» Capítulo 14
Estaba muy feliz de que mi favorito haya aceptado mi invitación para ir al festival juntos sin ser chantajeado por mi.
Hoy era el día, asi que me junté con Emma y Hinata para arreglarnos y posteriormente irnos juntas.
Mientras ellas se colocaron kimonos tradicionales, yo opté por ponerme un vestido. Los kimonos son realmente incomodos y siento que me aprietan las costillas, sin contar que las getas me hacen doler los pies. No, simplemente no.
Recibí quejas y lloriqueos de ellas, pero no cambie de opinión.
Llevaba un vestido blanco de hombros caídos que llegaba a la mitad de mis muslos y tenía dibujos de flores de sakura en el borde de la falda, zapatos de tacón bajo, un collar estilo gargantilla, pero un poco más largo que tenía una diminuta flor en el centro que brillaba como joya, mi peinado era una media cola que era amarrado por un lazo rosa, y como complementación llevaba un bolso blanco con cadena plateada.
- ¡Ahora si! -sonrió Emma- ¡Vamos, llegaremos tarde!
- Andando, Mako-san nos llevará.
Mis labios se curvaron de verlas tan felices por ir con los chicos que les gustaban, pero por alguna razón yo no me sentía tan igual. Claro que estoy emocionada y alegre de pasar tiempo con mi favorito, pero también siento que estoy obligándolo a estar a mi lado, aun si él dijo que si por voluntad propia. Y yo no quiero que Baji se sienta atado a mi solo por mi insistencia.
- ¿Por qué esa cara, Keina-chan? -me preguntó Hina mientras caminábamos por el festival en busca de nuestras parejas.
- Solo estoy nerviosa -mentí con una sonrisa- Es la primera vez que saldré con Keisuke.
- Todo saldrá bien, asi que ¡ánimos! -sonrió Emma.
Reí divertida y seguimos nuestro camino, encontrando de frente a los tres varones que nos acompañarían.
- Perdón por hacerlos esperar -habló la pelinaranja.
- Esperamos una eternidad -suspiró Draken.
Un sonrojo se pintó en mis mejillas y orejas cuando aprecie a Baji, incapaz de decir alguna palabra. Vestía un pantalón negro que tenía doblado sus puños, zapatillas sencillas, camiseta azul, una chaqueta de jean negra arremangada hasta los codos, su precioso cabello estaba suelto y llevaba algunos colares y pulseras.
¡Tan lindo mi niño! Solo mírenlo, no, mejor que no lo miren. Es tan bello y deslumbra a la gente con solo su presencia ¡Gracias universo por dejarme ver tal preciosidad!
- Deja de fantasear -me interrumpió tomándome de la muñeca- Los otros ya se fueron ¿no que querías ver el festival?
- S-si -dije como boba dejándome arrastrar, pero luego reaccioné cuando me soltó- ¿Qué quieres hacer primero?
- No lo sé -suspiró colocando sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón- Tú querías venir, asi que decide tú.
Ante su respuesta bajé mi cabeza con algo de tristeza, él ni siquiera quería venir y yo lo obligué ¿no era que lo quería hacer feliz?
- Siento haberte llamado para que me acompañes -hablé sin verlo mientras caminábamos- Está bien si quieres irte, puedo disfrutar del festival sola si a ti no te gusta. Lo que menos quiero es que te sientas presionado por esto, asi que está bien.
- ¿Qué mierda dices? -chaqueó la lengua deteniéndose, causando que yo hago lo mismo- Vine porque quise no porque me hayas obligado o algo asi. No digas idioteces y sigamos viendo, quiero comer algo.
Mi corazón dio un vuelco y no pude evitar sonreír a la vez que mi rostro se ponía de color rojo.
- Mira que no puedes arrepentirte -bromee caminando hacia atrás.
- ¿Tú dices? -sonrió de lado siguiéndome.
- Sip.
Me di la vuelta para caminar bien y asi poder apreciar sobre las atracciones, habían puestos de comida y varios juegos divertidos.
- ¡Juguemos ahí! -sonreí en grande tomándolo de la mano para conducirlo hacia el lugar que me gustó.
Era un juego que consistía en disparar un arma con balas de fogueo y reventar unos globos que estaban a la otra punta, y si lograban romper diez globos te daban un premio.
- Deme un intento para cada uno, por favor -pedio buscando dinero en mi cartera.
- Deja, pago yo -me detuvo Baji dándole unos billetes al hombre- Pagaré todo lo que hagamos hoy, asi que no te preocupes y elije que lo quieras.
