» Capítulo 15
- ¡Muy bien! ¡Si, asi! ¡Mira ese derechazo!
- ¿Es en serio, Keina? Hace un minuto estabas llorando.
- Si, no todos los días tienes la dicha de ver al amor de tu vida peleando.
Puede parecer absurdo que ahora esté haciendo gestos con mis manos para imitar los golpes de Baji cuando, como dice Emma, hace segundos estaba nerviosa y llorando por verlo pelear. Tal vez era un mecanismo de defensa automático que tenía para intentar sobrepasar estas situaciones.
- ¡Takemicchi, Mitsuya!
Los gritos de Emma me sacaron de mi ensoñación y giré a ver a una parte del estacionamiento, donde ambos varones aparecían.
- Ya teníamos todo controlado -suspiró el pelinegro tirando al suelo a un tipo.
- ¡Draken-kun, Baji-kun! -soltó Takemichi- ¡¿Están bien?!
- Siguen apareciendo como cucarachas -escupió algo de sangre Ken.
- ¿Creen que los cuatro tienen alguna oportunidad? -se burló uno de Moebius.
Que idiota que diga algo como eso cuando Keisuke y Draken acabaron con casi todos los tipos, solo quedan menos de diez de pie.
- Rodéenlos y mátenlos -ordenó Peyan- Déjenme a Murakami.
- Este hijo de puta -susurró Baji con una sonrisa completamente enojada, pero no llegué a escucharlo.
Con Emma nos abrazamos con algo de miedo ante la tensión que se percibía, pero luego nos miramos en sincronía con una gran sonrisa de alivio cuando oímos a la lejanía el sonido de una genial y conocida motocicleta.
- Ese ruido del escape -sonrió Mitsuya.
- Es la CB250T de Mikey -completó Draken.
¡Nuestro salvador! En mi interior, una pequeña Keina lloraba desconsoladamente mientras movía palos de luces de un lado a otro, feliz de ver a Manjiro derrapar con su moto en medio del estacionamiento.
- Ya lo entiendo -habló bajándose de su vehículo- Me llevaron a otro lugar para poder atacarlos ¿huh? Entonces sería mi culpa que ToMan quedase divida en dos ¿verdad?
- ¡Solo hago esto por Pachin! -gritó Peh.
- ¡Este no es tu estilo, tu nunca lastimarías a Keicchan! -lo interrumpió- ¿Quién te guio a esto?
- Wow, que sorpresa -giré mi rostro hacia la nueva pero conocida voz, y fruncí el ceño con desagrado al verlo- Mikey no es solo fuerza. Que aburrido.
- ¿Y tú eres? -preguntó el Sano acercándose despreocupadamente.
- No importa quien soy, pero por el momento estoy a cargo de Moebius -contestó- Mi nombre es Hanma.
- ¿Asi que tú eres el asqueroso rarito detrás de todo esto?
Ahogué un grito cuando vi como Mikey atacaba con su famosa pata explosiva, el sonido que produjo el choque fue realmente asombroso, pero aun si fue bloqueada.
- No actúes tan apresurado, Mikey -sonrió Hanma- Mi misión es destruir a ToMan, y la mejor forma de hacerlo es haciéndolos pelear entre ustedes. Pero creo que esto funciona, con estas manos, voy a acabar con el "invencible" Mikey ¡y los destruiré!
Mi piel se estremeció ante la sonrisa espeluznante de Hanma y solo atiné a abrazar a Emma y al peluche de unicornio.
- ¡Moebius entera cien personas contra cinco sujetos de ToMan! ¡No se acobarden como la última vez, idiotas! ¡No soy igual de blando que Osanai! ¡Si corren, los cazaré y golpearé hasta que ya no tengan dientes!
Baji dijo lo mismo hace un rato, pero a él si le queda bien decirlo, no como a Hanma que le queda asqueroso.
- Vayan por Mikey y Draken -sonrió Shuji- Y mátenlos a los dos.
Observé como Baji me daba una mirada que no pude descifrar, pero lo dejé pasar cuando escuché a las varias motocicletas venir hacia nosotros.
- ¡Mis nenes! -lloriqueé viéndolos llegar.
- No estoy interesado en un conflicto interno -habló Mucho.
- ¡Pero si es contra Moebius, podemos soltarnos! -sonrió enojado Smiley.
- Parece que hoy terminaremos esta pelea -dijo Kazutora tronando sus dedos y haciendo sonar su arete de cascabel- Espero que estén preparados para las consecuencias si hicieron llorar a Kami.
- Ven, Keina -habló Emma.
Me tomó de la mano y me arrastró para alejarnos de ojo del huracán, pues saldremos heridas si nos quedamos en medio de todos los pandilleros.
Finalmente, la batalla había estallado con ganas.
Desde mi posición podía ver como ambas pandillas arremetían contra su oponente, buscando la victoria para sus compañeros. Y por más que me gustaría ver como Baji sonreía emocionado y golpeaba a esos tipos mientras la ropa se le pegaba a su lindo cuerpo, tenía que hacer algo.
- Hina-chan -pronuncié al verla correr hacia nosotras, asi que no dudé en abrazarla- ¿Estás bien?
- Si, de repente vi a Takemichi-kun venir por aquí y lo seguí -contestó con nervios- ¿Qué ocurre?
- Pelea entre pandillas -respondió Emma- No hay que movernos o podrían atacarnos.
- Quédense aquí -pedí dándole el peluche a Hinata.
- ¿A dónde vas? ¿No dije que hay que quedarnos quietas?
- No se muevan de aquí y golpeen en las bolas a quien se les acerque.
Las ignoré y corrí adentrándome a la pelea, sabía que todos ellos estaban entretenidos golpeándose entre si como simios (no, Baji no es un simio, es mi amorcito), asi que sabía que no prestarían atención si hago bien mi jugada.
Tenía que buscar a Ken para evitar que lo apuñalen, en este punto de la historia ya no me puedo confiar en la trama original, por lo que él podía morir.
Mientras lo buscaba con urgencia, me frené a una distancia considerable, viendo y escuchando algo de la conversación que tenían Mikey y Peyan.
- ¡¿Por qué quisiste atacar a Keicchan?! ¡¿Entiendes de la magnitud del problema si Moebius llegaba a tenerla en sus manos?!
- ¡Cállate!
- ¡Sabías que Kenchin y yo nos reconciliamos! ¡Y aun asi, hiciste alto tan sucio como usar la ayuda de Moebius!
- ¡Se reconciliaron sin consultar a nadie, no lo aceptaré!
- ¡La cosa con Pah ya se arregló!
- ¡¿Se terminó sin haber hecho una mierda con su arresto?! ¡¿Es esto una puta broma?! -gritó golpeándolo- ¡Esto es lo único que se puede hacer! ¡¿No es asi?! ¡Pachin lo era todo para mi! ¡Si ToMan va a abandonar a Pachin, entonces no tengo más opción que hacerme su enemigo! Vamos, Mikey ¡¿por qué no peleas?!
- Mírame ¿Te parece que me estoy riendo? ¿Parece que el arresto de Pachin es un tipo de broma? Me parte el corazón -habló juntando sus frentes- Keicchan fue la única que hizo algo por Pachin, si no fuese por ella, Pah estaría un año en la correccional, pero le redujeron la condena a solo cuatro meses... Ella fue la única que tuvo la valentía de enfrentar a la policía y mentir solo para salvar a Pah ¿pero nosotros? Fuimos unos cobardes que huyeron.
Tragué saliva ante aquello, pero no tenía tiempo para seguir pensando en ellos, ahora tenía que buscar a Draken.
Reanudé la búsqueda a pasos rápidos, pero de repente, mis pies chocaron contra algo en el suelo. Puse mis manos al frente para amortiguar la caída, ocasionando que mis rodillas y palmas se raspen con dolor.
- Ay mamita -me quejé sentándome en el suelo para girar hacia lo que me había hecho caer.
Sentí como mi respiración se detuvo y mis ojos se abrían con horror.
- K-ken... -murmuré con mis labios temblando.
Gateé con rapidez para llegar hacia él y lo di vuelta como pude, sintiendo como las lágrimas amenazaban con salir.
- ¡Ken! -grité con todas mis fuerzas al no verlo despertar.
Mis manos tanteaban su cuerpo para buscar la herida de cuchillo, encontrándola justo en una parte de su abdomen.
- ¡Kami-chan! ¿Qué ocurre?
- Takemichi -murmuré girando mi rostro lloroso hacia él- K-ken... él...
- ¡¿Qué pasa, Takemicchi, Keicchan?! -habló Mikey desde lejos.
- ¡Draken-kun! -gritó el Hanagaki arrodillándose a mi lado- ¡Draken-kun... fue apuñalado!
No, no quería escuchar esa palabra. Él no pude morir, no podría cargar con eso.
- S-su herida -murmuré- Hay, hay que... taparla.
- ¡Aun está vivo!
Un rayo de esperanza apareció, asi que rápidamente rasgué una parte de mi falda y como pude presioné la herida con la tela, viendo como lo blanco de esta se convertía en rojo oscuro.
- ¡Takemicchi! -gritó Mikey- ¡Cuida de Kenchin!
- ¡Kami-chan, ayúdame! -pidió.
- ¡S-si!
Me puse de pie y con mis escasas fuerzas logré colocar a Draken sobre la espalda para asi caminar entre los tres hacia las afueras del estacionamiento.
- ¡Ken! ¿Nos oyes? -pregunté cuando lo vi toser sangre.
- ¡Vas a estar bien, estamos llevándote al hospital! -habló Takemichi- ¡Voy a salvarte no importa lo que pase!
- ¡Takemichi-kun!
Ambos giramos hacia atrás para ver como las chicas llegaban hacia nosotros, asi que con delicadeza dejamos a Draken en el suelo.
Emma colocó la cabeza de él sobre sus muslos y yo hacía presión en la herida, asi evitar que se desangre. Mi mente estaba ida, y no me había dado cuenta que estaba llorando o de lo mucho que me temblaban las manos, las cuales estaban cubiertas de sangre de mi amigo.
Chasqueé la lengua cuando escuché como los tipos de Kiyomasa llegaban, y más cuando vi como Draken se sentaba con dificultad.
- Takemicchi, gracias -habló con una sonrisa- Toma a las chicas y lárguense de aquí.
- Deja de hablar, estas herido -lo interrumpí.
- Estoy bien -me sonrió apartándome con suavidad- Apresúrate, Takemicchi.
- ¡Ah, jodidamente patético! -gritó el ojiazul de la nada- Hina, quédate atrás.
Vimos como el Hanagaki se posicionaba para luchar contra Kiyomasa, apostando todos hacia él para que ganara. Y ahí comprendí, por más que ya no sigue la trama original, la personalidad determinada de Takemichi no cambiaría.
La pelea fue tal y como en el manga, donde el ojiazul fue apuñalado en la mano para luego dejar inconsciente a Kiyomasa con una llave.
Los demás hombres quisieron acercarse hacia nosotros, pero Draken junto a él se pusieron de pie para protegernos.
- Hina, toma a Emma-chan y a Kami-chan, huyan -habló Takemichi- Lo manejaremos nosotros de alguna forma ¡asi que por favor, salgan de aquí!
- Vamos, Kami, debes irte -dijo Draken viendo que no me movía- Si no muero aquí, moriré a manos de Baji por no cuidarte.
- Júrame que vivirás -pedí con voz temblorosa, pasando por alto lo último- Júrame que volverás con vida... por favor, Draken...
- Te lo juro -sonrió arrogante.
- Más te vale.
Me di la vuelta para seguir a las chicas, pero antes de alejarme tomé el cuchillo del suelo, no dejaría un arma como ésta a la vista de enemigos. Entregaré esto a la policía para que lleven a la cárcel a estos sujetos.
- ¡¿Qué esperan?! -apuré a la ambulancia que se acercaba.
- ¡Sígannos! -ordenó Emma.
Con nosotras tomando la delantera, volvimos sobre nuestros pasos hasta donde se encontraban los varones acompañados por los chicos de la escuela Mizo.
Draken fue subido en camilla a la ambulancia con Takemichi mientras nosotros nos fuimos por nuestros propios medios, no sin antes entregar la evidencia a la policía.
Cuando llegamos al hospital lo único que pudimos hacer era esperar a que la operación terminara con éxito. Pero yo no fui capaz de ingresar, solo me quedé de pie enfrente de la gran entrada, viendo con atención mis manos.
No dejaban de temblar y la lluvia no borraba la sangre, y la vista me dio un gran golpe de realidad, haciéndome hiperventilar.
Ellos no son personajes de un manga, son personas reales. Humanos que sienten y sangran.
Fui una completa imbécil e inútil que siempre creyó que eran simples personajes creados por otra persona y un lápiz, asi que tomé esto como diversión y me creí Dios jugando con el futuro y sus vidas solo por saberme la trama de la historia.
Pero no, esto es realmente autentico. No soy Xiomara, una chica que le gustaba el mundo anime, soy Keina, una chica que vive dentro de este universo verdadero.
Me hice amiga de los "personajes" como si nada, sin saber las consecuencias que acarrearía mis decisiones. Y ahora que estuve a punto de perder a uno de ellos justo en mis manos, pude comprender todo lo que me rodeaba.
Ante mis pensamientos, sollocé en silencio para no llamar la atención de los demás miembros. Pero supe que fue en vano cuando sentí como en mi cintura era colocada una chaqueta negra.
- Si vas a romper tu ropa, por lo menos ten un repuesto -habló Baji atando las mangas de su chaqueta- ¿Acaso quieres que te vean todo?
-... ¿P-puedo darte un abrazo? -pregunté en un sollozo, ignorando lo dicho por él.
Baji no dijo, simplemente me atrajo con suavidad a su cuerpo. No lo contuve y escondí mi rostro entre su pecho para llorar silenciosamente mientras rodeaba su torso con mis manos.
- Draken estará bien -murmuró acariciando mi espalda- Ese idiota es fuerte, sobrevivirá.
- Tenía mucho miedo -dije apretando su camiseta con mis manos- Su sangre estaba por todos lados... si yo hubiera...
- No debes culparte -me detuvo- Hiciste más que suficiente quedándote lejos del peligro y deteniendo la hemorragia de Draken. No tienes que cargar con algo que no fue tu culpa.
Hipé un poco para tranquilizarme ante el lindo tono de mi favorito y apreté el abrazo, con miedo a que desaparezca de mi vida.
Pero me olvidaba de algo, sintiéndome realmente egoísta.
Yo seré la amiga de Draken desde hace dos años y medio, pero ¿y Keisuke?
- ¿Tú cómo te encuentras? -pregunté apoyando mi mejilla en su pecho.
Él debe sentirse mucho peor que yo, después de todo tiene una relación más fuerte con Ken.
- Bien -dijo, pero sabía que estaba mintiendo.
- Keisuke -lo miré seriamente- No me mientas.
- No te estoy mintiendo.
- Cada vez que mientes pasas tu lengua por el interior de tu cachete -contradije como toda una detective para luego sonreír cálidamente- Nadie nos escuchará, asi que está bien si me dices como te sientes de verdad.
- ... Mal -susurró luego de unos segundos en silencio para pensarlo- Siento que el pecho se me hunde de pensar en que Draken muera... Y yo, yo no quiero que eso ocurra...
Acaricié su espalda con cariño y lo atraje hacia mi para que apoyara su frente en mi hombro. Keisuke sabía que no era necesario ni quería palabras de consuelo, solo que alguien fuese su soporte emocional silencioso.
Nos mantuvimos en silencio y en la misma posición durante todo el lapso en que duró la operación de Draken, y yo, por mientras, sentía que estaba en el cielo.
Sabía que estaba mal aprovecharme de la situación, pero era la primera vez que nos abrazábamos de esta manera tan reconfortarle.
Aun si era imaginario, podía sentir como un aura rosa llena de corazones y flores nos rodeaba y mi colita de perro se movía frenéticamente.
Maldición, creo que puedo morir ahora mismo y lo haré feliz. Te quiero Ken, pero espero que la operación dure más asi pueda seguir abrazando a este papucho y deleitarme con su espaldota.
- ¡Keina! -gritó Baji separándose de mi con un gran sonrojo.
- ¡La operación fue un éxito! -gritó Mitsuya saliendo del hospital.
Los gritos de felicidad de todos los miembros se escucharon y el mío no se quedó atrás. Abracé con fuerzas el cuello de mi favorito y moví mis piernas con suma felicidad.
- ¡O-oye, Keina! -se quejó Baji tomándome de la cintura para no caernos.
- ¡Tenías razón, cariño! -sonreí con lágrimas en los ojos- ¡Él vivirá!
- ¡No me digas cariño!
- ¡No arruines el momento!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro