Capitulo 39⛓️
Kindsey
Luego de ducharme, salí en toalla y me senté en la cama.
Sé que debería estar preparandome de manera energética porque hoy se acababa todo, hoy por fin terminaría mi venganza.
Pero no.
No estaba enérgica, ni siquiera tenía ánimos.
Estaba decepcionada de mi.
Y tal vez, eso se debía a varias cosas.
Cómo que me casaría dentro de poco con alguien que odiaba o que la persona que me gustaba no la había visto desde que supo que me iba a casar.
Me miré en el espejo aún sentada y decidí que no pensaría en nada más hasta después de matarlo.
Pero la misma pregunta rondo por mi mente, ¿cómo no me di cuenta antes?
Piensas que tienes la ventaja, pero te están cazando, te respiran tan de cerca que es gracioso verte como un cachorro perdido.
Los odiaba, por haber dejado que tuvieran ventaja de mi y no saberlo.
Pero más me odiaba a mi.
Me levanté con las ideas más macabras que pasaron por mi mente en toda mi vida y entre en el armario.
Saqué mi uniforme negro y me lo coloqué con rapidez, me hice una coleta en el cabello para que no estorbara y me maquillé poco.
Porque fuera a matar no significa que lo haría desarreglada.
Tocaron la puerta en cuanto comenzaba a colocarme las botas y era la mano derecha de Jimmy quién daba esos pequeños golpes.
—Princesa, ya la esperan abajo.
—Ahora voy.
Terminé de trenzarme las botas y tomé la navaja, mi arma y un pequeño cuchillo que me acomode en una parte de la bota para que no se notará pero fuera fácil de tomar.
Mi padre nos acompañaría ya que está era una misión importante.
No sabía qué haría respecto a él, pero ya se me ocurriría algo.
Abrí la puerta y lo primero que veo me deja totalmente paralizada.
Yadiel.
Está bajando las escaleras y aunque puedo asegurar que escucho el sonido de la puerta abrirse, él no volteó.
Está aquí.
¿Nos acompañará a la misión? ¿Por qué no lo sabía?
Sentí como la adrenalina circulaba en mi cuerpo e instantáneamente termine de salir de la habitación.
Baje las escaleras tratando de parecer tranquila, porque claramente todo el mundo notaría que luego de estar dos semanas sin emoción alguna, de la nada comenzara actuar así.
Eso sería raro, hasta para mi.
Al llegar al salón el ambiente se puso tenso y no sé específicamente el por qué.
Tal vez fue por mi mirada sobre Yadiel, la de Zabdiel sobre mi y la del chico que había desaparecido nos ignoraba a todos.
También puede que sea la discusión que mantenían Nika y Joel, que la verdad no sé muy bien de que trataba.
O quizás era el hecho que dentro de poco nos enfrentaríamos a una de las misiones mas peligrosas de nuestras vidas.
Contra uno de los enemigos más peligrosos.
—Yadiel... —intente hablar pero alguien me interrumpió.
—Kindsey... —al voltear, Zabdiel me miraba en busca de mi atención— ¿Podemos hablar?
—No —respondí con rapidez mirándolo brevemente, luego voltee en busca de Yadiel pero en cuanto mire el salón, él ya no estaba.
—No esta aquí —me dijo con molestia— ¿Ahora si podemos hablar?
Negué molesta.
—¿Puedes ya dejarme en paz? —hable exasperada.
Él ríe acercándose a pasos lentos.
Se para a mi lado y en cuanto estoy a punto de alejarlo a los golpes, dice algo.
—Te dejare en paz, por ahora... No quiero cansarte antes del matrimonio.
Y así, siguió caminando.
Voltee para mirarlo yéndose y en cuanto tome mi pistola para apuntarle, alguien tomo mi mano.
—Relájate, Kinds... Sé que te acaba la paciencia pero si lo matas te van a aislar.
Reí suavemente, pero parecía una risa amarga para nada divertida.
—Sería un placer estar aislada solo si puedo matarlo.
—Pues no te aislarían —se entrometió Joel— Te matarían, si matas a mi hermano sería traición.
Traición...
