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Capítulo 5: Alerta roja, Lars está en peligro.

- ¡Alerta roja! ¡Alerta roja! -gritaban algunos funcionarios del SFPA.

Varios corrían en diferentes direcciones, como niños salvajes, gritando lo mismo a unísono numerosas veces, mientras que se escuchaba una sirena sonar demasiado fuerte para la comodidad de oídos sensibles. Las luces del edificio se apagaron y sólo se veían luces rojas girando y girando por todos lados. Era una especie de revuelta que confundía a los que se venían recién despertando aquel medio día. 

- ¿Qué está pasando aquí? -dijo el jefe, Edward VonTrier, que debió salir por su propia cuenta de su oficina para sólo consultar qué estaba pasando- ¿Cómo eso de alerta roja? ¿Nos han descubierto? Pues mandemos ha agentes en cubierto y que le borren uno a uno la memoria si es que se trata de gente del gobierno. 

- No, señor, aún no llegamos a eso... tenemos que enviar agentes a una misión de alto riesgo -trató de explicarle la recepcionista Lucy Brown, que se encontraba igual de alarmada, pero ella mantuvo su compostura educada y no se puso a gritar.

- ¿Cómo? ¿Qué ocurrió, señorita Brown?

- Dangerous, el asesino en serie...

- ¿Sí?

- ¿Recuerda cuando le asignamos un agente de "reemplazo" al señor Ulrich, de Metallica? Dangerous lo mató ayer y... nuestras cámaras lograron grabarlo nuevamente junto a Lars en un bar.

- ¡¿Qué?! -perdió la cordura y su actitud de hombre maduro, abriendo los ojos como platos y comenzó a gritar- ¿¡Ya le enviaron las cintas Clinton?! -ella, temerosa, asintió- ¡¿Y qué dijo?!

- Aún no ha publicado los resultados de su investigación, necesitamos enviar varios agentes a la misión.

- Pues... llama a la chica Hawkins, dile que aprobó la prueba para que vaya con el entrenador a dar el último examen, págale demás a César para que la apruebe... en la noche le hacemos la graduación y de manera "mágica" y "misteriosa", la enviaremos para la misión. Así de simple, no vamos a peligrar a nuestros agentes de calidad, que ellos vayan después de que ésta se muera, ¿sí?

- De inmedito.

Una de las cosas que más odiaba Edward era tener que resolver los conflictos él mismo, siendo la máxima autoridad de un "imperio" que él mismo creó, teniendo a miles de esclavos que hacen el trabajo por él, mientras que éste se rasca las bolas mientras ve televisión y pretende hacer cosas interesantes en su oficina, cosa típica de grandes funcionarios.

Subió varios pisos hasta llegar al piso del área científica, pasó vor varios laboratorios, salas, hasta dar con el paradero del científico líder: William Clinton, un hombre ya de la tercera edad con una sabudiría y capacidad deductiva impresionante.

- Vaya sorpresa encontrarlo por aquí, señor VonTrier -saludó el señor, sin despegar la mirada del monitor que tenía frente a sus ojos, sintonizando la cinta una y otra vez.

- Para mi también, Clinton, es algo importante, estamos en alerta roja. ¿Te enteraste?

- Lo sé, llevo al menos unas dos horas revisando esta cinta para completar mi reporte y llevarlo a recepción para tomar medidas con el caso de Dangerous.

- Y... ¿cómo va por ahora?

- Aún no traspaso todas mis ideas al papel y las que ya están escritas, están  algo desordenadas, espero que si usted las lee, comprenda algo y me disculpe la pésima caligrafía.

Entre las ideas sacadas de todas las deducciones del científico, las más shockeantes eran:

"Dangerous posee un poder hipnótico y es por eso que el baterista de Metallica no distingue entre humano- humano/asesino.

Tal vez hayan drogas hipnóticas/alucinógenas de por medio o la hipnósis común y corriente; la que comienza en un trance.

Dangerous no mató de inmediato a Lars ya que prefería establecer algún tipo de vínculo cercano con él.

Los lugares en dónde ataca a sus víctimas suelen ser en cabañas del bosque o propiedades abandonadas CONFIRMADO."

Eso hizo que se le encendiera de inmediato el foco,  el protocolo que le dictó a Lucy sería perfecto por el momento hasta que no obtengan información suficiente.

...

Anasthasia despertó con un enorme dolor de cabeza, había salido a beber al bar en que trabajaba Scarlett, la noche anterior a modo de celebración por la prueba en maestría de armas.

No era una chica que solía beber mucho y es por eso que la resaca se hacía notar bastante. El sonido de la alarma la despertó al medio día, tenía ganas de matarse y más aún cuando su puerta fue abierta a la fuerza, rompiendo la chapa.

Varios hombres uniformados retrocedieron, abriéndole paso a la recepcionista.

- Ahhh... ¿Lucy? -dudó la rubia, poniéndole cara de zombi- ¿qué haces aquí? 

- Vengo a entregarte los resultados de tu examen que rendiste ayer.

- Ah, genial -se sentó en su cama y se estiró, a su vez que los hombres uniformados arreglaban la chapa rota de la puerta, colocando una nueva-, y... ¿cómo me fue?

- Aprobaste.

- ¿Cuántos errores detectó la máquina?

- Ehh... -se quedó en silencio, buscando una buena excusa, debido a que los resultados deberían salir mucho más tarde- no revisé la hoja que imprimió la máquina, sólo leí que pasaste. Y eso es lo que importa, ¿verdad?

- Ah, obvio... -se sobó la cabeza y rezongó adolorida- ¿qué suena tanto? ¿hay un incendio o qué? ¿no pueden hacer callar a esa sirena?

- Se va a callar dentro de poco, no es nada importante -fingió sonreír con simpatía-, bueno... Sólo venía a avisarte eso, y que tienes media hora para ir al aula F con tu prueba final para ser agente, usa tu ropa más cómoda y come de forma saludable, bebe mucha agua... son consejos para que te vaya bien.

- Gracias.

- Bueno, yo ya me voy.

Se fue de allí, junto con los hombres que en un abrir y cerrar de ojos habían terminado de poner la chapa nueva. Uno de ellos cogió un "bolígrafo" que tenía en su bolsillo, iba a borrarle la memoria a Hawkins hasta que...

- ¡Qué no, verga! Se me va a olvidar dar el examen si me borran la memoria, ¡ya váyanse!

La miraron raro y los tipos se fueron.

Ella se dio una ducha rápida, se puso ropa cómoda, bajó esta vez sola a la cafetería para desayunar té con galletas de soda.

- ¡Ann, no me sorprende encontrarte aquí! -saludó Scarlett.

- Oh, hola -murmuró comiendo con la boca abierta-, no tengo mucho tiempo, tengo como diez minutos para dar la prueba esa con tu novio.

- ¿Mi César, qué? -puso una cara bastante extraña y se puso súper feliz de la nada- ¡Ya vámonos, entonces!

La agarró del brazo y la arrastró hasta llegar al aula asignada, la pelinegro, apenas encontró a su pareja, se le lanzó encima para llenarlo de besos y demás cosas cursis. Una vez que se le salió de encima, Anasthasia observó al hombre que tenía en frente:

Alto, ni muy moreno, ni muy blanco; ojos azules, cabello laaaargo y castaño, usando una camiseta del grupo Megadeth, se notaba bastante a través de su camiseta sin mangas el muy buen físico que tenía.

Resumiendo, era un Adonis metalero de cual toda chica quisiera tener.

- Ehh... ¿interrumpo algo? -murmuró con torpeza Anasthasia, observando a la pareja.

- Ah, no, para nada -dijo el hombre, los dos se dieron un beso en la mejilla- . César de Cervantes, un gusto.

- Anasthasia Hawkins, el mío también.

Transcurrió al menos una media hora de entrenamiento previo a la prueba, luego él le entregó una folleto con las instrucciones de la prueba, la cual consistía en utilizar el equipo completo de un agente del SFPA  -desde las armas de fuego a los artefactos de espionaje- de manera sabia, derrivar figuras de cartón, correr evitando obstáculos -cajas de cartón de diferentes tamaños, y no permitir que le llegue disparos de una máquina que lanza bolas de pintura.

No requería mucho tiempo, no obstante, si había que poseer una buena resistencia física, agilidad, entre otras capacidades física-motoras.

A pesar de haber cometido varios errores, ser un poco lenta y hacer torpemente casi el ridículo, al terminar la prueba, se sentía tan mal consigo misma a tal punto de querer echarse a llorar, 

Pero todo eso terminó cuando César, finalmente, la aprobó por la orden que dio Edward hace un par de horas atrás.

...

- ¡Lars! -se quejó Connie- Llevas como una semana entera con el puto iPhone roto e ignorándome, ¿con quién hablas? Aparte ya ni me tomas en cuenta, y a nuestro hijo tampoco.

- Ajá... -Lars no desvió la mirada, continuó mandando mensajes.

- ¿Con quién hablas?

- Peter.

- ¿Ah?

 - El que me secuestró el otro día.

- ¿Has estado hablando con tu secuestrador todos estos días y aún no lo denuncias?

No dijo nada, todavía en su estado extraño de piel mega pálida y de ojos oscurecidos. Demasiado distraído y de poco apetito, así por una semana.

- ¡Lars! Te estoy hablando.

- Ajá.

La actriz tomó a su novio del cuello de su camiseta y lo arrastró hasta dejarlo afuera de la casa, le dio una cachetada y le quitó el celular.

- ¡Te quedas afuera por imbécil!

Cerró la puerta y antes de dar un enorme portazo, dijo:

- ¡Y no entras hasta que cambies!

Cuando dio el portazo, caminó varios pasos adentro, notó que sus guantes blancos habían sido manchados con una sustancia verde que estaba pegada a una cinta que envolvía la carcasa del móvil.

Sintió asco total y fue leyendo la conversación: Su repulsión aumentó cuando se enteró de que el día anterior se habían visto en un  bar y que en la noche saldrían de la ciudad a una propiedad que tenía el tal Peter en San Diego.

La señorita Nielsen tuvo el presentimiento de que si llamaba a la policía, así que prefirió esperar a que anochezca y hacer algún movimiento por su cuenta.

Dejó el artefacto móvil sobre alguna superficie alta en la cual su pequeño hijo no lo alcanzara, tomó a este último en brazos y salieron por la entrada trasera a la casa para ir al jardín infantil, ya que ese día a ella le tocaba el rodaje de la película "Perfect Sense".

Entretanto, en la oficina de Edward Vontrier, en el SFPA...

- ¿Graduarme? ¿Cómo eso? -dudó Anasthasia.

- Es cómo cuando te graduas de la escuela para entrar a la universidad -explicó el jefe-, en la noche, a las 8 y media para ser exactos, sí, te haremos una fiesta con comida y todo el desmadre que quieras -ella sonrió emocionada-. De hecho, hasta llamé a tu tío dándole la dirección para que venga a verte.

- ¿Qué? ¿Mi tío Taylor? ¡Déjeme hablar con él! ¿Sí? -puso ojos de cachorrito, el hombre mayor rodó los ojos.

- Vale, pero no me gastes todo el saldo, eh -le entregó su móvil de última generación.

Muy contenta, marcó el número de su tío favorito y salió de la oficina para efectuar la llamada:

- ¿Aló? -dijo el famoso Taylor Hawkins.

- ¡Tíooo Tayy! -gritó haciendo que se escuche su saludo por todo el pasillo del último piso.

- Oh, Anasthasia, oí que te vas a graduar en el SFPA, ¡felicitaciones!

- Gracias, voy a ser un agente y voy a proteger a mis metaleros/rockeros preferidos.

- ¡Oye, Tay! -gritó alguien a través de la línea telefónica- ¿Con quién hablas?

- Nah, Dave, es mi sobrina Anasthasia, ¿te acuerdas que hace un ratito te hablaba de ella?

- Ah, sí... ¿qué edad tenía?

- ¡Diecinueve, joder, con ella no te metas!

- ¡No pensaba en meterme con ella, Tay!

- Ehh... -murmuró la rubia confundida- tío, ¿con quién estás?

- Con Dave Grohl, ya lo conoces, el vocalista de mi banda...

- ¡Uhhh! ¿pueden venir a tocar en la fiesta de mi graduación? Empieza a las 8 y media, ¿pueden?

- Claro, si vamos en camino para allá, de hecho, pero vamos a ir por otro atajo que nos dio Edward, ya hemos ido varias veces en auto para allá, ¿no es así, chicos? -el baterista de los Foo Fighters puso la llamada en alta voz para que ella escuchara conversar a sus compañeros de banda:

- ¡No pos, que se viene la fiesta! -gritó Nate, levantando los brazos.

- ¡Nate, báñate, jo'er! -se quejó Pat, tapándose la nariz y tratando de sacar la axila de su amigo de la cara.

- No, Pat, es mi olor a macho peludo... -miró a Dave que estaba conduciendo- ¡Mijo! ¿Cómo cuánto falta pa' llegar?

- Unas dos horas como mínimo, plis -contestó Dave, aumentando de manera drástica la velocidad del recorrido.

- ¡Jo'eer! -gritó de la nada Chris- ¡Deeeif Grouuul! ¡'ájale la velocidah que nos vas a mata'! -se mega aferró al asiento de capiloto, dónde iba Taylor con el celular en mano.

- ¡No, hijo 'e puta! -gritó Grohl, aumentando la rapidez, y sacando las manos del volante- ¡Miren, sin manos! ¡YAHOOOOOO!

- ¡Ay, coño! -gritó el señor Hawkins, tomando el volante- Nos vemos, Ann, que si seguimos así a lo mejor ni llegamos.

- Está bien, hasta luego... -ella cortó la llamada, emocionada a más no poder.

Las horas pasaron... la fiesta se realizaba en la sala de eventos que tenía el edificio subterráneo, ya se encontraban miles de agentes, investigadores y los conocidos de Anasthasia en la agencia: bebiendo y bailando de manera salvaje mientras ponían música de fondo de bandas rockeras, a su vez que los Foo Fighters terminaban de hacer la prueba de sonido y prepararse para dar un mega concierto.

El lugar para la recién graduada era el paraíso: Alcohol, mucha comida chatarra, bailar sin que nadie la moleste, estar con sus amigos de la agencia, la banda de su tío... era perfecto.

Por otra parte, para la actriz Connie Nielsen, las cosas van de mal en peor.

Ella no pudo concentrarse ni en el ensayo ni en el rodaje de su escena principal en la película, haciendo que el trabajo del día no valiera nada. Todo porque se encontraba demasiado preocupada por el asunto de su novio, le llamaba la atención el líquido verde que tenía el iPhone y que desde que estaba esa cosa verde allí, él nunca más la volvió a tomar en cuenta y no paraba de hablar con su secuestrador. En su tiempo libre, investigó un poco sobre todas las rutas existentes para llegar a San Diego, las anotó en una libreta, por si llegara a existir el caso de que vuelvan a secuestrar a su amado.

Ya siendo las nueve de la noche, fue a recoger a Bryce del jardín en su propio automóvil, ya llegando a casa, vio a lo lejos un vehículo color rojo que tenía techo, temiendo de que se tratara de algún ladrón o algo, se quedó varias casas más atrás, observando con atención el acontecer: 

Como decían los mensajes de texto: era todo cierto, Lars se subió junto a su secuestrador. Y a ella le dieron ganas de gritar y de tirarse por un barranco por ver esa escena y de lo más natural en que él se iba con un psicópata que tenía el rostro desfigurado y con implantes animales en el rostro.

Fue lo suficientemente rápida para tomar una foto con su celular y anotó la patente. Dio media vuelta con su auto hacia la dirección de alguien que sea de confianza para ayudarla, ya que no podía ir en busca de Lars, estaba con su primogénito y no pensaba en ir con él o dejarle solo.

- Mami -murmuró asustado el pequeño Bryce, al notar que se alejaban bastante de la casa en un camino que él desconocía-, ¿a dónde vamos?

- Vamos a pedirle un favor al tío James, de ahí vamos a la casa, ¿sí?

- ¿Quién era ese hombre que estaba hablándo con papi?

- Un tipo malo, Bryce, muy malo.

- ¿Cómo el lobo feroz?

- Exacto -no pudo evitar sonreír por la inocencia del infante.

Al llegar a la residencia Hetfield, casi derribó la puerta que estaba semi abierta, entró a la habitación de James como si nada y lo vio a él, a su hijo Casthor, a Kirk y a Robert jugando en la Play Station 3, era una noche de chicos ya que Fracesca, Cali y Marcella habían salido de compras.

- ¡Detengan el puto juego, y escúchenme rápido, tengo a mi hijo solo en el auto! Se trata de algo de suma emergencia -los interrumpió ella- ¡Han secuestrado de nuevo a Lars y sé a dónde se lo llevan!

Hetfield pausó el juego y la miró impresionado:

- ¿Qué?

- ¿Recuerdan al secuestrador del otro día? Pues han estado en contacto todo este tiempo y ahora se lo llevó hacia San Diego -les enseñó la libreta con las rutas y la patente-, necesito que alguno de ustedes vaya detrás de él, tengo fotos del vehículo -sacó su móvil y mostró las fotos- ¡Ayúdenme!

- Ok, yo voy -el rubio se levantó-. Tú ve a tu casa a cuidar de tu hijo, no te preocupes, yo me encargaré de todo -tomó la libreta y el teléfono.

- Yo también voy -dijo Kirk, levantándose.

- No pos, yo me quedó con Casthor aquí jugando play -interceptó Robert- digo... pa' que no quede solito.

Ellos asintieron y Connie suspiró, después abrazó a los dos guitarristas presentes.

- ¡Gracias! Voy a confiar en que lo traerán sano y salvo.

- ¡Así será! -exclamaron ellos dos.

La mujer se despidió de ellos y regresó a casa para quedarse con su hijo Bryce.

James corrió al garage, sacó la escopeta y la metió en la parte trasera de su 4X4.

- Ok, nigga, tu ándame diciendo pa' donde ir -dijo James encendiendo el motor, Kirk se sentó en el asiento de copiloto.

- Ok -tomó la libreta y fue viendo cual era la ruta más indicada y rápida para llegar a San Diego, que no quedaba tan lejos, pero si... era un lugar muy grande.

La verdadera aventura apenas empezaba.

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