Capitulo 16⛓️
Zabdiel
Bajamos del auto y frente a nosotros se encontraba una mansión, tamaño medio y con un aura elegante y fría.
Sentí una fuerte punzada en la cabeza, casi parecía recordar el lugar pero estaba seguro que jamás había venido.
Era extraño.
La primera que se adentro en la casa fue Kindsey, luego le siguió Nika y así mis hermanos y yo entramos juntos.
Por dentro los tonos que protagonizaban era el plata y el blanco, las sillas y mesas eran de un material extraño.
Uno de los hombres nos guío a una oficina donde al entrar observamos a Zafiro aún con su vestido azul pero ahora no llevaba los tacones sino que habían sido reemplazados por unos tenis blancos.
—¿Qué ocurrió? —fue lo primero que dijo al notar nuestra presencia.
—Creemos que nos pusieron una trampa —comenta Kindsey pensativa— Ese camino era muy extraño, me... Me pareció conocido —eso último Kindsey no lo había mencionado, me volví hacia ella para mirarla mejor.
Zafiro al escuchar las últimas palabras de su hija pareció alarmarse pero solo lo note en sus ojos, porque su cuerpo parecía relajado.
—Déjenme a solas con Kindsey —ordenó.
Era extraño que también pidiera que Nika saliera de la habitación, ¿cómo eso era posible?
Eso me obliga a pensar ¿Habrá cosas que ni los más cercanos a los Mattei deberían saber?
La familia Mattei siempre fue muy cerrada, por lo poco que recordaba de ellos pero Nika era parte de esa familia, y aún así pidieron que ella se fuera también.
Salí de ahí con el ceño fruncido.
Todo era muy extraño ahora.
Un hombre nos guío a un comedor diciendo que la Reina ordenó que las esperáramos ahí.
Aún con la incomodidad en el ambiente nos sentamos, esta vez tratamos de estar lo más alejados posibles de los demás, cada uno pensaba en cosas diferentes pero que nos llevaba a preguntarnos lo mismo.
¿Qué es lo que ocurre?
Dom me enviaba varios mensajes que no termine por abrir, no tenía los ánimos suficientes como para escribirle fingiendo que todo estaba bien, y mi hermana no tenía porque saber en que lío estábamos metidos.
Estuvimos en silencio un largo rato, nada arruinaba nuestro lago de pensamientos.
Me fastidiaba estar en esta situación, la misión había sido arruinada dos veces y ahora, al pedir que las dejaramos a solas en la oficina solo me hacia pensar.
La familia Mattei esconde cosas y no quieren que nadie las descubra, pero yo estaba muy dispuesto hacerlo.
Luego de un rato escucho los pasos de las mujeres que faltaban llegar a nosotros, Zafiro se sienta en la cabeza de la mesa mientras Kindsey a un lado de su incondicional amiga.
No se ven nada fuera de lo normal, pero Zafiro parece estar inmersa en sus pensamientos y Kindsey no mira a nadie más que a su amiga, mientras hablan en un tono bajo.
Rápidamente las del servicio colocan algunos aperitivos sobre la mesa y nos dejan solos.
¿Comer a esta hora? Acepto.
En silencio comenzamos a comer, cada uno metido en su mundo.
Pero todo eso se ve interrumpido cuando uno de los hombres entra a donde estamos un poco agitado.
—Nos van a atacar —con esas cuatro palabras logra ponernos en alerta.
—Mierda —escucho como susurra Kindsey con frustración, su cuerpo totalmente tenso.
—¿Cómo procederemos? —el hombre le pregunta a Zafiro.
Pero antes de que la Reina pueda hablar ya Kindsey tomo el mando.
—Llevense a la Reina —ordena.
—No me iré —asegura Zafiro.
—Debes irte —debate.
Kindsey posa sus ojos en ella y pareciera que se comunicaran con solo mirarse, Zafiro se rindió rápidamente yéndose con el hombre.
La pelinegra nos mira con dureza, ya sabemos lo que viene.
—No hay tiempo para irnos de aquí ya que están muy cerca y lo único que lograremos es que nos tiendan una emboscada —informa con la manos sobre la mesa, inclinándose.
—Así que nos toca atacar, ellos entran en territorio Mattei por lo que hay que enseñarles lo que pasa cuando quieres invadir a alguno de los reyes —su mirada viaja en cada uno de nosotros con seguridad— Tiren a matar —una media sonrisa un poco aterradora se dibuja en sus labios— Necesito saber quién planeo el ataque por lo que torturen hasta que le saquen la información a cualquiera de lo hombres que pronto derribaran esa puerta. Al terminar nos iremos en el helicóptero que tenemos en la cabaña del bosque.
