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Capítulo 7: La misión desarmada en contra de Dangerous.

- ¿A qué no es divertido? -dijo Trevor, mientras estaba golpeando con un desatornillador un artefacto que suelen usar los espías- Hace mucho que no trolleábamos a los agentes.

- En to'o caso -afirmó Alexander, después del concierto lo ebrio se la había pasado un poco.

Ambos se encontraban en uno de los laboratorios tecnológicos, interviniendo artefactos y armas, sólo pordiversión. Hasta que escucharon pasos aproximarse.

- ¡Mierda, nos van a reventar el hoyo si nos pillan!

- ¡Por la ventana, rata idiota! -Colliette señaló la ventana "secreta" que llevaba al laboratorio de al lado, donde no había nadie.

Lograron colarse por la ventana al otro laboratorio, de ahí escaparon por una puerta hasta llegar al pasillo, en dónde chocaron con el maestro de armas, Edison Bruit.

- ¿Y ustedes? -dudó, reteniéndolos a los dos del brazo- ¿No creen que es hora de ir a acostarse?

- Ehh... a eso mismo vamos -contestó Foix-... Buenas noches, Eddie.

- ¿Ah? -los miró desconfiado- Buenas noches.

Huyeron de ahí, más que contentos porque nos los hayan descubierto en sus maldades.

El maestro se dirigió al laboratorio tecnológico, en donde estuvo al rededor de unos cinco minutos eligiendo con sumo cuidado qué armas y artefactos utilizaría Anasthasia en su primera misión.

Guardó todo en un bolso negro, y se unió más adelante al grupo que se encontraba en la planta de transmisión, que era todo un piso lleno de investigadores que ven detalle a detalle cada caso.

El entrenador le explicó a la recién graduada las tácticas más sencillas que debía seguir. Las más importantes eran:

*No hacer ruido, silencio durante toda la misión* Mantener la calma ante toda situación y no entrar en pánico* en caso de que alguien descubra algo sobre el SFPA, borrarle la memoria de inmediato* no asesinar a su contrincante, la vitalidad de éste es importante para investigar y cerrar el caso * en caso de que éste le ataque, defenderse, hiriéndolo no de forma grave.

Esas eran sólo pocas de todo el sermón que recibió.

También obtuvo la dirección exacta del lugar, ella ya sabía a dónde era, sin embargo, existía un atajo exclusivo para agentes de alto riesgo. Y era, exactamente, tomar el transporte de la empresa -la esfera gigante de metal-, pero irse por la línea A.

Un montón de indicaciones más la abrumaban, las explicaciones de sus dos últimos maestros, más las de Edward y de conocer a algunos investigadores que la ayudarían a través de un telecomunicador, pudo salir hacia la "aventura".

Cogió el que ella le gustaba llamar "tren-esfera", y se quedó sentada. Logró relajarse cuando comenzó a hablar por telecomunicador con su amiga Scarlett que decidió unirse a la planta de trasnmisión para colaborar en la misión.

 El viaje, que antiguamente duraba tres horas, se redujo a tan solo quince minutos. Rompiendo la barrera del sonido.

Cuando llegó al área terrestre, se sintió mareada -no por el poco alcohol que había consumido, sino, por los nervios-, se detuvo en medio de una avenida para inhalar mucho aire fresco. Una vez haber logrado tranquilizarse un poco, emprendió viaje a pie hasta la propiedad abandonada. Ya se sabía la dirección como la palma de su mano, debido a que quedaba apenas a dos calles de su antigua casa y que más de alguna vez en su adolescencia habrá visitado ese lugar creyendo que estaba embrujado.

Los mareos, incluyendo náuseas regresaron cuando llegó al lugar, encontrándose a sólo cinco metros aproximados, vio a nadie más, ni nadie menos que a James Hetfield y a Kirk Hammett tratando de derribar la puerta. No porque le diera asco encontrarse con los integrantes de la banda Metallica, era porque al ser parte de su banda favorita, sufrió un bloqueo que no la permitiría actuar bien.

 Entretanto se acercaba a los dos artistas, ella iba examinando superficialmente la propiedad, y cómo lograría entrar sin ser descubierta por nadie. Se sacó el bolso que cargaba sobre la espalda -como si fuera una mochila-, con sutileza fue buscando entre sus cosas algo que le ayudaría a entrar al lugar, tratando de ignorar a sus ídolos.

Cuando se acercó lo suficiente a los chicos de Metallica, dejó caer por accidente su placa de agente, dejándose ver con claridad el logo de la SFPA. Llena de vergüenza, la recogió y trató de alejarse con mucha inseguridad de los dos hombres, sintiendo como las mejillas se le ponían coloradas y las miradas extrañadas encima.

Sacó con velocidad el bolígrafo, apuntó de forma poco disimulada hacia ellos, sin éxito, el rayo que debería emerger del pequeño orificio que se situaba en el artefacto, no funcionaba de nada.

Aún más avergonzada porque ellos se dieron cuenta de la idiotez que estaba haciendo, corrió, cerrando el bolso que portaba y dio la vuelta hacia la calle que estaba atrás de la casa.

Se detuvo en el momento en que el aire se le acabó. Aguardó unos segundos para que su mente se clarificara un tantito. Notó la presencia de una pared que era escalable, tal vez, si lograba subirse y llegar al techo, podría entrar al lugar.

Pero antes de cualquier movimiento extraño, decidió comunicarse con la planta de transmisiones, para recibir el visto bueno.

Y al otro lado de la calle, Hammett y Hetfield encontraron la forma para derribar la puerta.

Todo fue gracias a que, el guitarrista convenció a su compañero de estudiar con cuidado la puerta y de ahí atacar con toda la agresividad que tengan.

El éxito de esa "investigación", fue que, a pesar de que el terreno era abandonado y viejo, la puerta fue comprada e instalada para la ocasión, es decir, dedujeron que el secuestro fue algo planeado con anticipación.

En el pequeño espacio que separaba la puerta del marco, había tres barras gruesas de metal que la aseguraban, con una antigua técnica "milenaria" que solían usar cuando robaban tiendas en sus años de pobreza -aka los 80's-.

James se había trepado a un árbol cercano y arrancó una rama de un tamaño considerable para que cupiera en el espacio.

Durante el instante en que el rubio estaba con la rama en aquella ranura, el moreno metía una de sus uñas por la cerradura, tratando de abrirla. Hasta que las barras colapsaron y la puerta se abrió sin problemas.

No vieron a nadie en aquel solitario lugar, causando gran preocupación por el estado en que se encontraría Lars Ulrich, no escuchaban gritos ni nada. Temían sobre que tal vez ya hayan llegado demasiado tarde.

Y... Anasthasia prácticamente estuvo perdiendo el tiempo. Por más que le advirtieron sobre que no perdiera la calma, era lo último que podía hacer. Ella sacaba y probaba sus artefactos de espía. Ni uno le servía. Estaban defectuosos. Tuvo que escalar la pared por su propia cuenta sin ayuda de los implementos sabiamente seleccionados por Edison.

Lo maldijo de todas las formas existentes porque al terminar de escalar, sus uñas quedaron dañadas; raspadas y rotas.

Al llegar al techo, hizo un intento final por ver si algún artefacto servía.

Se colocó la capa de "invisibilidad". Nada, se veía ridícula cubierta por una lona negra brillante que parecía esfera luminosa, de esas que se utilizan para las fiestas.

La guardó adentro del bolso. Encendió el telecomunicador y soltó todas sus quejas:

- Edison hijo de perra, ¿cómo eso de que elegiste con sabiduría? Ni una weá me sirve aquí. Con suerte me sirve ésto, o eso creo. ¿Qué onda? ¿Cómo pretenden que sobreviva a la misión si ni armas me dieron?

- ¿Qué? -dudaron Edison, César y Scarlett al mismo tiempo.

- ¡Que no me sirven las mierdas éstas!

- Iré a avisarle a Edward -interrumpió César, a su vez que se levantaba de su asiento y permitía que Edison se sentara en su lugar.

- Avísale, cariño -afirmó Scarlett, su novio se fue del lugar en busca del jefe-, algo me dice que fueron intervenidos los objetos.

- ¿Intervenidos? -el maestro de armas arqueó una ceja en desconfianza, tratando de buscar a algún sospechoso- ¿Quién haría semejante maldad?

- No lo sé -encogió los hombros y se dirigió a Hawkins-, oye, tranquila, amiga, te ayudaremos...

Se mantuvo un largo silencio en la línea.

- ¿Ann? ¿Estás ahí? -no recibió ni una respuesta, estaba conectada la línea, sin embargo, no hablaba nadie- ¡Anasthisia!

Se escuchó el sonido de un enorme golpe contra algo.

El suspenso aumentó en las salas del SFPA al oír eso y como la señal se cortó.

La razón del suspenso, es que, durante los segundos en que la rubia había soltado sus quejas, ella abrió una "compuerta" que estaba en el techo, de dónde se emanó una especie de gas casi inodoro y imperceptible para sus sentido del olfato. Justo cuando terminó de quejarse, sintió su cuerpo debilitarse, como si estuviera siendo drogada. Hasta el punto de perder el equilibrio y caer dentro de la compuerta.

Nuevamente, en la agencia, se encendió una alarma y miles de empleados gritando "alerta roja" se aproximaban, pidiendo ayuda a ver qué medida podía tomar el señor VonTrier.

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