Capitulo 36⛓️
Zabdiel
Cierro la puerta del auto mientras me apresuro a caminar por la entrada hasta la puerta principal de la casa.
—¡Zab! —siento sus brazos rodearme antes de siquiera verla.
—Dom —sonreí ante la familiaridad de su abrazo, la extrañaba.
—Si viniste —habla en cuanto nos separamos, y comenzamos a caminar hacia el interior— Mamá ya me decía que no me decepcionará si no venías, pero tú nunca me decepcionas.
Sonreí con calidez hacia ella.
—Quería venir a verte antes de... —me interrumpí en el momento justo, no sabía si hablarle de la misión era lo correcto.
Desde que regreso a casa mamá ha dicho que Dom se la pasa entrenando ya sea sola o con el instructor que le colocaron.
Se esforzaba cada día más, eso me enorgullecía.
Pero aún no estaba preparada para una misión, y sabía que insistiría en ir.
—¿Antes de qué? —su sonrisa no se borraba pero junto sus cejas con confusión— ¿Qué vas hacer?
Pensé que mentirle, yo mentía con mucha facilidad pero no me gusta hacerlo con ella.
Suspire, presionando el tabique y preparándome para lo que venía.
—Tenemos una misión.
Sus ojos centellaron con emoción.
—¿Una misión? ¿Pue...
—No.
Me fulminó con la mirada.
—¡Zabdiel! —su queja casi pareció un berrinche y eso lo hacia muy divertido.
Pero mi expresión fue seria cuando hable.
—Ya hemos hablado de esto, Domenica.
—¡Pero he estado entrenando! Estoy segura que puedo ir con ustedes y ser de ayuda.
Suspiro.
—Domenica, no.
—¿Pero por qué no? —la alteración de su voz, una mezcla de dolor y furia llego a mi fuertemente— ¿Acaso crees que no podría?
—Dom... No es eso, lo sabes —cerré los ojos fuertemente, intentando encontrar las palabras correctas— Sé que haz estado entrenando y en serio te felicitó por ello, estoy orgulloso de ti.
Esta vez sus ojos no brillaron cuando le dije esas palabras, no como otras veces.
—¿Pero? —dijo en su lugar.
—No estás preparada.
Cruzo sus brazos, sus ojos adquirieron una emoción oscura y su tono fue duro cuando hablo.
—Solo di que no confías en mi.
Alce ambas cejas de forma sorprendida.
—¿Qué mierda dices? —mire hacia otro lado conteniendome de fulminarla con la mirada— ¿Te estás escuchando, Domenica? ¿Que no confió en ti? ¿En serio?
Parece intimidada por un momento pero mantuvo su postura.
—Al principio te entendía —inicio sin apartar sus ojos de mi, esta nueva faceta suya me impresionaba— No sabía nada y era muy riesgoso, pero ahora estoy preparada, tal vez no tanto como tú o Yadiel pero te juro que puedo ir con ustedes.
Negué.
—No puedes.
—¿Y tampoco piensas darme la oportunidad? —se exalto— ¿Cómo quieres que demuestre que estoy preparada si no me dan la oportunidad de hacerlo?
Comencé a moverme hacia un lado, intentando no creer que mi hermana pensaba que no confiaba en ella.
Joder.
—Domenica, escucha —me volví hacia ella— Confió en ti y en que puedes ser buena mientras sigas entrenando, pero estoy seguro que no estás preparada para una misión y menos una de este rango.
—No te creo.
Me tense.
Mis ojos quedaron fijos en los de ella, totalmente sorprendido por esas tres palabras que ella nunca me había dicho.
¿No me cree?
—¿Qué? —balbuceo, sin poder decir otra palabra más.
En cambio, ella dio un paso hacia mi con determinación y con su tono sentí un fuerte dolor en el pecho.
—No te creo, Zabdiel —retrocedió dos pasos aún mirándome— Pero está bien, sigue con tus mentiras.
—Dom... —intente detenerla pero en el mismo momento en que alzó su mano para callarme, mi teléfono comenzó a vibrar.
—No quiero hablar contigo ahora, en serio.
Y de ese modo se fue por un pasillo que daba hacia las escaleras.
Saco el teléfono y contesto.
—Aquí, Zabdiel.
—¿Dónde estás? —era Joel.
Suspire mientras salía de la casa.
—Vine a visitar a Dom.
—¿Y te fue mal? Te escuchas afectado.
—Es complicado, ¿qué paso?
Hubo un silencio en la línea antes de que mi hermano hablara.
—Estamos hablando de estrategias para la misión pero faltas tú.
Asentí aún cuando no me podía ver y subí a mi auto.
—Voy para allá.
Y un extraño presentimiento se asentó en mi pecho.
***
Mientras bajamos de los autos me aseguro que el arma que cuelga de mi cuello este bien, me fijo en cada persona y aunque todos llevan máscaras, igual lo hago.
Inhaló profundo mientras comenzamos a agruparnos, donde yo estoy es con Nika y tres hombres más.
—Niño bonito —ella llama mi atención y la miro— Es momento.
Asiento y comienzo a dar ordenes cortas a los hombres, ellos asienten con cada una y nos ponemos en marcha.
Mi grupo y el de Kindsey entraran por la parte principal del lugar, el grupo de Yadiel entrara por la parte trasera y en el que van Joel y Nicholas entraran por el techo.
—Grupo A y B en movimiento —notifico a mis hermanos para asegurarnos de estar sincronizados.
—Grupo C en movimiento —esa es la voz de Yadiel.
—Grupo D en movimiento —notifica Nicholas.
No hacemos mayor caso a los autos que están detenidos a los costados del lugar, además de disparar a algunos de los neumáticos por diversión.
Me detengo detrás de un auto que da vista directa a los hombres de la entrada.
—Grupo B en posición.
Así comienzan todos a confirmar, y en cuanto terminan, suelto el primer disparo.
Y se desata el infierno.
Los hombres de nuestro grupo nos cubren mientras Nika, Kindsey y yo avanzamos.
Ya los pocos hombres que rodeaban la entrada han caído pero siguen disparos del techo, disparos que acaban cuando Joel y Nicholas se asoman a vernos.
—Que comience ahora la verdadera diversión —escucho la risita del rubio mientras desaparece de mi vista.
—Todo esta muy silencioso, no me gusta —apenas escuchó a Nika por la intromisión de la máscara, la peli azul carga sus dos armas y apunta hacia el frente, mientras retuerce su cuello— Vamos.
Frunzo el ceño mientras me muevo con agilidad, en cuanto entramos puedo escuchar los disparos de todos los hombres que hemos estado buscando.
—Dispersarse —nos movemos a lados diferentes y voy por la izquierda.
Mientras voy caminando elimino a varios hombres y trato de mirar a algún lugar o algo que me parezca reconocible, nada.
No dejo que ninguno se acerque lo suficiente como para considerarlo amenaza, a unos cuantos con una patada los hago caer y luego un disparo certero.
De reojo veo una cabellera conocida e inevitablemente volteo hacia el lugar, pero ya no hay nadie.
Todos debían llevar máscaras que cubrían toda la cabeza.
¿Quién...?
—¡Se esta escapando! —la voz desesperada de una de las chicas llega a mis oídos y le doy dos golpes a un hombre dejándolo en el suelo antes de correr a la salida.
Los disparos se escuchan, tanto de nuestro lado como la respuesta del otro bando y apenas he dado un par de tiros cuando ellos arrancan los autos.
Mientras sigo disparando me fijo en los autos que huyen, y sé que no eran de los que estaban en la entrada, estos no los había visto.
Pero me eran conocidos.
—Hay que seguirlos —Nicholas parecía querer correr tras los autos pero la mano de Nika apoyada en su brazo lo detuvo.
—No, detente.
—Esos autos... —Kindsey se acercó a nosotros antes de ponerse de cuclillas con un arma en su mano— Diganme que esos autos no...
¿Por qué mierda esos autos parecían pertenecer a loa reyes?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro