Capitulo 41⛓️
Yadiel
Cuando vi el cuerpo inerte de mi hermana menor sentí el dolor más profundo que había sentido jamás.
No eramos cercanos como hermanos, pero la había visto crecer, fui de los que le enseño a caminar y su primera palabra la dijo por mi.
Diel...
Ver su cuerpo reprodujo cada momento que me perdí de su vida, ya sea por estar entrenando o por querer escapar.
Ahora ella estaba en un ataúd.
Y yo estaba de pie, mirándola.
Había pedido que no me llamaran para decir algunas palabras, sabía que Joel y Zabdiel lo harían, pero yo no tenía nada para decir.
No podía lamentarme por cosas que no hice cuando ella estaba viva, no me haría la víctima aquí.
Llevaba un traje de tres piezas, el mismo que podía llevar para una fiesta lo estaba llevando a un funeral.
Conjuntamente con mi padre planeamos el funeral, pues mi madre estaba desconsolada, no podía estar consciente ni preparada para esto.
Joel fue más libre respecto a esto y ha llorado más que cualquiera, no sé a qué se debe o la forma en la que se siente, pero he intentado estar apoyándolo durante estos días.
Zabdiel poco había hablado desde ese día en que descubrió el cuerpo de nuestra hermana entre los hombres caídos, solo decía lo necesario y si no se encontraba entrenando mayormente estaba rodeado de Nika, Nicholas y Kindsey.
Kindsey...
Se había comportado muy empatica con la situación a pesar de todo por lo que podía odiar a la familia Williams.
Pero no se había acercado a mi.
—Yadiel —instintivamente mi espalda se puso recta al oír la voz de mi padre, a pesar de que lo estaba esperando me sorprendió— Ya comenzaran a llegar las personas.
Su murmullo desganado no removió nada en mi.
Mi padre se había cerrado ante cualquier emoción, solo cuando consolaba a mi madre demostraba que aún sentía, mientras que el resto del tiempo estaba en cualquier lugar menos la casa.
Yo me había mudado a un apartamento más cerca a la ciudad que la propiedad de mis padres, había decidido no ingresar a la academia ya que en esta haría mi segunda titulación, ya antes me había graduado de administración de empresas en un tiempo de tres años, pero ha principio de este año había querido formarme en otra área.
Ya no quería nada de eso.
Luego de la boda de mi hermano me iría a Rusia con un socio de los reyes que había aceptado mi llegada y que estaba dispuesto a entrenarme antes de tomar el mando.
Asentí hacia mi padre.
—Ya esta todo preparado.
Joel
Cuando baje del auto junto a Nika casi siento que mis piernas tiemblan y quieren doblar rodilla.
Debería comportarme mejor por la situación, eso lo sé, pero mi sistema ha estado fallando, siento como si en cualquier momento fuera a caer.
Nika entrelaza su brazo con el mio y toma mi mano luego, trato de darle una sonrisa y sé que no lo logró por sus ojos que relampaguean en reconocimiento.
—Estoy aquí —ella susurro— Y estoy aquí para ti, Joe, para darte apoyo.
—¿Estás conmigo? —no puedo evitar murmurar débilmente.
—Siempre.
Apreté su mano antes de comenzar a caminar.
Desde el momento en que mi hermana insistió en saber cómo comenzó mi relación con Nika, seguimos interactuando más.
Me escribía todos los días, enviaba fotos de sus confecciones y siempre preguntaba por la peli azul.
Sentí que comenzábamos a tener una conexión de hermanos que jamás pensé posible.
Temblé.
Su último mensaje fue en la mañana del día de la misión y lo había guardado en mi memoria.
"Me alegra poder tener una buena relación contigo, Joel, eres el hermano más cercano a mi edad y no sabes por cuanto tiempo espere a que nos entendiéramos mutuamente, que bueno que finalmente llego el momento, te quiero"
Ese mismo día le dije pronto la visitaría.
Y. Ahora. No. Se. Puede.
Esas palabras se grabaron a fuego en mi mente.
Ya no se puede hacer nada.
Entramos a la iglesia donde ya habían varias personas, apenas nos vio mi padre se encamino en nuestra dirección con paso firme.
—Llegan tarde —su mirada competía con mis ojos irritados por llorar, pero no aparte la mirada.
—Lo si... —comencé hablar pero Nika me interrumpió.
—Disculpenos, señor Williams —su voz fue firme y sin emoción— Nuestra tardanza de cinco minutos fue por el tráfico.
Sus palabras fueron firmes y sin titubear pero podía percibir el desafío en ellas, era como si ella fuera la fortaleza que necesitaba hoy.
—Y si nos disculpa —comenzo a caminar, jalando mi mano y llevandome con ella.
Conocía a todas las personas sentadas en la hilera izquierda, algunas eran amigas de Dom, o personas que simplemente tenía algún trato con ella, como sus tutores y su entrenador.
En la hilera de asientos derecha, que era para los reyes, príncipes y familia solo estaba Yadiel, sentado en la segunda hilera miraba hacia el frente como si estuviera sumergido en sus pensamientos.
Le di un último apretón a la mano de Nika antes de soltarla y sentarme junto a mi hermano, mientras que mi novia se sentó en la hilera detrás de nosotros, y presiono una mano en mi hombro.
—¿Cómo estás?
Fui yo el primero en hablar, Yadiel no me miro, en realidad aún parecía no percatarse de mi presencia.
—Estoy presente —sus palabras me golpearon fuertemente, en estos pocos días realmente no pensé en lo que mi hermano mayor podía estar sintiendo, es que era Yadiel, casi podía confirmar que no sentía— ¿Y tú cómo estás?
Suspiro, sentí el peso en la mano de la peli azul.
—Existo.
Un movimiento llama mi atención y veo a Zabdiel caminar hacia nosotros con los reyes Mattei detrás, mi hermano llevaba lentes de sol para ocultar sus ojos hinchados, pero lo que me sorprendió fue ver a Kindsey a su lado.
Es la primera vez que se hacen ver como pareja.
A Dom le hubiera gustado verlos juntos.
Reprimo las lágrimas que luchan por salir.
Cuando Zabdiel llega a nosotros, Yadiel solo lo mira de reojo antes de volver su mirada al frente.
Zab se sienta a mi lado, dejándome en medio de los dos y haciéndome sentir la tensión que había.
Ellos no se llevaban nada bien ahora, no sé exactamente que había ocurrido en estos días como para que su relación ya no fuera siquiera de tolerarse, pero realmente no me importaba.
Ya no me importaba ser su intermedio.
Zabdiel
Tenía días sin poder dormir.
Era como si la misma pregunta me atormentara, como si fuese esa mi condena.
¿Y si...?
El momento en que reconocí a Dom vuelve a mi mente y mi pecho se presiona haciendo que me costará respirar.
—Zabdiel —me sobresalto al no esperar el llamado de Joel, lo miro— Es tu turno.
Alzo la mirada hacia las personas que ya me miran y me doy cuenta que es por el llamado hacia mi persona, que hicieron ya dos veces.
Me levanto, quitando mis lentes en el proceso, ella los compro para mi mientras tenía unos iguales, en ese momento estaba obsesionada con que lleváramos cosas iguales.
Inhale, el hombre que había estado hablando se hizo a un lado cuando yo tome su lugar, quedando frente a toda la iglesia.
—Esta haciendo un lindo día —hablo lo suficientemente alto para poder ser escuchado, me aclaró la garganta— A Dom le gustaba admirar el cielo, ella decía que cada día tenía un diseño diferente, pero todos eran hermosos.
Miro hacia afuera, al cielo.
—Todos los días lo veía igual, ¿hermoso? Sí, pero igual al fin y al cabo. Ahora es imposible para mi verlo de la misma forma, porque ahora no es solo nubes y colores, ella esta ahí, en cada naranja al amanecer y rosa al atardecer, en cada cielo despejado sé que estará ahí y a pesar de lo lluvioso que pueda ser un día, sé que Domenica seguirá estando, y siendo hermosa como siempre lo fue —intente pasar el nudo en mi garganta y repase a todos con la mirada— Todos sabemos lo afortunados que fuimos por tenerla en nuestras vidas, nunca olvidemos lo que ella fue... Y lo que nos dejo.
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