Todos asentimos en señal de estar de acuerdo.
Nos levantamos de la mesa para luego seguir a Kindsey de nuevo a la oficina de hace un rato, al entrar ya estaba uno de los hombres Mattei esperándonos con armas ya preparadas.
—¿En cuánta distancia están? —inquiere Kindsey sin mirar al hombre.
—5 kilómetros, princesa.
Eso pareció enojar a la chica de ojos diferentes y como en pocas ocasiones, pude ver una emoción diferente a la burla o indiferencia que mostraba.
—¿Tan cerca y no nos informaron antes? —alegó mirándolo, algo que lo puso nervioso.
—Princesa, no... No... —la pelinegra no dejo que terminara de excusarse cuando ya tenía un agujero en medio del cráneo.
—Eso fue patético —voltee para mirar a Nicholas quien estaba apoyado en la puerta, mirándonos a todos como si analizara quien se lanzaría primero hacia él.
Junto mis cejas al ver caer el cuerpo inerte del hombre a nuestros pies, era de buen gusto la alfombra que ahora mancha su sangre.
—¿Y eso se debe a... —Nika dejo la pregunta en el aire.
—Joder, Zafiro dijo que no asesinara a alguien en su oficina.
Escuché a Joel soltar un risa corta.
Y en ese instante se comenzaron a escuchar disparos.
—Bueno, toman lo que utilizarán y vamos.
El rubio se acerca a las chicas y mientras les dice algo deduzco suena como un "Me perderé para divertirme un poco".
Aprovechó para tomar mi teléfono y enviarle un mensaje rápido a mi hermana que decía algo como "Esta noche te llevo helado".
Nos acercamos pasando sobre el hombre y tomamos lo que necesitaremos.
Cuando ya estamos preparados, y con el sonido de los disparos salimos de la oficina caminando por los pasillos, vemos a hombres tirados en el suelo, a otros heridos y a muchos aún defendiendo la Mafia Mattei.
—No podemos separarnos —indica Kindsey cuando nos colocamos en las escaleras para comenzar a disparar.
Los disparos suenan a coro haciendo que muchos hombres enemigos caigan al suelo pero es ahí cuando lo veo.
Está aquí.
Nosotros no lo pudimos encontrar y acabarlo...
Pero él nos encontró y piensa acabarnos.
Carlos Gómez.
De pronto todo lo que veo es rojo.
Siento la furia incontrolablemente andar por mi cuerpo.
¿Cómo se atreve a venir aquí confiado pensando en matarnos cuando nosotros lo hemos buscado?
¿Cómo se atreve a pasearse por acá sin preocuparse en que lo atrapemos?
Sin darme cuenta ya estoy siguiéndolo escaleras abajo sin importarme los gritos de las personas que dejó atrás.
Kindsey
—¡Zabdiel, vuelve! —se escucha el gritó con notas de emoción de Yadiel al llamar por última vez a su hermano antes de perderlo de vista.
Joder.
Trato de pensar en porque Zabdiel se separó de repente, pero no llego a nada.
¿Cómo se atreve a irse en este momento?
Nos están atacando y hasta que no sepamos cuantos son o que estrategia utilizan no estamos seguros.
Cargo de nuevo mi arma para seguir disparando y acabando con el enemigo.
—Debo ir a buscarlo —inquiere Yadiel y sabemos que se refiere a su hermano menor.
Suspiro, arrepintiendome por lo que voy a decir.
—Vayamos —los tres me miran esperando una aclaración— No puedo permitir que vayas solo, ya mucho tenemos con que el estúpido de su hermano se haya ido abajo.
—No llames así a mi hermano —amenaza Joel.
—Pues eso es lo que es ahora —declaró irritada— El punto es que si les sucede algo a alguno de ustedes, Jimmy me matará.
—Okey —comienza Nika, quién se había mantenido analizando todo —Entonces, ¿Nos separamos?
Esto es una decisión difícil...
Nos separamos para buscar al niño bonito.
Ó
Esperamos que él vuelva para poder reclamarle.
La última suena mejor... Pero sé que los hermanos quieren buscarlo.
Y joder, claro que quiero negarme, pero mi consciencia no me lo permite.
Te odio, Zabdiel.
—Sí —respondo a la pregunta de Nika— Trata de localizar a Nicholas, que llame a los refuerzos.
Ella asiente antes de ir bajando las escaleras, soy la última en bajar por lo que lo hago con más cuidado, apunto mi arma a varios lados pero aunque aún hay hombres disparando ninguno está cerca de mi.
Me muevo con rapidez al llegar hasta la parte de abajo donde está la mayoría del revuelo, trato de esquivar balas algo que es extremadamente difícil. Veo a unos hombres al final del pasillo en donde estoy pero que aún no se dan cuenta de mi presencia.
Trato de caminar con sigilo hacia ellos pero en un instante uno de ellos mueve su cabeza en mi dirección, me vio.
Mierda.
Corro fuera de ahí escuchando los pasos de los hombres detrás de mí.
Entro al primer lugar que veo y al darme cuenta es la cocina.
Mi respiración está agitada mientras escucho como los disparos siguen.
¿Cuántos hombres llegaron acá?
Ya no me quedan balas por lo que tengo que encontrar la manera de defenderme.
En eso veo a dos hombres entrar y mirarme un poco agitados.
—Miren a quien tenemos aquí —dice uno rápidamente sacando su arma— Kindsey Mattei —agrega sonriendo.
—Princesa Kindsey Mattei —corrijo con altanería.
—Nadie está aquí para protegerte, princesa —habla el otro con burla.
Sonrió.
—¿Y qué te hace pensar que necesito que me protejan? —inquiero detallandolos con la mirada, debo sacarles información.
—Debemos buscar a la otra chica y ella debe saber dónde esta, sino el jefe nos matara —habla el del arma moviendo su mirada entre su compañero y yo.
¿Otra chica? Además de mi está... Nika.
Trato de mantener la calma para que no dejen ver qué me afecta.
¿Quién quiere a Nika? No importa, solo debo deshacerme de ellos para poder encontrarla y sacarla aquí.
—¿Jefe? —ladeó la cabeza— No me sorprende que tengan jefe, se nota que necesitan de alguien que los guíe.
Ellos parecen ofenderse por mi declaración ya que dan un paso amenazante a mi, justo lo que quería.
Miro sobre mi hombro el lugar donde están los utensilios de cocina y se me ocurre una idea.
—¿A quién buscan? —trato de hacer tiempo mientras llevo mis manos a mi espalda con cuidado y me acerco a mi objetivo.
—¿Eres idiota, no? No te diremos nada —espeta el hombre, se cree muy valiente ¿Eh?
La sonrisa no abandona mi rostro y mucho menos cuando tomo un cuchillo.
—Bueno es momento de llevarte con el jefe, así él podrá hablar contigo —hablan acercándose lentamente y con sus armas en mi dirección— Levanta las manos —ordena.
Una carcajada sale de mi garganta ante sus palabras.
—Tú no eres nadie para ordenarme hacer algo y esperar a que yo lo cumpla —digo con burla.
El enojo cruza el rostro del tipo cada vez más cerca.
—Y tú —me señala— No eres nadie ahora, princesa —espeta igualmente.
Sus palabras hacen que recuerde cosas de años pasados pero lucho por no irme con esos recuerdos oscuros.
Entrecierro los ojos hacia él.
—Deja que te llevemos con el jefe sana y salva, y no lo hagas más difícil.
—Lo que pasa es que... —doy unos pasos esta vez yo acercándome a ellos, aún con el cuchillo empuñado en mis manos, y cuando estoy lo suficientemente cerca vuelvo hablar— A mi me gusta lo difícil.
Rápidamente lanzo el cuchillo clavándolo en el cuello del tipo que ya me tenía harta, le quitó el arma apuntándole al otro hombre quién ya también me apunta.
—Baja el arma —ordena.
¿Quién se creen estos para ordenarme a mi?
Ruedo los ojos en señal de fastidio.
—No quiero —respondí con simpleza— Ahora dime, ¿Quién es tu jefe?
El hombre alzó ambas cejas con incredulidad.
—¿De verdad piensa que le diré algo?
Negué sonriente.
—No.
Con una patada lanzó su arma al suelo y luego le disparó en la pierna haciéndolo arrodillarse.
—¿De verdad creíste que tú me podrías poner una mano encima, eh? —espeto con burla.
El hombre solo suelta gemidos de dolor mientras yo me regocijo en su sufrimiento.
—Dime ¿quién es tu jefe? —pregunto pero él se niega a colaborar.
Hago un sonido en desaprobación.
—Él solo la quiere a ella —habla entre dientes.
Un escalofrío recorrió mi espina dorsal, junto mis cejas.
—¿Quién es él? —inquiero con un tono de posible desesperación.
Al no obtener respuesta disparo en su hombro haciendo que un gritó de dolor inundara mis oídos.
—¡Habla!
—Es... —tose un poco antes de continuar— El señor Kors.
Sentí por un momento la rabia por mi cuerpo pero luego me obligué a sonreír.
—¿Y porque tu "señor" quería verme? —pregunto tratando de mantener la calma.
Él sonríe sin importarle mucho que se está desangrando, parece orgulloso.
—Él quería demostrarte a ti... —lo interrumpo con un disparo en su pierna para luego decir con arrogancia.
—Se dice a usted, no me trates como si fuéramos iguales, tenemos niveles muy diferentes.
La indignación cruza su rostro al escuchar mis palabras.
—Él quería demostrarte que es mucho mejor que tú, antes de llevarse a su novia.
—¡Ella no es su novia! —hablo con furia.
—Eso fue lo que dijo el señor —explica.
—No lo llames señor —ordeno— No es más que una sucia rata.
Inhaló para poder tranquilizarme.
—¿Dónde está?
—No te diré —hablo con dificultad.
—Ya me has dicho mucho así que si no te asesino yo te aseguro que lo hará él igual.
En eso entro un hombre, rápidamente levanté mi arma en su dirección para poder disparar.
—¡Joder! ¡Kindsey! —al escuchar esa voz y verlo sosteniendo su brazo, solo hizo que me divirtiera.
—No debías entrar sin decir quién eras —dije al acabar de reír, el hombre que estaba arrodillado intento moverse pero lo apunté— No hagas nada estúpido.
Volví a mirar a Zabdiel, quién estaba disimulando muecas de dolor.
—¿Nunca te habían herido? —pregunto algo confusa, él negó.
—Soy excelente en todo lo que hago, por lo que nunca había cometido un error logrando que me dispararan.
Rodé los ojos ante su ego.
—¡Oye! —él me miro con mucha atención— ¿Dónde está Nika? —pregunte al notar que ya no se oían disparos.
—No lo sé —su expresión confundida me alarmó.
Me giré al hombre, quién parecía divertido.
—¡¿Dónde está Mich?! —pregunte en un gritó.
No respondió.
Le di un golpe en la mandíbula que lo hizo escupir sangre.
—Le diré algo, princesa —parecía como si un silencio cayera sobre la habitación mientras el hombre murmuraba— Piensas que tienes la ventaja, pero te están cazando, te respiran tan de cerca que es gracioso verte como un cachorro perdido.
No pensé cuando le di un golpe con mi arma en la sien ni cuando le di dos golpes más en el estomago.
Estuve a punto de volver a dispararle pero Zabdiel lo impidió.
—Supongo que tienes familia ¿Cierto? —en su voz se notaba la burla y amenaza— Una madre, abuela, esposa, hijas. Ya sabes, familia.
Eso alertó al hombre, sus ojos revoloteando por el lugar.
Sonreí.
—No, no tengo familia.
Alce ambas cejas divertida.
—Eres un mal mentiroso —hablé yo.
—Solo dinos dónde está ese tal Mich —empezó mi acompañante haciendo creer que no sabe quién es, pues él estuvo cuando el drogadicto de cuarta fue a rogarle a Nika— Y tu familia no tendrá una larga estadía en el cementerio.
Eso hizo que soltara la lengua.
Trago saliva nervioso antes de hablar.
—Él solo dijo que debíamos informarle cuando consiguiéramos a la chica y él mismo vendría a buscarla.
—Dile que ya cumplieron con lo pedido —ordene.
Él no lo quería hacer pero al ver que no tenía más opciones saco del bolsillo de su pantalón un teléfono marcando el número.
—Cuidado si llegas a decir algo que no te conviene —advertí con el arma apuntando a su cabeza.
—Señor —hablo cuando descolgaron la llamada— Todo está listo... Si, la tenemos —tragué saliva sintiendo la furia recorrerme— Bien, aquí lo esperamos —colgó y tiro el teléfono en el suelo.
—Que buen chico —hablo Zabdiel, en tono de burla.
Lo mire, ya no sostenía su brazo pues había dejado de sangrar.
—Vamos a buscar a Nika —avise.
