» Capítulo 13
Justo en este momento tengo unas ganas de reventar mi cabeza contra una mesa, o en su defecto, insultar a mi entrenadora hasta quedarme sin groserías existentes en el mundo.
Se suponía que debía ir a una reunión con Mikey, Draken y el dúo del cuarto escuadrón por la situación con Moebius, ahí yo intervendría y salvaría a Pah de ir a la correccional con mi genial plan. Pero a mi entrenadora se le dio la magnífica idea de tenerme en la pista de patinaje más tiempo de lo normal, lo que llevaría a que no pueda ir con mis chicos.
- Muy bien, Keina-chan, lo has hecho asombroso. Con esto termina la clas...
Ni siquiera la escuché finalizar la frase cuando salí de la pista y me saqué con rapidez los patines para colocarme mis zapatillas comunes sin atar.
Dejé las demás cosas ahí importándome un comino y me fui de ahí corriendo sin cambiar mi ropa de entrenamiento.
Esto es malo, no importa que esté Takemichi con ellos, ninguno pudo evitar que Pachin fuese arrestado, y el resultado de eso solo son más desastres. No puedo permitir que mis amigos terminen mal, me niego a que ellos sufran.
Pero con mi fuerza no puedo hacer nada, ni siquiera sé pelear y nadie me hará caso por ser mujer. Mi posición en estos momentos era un asco.
Sin embargo, no me rendiré, me la sudan todos.
Seguí corriendo sin detenerme y sentí como los nervios me atacaban cuando escuché la sirena de una patrulla de policías cerca de mi.
- No, no, no -susurré corriendo más rápido, odiarme por lavar en la mañana mis zapatillas con ruedas.
Gracias a mis habilidades en gimnasia artística pude esquivar varios obstáculos y tomar un atajo, logrando por fin llegar al depósito.
Empujé a todos los imbéciles de Moebius y me abrí paso, pero el silencio tenso del ambiente y el grito de Draken me confirmaron lo que más temía.
- ¡Pah! -lo llamé con temor corriendo hacia él.
¿Tan ilusa fui de pensar que podía evitar el desastre? No, no es momento de pensar en lo imbécil y lenta que fui. Debo hacer algo ahora.
- Suelta esa mierda -manoteé su mano, tirando el cuchillo al suelo.
- ¡Keicchan, Pah, huyan! -gritó Mikey con las sirenas policiales de fondo.
Agarré su muñeca para correr, pero no pude moverlo ni un centímetro, y aquello aumentó mi preocupación y miedo a niveles inalcanzables.
- Lo siento, Mikey, Kami -murmuró Pachin tomando con delicadeza mi mano para que lo suelte- Peyan, cuida del cuarto escuadrón por mi. Voy a entregarme.
Sentí mis ojos humedecerse al verlo tan determinado. No quería que él fuera a ese lugar, las correccionales son un infierno para los menores que son arrestados... Pero yo no podía hacer nada para cambiar su decisión por más amigos que seamos.
Aun asi, eso no significaba que lo dejaría a su suerte, si él quería ir a la correccional para hacerse responsable de sus decisiones, lo hará, pero lo ayudaré reducir su condena.
- ¡Kami, no te quedes ahí, corre! -me gritó Draken agarrando a Mikey como costal de papas.
- ¡Váyanse ustedes, tengo algo en mente! -devolví con una sonrisa determinada- ¡Confíen en mi, después de todo soy la consejera de ToMan, sé que hacer!
Observé como él tragaba saliva inseguro, pero aun asi asintió apoyándome y yéndose con los demás por la parte trasera del depósito.
- Debes irte, Kami -me dijo dándome la espalda- Perdóname por lo que hice.
- Eres un tonto -suspiré colocándome a su lado- No estoy de acuerdo con lo que has hecho por más mierda que sea Osanai, si él hubiera muerto tú te convertirías en un asesino, eso está mal y te hubiera llevado por mal camino ¿lo sabes, Haruki? Es por eso que, como tu amiga, mi deber es evitar que caigas de ese lado. No quiero que quienes aprecio se desvíen, asi que haré lo que sea para enderezarlos, aun si es a los golpes.
Sonreí en grande y choqué mi puño en su hombro, viendo de reojo como la policía ingresaba para arrestar a los miembros de Moebius.
Pah me vio con lágrimas en sus ojos y no puso resistencia alguna cuando lo arrestaron. A mi no me tocaron, pero si me pidieron que los acompañe por las buenas, no me opuse y los seguí en una patrulla diferente.
- Señores -dije con timidez fingida- Y-yo... tengo algo que decir...
- ¿Qué necesitas? -preguntó amablemente una agente mujer.
- Y-yo sé que lo que él hizo está mal -sollocé ocultando mi rostro entre mis manos ¿dónde rayos está mi Oscar? Me la pelas Brad Pitt- Pero no tiene la culpa, s-solo me defendía de ese hombre.
- ¿Qué quieres decir? -se unió su compañero, quien era el conductor.
- Estaba saliendo de mi entrenamiento y unos tipos comenzaron a seguirme -inicié mi genial relato. Y sé que está mal aprovecharme y jugar con algo muy delicado como lo es el acoso sexual a las mujeres, pero mi amigo está primero- Tenía tanto miedo cuando vi el nombre de su pandilla, son unos monstros que ya mataron a gente y dejaron muy mal a una chica... si ese chico no hubiera llegado quien sabe lo que me hubieran hecho a mi.
Me encogí en mi lugar y simulé que estaba temblando mientras escondía mi cara, pero estaba completamente inexpresiva. Osanai y su gente son una mierda asquerosa que merecen una tortura a nivel de la edad media, tanto que deseen suicidarse por todos sus crímenes. Si nadie pudo hacer justicia por el abuso de esa niña y las vidas perdidas de aquella familia, yo lo haré a mi modo por todos los que sufrieron.
-... Contarás esto en la comisaría -me sonrió la mujer- No sé lo que le dirán al chico, pero con tu testimonio y el historial de esa banda, tal vez le reduzcan la pena.
- Gracias...
El camino a la comisaría fue algo largo, pero luego de fingir calmarme pude ingresar a una pequeña sala descuidada, donde el detective a cargo escuchó con atención el relato. Esta vez me alargué un poco más y no omití los detalles sobre el abuso y los homicidios por mano de Moebius, algo que le interesó mucho al hombre porque no sabían que esa pandilla era el causante de esos crímenes.
Me dejaron ir luego de unos minutos y no me comentaron nada sobre la situación actual de Pachin, pero sabía que mi testimonio hará mucho efecto en su sentencia, hasta podrían tratarlo como a un héroe por atrapar al líder de una banda criminal.
Me sentía una completa inútil en estos momentos, no fui capaz de evitar este hecho tan importante y por mi idiotez ocurrirán los hechos del manga. Sé que Draken sobrevivirá a su intento de asesinato, que él y Mikey solucionaran sus problemas con Peyan y que Takemichi tendrá su desarrollo como personaje, pero no era eso lo que me preocupaba.
Es Kisaki Tetta quien me está molestando.
Ahora con Pachin en la correccional, será ese bastardo inteligente quien tome el mando del cuarto escuadrón. Y lo que más me molesta es su maldito cerebro calculador. No importa que tanto entorpezca sus planes, él seguramente descubrirá la manera de dar vuelta la situación a su favor.
Tendré que pensar en algún plan para evitar los problemas que me traerá este mocoso en un futuro ¡no puede ser que con solo trece años sea tan inteligente y malvado! Debería darle con un cinturón como lo hacen las mamás latinoamericanas, asi aprende a portarse bien, en mis tiempos eso funcionaba genial.
Lancé un suspiro cansado y masajeé mi frente mientras tomaba mi teléfono desplegable para asi llamar a alguno de los chicos. Sabía que no debía preocuparme por la pelea de los dos líderes ya que se resolvería gracias a Takemichi, pero he convivido con esos dos desde hace casi tres años y no me gusta que estén asi.
- Ken -hablé cuando atendió, él era el mejor para llamar en estos momentos.
- ¿Dónde estás? -preguntó, parecía agitado- Esto es un asco, Pachin fue encerrado y Mikey quiere ir a sacarlo con los fondos de la banda, tiene que entender que no...
- Ken, cálmate ¿si? -lo detuve- Sé lo que ocurre, iré hablar con él. Entiendo tu postura y te apoyo, asi que no te preocupes, ya veré que hacer ¿dónde está Mikey ahora?
- Gracias, Kami -suspiró con alivio- Seguramente está en el muelle de siempre.
- Mañana te contaré bien los detalles ¿si? -sonreí cambiando la dirección de mi trayecto- Nos vemos, cuídate y no hagas idioteces.
- Mira quien habla. Adiós, Kami, ten cuidado, me llamas cualquier cosa.
- Si, señor.
Corté la llamada y emprendí camino hacia el muelle, ese típico que aparece en el manga donde Manjiro se encuentra con Izana. Pero antes até mis cordones para no caer de cara en público, con todo el problema me había olvidado que salí huyendo de la pista asi nomás.
Cuando llegué me detuve a unos metros, viendo la espalda de mi amigo. No dije nada y me senté a su lado para ver el atardecer.
- Les dije unas cuantas cosas a la policía para que le reduzcan la condena a Pah -hablé suavemente sin verlo- Por su acto es seguro que lo encerraran, pero si tiene una justificación como que Moebius es una banda que hizo atrocidades, algo harán para no dejarle toda la carga.
- Pah no hizo nada malo -susurró mirando la superficie del agua.
- Mikey, apuñalar a alguien está mal -esta vez lo miré seriamente- Pachin quiso asesinarlo y eso está mal.
- Hay que sacarlo de ahí -siguió sin querer escucharme.
- Manjiro -dije agarrándolo por los hombros para que me vea, y mi corazón se agrietó cuando vi sus bonitos ojos negros llenos de tristeza pero a la vez sin emoción- Yo también quiero sacar a Pah de ahí y sé que es difícil de aceptar, pero fue él mismo quien ha decidido entregarse porque sabe que su acción fue incorrecta, y nosotros debemos apoyarlo en su decisión y estar ahí para él cuando salga y llevarlo por buen camino.
El Sano arrugó su ceño pero aun asi me prestó atención, lo que me hizo sacar una sonrisa.
- Nosotros somos una pandilla que no usamos armas, eso es lo que nos diferencia de las demás, somos delincuentes que quieren crear una era para que la gente vea que no somos patéticos ni criminales como Moebius -hablé manteniendo mi gesto cálido- Y eso Pah lo sabe, es por eso que se entregó, porque piensa que se convirtió en un asesino y no es digno de participar en tu sueño.
- Pero Pah no es un asesino -susurró desviando la mirada.
- Lo sé, Pachin no es ningún criminal, pero casi se convierte en uno -dije atrayéndolo hacia mi para abrazarlo- Es ese el motivo por el cual debemos guiarlo y evitar que vaya por ese camino sin retorno, para eso estamos los amigos ¿no? Asi que sonríe y no te preocupes, cuando Pah salga de la correccional haremos una gran fiesta de bienvenida ¿qué dices?
No dijo nada, simplemente correspondió a mi acción enrollando sus brazos en mi torso y apoyando su frente en mi hombro.
- Está bien -respondió finalmente, y aquello hizo saltar a mi corazón de alegría- Pero no perdonaré a Kenchin, él debe venir a pedirme perdón primero.
Mi sonrisa se contrajo de irritación y una vena se hizo presente en mi frente ante su acto infantil, pero aun asi no dije nada y acaricié su espalda para consolarlo, quedándonos de esa manera hasta que el sol se ocultó por completo y él se ofreciera a acompañarme a casa.
Sabía que nuestra charla había hecho efecto en él y que lo comprendió, pero también sabía que Peyan no me escucharía, y aquello llevaría a la emboscada que le harían a Draken en una semana.
- Que problema -suspiré acostada en mi cama y viendo el techo.
Ahora que lo pienso, no he visto a mi favorito desde la mañana que fuimos a clases.
Lo único que me consuela en estos momentos sería verlo a él. Necesito ver su bonita cara y que me abracé asi dormir abrazaditos y calentitos, como gatitos... o como esposos. Buaaaa extraño su sexy presencia, la pubertad le pegó como cachetada de Transformer. Baji de catorce años debería ser ilegal con tremenda hermosura que carga. Está más bueno que comer pollito con las manos y tomar Coca-Cola helada, más fuerte que patada de allanamiento o que la casa del tercer cerdito, le entro como agua al Titanic. Baji Keisuke es más generador de fantasías que Disney y...
De repente mi teléfono comenzó a sonar, lo tomé con algo de molestia por haber interrumpido mis pensamientos sobre mi favorito y atendí la llamada, sonriendo en grande al ver el nombre en la pantalla.
- Ya-ya deja de hacer eso -fue lo primero que escuché- ¿Acaso no tienes vergüenza? Es tarde, vete a dormir Keina.
- Vergüenza debería dar robar -dije divertida.
- S-solo cállate y déjame dormir en paz, maldita pervertida.
- Ya me iba a dormir de todos modos -murmuré con un puchero por la regañada- Hasta mañana lindo.
- Lo que digas.
Cortó la llamada de inmediato y yo solo pude gritar contra mi almohada con un sonrojo pintado en mis mejillas. Tuve que aguantarme no chillar como loca al escuchar su voz ronca y avergonzada.
Esta si es una buena manera de terminar el día.
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Lo único que me consuela en estos momentos sería verlo a él. Necesito ver su bonita cara y que me abracé asi dormir abrazaditos y calentitos, como gatitos... o como esposos. Buaaaa extraño su sexy presencia, la pubertad le pegó como cachetada de Transformers. Baji de catorce años debería ser ilegal con tremenda hermosura que carga.
Baji colocó su almohada sobre su cabeza en un intento de cubrir su rostro y orejas, los cuales estaban pintados de rojo. No podía acostumbrarse a escuchar los pensamientos de Keina por más que llevaran dos años conociéndose.
Está más bueno que comer pollito con las manos y tomar Coca-Cola helada, más fuerte que patada de allanamiento o que la casa del tercer cerdito, le entro como agua al Titanic. Baji Keisuke es más generador de fantasías que Disney y...
No pudo aguantar la pena y vergüenza que lo atacó e inmediatamente tomó su teléfono para llamarla y pedirle que se detenga. Cuando cortó la llamada, puso su mano justo donde se encuentra su corazón acelerado y arrugó la camiseta gris de su pijama, y con su brazo libre tapó sus ojos.
- Esa imbécil -gruñó sin poder bajar el calor de su cuerpo.
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