Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

» Capítulo 29

- Bartolito era un gallo que vivía muy feliz, y cuando el sol aparecía Bartolito cantaba asi...

Al finalizar la estrofa emití un cacareo silencioso, estaré pendeja por cantar en español en medio de la calle, pero no tanto como para imitar a un gallo.

Con serenidad, inhalé una gran cantidad de aire para luego expulsarla, observando como las nubes del cielo celeste se movían con lentitud.

Sin embargo, aunque mi fachada exterior era una tranquila, calmada sin nada que temer, por dentro estaba rezando y encendiendo velas en un altar a todos los astros, dioses o lo que sea que tenga poder celestial para que lo que tengo pensado hacer funcione bien.

¿Por qué? ¡Oh, ya recuerdo! ¡Porque a doña Keina se le ocurre jugar a la heroína que salva a adolescentes con traumas y que tienen problemas de comunicación! ¡Genial, simplemente genial! ¡Para eso hubiera reencarnado en un perrito de terapia!

Estuve a punto de patear un bote de basura que estaba cerca mío, pero detuve mi pie antes de que se estrellara y simplemente refunfuñé volviendo a mi camino. Gigi-nee me dijo que si sería delincuente no podía ensuciar las calles, y aquí se hace lo que ella diga.

Muy pandillera y malota, pero mientras siga viviendo bajo su techo ella sigue mandando.

Ante aquel pensamiento, no pude evitar inflar mis mejillas en protesta a la vez que me sentaba ágilmente sobre un pequeño muro de cemento, el cual tenía vista directa a un gran puerto, lugar donde solía ir con Manjiro cuando él me raptaba de la secundaria en busca de diversión y luego quería dormir hasta que Ken nos encontraba y regañaba por irresponsables.

Sonreí como tonta al recordar aquellas veces donde discutíamos pero que siempre terminaban en risas. Y sin darme cuenta, alguien se sentó a mi lado, haciendo que giré mi cabeza con curiosidad, aunque al ver quien era una leve sonrisa se pintó en mi rostro pues conocía más que nadie a esta personita que observaba al frente.

- El clima está agradable ¿no lo crees? -pregunté suavemente volviendo mi vista al puerto- A pesar de que hace frio, estar fuera es cálido y relajante.

- ¿Te gusta el invierno?

- Si, aunque prefiero el otoño, es la estación perfecta, no hace frio ni calor -contesté con normalidad, sentándome en posición de loto- ¿Y a ti?

- Si, me trae buenos recuerdos -asintió viéndome con una sonrisa.

- Eso es bueno de oír -le devolví el gesto- ¿Cómo te llamas? Yo soy Murakami Keina, un gusto.

- Kurokawa Izana, también es un gusto.

Mi semblante sonriente y sereno se mantenía, sintiéndome internamente muy feliz de que al fin se presentara este muchachito que se ganó mi corazón y me hizo llorar como cataratas cuando llegó su fin en la obra.

Esta vez, sabiendo que él me conocería gracias a su red de información hecha por Kisaki y me buscaría para su beneficio, tenía planeado encontrarme con él casualmente para asi intentar conversar y evangelizarlo con cariño fraternal y unirlo a su familia como tuvo que ser desde el principio.

Y esto me tenía pensando desde antes de Navidad, pues pensé que como ahora Shinichiro estaba vivo, todo se resolvería con paz y armonía. Que equivocada estaba, porque ahora que veo a Izana puedo decir con seguridad que él no estaba bien... ¿será que todavía tiene celos de Manjiro?

- ¿Kurokawa Izana? -repetí fingiendo pensar- Tal vez soy terrible para recordar, pero ese es el nombre de uno de los hermanos de mi cuñado Shinichiro.

Ante mi comentario, él se tensó y su sonrisa se congeló. Yo fingí que no me di cuenta y hurgué en mi mochila, logrando sacar con éxito unos bollos rellenos de mermelada.

- ¿Gustas? -le ofrecí uno. Si gente, yo conquisto corazones a través del estómago.

El albino observó mi mano con el bocadillo y luego de unos segundos lo recibió con un leve asentimiento en agradecimiento.

- Encontré esta receta en una revista -comenté mordiendo un trozo, haciendo un sonido de satisfacción al sentir la mermelada y la masa tocar mi lengua- Wow, me salieron deliciosos. Pufff, era obvio...

- ¿Shinichiro te habló de mí? -preguntó ignorando mi fanfarroneo.

- ¡¿Asi que si eres tú?! -solté con entusiasmo al ver que mi plan iba como quería- Que gran sorpresa encontrarme con el gran Izana, mi cuñado no dejaba de hablar de maravillas sobre ti, tanto que me dieron ganas de conocerte.

Seguí masticando con placer aquel bollo, esperando a que él hablara. Pero viendo la situación en la cual no soltaría la lengua debido a su estado de asombro escondido y solo comería, decidí ser yo quien siga el hilo de la conversación.

- Una vez cuando estuvimos solos en su taller, Shinichiro dijo que su sueño era conducir en motocicleta con sus dos hermanos, pensé que hablaba de Emma y Mikey, pero me corrigió diciendo que había otro chico, su hermano menor Izana -dije, esto no era mentira, Shinichiro realmente me lo confesó- Cuando le pregunté cómo era ese chico, no dejó de hablar sobre ti hasta que le lancé un tornillo en la cabeza, decía "Izana conduce muy bien la motocicleta" "Izana pelea asombroso, aprendió del mejor" "Izana es muy amable" "Me gusta escucharlo reír" Izana esto, Izana lo otro ¡Bah, me había hartado, solo tenía boca para hablar de ti! Incluso me sentí celosa de tener un hermano que te presuma de esa manera tan bonita, el mío solo sabe decir groserías y la otra me regaña.

Sin darme cuenta debido a mi parloteo, el rostro del ojivioleta había tomado cierto color rojo y sus iris adquirieron cierto brillo.

-... Y asi es como me contó cuando te peinó ridículamente y se burló de ti -finalicé tragando el último bocado de mi bollo, girándome hacia él al no escuchar nada, encontrándomelo con la cabeza abajo viendo detenidamente su mano vacía- ¿Heh, Kurokawa-san? Lo siento ¿dije algo mal? -hablé apresuradamente, fui una imbécil por soltar la lengua tan descuidadamente.

- No, descuida -me sonrió como si nada, poniéndose de pie- Ese bollo estaba delicioso. Nos vemos, Murakami Keina.

- Ah... si, está bien -susurré viéndolo alejarse sin darme una sola mirada.

Cuando lo perdí de vista, me desinflé boca arriba en el muro, ignorando lo frio del cemento.

No me había dado cuenta de lo tensa que estaba desde que comenzamos a conversar, pero es que debía estar alerta y elegir mis palabras con mucho cuidado si no quería que Izana perdiera el control o algo por el estilo, después de todo no es broma su estado mental.

- Bueno, fase uno lista, falta lo otro -suspiré.

Tomé mi teléfono para llamar a los chicos, debía alertar a cada uno de ellos de los posibles ataques de Tenjiku, pues si bien ellos viven, no quería que se lastimaran. Además, como cambie la línea temporal debido a mis acciones, no sé si algo se saldrá del "guion", por ejemplo Keisuke, de Kazutora o de los hermanos Shiba ya que ellos no aparecen en el arco de Tenjiku.

Manteniendo mi mirada celeste en el cielo claro, me mentalicé sobre la siguiente batalla, provocando que los engranajes de mi cabeza se muevan rápidamente en busca de un plan que evite las tragedias que se avecinan.

Sin darme cuenta, mi semblante de siempre decayó lentamente hasta dar paso a una inexpresiva. Repentinamente me sentí cansada, el impulso de bajar los brazos y aislarme de todas las personas se hizo presente en mi, aunque no tenía idea de la razón ¿por qué quería alejarme de las personas que amo? Es ridículo, deseo con todas las fuerzas quedarme al lado de ellos y verlos ser felices, pero por algún motivo, cuando pensé en manera de salvarlos, sentí que una abrumadora responsabilidad recaía sobre mis hombros, y aquello se me hizo agotador.

Sin ser consiente, un largo suspiro se escapó de mi boca justo cuando mi vista al cielo fue obstruida gracias a unos grandes orbes marrones.

- ¿En quién estás pensando que no sea en mí?

- En realidad si pensaba en ti, solo que con más seriedad que de costumbre ¿o acaso quieres que te desnuda con la mente como siempre? -sonreí con burla incorporándome para verlo- ¿Qué haces aquí, bebé?

Keisuke resopló al oír lo primero y se sentó a mi lado con la vista al puerto.

- ¿Te olvidaste? Íbamos a salir al parque de diversiones -respondió serio- Tú me dijiste que viniera a buscarte.

- Ay, carajo, lo siento -golpee mi frente- Lo lamento, de verdad...

Miré a mi pareja con toda la pena del mundo, pero él solo se mantenía serio, haciéndome sentir una completa imbécil por olvidar nuestra cita. Yo nunca me descuido con todo lo que esté relacionado a Keisuke, pero hoy por sobre pensar, me olvidé de algo como esto.

Apreté mis labios sin saber que decir para excusarme, solo me acerqué a él y me senté sobre sus piernas como siempre hago, como un koala, escondiendo mi rostro en su cuello.

- Lo siento -susurré- Prometo compensártelo...

En respuesta, Keisuke envolvió sus brazos alrededor de mi cintura y me atrajo aún más hacia su pecho. El silencio entre nosotros era acogedor, y al igual que siempre, yo me sentía reconfortada de solo estar a su lado.

- Desde hace unos días te he visto más apagada -habló acariciando mi espalda- ¿Ocurre algo?

- No, claro que no -respondí calmada jugando con sus largos cabellos- Todo está en orden ¿por qué lo preguntas?

- Estás mintiendo -dijo, y antes de poder negárselo él continuó hablando- Cada vez que mientes tiendes a mantener tus manos ocupadas, no creas que eres la única que observa bien.

Rápidamente dejé su pelo en paz y el calor no tardó en subir a mi rostro, haciéndome sentir como un niño al que acababan de atrapar haciendo una travesura.

- ¿Sabes? Desde que nos conocimos, supe que algo ocultabas -dijo con voz seria, provocando que me tensé en mi lugar- Apareciste y nos trataste como si nos conocieras de toda la vida, eras amable y te importábamos tanto que te involucraste en la pandilla, también sabes muchas cosas que nosotros no, como la batalla de Halloween o Navidad.

- Keisuke...

- Aun asi, nunca quise preguntarte porque pensé que tenías tus razones y no quería arruinar la relación que teníamos -continuó- Pero últimamente te he visto mal, odio presionarte, pero no puedo ver a mi novia en ese estado, asi que dime, Keina ¿qué demonios te ocurre?

Mordí mis labios ajustando más mi agarre en él al sentirme tan expuesta ¿tan obvia fui? No, no importa si sospecha o algo, mientras no se lo confirme todo está bien.

No puedo involucrar su vida en mis planes, no luego de que estoy hice lo posible por salvarlo.

- Te imaginas cosas -bufé como si nada, separándome de su cuello para verlo a los ojos con una sonrisa- No ocurre nada, tal vez estrés por los Juegos Olímpicos, nada más.

- ¡No me mientas! -gruñó tomando mi rostro entre sus manos, provocando que me sorprenda ante su semblante enojado- ¿Te piensas que no me doy cuenta? Tu sonrisa se ve fingida y tienes ojeras que ni con maquillaje se tapan, no creas que puedes fingir estar bien cuando te observo todos los días.

- Basta, no me pasa nada, de verdad -dije sintiendo mis ojos humedecerse y desviando mi mirada, no quería hablar de esto, era algo que debía hacer sola para que ni él ni los demás salgan lastimados.

- ¡Basta nada, Keina! -habló con dureza enderezando mi cabeza para que siga viéndolo a los ojos- Sabes que no soy alguien paciente, asi que dime que mierda te ocurre ¿alguien te está amenazando? ¿es algo sobre la pandilla? ¿es tu entrenamiento? ¿es la escuela? ¿tu familia? ¿algún bastardo te dijo algo hiriente? ¡Responde, carajo, quiero ayudarte!

- ¡Son ustedes! -exploté finalmente, cerrando mis párpados y dejando bajar gruesas lágrimas.

Ante mi respuesta, Keisuke cerró su boca y frunció el ceño. Por mi parte, solamente sollocé y dejé caer mi cabeza hasta apoyar mi frente en su hombro.

Tenía tantas ganas de golpearme. Por más que quise guardarme todos mis secretos hasta la tumba, él vino como si nada y rompió todas las paredes que me esmeré en construir para protegerlo a él y a los demás.

- ¿Hicimos algo mal? -preguntó en tono suave.

- No... -dije en un sollozo y apreté con fuerzas mis ojos- Nunca harían algo mal... yo solo...

- ¿Qué? ¿Qué es ese "ustedes" que te tiene asi? -insistió, dándome más ganas de llorar.

Keisuke de verdad está preocupado por mi, está aquí abrazándome con todas sus fuerzas y demostrándome lo mucho que me apoya y quiere. Pero ¿realmente estará bien decírselo?

- Por favor, mi niña, dime qué puedo hacer para ayudarte -pidió tomando mi rostro entre sus manos y limpiando mis lágrimas con sus pulgares.

- Esta... esta es mi segunda vida -mis labios temblaron al decirlo, rindiéndome por completo.

Por un momento me arrepentí ante el abrumador silencio que se formó por mi confesión, pero ya no había vuelta atrás.

- ¿Qué quieres decir? -preguntó frunciendo el ceño.

- Y-yo morí y ha-hace quince años volví al pasado -continué- En mi anterior vida, nosotros nos conocimos junto a los demás, es por eso que conozco muchas cosas y sé varios acontecimientos...

Lamento tanto mentirle al rostro por más preocupado que esté, pero jamás le diré que anteriormente fui Xiomara en un mundo donde ellos solo existen en el papel y la pantalla.

- También mantuve mi misma posición y tuvimos las mismas batallas -dije deteniendo mis lágrimas y restregando mi mejilla en su mano- Todo lo que ha ocurrido desde la formación de ToMan hasta 2017, todo eso lo conozco.

- ... ¿Cómo moriste? -preguntó, sorprendiéndome ya que creí que preguntaría otra cosa, no eso.

- De una apuñalada -respondí, no era tanta mentira, después de todo se supone que yo fallecí el 31 de octubre.

- Tuvo que haber dolido -susurró con una mueca- Yo... lamento no haber estado ahí.

Me sorprendí ante sus palabras, mucho más al verlo tan triste y aferrándose a mi con tanto dolor.

- ¿Por qué lo lamentas? -pregunté- No tienes la culpa.

- Si, porque si hubiera estado ahí no te habría dejado morir -respondió con seguridad enterrando su rostro en mi pecho- Si en esa vida no estuve a tu lado, juro que en esta haré hasta lo imposible por mantenerte a salvo. No dejare que nadie te lastime, Keina, tenlo por seguro; y si llego a fallar, moriré detrás de ti, te buscaré en la próxima vida, haré que te enamores de mi y volveré a entregar todo de mi solo para ti.

Las lágrimas que me esmeré en detener volvieron a aparecer al escucharlo, lamí mis labios y lo abracé con fuerzas para luego besar su coronilla con todo el amor que tenía.

- Eres tan jodidamente lindo -reí entre el llanto y despeinando sus cabellos- Te amo tanto, bebé.

Keisuke salió de mi pecho y comenzó a limpiar con pequeños besos las gotas de agua de mi rostro, haciendo que un gran sonrojo apareciera.

- Yo te amo más -dijo besando mis párpados, generando que los cierre- Gracias por confiar en mi, Keina.

Antes de poder siquiera contestar, sentí como sus labios conectaban con los míos con suavidad. Mi colita de perro imaginaria apareció a la vez que toda mi preocupación y cansancio se esfumó, cuando mi favorito me besa no existe nada más que él.

Con calma devolví el gesto ladeando mi rostro y apoyando mis manos en sus hombros mientras que sus manos acariciaban mi cintura con lentitud.

- Entonces ¿me puedes contar más sobre eso? -preguntó cuando nos separamos- Ya que se tu secreto, podemos hacer algo entre los dos para evitar que ToMan se desvié ¿no?

- No es necesario, puedo hacerlo sola -dije con una sonrisa acariciando sus mejillas- Solo quería desahogarme, no hace falta que te involucres.

- No, ni lo pienses -se negó rotundamente- Tú no eres Dios como para soportar tanto, no te dejaré que cargues con la vida de cada uno como si tu no fueras un humano.

Mi corazón se calentó al escuchar sus palabras, sintiendo como mis hombros se volvían más ligeros. Tal ver oir eso de su boca era lo que más necesitaba.

- Está bien, pero si planeamos hacer algo, antes debe ser conversado entre ambos -dictaminé seria- ¿De acuerdo? No quiero que ocurra nada malo.

- A tus ordenes, mi niña -sonrió en grande.

Suspiré, siempre caigo en sus encantos, maldito gatito, pero tampoco me quejo.

Por mientras yo narraba varios de los acontecimientos que conozco por el manga, obviamente cambiando algunas cosas para que coincida con mi "vuelta al pasado", no me di cuenta que alguien nos observaba.

Takemichi, quien había ido en busca de su amiga para conversar luego de ese trágico futuro, sonrió radiante al ver como ella se desahogaba y se quitaba el peso de cargar con el apodo de el "Ángel de ToMan". Le hubiera gustado escuchar mejor su conversación, pero los autos y el ruido del puerto más su distancia con ellos le imposibilitó oír todo, solo sabe que Keina ya está bien.

Y eso era suficiente para él.









Nota: capitulo mas largo de lo normal, pero meeeeh, disfrutenlo chikis

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro