego ganarse el cariño y la lealtad de ellos.
Moralmente era cruel y malvada, porque por más que no cometió un crimen como robar o matar, ella manipulaba a la gente acorde a sus deseos para conseguir lo que quería.
Keina sabía la realidad de Emma donde no tenía amigas, entonces se convirtió en la mejor.
Sabía la inseguridad de Shinichiro hacia las mujeres, entonces le presentó a su hermana.
Sabía lo malo que era Keisuke en la escuela, también todo el amor que le tenía a su madre, entonces le enseñó todas las materias que quería y se ganó el cariño de Ryoko.
Sabía que cada uno de los miembros de la pandilla atravesó por un triste pasado, entonces se convirtió en una figura de confianza y amor que les brindaba todo eso que nunca tuvieron.
Ella conocía cada detalle personal de ellos, entonces tomó las debilidades de cada uno y las usó a su gusto.
Murakami Keina era una titiritera que usaba a sus muñecos para crear el panorama perfecto donde ella salía victoriosa.
Y luego de pensarlo detenidamente, contrario a lo que creía, no se sintió culpable, porque ella estaba más que dispuesta a utilizar a todos los títeres que sean necesarios para proteger a la gente que ama, aun si esos títeres son ellos mismos.
No le importaba ser vista como una villana por el resto de las personas, porque para su gente, ella era su heroína, su salvadora.
Y con este próximo enfrentamiento, haría lo mejor que sabe hacer: ser la directora de una bonita y perfecta obra de teatro.
El telón fue abierto y los personajes colocados en el escenario, solo falta que ellos sigan el guion que ella escribió.
⸻⭑✦⭑⸻
Desde el techo de una casa, un pelinegro observaba todo lo que le permití la altura. Su única misión esa tarde del 22 de febrero era vigilar lo que ocurría justo enfrente de donde se encontraba: la secundaria de Emma Sano.
Era un pedido de su linda novia, asi que obviamente aceptó sin problemas. El problema es que hace un día no la veía y eso comenzaba a molestarle, no porque estuviera lejos, sino porque está en un lugar que no conocía con gente considerada enemiga.
De solo pensar en que estaba rodeada de hombres lo hacía apretar los dientes y gruñir con irritación.
- Maldición, Keina –susurró acomodándose sobre el techo de la casa- Más te vale tener razón sobre esto, porque sino...
Se interrumpió a si mismo cuando vio a un pequeño grupo de estudiantes donde Emma iba de ultimo; según Keina, la rubia tenía clases extras por lo que no habría casi nadie.
Hasta ahora no había nada extraño, simplemente Emma apoyada en el mural de la secundaria a la espera de su hermano mayor que prometió ir a buscarla.
Baji repiqueteaba sus dedos sobre las tejas del techo, sintiéndose muy ansioso de que se hiciera realidad lo que le comentó Keina aquella vez.
"Kisaki y Hanma van a matar a Emma"
Obviamente idearon un plan para impedirlo, pero le irritaba ser él quien se quedara quieto sin hacer casi nada. Él quería golpear a esos bastardos hasta dejarlos sin dientes, no sentarse a ver el paisaje sin poder intervenir.
Estuvo a punto de hacer un berrinche cuando sus ojos marrones captaron a la motocicleta de Mikey con él conduciéndola y su hermano mayor de acompañante.
Es como dijo Keina, Shinichiro iba a venir.
Una sonrisa de orgullo (y un toque de malicia) se pintó en su rostro de solo pensar en la expresión concentrada que tenía su novia cuando le explicó el plan. Recordarla hizo que una imaginaria cola de perro aparezca detrás de él para menearse con fervor.
Sin quitarle la mirada de encima a la familia Sano, quien parecían hablar de algo, apreció como de un lateral venían dos personas más caminando.
¿Y esa rata albina?
Su sonrisa se contrajo de molestia al ver a un peliblanco recibir gustosamente una galleta que le ofrecía su novia mientras caminaban en dirección a la secundaria.
¡Kya, mi precioso! ¡Se ve tan jodidamente sexy con esa polera, sabía que le quedaría bien el rojo! ¡Encima lleva una coleta baja! ¡Mi novio es tan perfecto! ¡Hace tanto no lo veía que voy a llorar, ahora quiero ir a buscarlo pero debo aguantar por la misión! ¡Buaaaa, quiero estar con mi bebecito!
Baji sonrió con superioridad y arrogancia al oírla, ni siquiera sabe por qué se pone celoso si sabe que Keina piensa únicamente en él aun estando con otro hombre a su lado.
- Esa es mi chica.
Mantuvo sus ojos encima de la escena que tenía delante, donde los hermanos Sano dejaron de conversar al ver a Izana parado enfrente de ellos mientras que Keina se hacía un lado. Según el plan, ella llevaría al Kurokawa hacia ese punto con la excusa de que solo saldrían a dar un paseo.
Desde lejos, vio como la Murakami le guiñaba el ojo con una pícara sonrisa, haciéndolo sonrojar ligeramente, se alegraba de verla tan bien.
¡Mi bebé sonrojado, que bello! ¡Una cámara, necesito una cámara! ¡¿Por qué demonios nadie está fotografiando tal belleza!
El chico negó con la cabeza, no podía distraerse con los pensamientos de fanática de su novia. Debía estar atento a lo que ocurría enfrente de él.
- Maldición, no pudo escuchar nada desde aquí –chasqueó la lengua viendo como Shinichiro e Izana parecían discutir- Jodidas películas que te hacen creer que puedes escuchar todo.
Gracias a Keina, supo de los problemas entre los hermanos Sano, por lo que habían planeado aquella reunión para que arreglen sus diferencias, pero no parecían ir bien, pues cuando Shinichiro quiso acercarse a Izana, este lo empujo para gritarle, y si no le fallaba la vista, podía jurar que lo vio con lágrimas en los ojos. Ante ese acto, Emma intervino para hablarle mientras que Manjiro se quedaba un poco apartado, como si no supiera qué decir.
Keina le dijo que no era algo en lo que debían intervenir, sino que era una cuestión de hermanos que podían resolver solamente entre ellos, por lo que se acomodó de mejor manera para seguir viendo.
Sus ojos marrones se desplazaron hacia la pelirosa, quien parecía morirse de los nervios la ver la situación que comenzaba a subir de tono.
Parece una gelatina de frutilla.
Una risa estuvo por escaparse de su boca ante tal pensamiento, pero el sonido de un caño de escape hizo que se pusiera alerta.
Aun sentado, giró su cabeza para la izquierda, observando como una motocicleta iba a en la dirección de aquellas cinco personas.
Estuvo a punto de bajar de un salto de aquella casa y tirar el objeto que tenía entre sus manos, pero luego recordó las palabras de su novia.
"Recuerda esto mi vida, no debes dejar tu posición por nada del mundo, yo estaré bien"
Chasqueó la lengua con molestia y preocupación, solo podía confiar en Keina y su plan.
Por mientras, la Murakami mordía su labio inferior con nerviosismo, la conversación entre hermanos no iba tan bien como pensó. Estuvo a punto de hablar para calmar a Izana, pero los pelos de su nuca se erizaron en advertencia, causando que se dé vuelta rápidamente.
Ahí, venía rápidamente una motocicleta con dos personas a bordo, y una de ella con un bate en manos.
Son ellos.
Antes de poder resguardar a Emma, vio como una melena rubia venía corriendo a máxima velocidad, tanta que incluso levantaba una nube de polvo, tal cual en las caricaturas.
Un chillido de sorpresa y susto salió de su boca cuando Takemichi se lanzó de frente hacia todos ellos, llevando al suelo a Manjiro, Emma y a ella, pues eran quienes estaban más cerca entre si.
Al mismo tiempo en que ocurría aquello, en un reflejo, Izana empujó hacia atrás a Shinichiro a la vez que él mismo se apegaba a la muralla de la escuela en busca de resguardo.
El bate que llevaba Kisaki pasó por encima de todos ellos sin siquiera rozarlos, provocando que apriete los dientes con todo el odio y enojo que tenía.
- ¡Hanagaki Takemichi! –gritó furioso al ver que su plan nuevamente falló por el rubio.
Quiso bajarse de la moto para terminar con lo que inicio, quería asesinar a alguno de los hermanos Sano o a Keina, lo necesitaba hacer para tener a Manjiro en la palma de su mano. Sin embargo, Hanma se lo impidió al arrancar la motocicleta e irse lejos de ahí.
- ¡¿Qué mierda haces?!
- ¡Si nos quedamos aquí, esto podría empeorar! –respondió con una sonrisa divertida- ¡Recuerda que puedes arreglarlo en la batalla de esta noche!
Una vez el sonido de la motocicleta se perdió por completo, Keina se sentó de golpe ignorando su melena despeinada y tocando todo su cuerpo.
- ¡Estoy viva! –celebró para luego tomar por los hombros a Emma y sacudirla- ¡Y ustedes también!
- Ugh, si –dijo mareada por las sacudidas y el golpe en su cabeza- Detente, Keina.
La ignoró por completo y se abrazó a ella tal cual un koala, escuchó un suspiró de la rubia pero no le prestó atención, solo estaba enfocada en observar a los cuatro varones, donde los dos rubios se ponían de pie mientras el resto parecía algo cohibido por el repentino ataque.
Sin que nadie la viera, sonrió victoriosa y satisfecha. Ella sabía que Izana ama a Shinichiro por más que lo niegue, por lo que era obvio que lo iba a proteger de Kisaki.
Lo único que no tuvo en mente fue la aparición de Takemichi, pero internamente estaba agradecida de ello, no solo la salvó a ella, sino a Mikey y Emma.
¡El plan fue un éxito!
- Deja de reírte como villana, das miedo –habló Emma.
Keina jadeo ofendida y se separó de ella con intenciones de comenzar una discusión, pero ni bien abrió la boca sintió como la tomaban del cuello de su polera, como a un gato de su pellejo, para luego alejarla por completo de la Sano.
- ¿Kurokawa-san?
- Nos vamos –dijo dejándola en el suelo.
- ¡Izana, espera! –gritó Shinichiro, se lo veía desesperado y triste- ¡Hablemos, por favor!
El albino lo ignoró y continúo caminando con la pelirosa a su lado, quien se despidió de ellos con un gesto de manos y una sonrisa apenada; y luego de unos segundos caminando, Keina pudo notar el decaído semblante de Izana, haciéndola sonreír ligeramente.
Está dudando... Muy bien, sigue asi.
Por otra parte, Baji sonrió con molestia y apretó con fuerzas el aparato entre sus manos al ver como esa "rata albina" la tomaba con tanta confianza, pero tuvo que reprimir todos sus impulsos para irse a preparar.
Todo estaba listo para la obra final.
Nota: que tal gente bonita?
Me gustó escribir este cap, especialmente la primera parte donde se expresan bien los sentimientos y la situación de Keina, qué piensan ustedes?
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