Capitulo 18⛓️
Zabdiel
Aún tengo las manos echa puños mientras me acerco a mis hermanos quienes están bajo la colina.
—Nos distrajo mientras tu te alejabas —Joel es el primero en hablar— ¿Qué te pasó?
—Esa fue su venganza.
11 horas antes...
Me levanto por un sonido fuerte en la planta baja, tomo mi arma con precaución y salgo de la habitación.
El pasillo está oscuro y parece que nadie escucho el mismo sonido que yo, bajo las escaleras en silencio y con mucho cuidado.
Al llegar a la planta baja observó el salón que también están las luces apagadas por lo que cierro mis ojos un momento para así acostumbrarme a la oscuridad.
Al abrirlos nuevamente, puedo ver mejor el jarrón roto en el suelo y la verdad que no entiendo nada.
Miro a todos lados sin encontrarme a una sola persona, cosa que me parece extraño pero antes de que mi mente comience a divagar uno de los hombres de la Mafia entra al salón encendiendo la luz en el camino, pero se queda petrificado al verme con el arma apuntándole.
Él levanta las manos confundido seguramente.
Ahora que lo observó bien, este es el chico que tuvo la pelea con Kindsey, en la que casi muere.
Casi me río al recordarlo
Bufo bajando el arma.
—¿Ocurre algo, Príncipe? —inquiere acercándose con lentitud.
Niego, sintiéndome estúpido.
—Escuché un ruido —aclaro— Y baje a ver.
Él mira a su alrededor y al ver los restos del jarrón en el suelo asiente comprendiendo.
—Ya veo —carraspea antes de volver hablar— Había viento fuerte y las ventanas se encontraban abiertas.
Abro la boca pero no digo nada.
¿Baje con un arma solo porque un jarrón cayó al suelo debido al viento?
Estás paranoico.
Gracias por mucho apoyo.
Por nada.
Trago saliva.
—¿Ya le hablaron sobre el día de hoy? —pregunta repentinamente interesado— ¿Irá?
Mis cejas se tocaron al no saber de qué habla.
—¿Qué harán hoy? —inquiero.
—El día de hoy es una de las pocas veces que entrenan en el área del bosque, o bueno eso es lo que me han dicho.
Eso suena a tradición.
Raro.
Asiento a su pregunta y vuelvo a mi habitación confundido, y sin saber el porqué.
No me meto a la cama ya que el sueño en mi se esfumó al bajar de esa manera.
Histérico.
Ruedo los ojos.
Tomo mi teléfono y marcó el número de Dan, necesito salir de aquí y él es el indicado con quien hablar.
Su padre es parte de la Elite de los Estados Unidos, dueño de muchas cosas incontables pero Dan se mudo acá aunque muchas veces anda viajando de país en país.
Me contesta al tercer tono.
—¿Sabes qué hora es? —se queja con voz somnolienta.
—Hola para ti también —ironizó
Escucho como ríe al otro lado de la línea.
—Que tal hermano, sé que me extrañabas y por eso llamaste pero igual dejaré que lo digas.
Es mi turno de reír.
—¿Con quién hablas? ¿Es Zabdiel? —escucho otra voz adormilada y la distingo al instante.
Es Cass.
—Está hablando conmigo —escucho a Dan decirle a Cass, seguro le quitó el teléfono.
—Pero yo quiero hablarle —le explica la chica en su berrinche.
Cass es novia de Dan desde hace dos años, combinan bien y aunque sus personalidades son distintas se complementan el uno al otro.
Cass es pelirroja y tiene los ojos negros, muy linda a decir verdad y con una mirada de complicidad que te hace quererla.
Ella es muy divertida y siempre te saca una sonrisa, es alegre y muy ruidosa.
En cambio.
Dan es serio y tranquilo, piensa las cosas muchas veces para luego decir que no es buena idea, a veces es realmente fastidioso.
Cass no pertenece a este mundo, o bueno, no pertenecía ya que cuando se enamoró de Dan, para poder estar con él se tuvo que alejar de su familia.
Y ahora viven juntos.
—¡Zabdiel! ¿Sigues ahí? —la voz de Cass sonó alegre cosa que me hizo sonreír.
—Si, pesada.
—No me llames pesada, que tú no tengas sentido del humor no es mi culpa —ella ríe haciendo que yo ruede los ojos— ¿Cómo estás? ¿Por qué no nos habías llamado antes? ¿Quién te crees que eres? —reprocha con un deje de molestia.
—¿Una persona? —inquiero divertido.
—No te hagas el gracioso conmigo, Zabdiel Williams —acusa.
Cass es una de las pocas personas que dejó que me hablen con toda la confianza, es buena chica.
—¿Dejaras que hable? —pregunto al ver que todavía no para de reprocharme el no haberlos llamado antes.
—Un momento —habla tomando aire para poder continuar, y al quedar satisfecha por decirme todos los insultos que se sabe, pregunta— ¿Qué querías decir?
Río negando con la cabeza.
—Quería decirles que nos viéramos en la bodega —informo.
—¿Por qué piensas que puedes mandarnos y nosotros te obedecerémos? —pregunta divertida.
—¿De verdad quieres que responda esa pregunta? —alzó ambas cejas aunque no puede verme.
—Nop, nos vemos allí —indica.
—Bien —cuelgo.
Dejo el teléfono sobre la cama para luego entrar al cuarto de baño a darme una ducha.
***
—Mi auto —le digo a uno de los hombres de vigilancia, este asiente antes de ir al garaje.
En cuanto me entrega el auto y las llaves, subo a el, arrancando.
Duró una hora en llegar a la bodega que queda cerca de los Muelles.
Bajo del auto observando otro a unos metros y que de allí bajan Dan y Cass.
Cass corre hacia mí para darme un abrazo, presionando sus brazos detrás de mi cuello para poder sostenerse.
—Teníamos tanto tiempo sin vernos —exclama tomándome del brazo para caminar hacia su novio.
Lo saludo y luego entramos a la bodega.
—¡Jefe! —exclama el encargado de que todo se mantenga en orden— ¿Qué hace acá?
Alzó una ceja.
—Es mi bodega y puedo venir cuando me plazca —le recuerdo.
—Eh... Si... Lo siento.
Ruedo los ojos.
Debería venir más seguido a imponer el orden.
Hacemos un recorrido para asegurarme que todo esté bien y luego salimos de allí.
—Oye, han rondado rumores recientemente —comienza Cass, muy curiosa— Algo sobre un matrimonio con cierta princesa, ¿Qué tienes que decir sobre eso?
—Cierto —concuerda Dan— ¿Por qué nunca nos hablaste de eso?
Suspiro fastidiado.
—Era algo confidencial, así que no podía —explicó.
—Entonces, ¿es cierto? —su voz llena de ansiedad me llego— ¿Ya puedes hablar de eso?
—Está bien —me rindo haciéndola sonreír— Pero es mejor ir a un bar.
—¿Un bar? ¿a esta hora? —cuestiono Dan.
Asentí sin darle importancia que sea tan temprano.
Luego de unos minutos llegamos a un bar cualquiera y baje del auto.
Nos sentamos en una mesa del fondo, ellos me miraron con curiosidad.
—El mismo día en que nos enteramos tuvimos que irnos a la casa de los Mattei —comienzo— La chica con la que planean casar con uno de nosotros es... —tomo una bocada de aire antes de seguir— Insoportable, molesta ¡Hasta me hizo un corte en la mejilla con su navaja! —exclamó molesto recordando todo.
Ellos me miraron antes de que Cass se pusiera a reír.
—No tiene nada de gracia —hablo con el ceño fruncido.
—¿Cómo que no... —respiro hondo para poder calmarse— Ella es la princesa Mattei ¿Cierto? —inquiere en un susurro, asiento— Y ella te hizo un corte en la mejilla ¿Me equivoco?
Negué, esperando
Y... Volvió a reír.
Rodé los ojos, está vez Dan comenzó a calmarla.
—Ya... Tranquila... Respira —es lo que escucho por los próximos minutos hasta que por fin lo logra.
—Lo siento —habla con una sonrisa que solo significa "no lo siento" — Pero amor ¿No lo notas?
Hago un ademán con la mano, restándole importancia.
Ella mira al chico a su lado para luego darle un beso corto, puse una mueca.
—No empiecen —pido.
—Bien, bien —Dan levanta las manos en señal de paz.
—Lo que el príncipe diga —continuo Cass.
Estuvimos un rato sin hablar, el silencio era común entre nosotros, bueno, menos en la pelirroja.
—Pienso que se casará contigo —opina ella luego de un rato sin hablar y confirmando lo que pensé anteriormente.
Una mueca se instaló en mi cara haciéndolos reír a ambos.
—Estás loca —le digo manteniendo mi cara seria— Eso no va a suceder.
—Te recuerdo que eso no lo decides tú —se burla mi amigo.
Cierro los ojos para tranquilizarme.
—Yo creo que podría casarse con Yadiel —escucho la voz pensativa de Dan.
Abro los ojos de golpe provocando sus risas.
—No digas eso —advierto.
Él me mira con una ceja alzada.
—No me digas que... —Cass cubre su boca con una mano, emocionada— ¡No lo puedo creer!
La mire, extrañado.
—¿Qué te pasa? —inquiero.
Pero lo próximo que ocurrió me confundió aún más.
Me abrazó.
—Creía que esto jamás pasaría o que no estaría viva para presenciarlo.
La alejó aún confundido.
Okey, ya es momento de llevarla al psicólogo.
—Cass —comenzó Dan, divertido— No te comprende.
Por fin dejo su espectáculo y me miro con el ceño fruncido.
—A veces pienso que eres muy estúpido, Zabdiel —se aleja sentándose más cerca de su novio.
Alzó ambas cejas con sorpresa.
—¿Se puede saber a qué viene ese insulto? —digo sin entender mucho lo que pasa.
Suelta un gritito de frustración.
—Primera vez que te escucho de esta manera y no sabes a lo que me refiero —reprocha.
¿Y ha esta loca que?
—¿De qué mierda hablas? —pregunto confundido.
Resopla.
—No importa, ¿Qué quieren beber? Porque si me trajiste a un bar para no beber nada, te lanzare algo.
Reí.
Llamo a la mesera y luego de pedir lo que tomaremos, volvemos hablar.
—¿Lo notaste? —inquirió Cass.
—¿Notar qué?
Rueda los ojos.
—La chica te estaba coqueteando.
—¿En serio? —cuestionó divertido.
Asiente.
—Y no te has dado cuenta ¡Estás cegado por lo que sientes por ella! —exclama feliz.
Abro mis ojos con exageración.
—Deja de inventar cosas —ordenó ya con irritación.
Alza ambas cejas mirandome con una sonrisa.
—¿Inventar? ¿Estás seguro de que es un invento? —cuestiona dejándome sin palabras.
—Aquí tienen sus bebidas —interrumpe la mesera dejando las bebidas en la mesa y debo decir que interrumpió en el mejor momento.
—¿Puedes dejar de insinuar cosas? —pregunto al momento en que la chica se va.
—No son insinuaciones, es la verdad —explica bebiendo de su margarita.
—Como digas —ironizó.
—A ver, ¿Cómo te sentirías si Yadiel se tiene que casar con ella?
Pude notar como mis músculos se tensaron.
—Mi hermano no la soportaría —respondo en su lugar.
—¿Y tú si? —pregunta pero finjo no haberla escuchado.
—¿Cómo te sentirías? —repite.
—¿Cómo me tendría que sentir? Bien. Un poco fastidiado porque formará parte de la familia pero normal.
—¿Fastidiado porque se tendría que casar con tu hermano?
—¿Por qué siempre tienes que cuestionar todo? —pregunto irritado haciendo que me mirara medio sorprendida por lo brusco en mis palabras.
—Hey... —comienza Dan que hasta ahora no sé había metido en la conversación— Si sabes que es curiosa no debías provocarla —la defiende.
—¡Yo no soy curiosa! —se queja la pelirroja.
—Cariño, lo eres.
Puse una mueca al oír el apodo.
—Bueno... —comienzo tomando un sorbo de mi cerveza— ¿Qué querías decir con eso?
—¿Te gusta? —inquiere inclinándose hacia delante y mirarme con los ojos abiertos.
¿Me gus...?
¡No! Eso es imposible.
Carraspeó.
—No —respondo con voz segura.
Ella asiente sin cuestionar.
El silencio reina por unos largos minutos, pero la verdad se me hacen muy cortos mientras pienso en sus palabras y en las mías.
El sonido de un teléfono nos distrae a los tres y duró unos segundos en saber que es el mio.
—¿Dónde estás? —pregunta mi hermano menor apenas descuelgo.
—Estoy en... Un bar —mi voz suena más seria y fría de lo que quisiera.
—¡Un bar! ¿Que haces en un bar a esta hora, Zabdiel?
—No me vengas a dar clases de moral porque sabemos que eres peor, además ¿Qué quieres? —hablo con brusquedad.
—El entrenamiento ya comenzará y todos debemos estar —explica.
Nos quedamos en silencio por un instante.
—¿Ella... Ella estará? —suspire frustrado al ver la estupidez de mis palabras.
—¿Quién? —inquiere extrañado— ¿Hablas de Kindsey? —sonó divertido.
Ruedo los ojos.
—Obviamente estará, por eso dije "todos" hasta Nicholas estará y eso ya es raro.
Era cierto lo que él decía, aunque Nicholas estuvo presente en los últimos acontecimientos nos dimos cuenta que no era muy presente como su hermana.
Suspiré.
—Ya voy para allá —cuelgo.
Miro a mis acompañantes que ya han escuchado la conversación por lo que no es necesario decirles nada.
Me levanto y ellos lo hacen junto conmigo, lo próximo que siento son los pequeños brazos de Cass rodeándome.
—Debemos seguir comunicándonos, sería divertido volver a hacerte preguntas —comenta en cuanto se separa logrando que la mirara con mala cara.
—Nos vemos luego —me despido saliendo del lugar y subiendo al auto.
En el trascurso del camino recibo varias llamadas que no respondí, ni siquiera observé el teléfono por lo que no sé quién llamaba.
Hago una lista mental de lo que haré luego del entrenamiento, Dom me pidió que la llevara a la ciudad de compras y luego visitaríamos a mamá para saber de su progreso.
Luego de un poco más de una hora, llego a la finca y me dejan pasar sin problemas.
Bajo del auto dejándole las llaves a uno de los hombres para que lo llevará al garaje y me adentre en la casa despreocupado.
Pero tal despreocupación desaparece cuando siento que un zapato de tacón choca con mi cabeza.
¿Qué mierda?
Parpadeo tocando mi frente herida y escucho una risa infantil pero aún así no visualizo al infante.
En ese momento llega frente a mi Joel, está con el cabello desordenado y el ceño fruncido.
Sin embargo no le preste mucha atención al quejarme.
—¿Quién me lanzo un zapato a la cabeza?
Se encogió de hombros antes de hablar.
—La verdad, no lo sé —admite.
Alzó una ceja.
—Lo único que sé es que llegó con uno de los guardaespaldas —explica.
Ahora me dejo más confundido.
—¿Quién es? —inquiero con molestia.
Se voltea a medias y señala a una niña, es rubia con un mechón de cabello de adelante teñido de rosado y de ojos oscuros que demuestran malicia, mientras una sonrisa burlona adorna sus pequeños labios.
Se me hace parecida a alguien...
—Señorita Venus... —comenzó una sirvienta que acaba de llegar pero se ve interrumpida por la voz aniñada.
—Princesa... —corrige.
Princesa...
Bueno, es obvio que no es hermana de Kindsey ya que la hubiéramos conocido antes, no creo que sea hermana del estúpido Tyson; entonces solo queda una opción.
—Princesa... —se corrige la chica— Su hermana, la princesa Makarov la ha mandado a llamar, se encuentra en el patio esperándola.
Observó a la niña rodar los ojos sin disimulo antes de decir.
—Pues parece que ella no sabe vivir sin mi —exclama caminando delante de la sirvienta al irse.
Y lo primero que sale de mi al verlas alejándose, es una fuerte carcajada.
—¿Nika tiene una hermana? —el chico a mi lado se encuentra anonadado mientras pregunta.
Asentí.
—No esperaba que fuera una niña.
Él se gira hacia la salida que da al patio y luego sonríe.
—Creo que ya sé lo que harás —digo luego de alzar una ceja.
Joel
Dejo a mi hermano en la entrada para caminar en silencio hasta el patio donde encuentro a las hermanas Makarov hablando.
Me detengo en la puerta justo antes de salir para poder mirarlas un poco más.
¿Cómo no me di cuenta de que son hermanas? Literalmente son idénticas.
Si no fuera por la gran diferencia de edad podría jurar que son demasiado parecidas, aunque Nika tiene el cabello teñido de azul.
La menor mira a su hermana con una de sus pequeñas cejas alzada y aunque no puedo verla completamente, sé que sus ojos brillan desafiantes.
Debe tener como ocho años, se ve como una preadolescente aunque algo me dice que estoy equivocado.
Decido acercarme y antes de que se callen por mi llegada logro escuchar un poco de lo que hablan.
—No te vas a quedar —dictamina Nika con voz dura, aunque su expresión es divertida.
—Y quién lo dice... —la menor sonríe con burla— ¿Tu? Además, Nicholas tambien anda rondando por aquí.
No puedo evitar soltar una risa pues se parecen hasta en sus actitudes.
—Oye tú —me llama la niña, la miro— Me puedes explicar porque mi hermana dice que no me puedo quedar en casa de lo tíos —ordena, alzó ambas cejas.
No me sorprende que me este ordenando algo, hasta en eso se parece a su hermana.
—¿Cuántos años tienes? —inquiero, ignorando su pregunta.
Alza una ceja, me pareció tierna.
—La verdad no es de tu incumbencia mi edad pero... Si respondes a mi pregunta te la diré.
Su hermana es molesta pero ella es negociante, interesante.
—No sé porque tú hermana no permite tu estadía aquí —empiezo, aceptando el trato— Tampoco es que sepa muchas cosas de parte de Nika ya que me está ignorando —informo.
La antes nombrada me mira por primera vez desde hace días, en su rostro se encuentra una sonrisa.
—¿Y eso te molesta? —pregunta con burla.
Hago un esfuerzo por sonreír.
—Ya quisieras —niego con la cabeza— Solo que no estoy acostumbrado a que me ignoren sin decir la razón.
Ella se levanta ahora sin la sonrisa y me mira.
—Pues ve acostumbrandote —paso por mi lado y dio unos pasos antes de detenerse pero sin mirarnos volvió hablar— Venus, te vas hoy.
Y ahora sí se fue.
Miro a la niña quién se encuentra con una expresión de fastidio pero cuando me mira vuelve a sonreír maliciosamente.
—Así que te está ignorando —habla.
—Si... —contesto no muy seguro.
—Te pasa como le pasó a su ex novio.
Me quedé anonadado por lo que dijo.
Te está pasando como a su ex novio.
Recordé lo que pasó con Mich y me sentí satisfecho por un momento.
Nicholas no dijo mucho sobre que cosas le había hecho, pero por mínimos momentos quería ofrecerme a participar.
Pero todo los problemas de Nika no eran asunto mío.
—¿Cómo te llamas? —pregunta.
—Tú me debes una respuesta —le recuerdo.
Rueda los ojos sin borrar su sonrisa.
—Tengo cinco pero mentalmente diez —explica con suficiencia.
Asombrado por su edad la miró.
Pero igual rio, que ego el suyo.
—Ahora respóndeme tú —ordena colocando ambas manos en su cadera.
—Me llamo Joel Williams —me presento.
Asiente con despreocupación algo que me parece extraño.
—¿Sabes quién soy, no? —inquiero.
—Joel Williams —dice.
—Lo que digo es que si sabes... —trato de explicar pero no sé como por lo que ella me regala su mejor sonrisa burlona.
—¿Qué si sé que eres un príncipe? —inquiere y asiento— Obviamente lo sé, sería ridículo no saberlo.
Ruedo los ojos.
—Bueno, te dejo ya que debo esconderme de Nika, mis amenazas no sirven con ella —informa moviendo su cabello hacia atrás— Espero no volver a verte Williams.
Y así se fue.
Okey.
Digamos que fue normal todo eso.
Zabdiel
Me observó en el espejo por última vez antes de salir de la habitación.
Ya nos iríamos a entrenar por lo que creo que ya me esperan abajo y...
Esperen...
Un momento...
¿DONDE esta Kindsey?
No nos alteremos mucho.
Luego de la conversación que tuve con Dan y Cass trate de olvidarme del tema.
Y VAYA QUE LO HICE.
Sin alterarse.
Me olvidé hasta de la persona que ocasionaba el tema.
Volviendo a la pregunta.
¿Dónde está Kindsey?
No la veo desde ayer por la noche en la cena, esta mañana no estuve por aquí ya que estaba con la pelirroja y el pelinegro pero al llegar tampoco la vi.
¿Dónde está? ¿Se habrá ido por la mañana? ¿Irá a entrenar junto a nosotros? ¿Estará abajo también esperándome?
Suspire negando con la cabeza tratando de alejar los pensamientos.
No funcionó.
Baje las escaleras con más emoción de lo que admitiré alguna vez y llegué al salón.
Yadiel estaba sentado en uno de los sillones individuales con su típica expresión tranquila.
Joel estaba observando a Nika tan concentrado que no se dio cuenta de mi presencia.
Nika trataba de ignorar a mi hermano y mantenía su mirada fija en su hermana menor, Venus.
La pequeña tenía una sonrisa en su rostro mientras movía su mechón rosa detrás de su oreja.
Ningún rastro de Kindsey.
—¡Por fin! —exclamó Nika al verme y levantarse— Ya podemos irnos.
Ellos me miraban mientras yo fruncía el ceño.
—¿Y Kindsey? —la pregunta dejo mis labios sin dejarme pensar pero ninguno pareció sorprendido con que preguntara.
Pero Nika me ignoro deliberadamente pasando por mi lado para salir.
Yadiel también paso por mi lado sin decir nada, ahora esta más callado de lo normal.
Joel fue el único que se digno a dar una respuesta.
—No sabemos dónde está... —mi ceño fruncido lo obligó a continuar— Bueno, Nika tampoco es que nos haya dicho que no sabe de su ubicación solo se dedica a ignorarnos así que —se encoge de hombros antes de también irse.
Iba a salir también pero algo me interrumpió.
—¿Por qué quieres saber dónde está Kindsey? —la voz de la niña me dejó quieto detrás de la puerta y la miré en silencio— ¿No responderás?
Abrí la boca pero nada salió de ella logrando que la pequeña riera.
—Me encantan los problemas y más si estoy fuera de ellos.
Y se fue escaleras arriba
Parpadee para enfocarme y salí de la casa donde una camioneta estaba para llevarnos al bosque.
Subí sentándome junto a Yadiel y note que Nicholas estaba en el asiento del conductor, arranco.
El camino fue en silencio pero no llegamos al bosque cuando paramos en uno de los galpones.
¿Aquí se encontraba Kindsey?
—¿Qué hacemos aquí? —le pregunto Joel a Nika cuando está se bajó del auto.
—Deben tomar lo que necesitaran, no creo que quieran solo pelear cuerpo a cuerpo —explico el rubio en su lugar.
Me encontraba más confundido que antes.
—¿Pelear? —inquiero.
Sonríe.
—¿Nunca lo han hecho?
—¿El qué? —pregunta Joel con curiosidad.
La peli azul alza ambas cejas.
—¿Entrenar en el bosque? ¿No lo han hecho?
Cuando pensamos que nadie respondería, Yadiel lo hizo.
—Si, cuatro veces para ser exactos solo que éramos muy niños para recordarlo.
—¿Y porque dejaron de hacerlo?
Mi hermano mayor frunció el ceño, parecía molesto y eso me sorprendió.
—Pregúntale a mi padre —dijo antes de salir del auto y entrar en el galpón.
Nika bufo y también entro.
Los seguí sin esperar a Joel que se había quedado algo sorprendido en el auto.
Había una mesa larga de color negro y allí se encontraban todo tipo de armas.
Pistolas de cualquier calibre que buscaras, rifles, cuchillos, navajas suizas- "de las mejores" diría mi padre- y un sin fin de cosas.
Tome una Beretta, unos cuchillos a juego y una navaja.
Observé a Nika y ella estaba mirándome con un fusil, alce ambas cejas.
¿Iba a llevar eso?
Bueno...
Ahí entro Joel y sin decir nada tomo lo que llevaría por lo que todos salimos del galpón.
Y no estaba la camioneta.
—¿Por qué se quedan ahí? —Nika nos hablaba mientras caminaba por el pavimento, alejándose y un Nicholas mucho más lejos que ella.
Yadiel fue el primero en seguirla.
Los seguí también, caminamos bajo el sol en silencio.
No me cansé al caminar por el largo trayecto, mire los alrededores y seguía sorprendiéndome como utilizaban este bosque para su entrenamiento.
Llegamos a la entrada del bosque y paramos como lo hizo Nika.
—Hay que separarnos —indica sacando algo de su bolsillo que no pude ver y adentrándose— Recuerden, podemos herir pero no asesinar.
—¿Y ya? ¿Nada más? —pregunto en cuanto desaparece, harto de la poca información.
Yadiel suelta un suspiro lastimero y también camina sin esperarnos.
—Bueno... —me encogí de hombros para luego caminar en dirección diferente a ellos.
Los árboles impiden que el sol entre completamente por lo que solo se visualizan rayos pasando entre las hojas.
Miro a todos lados para asegurarme que nadie está cerca y pueda emboscarme para luego ir al árbol más alto y escalarlo.
Me apoyo en una rama para impulsarme y quedar en donde el árbol se divide.
Observó hacia abajo buscando algún movimiento, observo la sombra de una persona corriendo por lo que con mi arma le apuntó y disparó a lo que indico es su pie.
Pero no le doy porque se mueve rápidamente.
Me concentró en buscar a la persona pero no dejo rastro de a donde fue.
¿Sabe qué estoy aquí?
Me planteo la idea de dejar las armas aquí y pelear a puño pero sé que si me encuentro con Yadiel me ganará.
A Joel lo puedo derrotar con un poco de esfuerzo.
Nicholas es muy dificil de ver quien ganaría.
Apuesto por el.
Gracias por tu apoyo.
Con Nika nunca he tenido una pelea pero puedo asegurar que le ganaría ya que ella es mucho mejor con las armas.
Y Kindsey...
¿Donde estará?
Al no ver de nuevo a la sombra decido bajar del árbol pero mientras bajo mi arma cae al suelo por lo que me apresuró.
Al tocar el suelo una bala también lo hace conmigo y antes de de pueda tomar el arma otro disparo da en el árbol.
Volteó a ver quién es la persona causante de esto y al verla...
No me sorprendo.
—Me defino como una persona rencorosa y vengativa, digo que son mis virtudes.
Aunque estamos a una distancia considerable puedo escucharla con claridad y también puedo ver su sonrisa decorando su rostro.
También sonrió.
—Sabes Kindsey, esperaba verte aquí.
—Pues aquí me tienes —camina con lentitud en mi dirección sin dejar de apuntarme con el arma.
—Pero no creí que fueras tan cobarde como para aparecerte con un arma, apuntándome sin atreverte a pelear sin nada que te proteja —la provocó.
—He aprendido alrededor de mi vida a ignorar a personas como tú ¿Sabes? —su sonrisa desaparece de golpe y me mira con el ceño fruncido— También me defino como una persona de poca paciencia.
—¿Y eso también para ti es una virtud? —pregunto burlón.
Ella ríe sin humor.
—No —niega— Pienso que está entre las peores cosas de mi ya que si agotas mi paciencia te va muy mal.
Esta vez rio yo.
—Si piensas... —camino hacia ella unos cuantos pasos— Que amenazándome lograras que me arrodille ante ti a pedirte perdón solo por robarte una jodida navaja, te equivocas.
—La cosa Zabdiel, es que esto no es solo por la navaja —trata de mostrarse normal pero noto en sus ojos diferentes lo enfurecida que se sintió por lo que le hice— Que por cierto, ya la recupere.
Le regale una sonrisa burlona aunque me tomo por sorpresa la información.
La navaja se encontraba en una caja fuerte en mi habitación, escondida de cualquiera que fuera mínimamente inteligente.
Pero ella entro en mi habitación y la encontró, y seguramente querrá apuñalarme con ella.
—¿Y por qué es entonces, Kindsey? Porque esta venganza que quieres llevar a cabo hasta ahora solo es una ridícula farsa.
—Él era mío —sus ojos ardieron, fruncí el ceño.
—¿De quién mierda hablas?
Sus fosas nasales se dilataron y comenzó a caminar hacia mi.
Me prepare inconscientemente para cuando llegara pero se detuvo a unos cuantos pasos.
—Carlos Gomez, yo debía matarlo.
Así que era por eso.
Me reí.
—Así que esto es un berrinche, ¿no? —me cruce de brazos— Querías asesinarlo y como me adelante, ahora quieres vengarte —negue incrédulo y divertido a la vez— Todo por un jodido berrinche.
—Deja de decir esa palabra —parecía temblar de furia— No es un jodido berrinche.
—¿Ah no? Entonces dime que es —me altere— ¡Dime que puede ser tan importante que no dejes pasar que yo lo asesine! Estuvo involucrado en el ataque a mi madre, Kindsey. ¡¿Qué es más importante que eso?!
Algo parpadeo en sus ojos, algo que no pude descifrar.
Tira el arma al suelo, repentinamente tranquila y no se acercó, parecía que no quería estar cerca de mi.
—¿Desde hace cuánto entrenas, Zabdiel?
Su pregunta hace que frunza el ceño, nunca me había preguntado algo así y no sé porque respondí.
—Desde que tengo razón... —comienzo extrañado para luego añadir con desconfianza— ¿Por qué? ¿Qué tiene que ver con todo esto?
—Debes ser excelente en las peleas, disparando, rescatando a los tuyos y atrapando a los traidores ¿Cierto?
Asiento con suficiencia aunque me parece extraño con su intento de halago.
Ella chasquea la lengua antes de asentir, divertida.
—Pues veo que no eres tan bueno —indica logrando que frunza el ceño.
—¿Qué tratas de decir? —inquiero.
—¿Siempre te distraes fácilmente?
—¿De qué carajos hablas? —pregunto ya frustrado por su interrogatorio.
Me sonríe mirándome.
—¿Lo mataste como venganza, no? Pero ¿era por qué te estaba carcomiendo la culpa? ¿Por no poder protegerla aún cuando piensas que es tu trabajo?
—¿Estás diciendo que fue mi culpa lo que le ocurrió a mi madre? —hablo furioso de repente.
Ella se encoge de hombros.
—No lo sé, pero por cierto, ¿cómo va con la recuperación?
Mi respiración inevitablemente se volvió errática, mis puños se cerraron y tuve que contenerme para no avanzar hacia ella y asesinarla.
Se jugo su suerte cuando termino de acercarse y me apunto con su dedo, tocandome sobre la camiseta.
—No puedo matarte, Zabdiel Williams —aún cuando la diferencia de estatura era notoria, ella intento acercar su rostro hacia el mío, susurrando cada palabra con desprecio— Pero te aseguro que haré de tu vida un infierno mientras estés aquí, te arrepentirás tanto de haberte metido conmigo.
Mi pecho sube y baja con rapidez y mi ceño se frunce.
—No fue mi culpa ya que ni siquiera sabía que la tenían en la mira.
No sé porque le estoy explicando esto.
Juega con tu mente de una forma muy inteligente.
Se encoge de hombros, su sonrisa desaparece.
Suspira y puedo ver como sus labios se mueven susurrando algo que no oigo.
Y comenzó a correr alejándose, tome mi arma con rapidez y comencé a disparar en su dirección aunque ella de manera impresionante esquivo todas las balas.
Corrí persiguiéndola, esto no se iba a quedar así.
La adrenalina andaba por mi cuerpo haciendo que no me sintiera cansado, rápidamente la visualice y casi al instante estuve a pasos de ellas, me tire hacia adelante haciéndola caer también.
Estuvimos forcejeando hasta que la aprisionó tomando sus brazos y colocándolos sobre su cabeza, mi cuerpo presionaba el suyo así que estaba casi inmóvil.
Pero claro, ella siempre encuentra la salida.
La odio.
Sin dejar que hablara todo lo que quería decirle, subió con fuerza su cabeza haciéndola chocar con la mía dejándome desorientado, por instinto solté sus brazos y dándome golpes certeros logro salir.
Aunque no duro mucho fuera de mi agarre, la tome por la cintura tirándola al suelo y tome el arma que había caigo cerca, ella intento levantarse pero una patada certera en su estomago se lo impidió.
Coloque mis piernas entre las suyas y le apunte con el arma cargada en la sien.
—Eres... Estas jodida, Kindsey, jodida.
Ella no dijo nada, sólo me miro casi con incertidumbre.
—No vas a matarme —su susurro no me despisto pero con su codo y un golpe certero en mi mejilla pudo desestabilizarme para darle vuelta a la situación y que ella estuviera sobre mi, con un brazo sobre mi cuello, cortandome la respiración y una pistola apuntando a mi sien— Somos intocables el uno para el otro, y ambos lo sabemos.
Se levanto, aún apuntándome con el arma.
Me incorpore lentamente, con todos mis sentidos alerta a sus movimientos.
— Pero te aseguro que se puede matar a alguien sin la necesidad de que deje de respirar.
En cuanto estuve preparado para perseguirla, me pateo en el estomago y salio corriendo en una dirección no conocida.
La rabia me inundo cuando me recupere y me levante.
De nuevo sentí como mi respiración se descontrolo al pensar en sus palabras.
Ya era momento de dejar de jugar.
Cierro y abro mis puños con rapidez tratando de calmarme cuando escuchó una ráfaga de disparos y me pongo de cuclillas mirando desde donde disparan.
De pronto todo el ruido cesa y puedo caminar por fin
Aún tengo las manos echa puños mientras me acerco a mis hermanos quienes están bajo la colina.
—Nos estaban distrayendo mientras tú te alejabas —Joel es el primero en hablar— ¿Qué te pasó?
—Esa fue su venganza... —hablo pasando por su lado y aunque ellos piensen que fueron los golpes, yo me refería a algo más cruel.
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