Le dispare al hombre entre ceja y ceja, dejando caer su cuerpo inerte frente a mi, mire al otro hombre que ya se había desangrado pero igualmente le dispare.
Es mejor prevenir que lamentar.
Salimos de la cocina encontrándonos con cuerpos en el suelo, la sangre rodaba por todos lados pero yo solo la buscaba a ella.
Uno de los refuerzos llegó a mi por lo que me apresure a indicar.
—Estén preparados, se aproxima el hombre que originó el ataque y seguro trae refuerzos. Lo más importante sería cuidar a la princesa Makarov, pero no quiero que se entrometan demasiado ya que lo matare y por ello no pueden hacer que huya ¿Bien?
El hombre asintió antes de retirarse.
Voltee en dirección a Zabdiel y pude observarlo mejor, su cabello estaba un poco alborotado, una capa de sudor se encontraba en su frente, su respiración parece agitada.
Bajo más la mirada, a su camiseta.
Aunque no se pueda ver con claridad, se observa una gran mancha, sangre.
No es su sangre, él no esta herido.
Vuelvo a sus ojos y ya me esta mirando.
—Le debes una explicación a tus hermanos —indico y aunque asintió, no creo que me estuviera escuchando en realidad.
Era cierto, sus hermanos se preocuparon mucho por cómo se fue y ni siquiera se digna a dar una explicación.
Caminamos con apuro en busca de los demás, bueno yo solo buscaba a Nika.
A los lejos se puede escuchar, si prestas mucha atención, el sonido de los neumáticos contra el pavimento. Se acercan.
Luego de pasar por distintas habitaciones los encontramos en una de las habitaciones de la planta alta, tanto a los mellizos como a los hermanos Williams.
—¿Por qué te fuiste de esa manera? Estábamos bajo ataque ¡Cómo se te ocurre! —recriminó el menor de los Williams.
En ese instante la expresión de Zabdiel se endureció
—Lo había encontrado —explica pero nuestra confusión es notable por lo que aclaro— A Carlos, él había venido.
¿Carlos Gómez había venido acá?
—¿Donde está? —fui la primera en hablar, de repente me encontraba ansiosa.
Él me miro con los ojos llenos de frialdad.
—Muerto.
La habitación se quedo en silencio por unos segundos.
¿Él lo había matado?
El peso en mis hombros se acentuó, yo no había cumplido con mi promesa.
Yo debía matarlo.
Pero una duda llegó a mi cabeza, alejando los pensamientos oscuros.
¿Por qué Carlos estaría aquí cuando el ataque lo dirigía Mich?
¿Se conocían? ¿Eran cercanos? ¿Amigos? ¿Familiares?
—Si Carlos dirigió el ataque y ya está muerto, podemos irnos ya, ¿Cierto? —inquirió Nika yendo a la puerta pero la detuve con fuerza.
—Carlos no fue quien nos atacó, puede que haya estado involucrado pero él no fue quien lo organizo —asegure ante la mirada de confusión de todos.
—Entonces ¿Quién fue? —pregunto Nicholas, aunque no pareció realmente interesado hasta que dije el nombre.
Trague saliva antes de hablar.
—Mich Kors.
Otra vez el silencio reino.
Yadiel se mantenía con una mirada indescifrable, Zabdiel no estaba sorprendido ya que él estuvo conmigo mientras interrogaba al hombre, Joel estaba tenso, demasiado tenso, Nicholas dirigió sus ojos a su hermana, duros como el plomo y Nika enfrió su mirada.
—¿Por qué nos atacó? —hablo Joel con una dureza que me sorprendió.
Fijo mi mirada en Nika antes de volver hablar.
—Quería llevarte —indico haciendo que todos se pongan alerta— Quería llevarte con el.
—¿Por qué? —inquiere Zabdiel.
—Un jodido tema por su obsesión y que tiene un severo problema de propiedad hacia ella —hablo con rencor.
—Los drogadictos de cuarta como ese se obsesionan, no es sorpresa —el tono del rubio era frío, gélido mejor dicho, sabía que tenia un odio profundo por Kors, pero estar castigado lo detuvo de hacerle algo él mismo.
No creía que esta vez fuera igual.
—Pero... —continuo, sonriendo con satisfacción— Viene en camino.
Todos posaron sus miradas en mi.
—¿Qué haremos? —pregunto Zabdiel.
—Acabarlo —hablo Nika obteniendo nuestras miradas.
En ese instante entro un hombre y nos informo que ya habían llegado.
Es momento.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro