Capitulo extra⛓️
Zabdiel
Un tiempo después.
Sentí el viento mover mi cabello que antes se encontraba perfectamente peinado, entre sin esperar más al edificio y sin devolver el saludo al recepcionista camine hasta subir al ascensor marcando el piso indicado.
El viaje fue agotador pero quería resolver esto de una vez para poder volver a casa.
Casa...
Kindsey y yo no concordamos la mayoría de las veces pero con todo ese acuerdo que hicimos aquella vez las cosas se han vuelto más fáciles de lo esperado.
Por lo menos seguíamos vivos luego de un tiempo.
Llegando al piso no es complicado saber a qué puerta tocar, los hombres custodiando captan mi presencia y se hacen a un lado.
—Dobro pozhalovat', ser —sus palabras solo tuvieron como respuesta que asintiera adentrandome a la habitación.
"Bienvenido, señor"
No me tomo por sorpresa que en la habitación solo hubiera una mesa de cristal en medio junto con sus correspondientes sillas y un mini bar, di unos paso más para encontrarme con los ojos de la única persona aparte de mi aquí dentro.
Un movimiento de cabeza fue suficiente saludo para mi, me moví hasta sentarme frente a él.
Tenía un tiempo sin verlo pero no había cambiado tanto, aunque su mirada se había vuelto más dura, todo lo demás seguía igual.
Recorde el porque mi padre me había enviado y alce el maletín para colocarlo sobre le mesa e ingresarle los dígitos de contraseña.
—Padre además de enviar esto, también mando unos documentos que dijo debías modificar ciertas cosas —hable mientras giraba el maletín para que visualizara el contenido y le extendía la carpeta con los documentos, él me miro por unos segundos antes de tomarlos— Luego de que lo hagas enviaselos, los estará esperando.
Asintió para luego pasarme una carpeta que no sabía de donde la habia sacado, la tome para revisar lo que contenía.
—Allí están los registros de los últimos meses, evolucionando cada vez mas —sonreí ante sus palabras y al comprobarlas en los documentos— ¿Cómo vas con la agencia?
Cerre la libreta para mirarlo, para cualquiera sería una conversación normal pero nuestros tonos demostraban algo totalmente diferente.
Desafío, la manera de retarnos es evidente pero nadie la nota.
—Todo excelente —respondo a su pregunta y seguido me levanto para ya regresar— Ya me retiro hermano, me esperan en casa.
Sus ojos se volvieron hielo y sonreí en forma de despedida.
—Zabdiel —sus palabras detuvieron mi camino a la puerta pero no gire— Dile a padre que pronto estaré allá.
Inevitablemente me tense, claro que querría volver, no podía quedarse aquí incluso con todo lo que ha pasado.
Esperaba que ese "Pronto" se alargara unos años más.
No dije nada y salí soltando un suspiro.
Kindsey
Sigo trotando en la máquina mientras escucho las noticias más recientes.
Por fin después de varios meses, tengo un tiempo libre, con Zabdiel de viaje podía estar mucho más tranquila.
Escuche pasos acercándose y al mirar solo era uno de los hombres que custodiaban el lugar.
—Tiene una llamada del Rey, Princesa.
Asiento apagando la máquina y tomo el teléfono que me extiende.
—¿Bueno?
—Te necesito en el cuartel en dos horas, Yaca ha vuelto y reclama su puesto.
Alzó una ceja, sorprendiéndome un poco.
—¿Y que tengo que ver en eso?
—Deben arreglar sus diferencias —Me río un poco.
—Maté a su padre, no tengo nada en contra de él.
—No sabemos si él en tu contra si, así que ven, organicé una reunión.
Rodé los ojos.
—Estaré allá en dos horas exactas.
Y colgué.
Decidí que iría a mi casa, debía darme una ducha y buscar unas cosas antes de partir al cuartel.
Salí del gimnasio y entre a mi auto dónde solo conduje hasta mi casa.
Y si, por si se lo preguntan, si me acosté con Zabdiel en la luna de miel.
Debo admitirlo, es bueno en la cama y creo que es lo único bueno que aporta a mi vida.
Llegó a mi casa y subo directamente a mi habitación para darme la ducha, al salir me visto con una falda tubo gris con puntos negros, una camisa de vestir con los hombros holgados de color blanco y unos tacones negros.
El maquillaje es sencillo y mi cabello lacio, me coloco unos anteojos y salgo lista.
Camino al pequeño lugar de entrenamiento en el patio y veo a la pequeña niña correr por los obstáculos mientras una de las cuidadoras a su cargo la persigue.
—Oye —la llamó— No la hagas ver a como una inutil, tiene más potencial que estar corriendo por allí.
La chica se enderezó con cuidado y miró hacia abajo con culpa.
—Lo siento princesa, ahora mismo llamaré al entrenador.
Y así salió dejándome con ella a pesar de que las cuidadoras restantes debían estar cerca.
Tenía poco más de un año pero eso no importaba, mientras entrené desde antes podrá llevar una mejor vida cuando crezca.
Ella se acercó queriendo ser levantada y solo le ordené a una de las chicas que la alzará mientras llegaba el entrenador.
Le acaricié el cabello unos segundos hasta que note que ya era hora de irme y en ese mismo instante recibí un mensaje de Zabdiel, le respondí de manera breve sin buscar discutir como casi siempre le hacía.
Eran más comunes las veces que discutíamos a las que estábamos bien.
Pero aún así, era más de lo que podía pedir, al menos no lo había matado en este tiempo.
Me despedí de mi pequeña y salí de la casa subiendo a un auto distinto al que traía.
Conduje con rapidez al cuartel el cual llevaba media hora de camino.
Al llegar, uno de los hombres me abrió la puerta y baje recibiendo una copa de vino.
Comencé a caminar hasta la entrada dónde dos hombres me comenzaron a seguir en modo guardaespalda.
Llegué a la sala de juntas, entre luego de que me abrieran la puerta y encontré a Jimmy con Zafiro sentados en las esquinas de la mesa, un Yaca con traje y algo de barba se encontraba con una mujer que reconocí como Zuria aunque algo cambiada.
Fue sorprendente ver a Zuria porque si estaba aquí junto a Yaca solo significaba el hecho de que estuvieran juntos y la verdad era de las cosas que podrían divertirme.
—Buenas tardes —mi voz salió mientras caminaba entre los asientos sin verlos hasta sentarme en uno dónde los podía mirar a todos.
Escuché el carraspeó de la garganta de Yaca pero la que primero hablo fue la niña Fowart.
—Kindsey, es bueno verte —su tono no era igual a antes, casi no se notaba la burla.
Mi típica sonrisa apareció al escuchar su voz pero antes de poder si quiera decir una palabra, mi padre interrumpió.
—Bueno, a lo que vinimos —junto sus manos y se inclinó un poco hacia delante mirándonos al rubio y a mí — Yaca ha reclamado el poder que se le otorga según las reglas de los Reyes por ser hijo de uno.
Asiento, ya sabía esas reglas.
—Todos sabemos que ya han pasado dos años de haber sido pagada la traición.
El lugar se tenso un poco pero no tanto como lo esperaba.
—Ajá —hablé en tono despectivo, el tema de Jay me llevaba a años antes de ese.
Sentí su mirada sobre mí.
—Solo quiero asegurarme de que no habrán más contiendas entre ustedes porque no solo ponen en peligro la seguridad y todo el imperio construido por los cuatro Reyes si no que también crean una guerra sin razón alguna.
—Ya yo dije que no tengo ningún problema con él —señale a Yaca— Si él quiere tener el poder que le corresponde, está bien.
Me encogí de hombros restándole importancia.
—Con todo el respeto Rey Mattei, no le encuentro sentido a está reunión, si Kindsey está de acuerdo y Yaca no tiene resentimiento alguno.
Al oír la voz de Zuria solo pude reír.
—Princesa Kindsey —la corregí— Recuerda que hay niveles.
Sonríe con ironía antes de responder.
—Hay niveles precisamente, y si Yaca ya es Rey, yo soy Reina —enseña su anillo.
No puede ser.
Están casados.
La diversión se apodero de mi pero sin tener una oportunidad de reír, alce una ceja ante su manera de hablarme.
—No lo serás por mucho tiempo si te pego un disparo ahora —le aseguro.
—Kindsey —me reprocha mi padre.
Me levanto de mi silla al mismo tiempo que el rubio lo hace y se para frente a mí para luego extenderme la mano.
Todos esperaban que aceptara y la verdad que no planeaba hacerlo, no le tenía rencor aunque él más bien debía tenerlo hacia mi pero me parecía innecesario el hecho de tanto protocolo para algo.
Sin embargo, la estreche y di un apretón.
—Espero podamos hacer negocios pronto, hasta luego Kindsey.
—Será un placer tenerte de vuelta —mire a Zuria y di un asentimiento en forma de reconocimiento— Nos veremos pronto.
Y así, salí de ahí.
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