¿Acaso este tonto quiere que me muera de un ataque al corazón? ¿Cómo puede ser tan caballeroso a pesar de su personalidad ruda? Dios mio, creo que hace calor ¿o es él?
- Toma -me dijo sonrojado entregándome el arma falsa.
- Cuando gane, te regalaré el premio -sonreí poniéndome en posición para disparar- Asi tengas un recuerdo de mi en tu habitación.
- Creo que ya tengo demasiados -suspiró con una sonrisa copiando mi acción- ¿Acaso olvidas esa vez? Me dijiste "te daré algo todos los días por treinta días, es algo que vi en una revista para conquistar a hombres asi que lo intentaré"
- ¿Y funcionó? -pregunté con tono pícaro subiendo y bajando mis cejas.
Baji no respondió y se concentró en el juego, cerrando un ojo y colocando su dedo índice en el gatillo para asi disparar unas cinco veces consecutivas, logrando su victoria.
- ¡Oye, no dijimos cuando empezamos! -me quejé.
Hice un puchero al ver su sonrisa arrogante y decidí hacer una competencia silenciosa con él. En realidad, no tenía idea de porque se cerraba uno de los ojos al disparar, solo le copie su accionar y disparé con suma concentración mientras Baji seguía por su lado.
Pero... no logré darle ni a uno solo de los globos.
- ¡Este juego tiene algo! -grité enojada hacia el vendedor- ¡Seguro las balas son defectuosas!
- ¿Por qué no admites que simplemente eres mala para esto? -dijo Baji sintiéndose el mejor francotirador del mundo luego reventar los diez objetivos.
- ¿C-cuál es el premio que desea, jovencito? -preguntó el señor intimidado por la apariencia rebelde del pelinegro.
- Elige tú, Keina -señaló Baji con su mentón.
- ¿Es un regalo para su novia? -habló el anciano.
- ¡Si! -respondí con una gran sonrisa y un aura rosa rodeándome- ¡Quiero ese!
Escuché a Keisuke bufar, pero lo ignoré completamente para recibir con mis manos el gran peluche de unicornio, la ternura me atacó y no pude evitar chillar feliz cuando abracé mi nuevo regalo, el cual era casi de mi tamaño.
- ¡Keisuke! -sonreí dándome vuelta hacia él- ¡Muchas gracias, de verdad, me encanta!
-... Me alegro.
Ladeé mi cabeza confundida cuando se giró dándome la espalda para continuar nuestro camino, y no supe reaccionar cuando vi como rascaba su nuca, la cual estaba completamente roja al igual que sus orejas.
Inevitablemente curvé mis labios, sintiendo como mis mejillas se calentaba.
- ¿A dónde quieres ir ahora? -pregunté trotando a su lado con nuestro hijo en manos.
Si, este unicornio es nuestro bebé. Pero no se lo diré para no arruinar el momento.
- A comer algo, tengo hambre -respondió frunciendo el ceño.
Una antenita rosa aprecio en mi coronilla, moviéndose con advertencia y peligro. Rápidamente lo tomé de la mano y caminamos hacia el puesto más cercano de comida.
Recuerdo la primera vez que estuve con él y le dio hambre, tuve que pedir perdón por casi una hora porque el señorito golpeó a un señor que se le atravesó en el camino. Desde ese día siempre llevo algo de comida para evitar que golpee a la gente o queme autos solo por su hambre.
Fuera de mis pensamientos, ahora nos encontrábamos en un banco de madera mientras comíamos y bebíamos algo en completo silencio.
- ¿Cómo la estás pasando? -le pregunté con algo de timidez viéndolo.
Baji había terminado sus porciones y ahora miraba hacia el frente, estaba sentado despreocupadamente con las piernas separadas, inclinado hacia delante y apoyando sus codos en sus muslos.
Mi corazón morirá de una sobredosis ¿cómo puedes sentarte de esa manera tan buenamente sexy? Es que incluso si respiras eres precioso. Gracias universo por dejarme ser yo quien disfrute de tal vista.
- No está tan mal -contestó girando su cabeza para verme.
Y mi rostro explotó en rojo al apreciar como en su cara se pintaba una gran sonrisa pícara acompañada por un diminuto rubor en sus mejillas.
- Carajo, está lloviendo -chasqueó la lengua, sacándome de mi petrificación- Ven, vamos a buscar algún lugar para protegernos.
Nos pusimos de pie y tuvimos que aumentar la velocidad de nuestros pasos al ver como el agua caía con fuerzas, aunque de nada sirvió apurarnos porque terminamos más que empapados.
- Espera -lo detuve.
- ¿Qué pasa? ¿Estás bien? -me preguntó apresuradamente.
- ¿Para qué nos refugiaremos en un techo si ya nos alcanzó la lluvia? -reí con el peluche en mis brazos.
- Asi evitaremos enfermarnos -suspiró colocándose en frente mío.
Nuestros ojos chocaron entre si y no pude evitar que una sonrisa boba apareciera en mi rostro. Pensé que se enojaría por mojarse, pero parecía darle lo mismo.
- Dijiste que pagarías todo lo que yo quería esta noche -hablé dándome la vuelta para dejar al unicornio en el suelo, luego lo lavaría. Me puse de pie y volví a mi posición anterior, enfrente de él- ¿Puedes cumplir mi deseo? Es gratis.
- No me casaré contigo -dijo inmediatamente.
- ¡No es eso! Bueno, no aun -suspiré avergonzada para luego extenderle mi mano- Baila conmigo.
Baji elevó una de sus cejas, interrogante por mi pedido. Creí que se negaría debido a su personalidad, pero la sorpresa atacó mi rostro cuando su grande mano tomó la mía con delicadeza.
Sentía que los latidos de mi corazón podían ser escuchados hasta América Latina, y solo por sentir el toque de su áspera pero cálida mano y su penetrante mirada marrón.
- No me pidas que bailemos vals, porque esas cosas de niñitos ricos no van conmigo -susurró acercando su rostro al mío, aumentando asi mi sonrojo- ¿Te sabes la canción Jailhouse Rock de Elvis Presley?
- S-si -respondí completamente embobada por él.
Y Baji lo sabía, porque su sonrisa arrogante con sus colmillos al aire me lo demostraron.
- Muy bien, porque soy asombroso en ese baile.
Lancé un sonidito sorprendida cuando, aun con nuestras manos unidas, tomó distancia y se acercó nuevamente hacia mi para juntar nuestras otras manos libres.
Sonreí sumamente feliz al oírlo tatarear la famosa canción del rey del rock y dejé de lado mi asombro para seguirle el baile.
La lluvia seguía cayendo sobre nosotros, pero ninguno le prestaba atención, solo nos concentramos en que nuestros pasos coordinaran.
La falda de mi vestido se alzaba cada vez que daba una vuelta y nuestros cabellos, rosas y negros, se sacudían cuando chocábamos los laterales de nuestros pies o saltábamos de acuerdo al estilo del rock.
Cuando los tarareos de Baji iban llegando a su fin, hizo que diera una vuelta final para luego dejarme caer hacia atrás, siendo agarrada con firmeza por los brazos de él y quedando con nuestros rostros casi rozando.
- ¿Quién te enseñó a bailar? -le pregunté algo agitada.
- Aprendí solo -respondió- Mamá ama el rock, asi que quería aprender para bailar con ella, pero no pensé que bailaría primero contigo.
Mi corazón se encogió al escucharlo hablar de su mamá con tanto amor, era tan lindo con ella.
- Iré a buscar la moto -dijo poniéndome recta, pues estábamos inclinados debido al último paso- Quédate aquí, vendré rápidamente.
Asentí con una sonrisa y vi cómo se alejaba trotando. Para agilizar el tiempo, fui en busca del peluche del unicornio para luego ver a mi alrededor. Por el lindo momento con mi favorito no me había dado cuenta que estábamos en un gran estacionamiento, el cual se me hacía muy conocido.
- Murakami.
Giré lentamente hacia mi espalda, encontrándome con Peyan vestido con el uniforme de la pandilla, el cual me veía con completo enojo y odio.
Y por más que no quería desconfiar de él, un mal presentimiento se instaló en mi corazón al recordar este escenario. Pensé que porque ayudé a Pachin con su situación y evité que la pelea con Mikey y Draken no dudara más de un día, todo se solucionaría y esta pelea no sucedería.
Pero ¿por qué Peyan me está viendo como vio en aquel momento a Ken?
- Peh -pronuncié sonriendo con nervios- ¿Q-qué te trae por aquí?
Él no respondió y comenzó a acercarse, haciendo que yo retroceda con temor. Peyan no sería capaz de hacerme algo ¿verdad? Somos amigos, en las reuniones siempre bromeábamos juntos y adorábamos comer helado de vez en cuando... Pero ahora, incluso si no sé nada de peleas, la sed de sangre que sentía de él provocaba que mis pelos se ericen con miedo.
Es cierto, soy una ingenua por idealizar a los personajes. Este es 2005, donde podían molerte a golpes y nadie haría nada, más si eres mujer. No estoy dentro de un manga o un anime, esto es un universo diferente al de mi vida pasada, una realidad que es completamente real para quienes considero simples personajes... Y ahora para mi también.
No me puedo tomar esto como un simple juego, en realidad, tuve que tomármelo en serio desde que supe que renací aquí y me involucré en las pandillas.
Si Peyan se lo propone, yo moriré aquí mismo.
- Peh, de-detente -pedí con voz temblorosa, abrazando al peluche en un intento de tomar valentía, pero era en vano, el terror estaba más que presente en mi organismo- ¡Peyan, aléjate!
Mi mirada se desplazó por todos los lugares en busca de ayuda, pero no había nadie más que los miembros de Moebius, los cuales comenzaban a aparecer al lado de Peh.
- Vaya que tuvimos que esperar mucho a que ese bastardo se fuera -dijo uno de ellos con un bate en su mano, tomando la delantera para ponerse delante de mi- Parecía perro guardián a tu lado, pero lamentablemente dejó su puesto ¿ahora quién te protegerá, Ángel de ToMan?
- Yo, hijo de puta.
Mis labios temblaron y las lágrimas de alivio cayeron cuando observé como Baji aparecía y estrellaba su puño con suma fuerza en la mandíbula de ese hombre, para luego posicionarse delante de mi como un escudo.
- ¿En serio ibas a dejar que se la llevaran, Peyan? -preguntó furioso y con una vena marcándose en su cuello- ¿De verdad ibas a permitir que le hagan quien sabe qué?
- Apártate, Baji -gruñó- Este no es tu asunto.
- Oh, claro que lo es -sonrió con enojo, y pude ver como sus nudillos se ponían blancos por la fuerza que ejercía- Juro que te romperé todos los dientes hasta que ruges perdón ¿pero sabes qué? No me detendré, asi como tú no te detuviste cuando ella te lo pidió.
Era incapaz de decir algo, los temblores de mi cuerpo me indicaban que el miedo seguía en mi sistema, y no creo poder calmarme en esta situación, más si Keisuke estaba en peligro por mi culpa.
No quiero irme a buscar ayuda, si lo hago algo podría ocurrirle, pero solo soy un estorbo para él.
- ¿Por qué esa mirada? -me sacó de mis pensamientos - ¿Crees que no soy capaz de derrotar a todos esos tipos?
- ¿Eres tonto? -sonreí un poco más tranquila- Jamás dudaría de ti.
- Entonces ya no llores y ponme atención como siempre lo haces -giró rostro de lado y sonrió arrogante.
Asentí comprendiendo y corrí hacia atrás para mantener algo de distancia. Aun asi, no me fui del estacionamiento y observé como los miembros de Moebius arremetían contra Baji, pero ninguno era capaz de siquiera tocarlo cuando él se defendía a puñetazos y patadas que los dejaba en el suelo, incapaces de seguir peleando.
No podía evitar preocuparme, aun si sé que Keisuke era cinturón negro en Taekwondo y es capaz de acabar con más de cincuenta pandilleros por si solo.
- ¡Keisuke! -grité asustada cuando vi como un sujeto iba por la espalda con un bate.
Y el alma me volvió al cuerpo al ver como Draken aparecía por uno de los laterales y le encajaba su puño a ese hombre para defender a Baji.
- Te estás divirtiendo solo -comentó Ken con una sonrisa mientras aplastaba con su pie a uno de los tipos.
- ¿Divertirme? No me sirven ni de calentamiento -sonrió crujiendo su cuello.
- ¡Keina! -me llamó Emma corriendo hacia mi- ¿Te encuentras bien? ¿No te hicieron nada?
Hice un puchero y recibí su abrazo reconfortador mientras me cubría con su paraguas, para posteriormente girar a ver la pelea que se desataba con nuestras citas, aun sin separarnos del abrazo.
Ambas estábamos tensas y super preocupadas ¿y cómo no? Si ahí estaban los chicos que amábamos arriesgándose.
Lo único que me consuela es que pronto llegarán los demás miembros de ToMan para dar vuelta la situación.
Nunca tuve que relajarme.
Nota: un capitulo largo por la demora jejeje. Odio la universidad, no pasaron ni dos semanas y ya tenemos examenes y trabajos, lloro.
En fin, espero les vaya gustando <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro