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Capitulo 07⛓️

Zabdiel

—Ya mis hombres fueron a ese callejón y obtuvieron la información de dónde se encuentra Carlos Gómez —hablo Jimmy sentado en su escritorio mientras nosotros cinco nos encontramos de pie frente a él.

—Entonces pronto debemos ir a su ridícula mansión ¿Cierto? —cuestionó Nika.

Jimmy asintió.

—En unos días se llevará a cabo la misión —nos informo levantándose— Pero esta vez no será una fiesta o algo parecido, deberán entrar a su mansión donde estarán en su escondite de rata y aún así deben tener mucho cuidado, iría con ustedes pero debo viajar por unos días y Kindsey me afirmó que todo saldrá bien.

Instintivamente mire a Kindsey quien mantenía su mirada en Jimmy, escuchando cada palabra.

—Habran hombres que los respalden ademas que irá el príncipe Nicholas como el líder que guiara a nuestros hombres.

El mellizo de Nika no me causaba gran confianza, tal vez era porque cada vez que salía de la academia dejaba una mancha de sangre en su recorrido por las calles.

Si, Nicholas Makarov no tenía buena fama.

Jimmy hablo una vez mas.

—Y debido a la misión que tendrán en unos días, se retrasara su llegada a la academia, ya hemos hablado con el comite y cuando se integren serán puestos al día con las clases, ahora si, pueden retirarse —casi fuimos libres cuando su voz nos detuvo— Menos tú, Kindsey.

Los demás salimos, dejando a la princesa insufrible Mattei atrás, aún cuando mi curiosidad iba creciendo.

Al final la cena de hace unos días estuvo bien, que Dom estuviera presente la hizo más llevadera ya que aunque sabía de la presencia de todos los reyes y príncipes, no creía haber estado lo suficientemente preparado para soportarlos a todos por tantas horas.

Yadiel hablo con Kindsey.

No discutían ni nada por el estilo, hablaban, sin más.

No sé que era lo que me parecía extraño, que Joel y yo nos lleváramos mal con Kindsey no significaba que mi hermano mayor también tuviera que llevarse mal con ella ¿verdad?

¿Verdad?

Pero eso no fue lo peor de todo, lo peor fue que al preguntarle a mi hermano al respecto dijo que no era mi asunto.

¡Dijo que no era mi asunto! ¿Pueden creerlo?

Me sentí traicionado.

Yaca también hablo con ella.

Aunque fue más fácil hacer que el jodido príncipe Tyson se alejara, así que me regocijaba con eso.

Llegue a mi habitación y mientras buscaba la ropa para ir a entrenar un rato, un pensamiento llegó a mi mente.

Si Yadiel se llevaba mejor con Kindsey al final de estos seis meses, sería el indicado para casarse con ella ¿no?

Un escalofrío recorrió mi espina dorsal.

¿No?

Sacudí la cabeza tratando de alejar esos pensamientos.

Debo entrenar, si, eso debo hacer.

Me cambié de ropa a una más deportiva y cómoda para luego salir de mi habitación y en el camino, casi chocar con Nika.

—¿A donde vas? —pregunto, no utilizo burla en su voz o en su mirada, tampoco tenía su sonrisa habitual así que no tenía razón para responderle mal, o eso creí.

—Iré a entrenar... ¿Por?

Me miró unos segundos pero a la vez parecía no estar mirando en absoluto, casi dejo que las dudas se muestren en mi cara pero controle mi expresión a tiempo.

—¿Quieres ir? —llene el silencio con mi pregunta, que al parecer le tomo por sorpresa tanto como a mí.

—¿A dónde? —la voz de Joel llegó a mis oídos y pronto se acercó a nosotros— ¿A dónde irán?

—A entrenar —respondió Nika con tranquilidad.

Joel la miro, extrañandole que no le respondiera con un mal comentario, hasta yo estaba confuso con su actitud.

¿Qué le pasaba?

—Iré con ustedes —dijo más como una afirmación que como una pregunta.

—Bien —respondí.

Ellos decidieron ir vestidos como estaban así que bajamos las escaleras, no había nadie en el salón.

—¿Dónde están Kindsey y Yadiel? —pregunto Joel, miramos a Nika de reojo.

Se encogió de hombros y subimos al auto.

El viaje fue en silencio y con el poco tiempo, pensé en mi rutina de los próximos días, además del duro entrenamiento y la misión, igual debía darme un paseo por la academia lo más pronto posible.

Bajamos en el galpón y entramos, nos encontramos con una Kindsey llena de sudor y una pequeña sonrisa retadora en sus labios.

Moví mi mirada a un lado de ella.

Yadiel se encontraba entrenando con ella.

Kindsey

—Dime que es una jodida broma —lo fulmine con la mirada— ¿Una cita?

Jimmy ladeó la cabeza, casi como si se burlara pero no estaba completamente segura.

—En realidad son tres.

Inhale profundo antes de hacerle caso a mis instintos y arrojarle algo a la cabeza.

—¿No puedes simplemente elegir a uno de ellos y ya? O una mejor opción, termina este compromiso.

—No.

—No necesitas más alianzas, Mateo y tú son fieles a sus acuerdos, no hay porque afianzar más, además de que este matrimonio solo sería notable por la unión de las empresas Mattei y Williams, y ese bum no durara mucho, lo sabes.

Pareció ignorarme.

Cada vez que estaba a solas con Jimmy intentaba convencerlo de terminar con este jodido circo, esta demás decir que cada vez ha rechazado todo lo que he propuesto.

Ruedo los ojos.

—¿Quién es el primero? —me obligue a preguntar.

Él sonrió, casi satisfecho.

—Que bueno que lo preguntes, Kindsey, porque estaba a punto de decírtelo —inhale profundo de nuevo— El primero será Joel.

Sentí la amargura subir por mi garganta pero me obligue a no mostrar ningún sentimiento.

Joder, como me costaba.

Asentí.

—Joel —mi mente repaso rápido la información, aceptándola a regañadientes— Bien.

—Y debe ser hoy mismo —volví a quedarme paralizada— Es una orden.

Jodido Jimmy.

Estaba cansada de sus órdenes, pero mantuve la boca cerrada mientras salía de la oficina.

Iba saliendo de la casa de manera apresurada, casi podía sentir como me faltaba el aire y definitivamente no quería que nadie me viera así.

Tuve que chocar con alguien, porque el jodido destino no puede verme querer algo porque me entrega otra cosa.

Y spoiler: no creo en el destino.

Sentí las manos del ojiazul en mis hombros por poco tiempo, pues me aparte antes de siquiera pensarlo.

—Yadiel —estuve a punto de rodearlo y terminar de salir pero, de nuevo, algo me detuvo.

Esta vez fue alguien.

—¿Por qué tan apresurada? —cuando la irritación me abordo, estuvo a punto de superar a la falta de oxigeno, me volví para mirarlo con una ceja alzada.

—¿Desde cuando conversamos con regularidad nosotros? Recuerdamelo porque creo que lo olvide —dije lo suficientemente alto para que pudiera oírme, pero igual mi voz se escuchaba atascada en mi garganta.

Creí ver un atisbo de sonrisa aparecer en sus labios pero seguro me lo imagine, porque no termino por aparecer.

—Desde... ¿Hoy? No lo sé, pero lo que si sé es que te esta ocurriendo algo en este momento ¿no? —me tense pero mis ojos no se apartaron de los suyos — ¿Se te ha olvidado como respirar, Kindsey?

Obligue a mis pulmones a recibir una cantidad de oxigeno considerable solo para demostrarle al mayor de los Williams lo equivocado que estaba.

—Estoy bien —dije seca— Ahora, si te parece bien, puedes quitarte de mi camino.

Su postura de soldado no cambio.

—¿Ibas a entrenar? —su pregunta no me tomo por sorpresa, pero esa necesidad de crear conversación era realmente irritable.

Me rendí.

—Si, Yadiel. Y si, puedes venir a entrenar conmigo —le dije antes de que volviera abrir la boca— Otra cosa —puse una mano sobre su pecho haciendo que se detuviera y moviéndolo a un lado, dejándome la salida libre— Eres malo para conversar.

—No intentaba ser bueno en eso, princesa.

Y así, acabamos en el galpón, ambos sudados y con mi mente libre de pensamientos intrusivos.

***

Habían pasado dos horas en que Nika y los otros dos hermanos Williams llegaron al galpón, y estuvimos entrenando casi sin parar en todo ese tiempo

Pero en estos momentos ibamos a practicar nuestra puntería.

Joel antes de lanzar se fijó en como Nika jugaba, ya más animada que cuando llego, con una navaja y volvió a fruncir el ceño.

Ese chico era extraño.

—Deja de hacer eso, puedes hacerte daño —soltó sin mas provocando que todos lo miráramos con una ceja alzada pero él se corrigió rápidamente— Pronto iremos a una misión y no puedes estar herida, sería una desventaja y no tenemos tiempo para desventajas.

No le creí nada, pero su manera de poner en duda las habilidades de Nika me hicieron fruncir el ceño.

Definitivamente no me casare con él.

En cambio Nika soltó una carcajada, llena de burla.

—Te aseguro que aunque esté herida no sería ninguna desventaja —afirmó y tomo la navaja para luego hacerse un corte en la palma de la mano, mi cara se mantuvo impasible, ella siempre hacía este tipo de cosas por diversión pero Joel junto un poco sus cejas al ver la tranquilidad con la que la teñida hizo eso.

Ella soltó otra carcajada al ver las expresiones que mostraban los dos hermanos.

—No puedo sentir —explico, y aunque yo asentí los otros no entendieron a la primera— No puedo sentir dolor físico —aclara.

—¿Por qué? —pregunto Joel con curiosidad.

Nika se encogió de hombros.

—No lo sé, mis padres tampoco lo han intentado averiguar. Es una ventaja así que mejor me la quedo.

Tal vez sus padres no supieran pero Nika y yo si lo investigamos y hasta no estar seguras, no le pusimos nombres.

Pero la peli azul pronto pudo tener su respuesta. La insensibilidad congénita al dolor es una condición congénita (presente al nacer) en que no se puede percibir el dolor físico.

Y aunque ella no le hace mayor caso a esa condición, yo si me aseguró que no vaya por la vida sin percibir riesgo alguno solo porque no puede sentir físicamente.

—Entonces no puedes sentir —hablo Joel cómo si no pudiera creerlo, lo miré para analizarlo mejor.

Joel Williams tenía mi edad pero no éramos parecidos en nada, siendo él el menor entre los hermanos hombres de su familia, y con su obvia adicción al alcohol, podía ver lo frágil que era mentalmente.

—No puede sentir nada físicamente —por primera vez, hable en todo un rato, y en mi voz se pronuncio una irritación que no sabía que sentía en ese momento.

—¿Pero si puede sentir emocionalmente? —quiso aclarar Joel.

Nika asintió.

—Aunque hubiera preferido no sentir de las dos maneras, sería icónica.

Asentí en cuanto me miro buscando mi apoyo.

Nos quedamos en silencio por un rato, Nika se movía con las puntas de los zapatos inclinándose hacia delante y hacia atrás, Joel le lanzaba miradas fugases, Yadiel comenzó a practicar, Zabdiel tenía una ceja enarcada hacía Joel y yo, sorpresivamente, les estaba prestando atención a todos.

Dirigí mi mirada a mi mejor amiga, mientras comenzaba a moverme hacía ella.

—Vamos a curarte esa herida, Nika —ella solo me siguió soltando una pequeña risa.

***

—La misión que debe salir perfecta —dijo Jimmy por quinta vez mientras uno de los hombres llevaba su equipaje al auto— Vendré en un tiempo ya que tendré conferencias y reuniones.

Jimmy se iría ya que debía atender cosas de la empresa en otra ciudad.

Casi miro al cielo dando las gracias.

Zafiro por su lado se quedaba ya que tenía que supervisar que todo se cumpliera al pie de la letra.

Que jodida mierda.

No hubo despedidas afectuosas de parte de ninguno y agradezco eso.

Los hermanos dieron un pequeño asentimiento con la cabeza, Zafiro se despidió y Nika y yo nos mantuvimos alejadas de ellos pero presentes en el lugar.

—¿En serio debes salir con cada uno? —la peli azul me miro con una ceja alzada, no le devolví la mirada.

—Mientras más rápido comience, más rápido se terminara —me encogí de hombros y en cuanto cada persona se disperso, quedando solo el castaño, intente acercarme.

Se detuvo cuando me miro.

—Kindsey —alzo la mano, deteniendome y a la vez, parando frente a mí— Ya estoy informado así que deja de mirarme como si te estuviera a punto de llevar al infierno —su mirada se volvió divertida, pasando de mí a detrás de donde estaba, que se encontraba Nika— Ya vuelvo, también quiero que acabe tan rápido como empiece.

Nos dejo a solas y me volví para mirar a mi amiga, quien estaba mirando hacía donde se había ido el chico, alce una ceja.

—¿Qué? —me hablo en cuanto percibió mi acusación silenciosa— No, jodidamente no, Kindsey.

—¿Qué? —solte en tono inocente— No estoy insinuando nada, pero...

—Cállate —tomó la sabia decisión de escapar de la situación, forme una sonrisa divertida mientras ella se iba.

Subí a mi habitación para una ducha rápida, mi conjunto de la ocasión sería una camisa manga larga tejida blanca, un pantalón tiro alto y unas botas de tacón color negro.

Deje mi cabello suelto, y me puse accesorios dorados. Un maquillaje sencillo y ya estuve lista.

Al salir de la habitación, no olvide guardar en mi cartera mi billetera, la navaja y mi teléfono, además de otras cosas más.

En el salón se encontraba Joel, con una camisa de vestir blanca arremangada hasta los codos y los primeros botones desabrochados, un pantalón negro y zapatos deportivos.

Paso su cabello hacía atrás con su mano antes de elevar sus ojos hacía mí, me repaso con la mirada justo como yo lo había hecho antes y se levantó de su asiento.

—Vaya, princesa —se fue acercando mientras hablaba y sonreía divertido— Pareces gente, por fin.

Entrecierro mis ojos ante él.

—Jodete.

Soltó una risa, andaba de buenas al parecer.

—Vamos, tengo planes increíbles para esta tarde.

Fruncí el ceño mientras comenzaba a caminar hasta la salida.

—Planes para ignorarnos, imagino.

Se poso a mi lado.

—Princesa, debemos llevarnos bien ¿cómo piensas que nos ignoráremos? —subimos a su auto— Claro que nos ignoráremos, joder, claro que sí.

Lo mire con una ceja alzada, en busca de una explicación y él lo entendió.

—Eh... Debo confesar que puede que este molestando a Zabdiel con la situación ¿si? —mi ceño se fruncio— Y puede que él estuviera viendo las cámaras de vigilancia de la casa.

—¿Él está qué? —se me escapó la pregunta en el momento en que procese sus palabras.

Jodido Zabdiel.

Solo sonrió antes de arrancar.

—Ahora si, princesa —salimos de la finca— Mientras estemos fuera de las garras de mi hermano, podemos ignorarnos todo lo que quier... —se detuvo y cuando fijo su mirada en el retrovisor hizo que yo también lo hiciera.

Venía un auto detrás de nosotros, no hacían ni el amago de aparentar que no nos seguían.

—Jimmy mando a que...

—Nos siguieran —culmino— Nos están jodidamente siguiendo —suspiro, hastiado— Oye princesa, definitivamente tienes un padre extraño.

Me encogí de hombros aún cuando estaba preparada para contraatacar.

—Bueno, mi padre tiene un trato sobre un matrimonio arreglado con tu padre, así que puedo decirte que ambos son extraños. Y tú y tus hermanos lo son igual, porque por si lo olvidas, aceptaron este trato mucho antes de que me lo anunciaran a mí —sonreí irónica.

—Okey, ya entendí —me dio una mirada rápida— Nos odias.

—Sí —no dude al responder.

Lo escuche reír y luego, el viaje fue en total silencio, al menos hasta que nos detuvimos en un semáforo con los hombres que estaban encargados de vigilarnos en el auto justo detrás.

—Entonces, si debemos pasar la tarde juntos ¿no? —murmuro él con cierta tensión sobre sus hombros, lo analice por pocos segundos antes de responder.

No podía decirle que me valía muy poco desobedecer a Jimmy, eso él lo tomaría extraño y no quiero dar explicaciones ni mucho menos aguantar preguntas.

Me encogí de hombros.

—Tendrá que ser así.

Él volvió a mirarme en cuanto el semáforo paso a verde.

—Eres realmente misteriosa, Kindsey Mattei —creo que no esperaba decir eso en voz alta, pues se calló unos segundos, como si pensara— No esperaba que fueras así.

—¿Así como? —alce una ceja para mirarlo, aún con las defensas en alto.

—Así —me señalo por pocos segundos— Espere que fueras una princesa más, con comportamientos de princesa y esas cosas, creo.

Mire al frente.

—¿Me vendrás con todo el cuento de halagos de "No eres igual que las demás"? —me burle.

—Oh no, eres mujer, eres exactamente igual que las demás —se detuvo por poco— Pero tienes algo diferente.

—¿También notas lo contradictorio en tus palabras, no?

—Jodete.

Nos detuvimos frente un restaurante algo famoso en la ciudad, las personas lo encontraban llamativo porque en su menú mostraban platos de otros países, haciendo así que los extranjeros pudieran sentirse más cómodos encontrando platillos que ya conocían.

Baje del auto sin esperar la muestra de caballerosidad que sabía que no llegaría por su parte y voltee por pocos segundos hacia los hombres que salían del auto que estaciono detrás de nosotros.

—Son nuevos ¿no? —ellos dudaron pero asintieron— Practiquen más en el camuflaje, son realmente patéticos.

Junto a Joel entramos al restaurante y pronto nos consiguieron una mesa, aún sin reservación.

Al momento de sentarme, lo mire de nuevo y casi estuve a punto de reírme, la situación era realmente absurda.

—¿Qué? ¿Al fin te diste cuenta lo hermoso que soy? —su tono gracioso casi me saco una sonrisa pero mantuve mi expresión irritada.

—Esta situación es lo suficientemente absurda como para parecer ridícula —admito.

—No niego verdades —se encogió de hombros, sentándose frente a mí.

Pronto apareció un camarero y pedimos lo que comeríamos, yo me decidí por una paella y Joel por un plato extraño que proviene de un país latinoamericano, al parecer.

—Entonces —él se inclino un poco hacía adelante— ¿Debo preguntarte tu color favorito y esas cosas?

Rodé los ojos.

—Con que te mantengas alejado —empuje su hombro hacia atrás— Todo bien.

—¿En serio, Kinds? Puedo llamarte Kinds ¿no?

—No.

Hizo una mueca.

—¿Por qué no? Nika siempre te dice así.

Hubo algo diferente al nombrar a mi amiga, fue rápido pero ahí estaba.

—¿Acaso quieres hablar de Nika? —alce las cejas cuando su cruce de brazos fue más tenso de lo que se espero.

—¿Por qué querría yo hablar de ella? —sus ojos se congelaron y su expresión se volvió distante.

—Tema delicado, entendido —murmure, no porque me intimidara sino porque era realmente interesante como actuaba con solo el nombramiento de Nika.

Sonreí.

Ya tenía a Joel por un tema frágil.

Los Williams no sabían lo fácil que era manipular a las personas cuando conocías esos temas que los hacían flaquear.

Tal vez, si encontraba los temas de los hermanos restantes, podría ser más fácil terminar con esto.

Porque no sería yo quien se echaría para atrás, sino ellos.

—Estas armando un plan en esa loca cabeza tuya ¿no? —el castaño había recobrado la compostura, ahora parecía más relajado.

—Tranquilo, Joel —moví mi cabello hacía atrás— Tal vez estas citas no sean tan perjudiciales después de todo.

Oh, me aprovecharía de esta situación.

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