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Capitulo 21⛓️

Nika

Subo a mi auto luego de informales a donde iríamos y arrancó tratando de alcanzar a Kindsey.

Mi Ferrari anda a toda velocidad esquivando a los autos y dirigiéndome al lugar a donde cada vez que podemos vamos.

Con las ventanillas abajo siento el viento mover mi corto cabello y chocar contra mi rostro, dándome una falsa sensación de libertad.

Mi mente que ha estado envuelta en ideas desde hace ya semanas se ve libre de pensamientos por ahora, cosa que agradezco.

Mi hermano no nos acompañó en la entrega de hoy, no tengo en claro sus razones pero se que quiere ser libre antes de volver a la academia y lo entiendo.

Pero espero que no cometa alguna idiotez.

Al llegar noto que el auto de Kindsey el cual es un Lamborghini se encuentra estacionado junto a otros autos.

Ella se encuentra apoyada al capo del auto con un vaso en su mano.

Me acerco luego de estacionarme cerca.

—¿Correrás? —me pregunta en cuanto llegó a su lado, muestro una sonrisa.

—Puede que si, ¿Y tú?

—Sabes que se me dan mejores las carreras de moto.

La falta de expresión en su rostro hizo que no volviera hablar del tema.

Y en ese momento dos autos mas llegaron al lugar.

Supe al instante quienes eran.

De ellos bajaron los hermanos Fowart, hijos de uno de los narcotraficantes de medio rango más poderosos.

Y justamente ese hombre era al que hace unos minutos le hicimos la entrega.

Aunque  Kindsey y yo no nos llevamos con los Fowart, siempre decidimos interponer negocios antes que nuestros pequeños inconvenientes.

Pero son realmente insoportables.

Ellos al vernos sonríen con ese aire arrogante que los caracteriza antes de acercarse.

—¡Chicas! No pensé verlas por aquí —hablo Zuria con un falso entusiasmo.

—En realidad, me sorprende que puedas pensar —mi tono venenoso no convino con mi encogimiento de hombros despreocupado.

—Siempre tan amargada —no reacciono a mis anteriores palabras y solo dio una sonrisa.

Zacarias miraba a Kindsey con profundida y soltó de pronto.

—¿Aún sigues sin hablar? —se burlaba, eso era seguro.

A lo que ese idiota se refería era un suceso de los años que nos conocimos, Kindsey acaba de salir de ese horrible lugar y formulaba pocas oraciones, y Zacarias se aprovecho de eso en la situación.

Este es el que peor me agrada, por él comenzó este odio, se gano un disparo de Kindsey por eso.

Aunque convencimos a todos de que había sido un accidente, claramente no lo fue.

Mi pelinegra cuando se harta puede llegar a ser muy peligrosa e impaciente.

Y algo así ocurrió hace dos años.

—¿Cómo se encuentra tu auto? Me he dado cuenta que ya no lo sacas —mi amiga habla con tranquilidad, casi sin interés.

La cara del chico se tornó roja de la ira provocando que soltara una risa burlona.

—Makarov... —canturreo Zuria para luego tomar un tono que pretendía ser amenazante— No me hagas enojar.

Volví a reír pero ahora con más ganas.

—Fowart, Fowart, Fowart... —negué sonriendo— ¿No te han dicho que conmigo no sirven las amenazas?

Como hay personas que temen enfrentarse a los Reyes o a cualquier descendiente que provenga de ellos, también hay personas que se creen poderosos y son lo suficientemente estúpidos como para amenazarlos.

—Claro, siempre protegiendote con el poder de tu familia —rueda los ojos mientras se cruza de brazos en lo que veo es un movimiento tenso.

—No sabes lo que jodidamente dices, Zuria —niego perdiendo la sonrisa— Te recomiendo no hablar de más si no quieres volver con varios cortes en la cara a tu casa.

Se tenso pero no perdió la compostura arrogante.

—Oh, sé muy bien lo que digo.

Me acerque unos pasos de forma amenazante, mientras un destello de sonrisa envolvía mis labios.

—¿Ah si? —Zacarias hizo el intento de acercarse pero la rubia mostró algo de valentía tomándolo del brazo para detenerlo y dando un paso al frente ella.

—¿Crees que te tengo miedo? —ríe sin ganas alzando las cejas.

—Deberías —pase mi lengua por mis labios para luego darle una mirada fugaz a Kindsey, en sus ojos mostró lo irritada que estaba.

Capte la indirecta.

—Desmuestra que puedes hacer —contraataca antes de que pueda calmar la situación.

Y cuando me dispuse hablar un chico que conozco muy bien hablo por un micrófono dejándonos callados a todos para voltear a mirarlo.

—¡Bueno! Esta noche son cinco carreras en las que podrán competir un máximo de cinco personas, así que ven a inscribirte y apuesta todo lo que tienes, apuesta a tu suerte.

Mi sonrisa vuelve y cuando el chico me ve, levantó mi mano haciendo un movimiento con mis dedos en forma de saludo.

—¡No lo puedo creer! —su tono animado hace que muchas personas le pongan más atención a sus palabras— Esta noche, aquí mismo están dos de las princesas más peligrosas, no se acerquen mucho porque pueden arder, se los aseguró. Y princesas, ¿correran hoy?

Me abrí paso entre las personas para llegar hasta el pequeño escenario improvisado donde estaba él, muchas de las personas se quitaron de manera brusca para no estar cerca en cuanto pasara, lo que me causo diversión.

Tome el micrófono, sintiéndome poderosa mientras todos me miraban con expectación y miedo.

—Claro que correré hoy —mi voz resonó por los callejones y almacenes— Nunca me perdería una buena carrera —apenas deje de hablar observe el movimiento de una cabellera rubia y al enfocarlo era nada más y nada menos que Nicholas, no nos prestaba atencion sino que parecía coquetear con una chica a su lado.

Personas aplaudieron victoriandome y otras se quedaron callados.

Volví a mi puesto y mire con superioridad a Zuria en el mismo momento en que se me ocurrió una idea.

—Una carrera, tú y yo —le reto.

Ella miro a su hermano antes de volver a mirarme y sonreír asintiendo.

—¿Sin reglas? —pregunta.

Rio de nuevo, burlona.

—¿Cuando me has visto a mi correr con reglas?

Ella vuelve a rodar los ojos.

—Y la que gané... —comienza— Se lleva el auto de la otra.

Tengo autos del valor de todo el dinero de su padre pero ganaré esa carrera más por orgullo que por otra cosa.

—¿Trato? —extiende su mano.

—Trato —confirmo, sin extrecharle la mano.

—Iré a decirle a Tony que solo correrán ustedes dos en la última carrera —me susurro Kindsey antes de irse.

La observé hablar con el chico animadamente en el mismo momento en que observé tres autos llegar.

Sabía que vendrían.

Decidí no prestarles atención a los hermanos que acababan de llegar y fui a buscar algo de beber dejando solos a los Fowart.

Mientras pido la cerveza observó a Zabdiel mirar a todos lados en busca de algo.

Yo sé a quien busca.

Yadiel está apoyado en su auto mirando su celular pero no visualizo al que para mí es el más importante.

¿Más importante?

Ash, joder.

Mente en blanco, rostro inexpresivo.

Le doy un trago a mi bebida buscando a Kindsey con la mirada pero no la encuentro.

¿Donde se habrá metido?

Kindsey

—Vuelve a repetir lo que dijiste y te corto la garganta —amenazó al chico que se encuentra pegado a la pared— ¿Has entendido?

No me responde, hago un pequeño corte en su pómulo.

—¡¿Que si entendiste?! —pregunto alzando la voz y presionando mi navaja en su cuello.

—Hey, gatita —una voz masculina un poco conocida llega a mis oídos pero aún así no suelto al chico, que se remueve en mi agarre con gestos de dolor— ¿Qué te ha hecho como para tenerlo de esta manera?

Ignoro su pregunta mirando de nuevo al chico nervioso.

—¿Has jodidamente entendido? —pregunto nuevamente pero está vez si consigo una respuesta de su parte, asintió.

Al momento de quitar mi navaja de su cuello él salió corriendo dándome tiempo para voltear y mirar a la persona que nos interrumpió.

—Yaca —digo en forma de saludo.

Él extiende las comisuras de sus labios en una sonrisa torcida.

—Kindsey —habla de igual forma— ¿Qué te hizo? —pregunto burlón.

Me encogí de hombros.

—No creo que debería reaccionar bien si me rebajan —respondo simple.

—Me decepcionas —admite y en cuanto iba hablar él continuo— Yo lo hubiera desaparecido.

Me reí.

—Es obvio que no me conoces —niego— ¿Qué haces aquí?

—Mi padre eligió volver, tiene que ver con ciertas reuniones con los demás reyes.

Asiento.

—Nika correrá —aviso.

—Me quedaré entonces.

No sé porque tuvo que agradarme ahora y no de niños, porque en esos tiempos me parecía el ser más insoportable que podía conocer.

Y así ambos caminamos hacia donde se encontraban los autos y allí observe a Nika.

—¿Donde estabas? —pregunta en cuanto me ve— Creí que habías... —dejo de hablar al darse cuenta de la persona que está detrás de mí y sonríe.

—Tyson —lo saluda con un asentimiento de cabeza, él hizo lo mismo.

—¿Donde estabas? —vuelve a preguntarme.

—La gatita iba a asesinar a un chico y la verdad yo lo hubiera hecho —responde Yaca por mi.

Muestro una sonrisa divertida.

—Parece que me pierdo de los momentos divertidos —Nika hace un falso puchero.

Mi mirada va a los alrededores cuando los vellos detrás de mi nuca se ponen de punta.

—Oh ¿Está aquí? —inquiero con fastidio en cuanto veo a Zabdiel con una cerveza en mano y hablando con dos chicas.

Escucho a mis acompañantes reír.

—Y no solo él —habla Yaca por lo que miro al mismo lugar que señalo.

Joel se encuentra sentado en la barra improvisada.

—Con que ahí esta —el susurro de mi amiga apenas me llego pero decidí que debía hablar con ella seriamente.

¿Y Yadiel?

Me aclare la garganta, al igual que mis pensamientos.

—Es momento de competir, Makarov —llega Zuria, su mirada se detiene en Yaca y por su forma de sonreír sé que le ha interesado— Oh, mucho gusto, mi nombre es Zuria —le tiende la mano.

El rubio la acepta con gusto, devolviéndole la sonrisa.

—Zuria —pronuncia el nombre de la rubia como si se deleitara— Soy Yaca —se presenta sin apartar la mirada de sus ojos.

—Y... Yaca ¿Eres nuevo por acá? Nunca te había visto —habla enrollando un mechón de cabello en su dedo.

—No, no soy nuevo por aquí —habla con una sonrisa arrogante pero en sus ojos veo más, ladeo la cabeza mientras analizo— Me presento nuevamente, soy Yaca Tyson.

Los ojos de la castaña se abrieron con cierta sorpresa, acomoda su cabello hacia atrás y sonríe de manera más recatada.

—Bueno, siempre es un placer conocer a un príncipe —ahora se mostraba más incómoda sobre el hecho de conocer quien era.

Interesante.

—¿Correrás, no? —la voz de Yaca sonó grave y baja, entrecerre los ojos para ver la interacción.

Mi teléfono vibro en el bolsillo de la chaqueta que llevaba pero lo ignore demasiado bien.

—Eh... Sí, correré.

Yaca asiente sin mucho interés y ella aparta la mirada rápidamente, la tensión dando vueltas en el aire.

—Bueno... —se gira hacia la peli azul volviendo a su postura y sonrisa arrogante— Es hora de que te gané.

Nika suelta una risa divertida.

—Quiero verte intentándolo.

Alzó ambas cejas queriendo ver como terminara y en cuanto las observó irse en dirección a sus autos, suelto una risa.

—¿Quién crees que ganará? —me pregunta el chico a mi lado.

—¿De verdad preguntas eso? —inquiero con un poco de estupefacción.

Se encoge de hombros, expectante.

—Zuria es buena —admito— Hemos corrido con ella varias veces pero no siempre mantiene el control del volante y desde el principio lo da todo, eso hace que cuando de verdad necesite el esfuerzo no pueda hacerlo.

—Eres observadora —habla y parece sorprendido.

Es mi turno de encoger mis hombros.

Nos quedamos en silencio un largo rato, observó los alrededores estudiando a las personas y mirando de soslayo a los castaños de ojos azules que andan en sus mundos mientras intentan invadir el mío.

—¿Me has estudiado a mi? —controlo mis instintos para no sobresaltarme al no estar preparada para que hablara.

Alzó una ceja, con desconcierto pero no dejo que lo vea.

—¿Estudiarte? —me río — ¿Crees que perdería mi tiempo haciendo eso

Claro que lo había estudiado, a cada príncipe y princesa, rey o reina, y a cualquier persona que estuviera en mi entorno la estudiaba en cuanto entraba a mi vida.

Lo aprendí a las malas.

Él también ríe.

—Volvió la Kindsey de la cena, llegue a pensar que te habían cambiado.

Recuerdo cuál fue mi actitud en la cena cuando nos vimos luego de años y... Realmente no me arrepiento.

—No me agradaste al principio —es todo lo que digo como explicacion.

—¿Y ahora sí?

Niego.

—No te adelantes, que converse contigo no significa que me agrades.

—Te concedo un punto.

Volteó al sentir miradas sobre mí, a mi izquierda esta Zabdiel mirándome fijamente, aún siguen las dos chicas a su lado pero parece que él no les presta atención alguna.

Y a mi derecha, Yadiel me observa también fijamente pero creo que ambos miran también a otra persona.

Los dos miran a Yaca.

Voltee a mirar a mi acompañante y este al darse cuenta de lo que pasaba sonrió divertido.

—Parece que tienes dos admiradores —inquiere— Y también parece que tratan de intimidarme.

Rio sin una pizca de gracia.

—Pues que se jodan.

Por ahora.

Ruedo los ojos.

Un escalofrío recorre mi columna al recordar todo lo que ha pasado desde que llegaron a mi casa.

Arruinaron todo.

Cuando el ruido de las personas apoyando o abucheando llegan a mis oídos, decido enfocarme en mi amiga que esta apunto de correr.

—¡Entonces! ¡¿Están listas?! ¡Que comience!

Y así es como veo a Nika correr luego de meses, puedo sentir su emoción, esa que siente cada vez que conduce a toda velocidad, la adrenalina por sus venas también puedo sentirla. No importa que no estemos en el mismo lugar.

Sonrió cuando adelanta el auto de Zuria y gana la carrera.

Se escuchan los gritos de las personas victoriando cuando el Ferrari estaciona y se acercan a felicitar a la pelo azul.

Me acerco lentamente dejando a Yaca detrás, Nika posa su mirada en mi, sonriente.

—Estuve genial, ¿cierto?

—Lo sabes —le sonrió— Pero si, estuviste genial.

En eso vemos llegar a los Fowart, Zuria tiene una expresión de resignación mezclada con molestia cuando le entrega las llaves del auto a Nika.

Nika ve las llaves antes de reír y negar con la cabeza.

—No necesito ese auto —apunta— Tengo mejores así que conservalo pero no vuelvas a retarme.

Los dos hermanos dan la vuelta hacia sus autos.

Miro a Nika y ella se encoge de hombros.

—Eso la ayudará a aprender.

Asiento dandole la razon a medias, pues en mi caso hubiera tomado las llaves y el auto y luego los habría arrojado a un lago.

Con sus cadáveres dentro, si era posible.

—¿Nos vamos? —me pregunta.

—Vamos —asiento comenzando mi camino a mi auto.

—¿Ya te vas, gatita? —pregunta Yaca en cuanto paso por su lado.

—Sí —le respondo sin mirarlo antes de agregar— Nos vemos luego.

Y así sigo con mis pasos.

Al subir al auto bajo la ventanilla en busca de alguien.

Yadiel está a una distancia considerable pero aún así podemos observarnos el uno al otro.

Tomo el riesgo.

Sonrió antes de guiñarle el ojo y arrancar.

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