No puedo matarlo ahora, si lo hago suspenderían la misión y eso no puede ocurrir.
Los mire.
—Por ahora no lo matare —sonreí y mire a Joel— Tendré otras oportunidades en el futuro.
Él se tenso.
—No lo vas a matar, Kindsey —me enfrento— Porque si lo matas, yo te mataré a ti.
—Tú no harás nada —lo interrumpe mi amiga— Porque si tú llegas a hacerle algo, te arrepentirás de haberme conocido.
Me reí en cuanto Nika nos dejo solos.
—Eres tan ingenuo, Joel —la burla desbordaba mis palabras.
Camine a fuera de la casa dejándolo solo.
Ahí estaba mi padre dándole las ordenes al equipo principal, me acerque hasta hacer que parara de hablar para mirarme.
—Yo me encargo, rey.
Paso su mirada entre el equipo y yo antes de asentir e irse.
Lo mire alejándose y cuando estuvo lo suficientemente lejos como para no oír, yo comencé hablar.
—Primero: no saldrá de aquí nada de lo que diga, Segundo: cuatro de ustedes me acompañaran secretamente...
—Junto conmigo —al voltear, lo mire y luche por no sonreír.
—Junto con él —lo señale con la cabeza.
Continué dándoles instrucciones junto con Yadiel hasta que mi padre nos llamo, ya era hora de irnos.
Me acerque y fruncí el ceño cuando me di cuenta que Yadiel ya no se encontraba a mi lado y que su hermano, me miraba fijamente.
¿Qué le pasa? ¿Quiere que le dispare de verdad? por mi no hay ningún problema.
—Bueno, como saben esta es una misión con riesgos pero lo importante es no dejar que nos maten y acabar con el objetivo.
Por mi parte, pueden matarme pero solo deben dejar que mate a ese traidor primero.
—Kindsey les dará las instrucciones claras en el lugar y nosotros dirigiremos ¡Andando!
Eran ocho camionetas las que nos llevarían a todos, eran modelo del año y con algunos cambios, lograron hacerlas blindadas y son mis favoritas hasta ahora.
También llevamos un tanque de guerra, de los favoritos de Nick.
En esta camioneta íbamos mi padre, Nika, Nicholas y yo.
Detrás de nosotros iban los hermanos y en las demás estaban el equipo principal y los demás hombres.
El rubio me abrazaba sin presionar mucho y lo agradecia, me daba mi espacio pero sentía su apoyo.
Zafiro quiso venir pero Jimmy le dijo que lo mejor era que esperara por nosotros, él presentía algo y yo sabía que era.
Presentía la traición, pero no solo era la traición del robo de las bodegas, era la traición por la muerte de su hija.
Jimmy se encontraba pensativo, tal vez pensaba en todos los socios que se atreverían a traicionarlo sin quitarse la vida luego.
Pero era el que menos pensaba.
Que ironía ¿no?
Llegamos a la carretera y a los lejos se veía el galpón donde estaría el traidor, yo misma lo averigüe.
Paramos la camioneta y fui la primera en bajar, tome los auriculares y mire; habían hombres armados alrededor del galpón, unos cincuenta.
Todos armados y con pasamontañas, difíciles de distinguir.
—Dame unos —le ordeno mi padre a uno de nuestros hombres, me coloque alerta en cuanto mi padre comenzó a ver.
Le hice una seña a Nika para que tuviera la jeringa lista por si se salia de control.
—¿Qué hacemos aquí, Kindsey? —pregunto lentamente mientras bajaba los auriculares.
Me miro en busca de la respuesta en el mismo momento aparecieron los Williams, me parecía raro que no se hubieran bajado del auto antes.
—Kindsey, ¿Qué hacemos aquí? —repitió con mas brusquedad.
—Fue él.
Él parecía no entenderlo.
Por lo que dije nuevamente.
—Él fue quien robo las bodegas... Y quien asesino a Suje.
Todos exclamaron con asombro.
Cada uno de los hermanos Williams miro por los auriculares, cada uno se asombro según le parecía.
Pero la mirada de él solo decía una cosa, "Ya lo sabia".
—No... —negó mi padre— Él no lo hizo, Kindsey.
Zabdiel
—Si lo hizo él —aseguro la pelinegra.
—¡No pudo haberlo hecho él! —grito— ¡Él no es capaz...!
—¡Ese es tu problema! Creer que es un ser indefenso aún cuando tiene el mismo poder que tú y se atrevió a traicionarte.
—Kindsey, lo conozco desde hace más de veinte años...
Al parecer, esas palabras hartaron a la chica de ojos diferentes.
—¡Fue él! ¡Él fue quien estuvo robando nuestras bodegas, y las Makarov y las Williams! ¡Fue él quien nos secuestros, torturo y mato a Suje!
—No fue él, Kindsey —Jimmy trato de relajarse mientras hablaba— Las personas que las habían secuestrado eran unos drogadictos.
Esta rió un poco, sin gracia.
—¡Tú eres el único que cree eso! —le grita— ¡No puedes aceptar más opiniones porque según tu cabeza, nadie puede saber más que tú!
—Kindsey, cálmate —le susurro Nika pero por estar cerca pude escuchar claramente.
—¡No fueron unos drogadictos quienes nos secuestraron! ¡Él lo planeo perfectamente por años y tú dejaste que se saliera con la suya por muchos otros años!
Su padre iba hablar pero ella no lo dejo.
—Claramente no sospecharías de él porque nos emboscaron saliendo de su territorio pero ¿No te parece raro el porque nos atacaron si supuestamente esa parte de la ciudad era segura? ¿Si él era el que nos protegía allí?
Se quedo pensando unos minutos, en los que ella siguió hablando.
—Te dejaste manipular por él, aún cuando sabías que era sospechosa su actitud lo pasaste por alto.
—Kindsey...
—Tengo pruebas —ella lo corto de golpe.
Él la miro fijamente mientras ella tomaba una carpeta que uno de los hombres le entregaba.
Se acerco a su padre extendiéndola hacia él, este la tomo con desconfianza y la abrió para luego comenzar a hojear.
Su ceño se fruncía cada vez más, la expresión cambiaba constantemente entre perplejidad, rabia, odio, decepción.
Jimmy cerro los ojos un momento mientras cerraba la carpeta y al abrirlos, pronuncio.
—Antes de que lo mates, los reyes deben hablar con él.
Kindsey asintió antes de darle ordenes a los hombres.
Nika se acerco a nosotros.
—Yadiel, Kindsey te espera.
Fruncí el ceño desconcertado y cuando iba a quejarme, Nika hablo.
—Y cállate por unas horas —me pidió antes de irse junto a mi hermano.
Al parecer no sirvió de nada lo que le dije en el auto.
Kindsey
Ya era hora...
Por fin se acabaría.
Trotamos entre la oscuridad, aunque llevábamos unas gafas de visión nocturna así era mucho mejor.
Llegamos a estar unos veinte metros para la entrada, ellos aún no podían vernos pero el detector de movimientos pronto nos detectaría si nos acercábamos más.
Alguien tomo mi mano y al mirarlo sonreí con cierta nostalgia porque algo me decía que esta sería la última vez.
—¿Nos acercamos? —pregunto por el micrófono.
—El detector mandara señales a misiles para que estos se disparen inmediatamente cuando haya movimientos —le dije con diversión.
—Creí que eras una chica de riesgos —admitió.
—¿De riesgos? si ¿Suicida? no creo.
¡Que mentirosa!
Escuche su risa y me di cuenta que era algo que me tranquilizaba.
Algo que no podría tener para siempre.
—Princesa, los francotiradores están en sus puestos —me informa un hombre.
Compartí una mirada con Yadiel y comencé a dar ordenes, la mejor opción era entrar de forma aérea pero no podíamos llegar acá en helicóptero porque llamaríamos mucho la atención, así que luego de que los francotiradores hagan su trabajo, los helicópteros vendrán por nosotros para dejarnos en la cubierta y así entraremos haciendo un hoyo sobre el techo.
Con rapidez los cuerpos comenzaron a caer, todos con un agujero en la frente.
Y pronto escuchamos a los helicópteros acercarse hasta dejarnos solo unas escaleras colgantes para poder subir, pues no teníamos tiempo para perder.
Comencé a subir, no sé quien me seguía pero supuse que sería Yadiel.
Al llegar arriba, me ayudaron a entrar y me senté repasando el plan en mi mente una y otra vez.
En cuanto alguien se sentó a mi lado, voltee para hablarle pero era Zabdiel.
¿Quién le dejo subirse?
Me volteó para mirar a otro lado e ignorarlo.
Se que me llamaran inmadura y también sé que no me importa.
—Oye, además de que se que no soy feo para que me ignores, tienes que aprender a mirarme porque lo harás todos los días luego que nos casemos.
Me reí pero aun así no dije nada.
—Zabdiel... Te dije que no... Subieras —hablo con dificultad mi amiga al llegar, estaba cansada.
Sin importarle el hecho de que Zabdiel estuviera sentado a mi lado, se sentó en medio de nosotros separándonos y se lo agradecí con la mirada.
—Ya vamos...
El helicóptero se comenzó mover, llevándonos hacia la cubierta.
—¿Estas lista? —su pregunta hizo que yo misma me la hiciera.
¿Estoy lista?
Claro que estoy lista para acabar con todo esto.
Pero...
¿Estaba lista para dejarlo ir?
No había pensado en nada más que la venganza durante siete años, ¿Qué haría después de terminar?
Seguro luego de casarme, seguiría entrenando en la casa de mis padres pero ¿Qué más haría?
Me había enfrascado tanto en esta venganza, que ahora que se cumpliría no sabía que más hacer.
Porque simplemente no hacía nada más antes.
Y no creía hacer nada luego.
—Vamos, Kinds...
Nika me extendía la mano para salir, la tome levantándome y luego de un apretón ella salió bajando la escalera y luego salí yo.
El viento movía mi coleta y llegaba a mi cara, refrescandome.
Al mirar a los hombres que subieron con nosotros, estaban terminando de hacer el agujero haciendo que el gran círculo de concreto cayera hacia el interior del galpón.
Comenzamos a escuchar los disparos, de parte de nuestros hombres como de los hombres del traidor.
Que comience la guerra.
Con una cuerda que sostenían dos hombres bajamos al interior mi padre, Yadiel, Nika, Joel, Nicholas, Zabdiel y yo luego de que mis hombres dieran la señal que habían entrado.
—Nika —la llame para que prestara atención— Quédate con Zabdiel y Joel, yo iré con Nicholas y Yadiel.
—Bien, cuídate.
—Siempre.
Les hice una seña a los chicos que irían conmigo para que me siguieran mientras le decía al equipo principal que nos reuniéramos rápido.
Los chicos me cubrían mientras me abría paso entre los hombres del bando contrario para llegar a la sala de control, donde suponemos que está y también desactivaremos los sensores de movimiento.
Pronto se nos unió el equipo y seguimos, algunos heridos que tuvimos que arrastrar con nosotros para que no los mataran, otros que aún heridos siguieron en pie, atacando.
Al llegar a unos metros de la puerta que debíamos atravesar para llegar a la sala de control nos encontramos con granadas incrustadas en las paredes, esto me daba mala espina aunque no viéramos una amenaza activa.
—Hay sensores de movimientos conectados a las granadas, si llegan a acercarse más de lo que están —me notifico Chase por el audífono— Sus partes volaran en todas las direcciones.
Hice una mueca.
—¿Puedes desactivarlo? —pregunté.
—Me tomaría cinco minutos...
—Hazlo en dos —ordene.
—Como diga.
—¡Estén alertas! ¡Vamos a entrar! —les avise a mis hombres.
—¿Chase? —la impaciencia me carcomía, ya quería tener su sangre en mis manos.
—Ya casi acabo... En tres, dos, uno... —espere sus palabras y el corazón me latió de manera frenética hasta que termino de hablar— Sensores desactivados, pueden entrar.
Suspire y les hice una seña para comenzar a avanzar.
Esto es por ti hermana...
Por todo el sufrimiento que viviste.
Porque no merecías nada de lo que te paso.
Por ti es está venganza.
Por ti es su muerte.
Le di una patada a la puerta para abrirla inmediatamente y avanzamos disparando a quien se atravesara y al acercarnos más, me di cuenta que se estaba cerrando con un metal grueso el espacio donde supe que estaba Jay Tyson, mis hombres hicieron una muralla disparando mientras nos acercábamos y los hombres de él nos devolvían las balas.
—Explotaron unas bombas cerca de nosotros —escuche toser a Nika y me preocupe— Zabdiel se desmayo, lo sacaremos y después vamos en apoyo.
—Cuidate —murmuro.
—Siempre.
Mire a un lado y observe un interruptor el cual asumía que pararía el cierre de la caja de metal.
—Yadiel... Cubreme.
Él sin decir una palabra obedeció, cubriéndome, llegamos al interruptor y en cuanto lo presione, el metal dejo de moverse. Sonreí con victoria cuando Yadiel me miro y me devolvió la sonrisa.
No aguante y le di un corto beso en los labios antes de correr hacia donde estaba Jay Tyson arrodillado
Sentí la despedida entre nosotros en ese beso y aunque quise quedarme más de un momento con él, sabía que no podía.
Así que me aleje a seguir disparando uniéndome a mis hombres. Nos acercamos poco a poco, acabando con cada uno de los hombres y en cuanto un disparo de nuestra parte le dio al rubio en la pierna, ordene que se detuvieran.
Mis hombres se pusieron en fila de cada lado, dándome espacio para entrar. Tomé una respiración y camine como siempre lo soñe.
Me sentí poderosa.
Me sentí como lo que soy.
Antes de entrar en la habitación, alguien me interrumpió, tenía en su mano un detonador y en cuanto Nicholas lo vio, ordeno que apuntaran y así lo hicieron.
—¿Qué quieres, Yaca? —pregunte con fastidio.
Él parecía algo dudoso, nada parecido al Yaca engreído pero aún mantenía su postura.
—¿Por qué quieres matar a mi padre, Kindsey?
Sonreí.
—Fácil... —me encogí de hombros— Él fue quien robaba en las bodegas y mato a mi hermana.
Voltee para seguir mi camino pero su voz me paro.
—¿Cómo sé si eso es verdad?
Me estaba irritando.
—No tendré esta conversación de nuevo, así que si te da la gana puedes presionar eso —señale el detonador— O dejar que yo lo mate, igual, en las dos opciones morirá, así tú decides.
Luego de unos minutos, baja el detonador sin importarle la mirada que su padre tenía sobre el.
Sabía que esa sería su decisión, en este mundo solo hay dos opciones "sobrevivir o ser asesinado"
—Ahora vete, me agradas así que no quiero asesinarte ahora.
Así mismo comenzó a caminar para salir pero un llamado de mi parte hizo que se detuviera.
—Y dile a tu madre que se cuide las espaldas, la estoy cazando —advertí.
—Kindsey —giro hacia mi— Con mi madre no.
—También nos traiciono Yaca, no puedes impedir que pague —le asegure.
—Perdonen su vida y ella se irá de todo este mundo ¿si?
Estuve a punto de negarme pero la voz de Jimmy resonó primero.
—Está bien, pero si la volvemos a ver en cualquier parte del mundo la mataremos así que asegurate de que desaparezca.
Él asintió y luego de darle una corta mirada a su padre la cual no supe descifrar se largo de aquí.
Mi padre dirigió su mirada al castaño y este alzo sus ojos para devolvérsela.
—¿Por qué? —fue lo único que pronuncio Jimmy.
—¿Por qué no? —contraataco.
No sé cuando hicieron presencia los otros reyes pero por un momento se acercaron a Jay Tyson, dejandoles su momento ordene que todos se retiraran y quedamos Nicholas y yo apoyados a una pared tomando distancia para no escuchar de qué hablaban.
En cuanto se fueron separando supe lo que intentaban decir, comence acercarme inclinando mi cabeza procesando todo lo que podia hacerle.
Era mi turno de jugar.
Mire a el ex rey Tyson y sonreí macabramente.
—Me presento, soy tu muerte.
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