Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 08⛓️

Kindsey

No podía simplemente dejar de pensar en que si no lograba romper con este compromiso, todo se iba arruinar.

Jimmy era realmente una persona despreciable, pero inteligente y eso jugaba jodidamente en mi contra.

Y los hermanos Williams, hombres fuertes y estrategas, pero hombres al fin y al cabo.

Ellos caerían en este juego, debían hacerlo.

Me encontraba reflexionando sola, ya que Nika hizo un viaje a casa de sus padres y volvería por la mañana.

Traicionera.

Aunque la entiendo, no sabemos cuanto tiempo estará Nicholas aquí y es su otra mitad, no sé como sobrevivió sin él este tiempo.

—Kindsey ¿Estás bien? —escuché la voz de Yadiel y estuve a punto de exigirle saber porque había entrado a mi habitación sin tocar pero me di cuenta que no me encontraba en mi habitación sino que seguía sentada en el comedor, el almuerzo ya había acabado.

Lo miré unos segundos desorientada.

—Sí —respondí, aunque no estaba convencida de seguir hablando, lo hice— Pensando.

Se quedo en silencio unos segundos antes de sentarse frente a mi.

—¿Pensando? —pregunto y solo asentí— ¿En el trató?

Quería decirle que no era su problema o algo por el estilo pero antes de siquiera abrir la boca un pensamiento contundente llego a mi cabeza.

¿Yo era lo suficientemente transparente o él sabía leer mis pensamientos? Porque parecía muy seguro.

No me quedo otra opción que asentir y responder.

—Y el como haré para romperlo —dije de forma sincera, sin importarme realmente en como le afectaba a él.

Él miro en silencio, yo subí mis paredes de defensa para asegurarme que no pueda encontrar una señal en mi rostro.

—No puedes hacer nada —hablo luego de unos pocos minutos.

Reí secamente

—No me conoces.

—Te aseguro que Zabdiel intento de todo en el momento en que mi padre nos dio la noticia pero no pudo cambiar nada.

Así que solo Zabdiel se negó al trato.

Era de esperarse, nos llevábamos tan mal que simplemente no creía que él viniera de forma tan mansa.

Nos volvimos a quedar en silencio pero esta vez se notaba pensativo.

—¿No quieres aceptarlo? —cuestionó.

Ladee la cabeza, divertida.

—No quiero casarme —aclare— Y perdona si te ofende, aunque no me interesa la verdad, pero no quiero casarme con ninguno de ustedes.

Alzo una ceja.

—¿Por qué?

No necesite más para comenzar a soltar las palabras.

—Comencemos por Joel, inmaduro y por lo que he notado, bebe desde muy temprano así que el alcoholismo ha de andar por allí, tiene tendencia de ser más molesto de lo que hace notar y mi paciencia no pasa del 0%. Prosigamos, ¿conoces la palabra intenso? bueno, la explicación es Zabdiel, no me agrada y no seguire hablando de él solo para malgastar mis palabras, y por último, tú —lo miro detenidamente— Demasiado callado para mi gusto.

—¿Solo eso? —pregunta y casi puedo oír la diversión.

—¿Solo eso de qué? —termino preguntando sin saber con exactitud a que se refiere.

—No sacaste un testamento de tu opinion sobre mis hermanos porque te aburriste, y de mí solo dijiste "demasiado callado"

Oh, era eso.

—Demasiado callado —repetí las palabras— Analizas y ves las cosas que muchas personas no, parece que tu cabeza esta llena de secretos que los demás no te contaron pero que descubriste solo por analizar, y no, no quiero que alguien me este analizando todos los días de mi vida.

Él ríe un poco de manera sarcástica.

—Y yo que pretendía haber sido amable estos días —casi pude escuchar el tono de acusación.

Alce las cejas, incluso podría sonar ofendido el chico.

—La amabilidad no soluciona un carajo, Yadiel. Disculpa si pretendías que nos convirtiéramos en mejores amigos y que termináramos casados ¿si? —hable con más irritación de la que quise demostrar— No sé que cuento de hadas lees, pero la vida no es de esa forma.

Me levante de la mesa con más fuerza de la necesaria, tocar el tema había alborotado mis nervios y con eso mi mal humor.

No pude evitar sentir su penetrante mirada en mí, mientras caminaba hacia el patio a tomar aire fresco, cerré los ojos en busca de tranquilizarme pero los volví abrir cuando las voces del otro par de hermanos sonó muy cerca.

Que no vengan hacía mí...

Que no vengan hacía mí...

Y vinieron hacía mí.

—Princesa, te noto tensa ¿estás preparada para la misión? —pregunto Joel, apuntando su estúpida lengua de doble filo hacía mí.

Aunque ambos sabíamos que faltaban algunos días para llevar a cabo la misión, él trataba de hallar mi punto débil, quería saber porque me obsesionaba tanto con estas misiones.

Si tan solo supiera.

—No te atrevas a preguntar eso —soltó Zabdiel de manera sarcástica— Cuidado la ofendes.

Rodé los ojos antes de voltearme sin mostrar que verdaderamente los quería mandar a la mierda a ambos.

—Siempre estoy preparada para todo —respondí la pregunta de Joel antes de mirar a Zabdiel con burla— Siempre —asegure.

Él rodó los ojos.

—Es tan fácil decirlo pero no creo que sea verdad —reto, sabía que me estaba provocando pero era tan difícil no responderle.

Ay Zabdiel, estás entrando en terreno peligroso.

—No me importa lo que creas pero si quieres algún día retame en algo y saldrás perdiendo.

Negó con la cabeza lentamente.

—Te equivocas —aseguro.

—Nunca me equivoco —contradije.

—No puedes ser buena en todo.

—Lo soy.

Nos dimos una mirada matadora antes de voltearme dándoles la espalda.

Definitivamente Zabdiel sacaba lo peor de mí.

Y había pasado mucho tiempo antes de dejarme ver como realmente era.

Aún no es hora.

***

Disparo tres veces dando en la cabeza de los tres muñecos.

Puntería perfecta.

Y si, me encontraba en el galpón donde entrenábamos solo Nika y yo, quería distraerme un poco así que vine aquí a practicar puntería.

Suspire un poco antes de voltearme y ver a Zabdiel a unos metros de mí, su cabello estaba desordenado y se encontraba vestido de negro pero lo más importante ¿Por qué entro aquí? ¿Cómo los guardias lo dejaron pasar?

—¿Qué haces aquí? —inquiero.

Se encogió de hombros.

—No sabía que hacer así que decidí venir a entrenar.

Me crucé de brazos.

—Pues ve al otro galpón —alzó ambas cejas para luego reír.

¿Soy graciosa o qué?

—No —hablo decidido.

—La cosa es que no te pregunte —sonreí con burla— Te estoy diciendo que si quieres entrenar vayas al otro galpón.

No se movió, rodé los ojos.

—Eres muy gruñona ¿Sabías? —se burló.

Reí sarcásticamente.

—Eres muy imbécil ¿Sabías? —contraataque.

Nos miramos a los ojos por unos segundos, sus ojos azules me retaban pero por un segundo me ahogue en ellos.

Se me ocurrió una idea.

—Hagamos algo —comencé— No tengo nada que hacer así que dejo que entrenes aquí si tenemos una pelea cuerpo a cuerpo —propuse.

Él frunció el ceño.

No te lo esperabas ¿Eh?

Sonríe

—Acepto.

Asentí moviéndome al lugar de la pelea, pude escuchar sus pasos detrás de mí.

Nos miramos cara a cara.

Que comience.

Zabdiel

Trata de lanzar una patada pero atrapó su pierna y la doblo haciendo que caiga al suelo.

Pero se levanta con rapidez esperando que yo ataque.

—Estás furiosa hoy ¿no? —me burlo, aún cuando la amargura sube por mi garganta, intento formar una sonrisa.

Puedo divisar algo en su mano derecha pero no le hago caso.

Gran error.

—No puedes mantenerte callado por un minuto ¿cierto?

Esta vez si sonrió en serio, porque sé que tengo entre mis manos una bomba que le puedo soltar cuando quiera.

—¿Eso sería un problema, princesa? —pregunto con fingida inocencia, esquivando uno de sus golpes.

—¿Qué cosa? —fue su turno de esquivar uno de mis golpes que iba justo al estomago.

Retrocedí un poco para poder deleitarme en su expresión.

—Ya sabes, ¿es un problema que que hable mucho? Porque no quiero incomodarte el día de nuestra cita.

Grabe en mi memoria como cada músculo se relajo por microsegundos para luego tensarse completamente.

No era que el asunto de las citas me agradara pero si podía molestarle con el, debía aprovecharlo.

Sonreí cuando sus ojos se endurecieron al igual que su mandíbula, pero mi sonrisa se agrando más cuando se desestabilizo al momento de intentar propinarme un golpe en la cara.

—¿No te gusta? ¿El hecho de que yo sea el siguiente? —me burle antes de dar mi siguiente paso.

Me acerco y cuando estoy apunto de golpear su estómago ella se mueve rápidamente, de pronto siento dolor en mi mejilla derecha.

Eso no había sido un golpe cualquiera.

Toque la zona afectada y al ver la palma de mi mano había sangre, dirigí la mirada a su mano y allí sostenía una navaja.

La navaja que siempre lleva.

Me había cortado en la mejilla con la navaja.

Jodida estúpida Kindsey.

La miró en el instante en que ambos nos quedamos quietos en nuestros lugares, nuestros ojos chocan y por primera vez veo la indecisión rondando en ellos.

¿Ahora qué le pasa?

Siseo del dolor en cuanto una punzada llega a mí, y parece que ella vuelve en si porque se mueve pasando por mi lado y yendo a la salida.

Tocó mi herida al notar que la sangre parece abundar mientras sale de esta y decido volver a la casa.

—¿Que te ocurrió? —pregunto Joel al instante en que entre a la casa.

—Kindsey —fue lo único que dije para luego dirigirme al pequeño consultorio de la enfermera quién me curo sin siquiera responder a mi saludo.

Extraño.

Ahora estamos cenando, nos encontramos Yadiel, Joel, Zafiro y yo.

Sin Kindsey.

No se apareció en toda la noche y Zafiro no pregunto por mi herida lo que me dio a entender que ya lo sabía.

No importa que no se haya aparecido o que no aparezca hasta dentro de unos días.

Lo importante es que me vengaré y ya sé por donde comenzar.

Nika

Muevo mis pies que cuelgan mientras estoy sentada en la encimera de la cocina.

Que aburrida estoy.

Se preguntarán ¿Cómo puede ser aburrida la vida de la hija de uno de los Reyes?

Solo vamos a misiones en las que ya soy experta, hacemos entrenamientos que puedo hacer con los ojos cerrados y vamos a reuniones en las que debo fingir que no quiero cortarle la cabeza a ninguna de las personas que asisten.

Lo único de lo que nunca podre aburrirme es en lo que soy realmente buena.

Las armas.

Me encanta utilizar armas y en la mayoría de las misiones soy la que dispara a distancia.

—Hermanita, ¿cuanto tiempo te quedarás? aún no entiendo la obsesión de ir seis meses a casa de Kindsey.

Nicholas, mi hermano, se atraviesa en mi visión con una sonrisa, sus ojos siempre intentado analizar y descifrar cosas, y su cabello igual al de nuestro padre.

—Que tú no puedas hacer lo mismo, no es mi culpa.

—A veces te odio hermana ¿sabías? me parece algo injusto haber sido el único castigado —hace un falso puchero, si no lo conociera tanto seguramente habría hecho que entrara la culpa en mí, pero él es un mentiroso en su mejor vestimenta.

—No esperaba que tuvieras tan buena memoria —me hice la sorprendida— Como olvidaste los sucesos anteriores a ese supuse que tampoco recordarías porque fuiste llevado allí —me estaba burlando, eso era seguro y él lo sabía.

—Te protegí Nika y tú me dejaste en el vacío —reprocho con sus ojos volviéndose más oscuro, si es que era posible.

—No me vengas con tus estupideces, Nicholas, no sabes nada de lo que ocurrió esa vez.

—Sé que respondí a tu llamado y te fui a buscar, pero sorpresa —su rostro mostro falso entusiasmo— No estabas allí.

—Eso no tiene nada que ver con que te hayan castigado y su motivo —hable tranquilamente, aunque parecía que estábamos discutiendo no era nada como eso.

—Asesine a todas esas personas porque te buscaba —su tono era casi convincente pero de nuevo, hola, soy su hermana, sé cuando miente y actua.

No pude evitar reír ante su descaro.

—Y que sorpresa que no me encontraste si tanto me buscabas, ¿cierto? admítelo hermanito —me acerque un poco y mi voz bajo de tono volviéndose escalofriante— Sentiste la necesidad, cometiste el acto y luego actuaste como si no lo recordaras para no recibir el castigo.

Él sonríe de manera macabra.

—Tal vez fue así —sonríe— O tal vez paso exactamente como yo lo dije.

Era un caso perdido, en su totalidad.

—Ya hacías falta aquí —admito con una sonrisa pequeña, mirándolo.

—Sé que me extrañabas —alardea— Menos mal que ya pronto volverán a la academia, era muy aburrido no poder hacerles nada los chiquillos de allá, contigo será mas divertido.

Antes de que hable, siento la presencia de la sirvienta detrás de nosotros por lo que volteo mirandola de arriba hacia abajo.

—Princesa, tiene visita, no lo hemos dejado entrar pero esta afuera esperando por usted.

Hago que se retire y miro a mi hermano, la curiosidad brilla en sus ojos pero no me sigue cuando salgo y me dirijo a fuera de la casa.

Lo veo, esta de espaldas y por un momento me arrepiento de haber dejado que ese día me trajera acá, era la primera vez que venía por si solo pero presentía que no sería la última.

Mich Kors, sonrió.

—Vaya vaya, miren a quién tenemos aquí —hablo haciendo que se de la vuelta.

Mich es alto, cabello negro y ojos esmeralda, es un par de años mayor que yo, fue él quien nos ayudó a entrar en la fiesta.

Se me olvidó que también es algo así como mi ex.

Es solo un detalle más, sin importancia.

Y uno de los narcotraficantes de rango medio más jóvenes.

—Nika, tiempo sin vernos —sonrió y se acercó a darme un abrazo.

—Lo sé, no tuvimos tiempo luego de la fiesta.

Él no sabe el motivo por el cual fuimos a la fiesta, piensa que sólo estuvimos divirtiéndonos.

Terminamos por qué me había aburrido de su presencia pero le hice creer que el motivo era que a mis padres no le agradaba que andara con alguien de rangos bajos a nosotros, y no es que fuera mentira ya que a mis padres no les agradaba pero tampoco era que yo les hiciera mucho caso.

No sentí más que atracción por él pero creo que él cometió el error de enamorarse, dice que haría cualquier cosa que yo le pida, así no estemos juntos.

—¿Y qué haces aquí? —me separé de él para luego mirarlo con curiosidad.

—Solo venía a visitar —se encogió de hombros— Vine a verte.

Me tomo del mentón y lo miré a los ojos.

Le regale una sonrisa divertida antes de separarme.

—Ay, por favor —dije con ternura fingida antes de caminar hacia los árboles que adornaban en el camino de entrada.

Me podían juzgar todo lo que quisieran, pero el saber que tenía a personas bajo mi poder que manejaba a mi antojo, era el mejor regalo que me daba ser una princesa del narcotráfico.

—Sabes, me he enterado que no estás viviendo aquí.

Temporalmente, ya que siempre paso seis meses en casa del tío Jimmy y los otros seis meses aquí pero solo vine a pasar un día acá ya que mi madre quería informarme de algo.

Me encogí de hombros restándole importancia.

—¿Es cierto? —pregunto confuso.

—¿Importa? —alce ambas cejas.

Frunció el ceño, es tan fácil ver sus emociones que me divierte.

—¿Dónde vives ahora?

¿Qué le pasaba? ¿Se encontraba bien?

—Creo que los dos estamos de acuerdo en que eso no es problema tuyo —respondí dejando de lado mi lado divertido y poniendo una mascara seria.

Abrió la boca para responder pero no dijo nada.

Era raro en él que hiciera preguntas así, comportándose controlador.

No me pueden controlar.

Se sentó a mi lado seguía con el ceño fruncido pero una pregunta salió de mi boca sin siquiera pensar.

—¿Por qué tanta curiosidad? —pregunte.

Carraspeó.

—Es que... —no termino de hablar ya que se acercó a mí con rapidez, tomandome por el cuello y chocando sus labios a los mios.

Se movieron sincronizadamente, lo tome por su cabello acercándolo a mi y profundizando el beso.

Sus labios siguen suaves y dulces, como los recordaba.

Me tomo de la cintura atrayendome más a él cosa que parecía imposible.

Un carraspeó hace que vuelva a la realidad y me separé instantáneamente de él, miró a la persona que nos interrumpió.

Mi madre.

Le da una mirada dura y severa a Mich quien se separó de mi y dio dos pasos hacia el otro lado del camino.

El chico tenía instinto de supervivencia, si no quieres morir no hagas enojar a las esposas de los reyes, tal vez sea manipulacion o amor pero ellos siempre hacen según sea la voluntad de sus esposas.

Voto por la primera opcion.

—Madre —saludé para luego mirar a mi acompañante— Debes irte.

Él me miro un momento para luego asentir, se levantó y sin decir nada más termino de salir subiendo a su auto.

—Veo que volviste con ese drogadicto de cuarta —hizo una mueca de desagrado, mientras caminaba hacia el interior de la casa con mis pasos siguiendola.

Negué divertida.

—No volví con nadie —aseguro— Y no volveré con él.

—Eso no era lo que parecía hace unos momentos.

Reí suavemente.

—No ocurrirá nada —finalicé.

—Digamos que te creo —se burló.

Luego me preguntan de donde saque mi lado burlón.

—¿Puedes decirme ya para qué solicitaste mi presencia? —pregunte irritada mientras me sentaba en uno de los sillones del salón.

Me miró duramente, no le gustó el tono en que le hable y admito que sus ojos hicieron casi que me estremeciera.

—Hablé con el doctor —informo y me tense completamente, había olvidado todo lo relacionado a eso.

—¿Qué dijo? —me incline hacía delante, comenzaba a sentir nauseas.

—Lo confirmo —hablo con cierto pesar.

Muchos pensamientos rondaron mi mente con rapidez y cerré los ojos con fuerza tratando de parar este torbellino emociones.

Y llegue a una jodida conclusión.

Sería mucho mejor no sentir emocionalmente también.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro