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Capitulo 44⛓️

Kindsey

Mire nuevamente la maleta y luego mi mirada paso a los hermanos que rondaban en la habitacion.

—¿Está todo? —preguntó Nika al posar sus ojos negros en mi, asentí suspirando con algo de cansancio.

Me dolía la cabeza.

—¿En que hotel se hospedaran? —Nicholas pedía información que anotaba en su libreta con aire pensativo, lo mire con una ceja alzada y se dio cuenta rapidamente— Solo quiero saber con precisión donde estarás, así no será tan dificil dar contigo en caso de que te quieras librar de él, podemos decir que una mala bestia lo devoro.

—No estarán cerca de algún bosque —su hermana quito la idea del camino mirando sus uñas— Ya lo había pensado.

—Ya es momento de que vayamos al aeropuerto —digo mirando el reloj— Y no hace falta decirles lo sospechoso que es que muera el novio en la luna de sangre, descarten sus ideas.

Cierro la maleta y hago que Nicholas la lleve al auto mientras Nika y yo nos tomamos un poco de tiempo antes de ir.

—¿Ya sabes lo que harás? —su pregunta no me toma por sorpresa, sabía que hablaríamos del tema antes de irme.

Asentí mirandome en el espejo.

—Afrontare esto de la mejor manera posible, hablaré con él.

Salimos de la habitación encontrando al personal caminando de aquí para allá, esquive a muchos hasta llegar a la salida donde mis ojos encontraron de manera rápida a Zabdiel quién en cuanto se fijo de nuestra presencia fijo sus ojos en mi.

Él iba vestido de manera comoda, pantalones sueltos color beige, una camisa blanca con mangas enrolladas hacia arriba y los primeros botones sueltos, unos lentes de sol ocultaban sus ojos azules y su cabello se movía debido al viento.

Yo no iba muy distinta si nos referimos a lo cómodo, llevaba una camisa tejida manga larga de color blanco, está se apegaba a mi cuerpo por lo que combinaba bien con mis pantalones un poco holgados, mi cabello estaba recogido así que no me molestaba por el viento.

—Bueno, ya es hora de que se vayan —la voz agotada pero firme de Aurora llego a mis oídos haciendo que apartara la mirada de su hijo— Disfruten del viaje y en cuanto regresen podremos hacer los preparativos para su casa —está vez me miro a mi en especifico por lo que asentí como si de verdad estuviera de acuerdo.

Mire a los alrededores, y no encontré al castaño mayor.

—Yadiel se fue hace unas horas —murmuro Joel a mi lado, le di un asentimiento haciéndole saber que entendía a pesar de la opresión en mi pecho.

Mis padres no dijeron nada y solo vieron como luego de despedirme de los hermanos Makarov subí al auto sin decir más palabras.

No tenía nada que decirles a ellos.

Sentí la presencia de Zabdiel siguiendome y solo cuando el chofer comenzo su camino me atreví a mirarlo.

Nuestras miradas volvieron a conectar y esta vez fue por más tiempo, no decíamos nada con palabras pero sentía que me entendía con nuestras miradas.

Necesitaba un trago para poder relajarme y sacar el tema que quería tratar con el.

Pero no podías beber tanto porque comenzabas a aceptar tu deseo por él.

Cerré los ojos apartando mis ojos de él y volviendolos al frente.

—¿Cómo estás? ¿Descansaste? —dijo luego de varios minutos.

Luego de la ceremonia y fiesta, cada uno tomo la decisión de no salir de su habitación hasta que fuera hora de partir, así que hasta ahora era que lo veía.

Me tome mi tiempo antes de responder pero cuando decidí que aquí sería la conversacion voltee mi cuerpo para mirarlo de mejor manera.

—Siendo sincera, no sé como he soportado tantos días sin dormir bien —solté para relajar más el ambiente y por su pequeña risa parece que funcionó, suspire— Debemos tratar algunos temas, Zabdiel.

Me miro esperando a que prosiguiera.

—Estaremos casados y debemos aprender a soportarnos —hable por fin del tema, sus ojos aun posados en mi se volvieron divertidos así que levante mi mano no dejando que hablara— Si dirás una estupidez mejor no hables.

Su risa hizo fugaz todo silencio en el que habíamos estado e inconscientemente solte una sonrisa.

—Okey... Me parece interesante que tú seas la que saque el tema pero está bien —hablo luego de unos segundos, su voz aún impregnada de diversion.

—Hagamos un acuerdo, así todo podría ser más llevadero —propuse.

Aunque quisiera, nada de esto había salido de mi mente, pero luego de una plática extensa con Nika sobre los pros y contras de todo me dejaba saber que si hacíamos funcionar esto por algunos años podría pedir el divorcio sin que afectara a nuestros patrimonios.

Solo era soportar por un tiempo.

Asintió estando de acuerdo.

Y cuando iba a sacar todo lo que quería que fuera un límite para él nos dimos cuenta que habíamos llegado al aeropuerto, luego de compartir una mirada ambos bajamos directo al jet privado que nos llevaría a nuestro destino, sin prestar atención a nuestros alrededor me senté con el frente a mi.

—Espera —dije antes de que comenzara hablar y le pedí a la azafata que pasaba por allí una botella de vino— Necesito de verdad relajarme.

Se cruzo de brazos mirandome, tuve un impulso de hablar agresivamente solo para que dejará de mirarme de tal manera.

Zabdiel siempre podía sacarme de mis casillas con facilidad.

De nuevo pose mis ojos en un punto fuera de él y pensé en todos estos meses y los sucesos, todo para llegar aquí.

Jamas creí que a está edad estaría casada, luego de que rompieran el trato pensé que ya no tendría un esposo planeado por mis padres pero todo había salido al revez,

Con diecinueve años estaba casada e intentando sobrellevar las cosas de manera madura.

Por una vez en tu vida.

—Okey, tienen que haber limites entre nosotros —hable cuando logre encontrar mi voz, él asintió con la cabeza de acuerdo— Ambos queremos todo el éxito y poder que podemos lograr a través de esto, así que solo hay que unirnos por eso.

—Bien —se recosto en el asiento— Dime que límites quieres que tenga.

—Tendré mi propia habitación en la casa que tendremos —él frunce un poco el ceño— La quiero por lo menos estos primeros años, no quiero sobreprotecciones ni mucho menos reclamos a mis decisiones, no tomare ninguna decisión que perjudique este acuerdo así que todo estaría bien, además... —solte el aire llegando al temas complicado— Sabemos que debemos tener hijos en algún momento —no quería tener hijos— Quiero que sean lo mayor planificados posibles, solo uno no puede ser porque correría mucho riesgo, pueden ser solo dos así estaría todo perfecto, después de todo, es lo que los reyes quieren de nosotros, herederos —mi voz soltó con mucha rapidez mis pensamientos, él solo me miraba atentamente con un atisbo de sonrisa, entecerre los ojos en su dirección— Trato de tomar esto con mucha madurez y paciencia, Zabdiel, así que no te atrevas a reírte.

Levanto las manos en señal de paz pero eso no me dejo tranquila.

—Habla —le inste cuando el silencio volvió, la azafata trayendo lo pedido y sirviendo en las copas sin pronunciar palabra alguna, luego se retiro— Algo debes decir.

Tome de mi copa tratando de relajarme en mi asiento en la espera de que soltara algo.

—No tengo mucho que decir, Kindsey —se encogió de hombros ante mi mirada— Acepte este acuerdo porque sabía que tú querías poner ciertos límites sobre la mesa pero yo ya tengo lo que quería —levanta su mano mostrando el anillo—Te deseo, me deseas y ya eres mi esposa ¿No?

Este hombre definitivamente me mataría, le saque el dedo de en medio y solo me dio una sonrisa.

Si esta confianza se daba en todos estos años me parecía excelente.

—Está bien —extendí mi mano y el la tomo sin dudarlo estrechandola— Cerramos el acuerdo.

***

Horas después ya estábamos en la isla Ramsali, una isla en Noruega perteneciente a mi familia, donde pasaríamos una semana.

Luego debíamos volver para nuestro regreso a la academia, yo debía seguir con mis estudios y Zabdiel no sé con seguridad qué es lo que haría.

Dejo mis maletas en mi habitación y bajo a la cocina de la casa, no había visitado la isla desde los dieciséis y definitivamente viviría aquí si no tuviera responsabilidades.

Lejos del mundo, y de las muertes.

Podría volverme loca sin que alguien interviniera.

Me siento sobre el mesón de la cocina con un tazón de fresas e inicio con mi ola de pensamientos.

No sabíamos de Yaca desde que se fue esa noche, no habíamos podido rastrearlo y aunque no me preocupaba, tampoco quería dejarlo suelto.

Pero confiaba en que el chico fuera inteligente y no quisiera cobrar venganza, porque no ganaría.

Y eso me llevaba a pensar en Jay Tyson.

Lo había llevado a un lugar secreto del que nadie sabía y aunque lo había ido a visitar algunas veces, no era suficiente para mi.

Ningún tipo de sufrimiento que le proporcionara sería suficiente, lo sabía.

Mi mente se aclara cuando escucho los pasos de Zabdiel, aunque habían señoras del servicio y hombres que resguardaban el lugar, este no estaba muy protegido tampoco.

Es que casi nadie sabía de su existencia.

Cuando visualizo a mi ahora esposo entrar a la cocina, esta sin camisa y solo un mono deportivo es lo único que realmente lleva.

Acaba de darse una ducha.

Se detiene a unos pasos de mi, mirando mi camisa ligera y shorts de jean, ladeo la cabeza mientras muerdo una fresa.

Sus ojos van a mis labios.

La tensión comienza a crecer en el lugar y no puedo evitar mostrarle con mis ojos la invitación a que se acerque.

Parece captarlo, pues da los pasos restantes para quedar frente a mi, sus ojos enganchando los míos.

—Este lugar es muy hermoso —murmura mientras separa mis piernas para estar entre ellas.

Asiento mientras hago un sonido de afirmación.

—Eres muy hermosa, Kindsey —sus labios están a centímetros de los míos y trago saliva, comienza hacer demasiada calor.

Suspiro sobre sus labios y él muestra una sonrisa engreída.

—¿Me besarás o no? —mi murmullo irritado lo hace reír, presiona sus manos sobre mis caderas.

—Haré muchas cosas más que solo besarte.

Atrapa mis labios entre los suyos y el nudo en mi pecho se afloja un poco.

Esto puede llegar a gustarme.

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