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Capitulo 05⛓️

Kindsey

—Casi y podría decir que te comienza a gustar la presencia de ellos aquí —fingí no darme cuenta de la presencia de mi amiga hasta que hablo mientras llegaba a mi lado.

Ladee la cabeza.

—Solo estoy analizando mis opciones —aparte la mirada de los tres hermanos que recorrían el bosque donde solemos entrenar cada cierto tiempo y donde mi padre me había ordenado mostrarles para que supieran más de nuestros lugares de entrenamiento.

Ni siquiera quería pensar en Jimmy.

Luego de nuestro poco agradable intercambio de palabras en nuestro regreso de la misión, me mantuve distante hasta ahora que observo como ellos miran todo casi como si fuera irreal.

—¿Opciones para qué? —su pregunta me saco de mis pensamientos recientes pero me devolvió al motivo de mi mirada sobre los hermanos.

Debía deshacerme de ellos.

Y pronto.

No creía que Jimmy fuera tan ingenuo como para pensar que solo porque nuestra misera misión salio bien, podría comenzar a llevarme bien con ellos.

Ellos eran mis enemigos, aún cuando su padre era amigo de mi padre.

—Para ver como me deshago de ellos y salir ilesa en el proceso.

—Algo casi imposible —ríe, pero no se sentía el humor en esa risa.

Eso era parte de Nika, sus risas mayormente eran falsas, casi siempre demostraban molestia y mayormente las soltaba cuando se comenzaba a irritar.

—¿Y cómo quieres deshacerte de ellos? ¿Quieres que mueran o simplemente huyan? ¿Uno por uno o los tres de una vez? —soltó las preguntas como si fueran tan fáciles de responder.

Como si mi vida no se pusiera en riesgo también.

No me importaba poner mi vida en riesgo pero no estaba en mis planes morir o que me encerraran antes de que se cumpliera todo.

—Empecemos con la primera pregunta.

—Soy toda oídos.

Zabdiel.

—Joel ya aceptalo y cállate.

Abrió su boca, seguramente para protestar pero fui más rápido y volví hablar.

—O no lo aceptes pero igual cállate.

Me fulmino con la mirada antes de encogerse de hombros y comenzar a ignorarme.

Sus comportamientos han sido exageradamente cambiantes desde que conoce a la princesa Makarov.

Y aunque me divierte ver como existe alguien que pueda sacarlo de sus casillas, también es irritante ser con quien se queja sobre la princesa loca.

—Se enteraron que nuestros padres vienen a la cena la semana que viene —informo mi hermano mayor.

—No lo sabía pero es bueno —hablo Joel pensativo.

Nos quedamos en silencio un momento, nos encontramos en la habitación de Yadiel sentados sobre la cama, habíamos llegado del bosque donde entrenaban y me sentía ansioso por saber cuando sería nuestro primer entrenamiento ahí.

—No han pensado —comenzó Joel— ¿Quién de nosotros se casará con ella?

El ambiente se volvió pesado, casi como si habláramos de un tema tabú.

La verdad no lo había pensado mucho pero era cierto ¿Qué tal si ninguno se llevaba bien con ella al final? ¿Quién se casaría con ella?

—Yo sí lo he pensado —aclaro Yadiel— Pero hemos estado poco tiempo aquí así que no se puede sacar una conclusión con este tiempo de prueba.

Asentí, tenía razón.

Y miren que me cuesta bastante darle la razón a mi hermano mayor.

—La verdad no sé quién podría casarse con ella —hablé esta vez yo— Es tan... Insoportable.

Ellos rodaron los ojos.

—A ti te parece insoportable —dijo Joel.

—¿Qué? ¿A ustedes no? —eleve ambas cejas.

—La verdad no la conozco lo suficiente como para juzgarla —dijo Yadiel e instantáneamente alce las cejas.

¿Yadiel sin opinión sobre alguien? Extraño.

—Y yo no la llamaría insoportable —hablo Joel.

Fue mi turno de rodar los ojos, ¿qué estupideces estaba oyendo?

—Hagamos algo antes de que el aburrimiento me atrape —tome mi chaqueta antes de que todos saliéramos de la habitación.

Bajamos las escaleras encontrándonos sorpresivamente con Zafiro sentada en el salón quién al vernos nos dedicó una pequeña sonrisa.

—Principes —su extraña voz resonó pero desapareció muy rápido y volvió su mirada al libro en su regazo.

Salimos de la casa en silencio.

***

Sonreí al ayudar a mi hermano a levantarse.

—Han mejorado —hablo nuestro hermano mayor mientras nos miraba seriamente.

Hago una mueca agria, aunque asiento en conjunto con Joel.

No es como si estuviéramos bajos en el nivel, solo que Yadiel siempre era mejor.

A tal punto que comenzó a entrenarnos.

Se escuchó el sonido de un teléfono vibrando y al darnos cuenta, el dueño tomo su teléfono.

—Hola —murmuró Yadiel al contestar— Okey... Es extraño, madre... Tenía entendido que esa información ya la tenían... Bien, aquí los esperamos —y colgó.

Alce una ceja cuando volteó a mirarnos.

—¿Qué ocurre? —pregunto Joel.

—Nuestros padres vienen hoy, la cena que había la semana entrante la adelantaron ya que los Reyes deben hablar sobre los intentos de robos hacia las bodegas que se volvieron a repetir.

—¿Los robos se repitieron? —hablo mi hermano menor con extrañeza— Pero... ¿No lo habíamos solucionado?

—Nika y Kindsey dejaron en claro que Máximo no era el único en todo esto, solo que él era como un peón, algo que podían desechar sin preocuparse y que no haría falta —informe.

—Entonces Máximo era solo una pieza más —murmuró Joel pensativo— Él era un narcotraficante de bajo rango pero las demás personas tampoco pueden ser muy especializadas.

—O tal vez sea un narcotraficante de bajo rango y uno de rango medio —dude.

—Esto me suena más a un grupo, ¿un cártel, tal vez?

Miramos a nuestro hermano mayor.

—No podemos fiarnos de nadie, debemos estar atentos —dijo sin más.

Si sospechaba algo, seguro lo guardaría para él mismo hasta que tuviera pruebas.

Así eran las cosas con Yadiel.

Kindsey

—¿Me queda bien? —pregunto Nika modelando el vestido que llevaba puesto.

—Sabes que si —respondí rodando los ojos mientras cerraba la última caja de las cosas de Nika que serían trasladadas a la academia, luego vendrían a buscarlas.

—Sé que si, me queda espectacular —sonrió como siempre— Solo quería tu opinión.

Se volteó dirigiéndose al baño y al salir tenía dos vestidos más.

—Los tres me quedan bellísimos pero ahora no sé cuál utilizar.

—Nika solo será una cena —hablé con fastidio— Utiliza cualquiera.

—No te quejes que tú también tardaste eligiendo tu vestido —me acuso.

—Si pero tú estás tardando más por solo tres vestidos, yo tenía como cincuenta.

Asintió comprendiendo.

—La cena será en unas horas —me levanté de su cama— Así que comenzare a prepararme.

Salí de la habitación.

Apenas entro en mi habitación me hundo en mis pensamientos.

No sé que haría si a Nika no le permitieran quedarse aquí. En realidad, comenzó hacerlo cuando teníamos trece y desde ese año en adelante, pasa seis meses en la academia junto a su hermano y seis meses aquí, conmigo.

Entro en mi closet, buscando con la mirada el vestido que prepararon para mi hasta finalmente encontrarlo.

Era de corsé ajustado y en la cintura se expande en capas, era de un color rojo deslumbrante, muy parecido a la sangre y llegaba a mis rodillas, tenía piedras brillantes por el escote y unos tacones de punta de aguja de color negro.

De accesorios me pondría un collar de plata que tenía mis iniciales y unos aretes, además llevaría el anillo que me representa como princesa del narcotráfico.

Aunque no asistía con regularidad a las reuniones de los reyes, tenía entendido que siempre son así, con tanto glamur y brillo, porque no solo somos conocidos en el mundo del narcotráfico sino que también en el legal.

Mi padre tiene empresas destinadas al desarrollo de la tecnología y otras ramas, ha hecho descubrimientos enormes que le han llevado a ser reconocido y prestigioso.

Mi madre es dueña de los viñedos que heredo de su familia, siendo así que los vinos Potts son los más vendidos y ricos de todo el continente.

Así que lo más seguro era que si algún reportero se enterase de esta reunión, tendríamos que estar más que presentables para decir algunas palabras.

Nunca me había molestado el mundo de la fama, en realidad, nunca le preste gran atención hasta que me comenzaron a involucrar de manera forzosa y ahora tengo el compromiso de hablar en entrevistas y llevar varios temas en las empresas de mis padres, para así, comenzar a involucrarme en estas.

Yo sólo quiero que termine esto.

Los Tyson vendrán de su viaje para la reunión que tendrán, ellos son los que estaban más lejos por sus viajes constantes y todo eso me hace darme cuenta de la gravedad del asunto.

Me decido por fin darme una ducha y al salir ya está la estilista esperando en la habitación, me siento en la silla giratoria y la chica comienza con el peinado.

Mi madre tiene todo tipo de personas contratadas, estilistas, enfermeras, chef, servicio de limpieza, masajista. Pero debo decir que todos sirven para algo que literalmente siempre necesitamos.

Si mi madre chasquea los dedos mi padre le da todo lo que quiere.

El peinado consistía en un moño estilo cebolla y unos mechones salían en la parte delantera pero estos estaban ondulados, el maquillaje era un poco oscuro haciendo resaltar mis ojos.

Me coloque el vestido con la ayuda de la estilista y luego el collar que pesaba un poco, los aretes y por último el anillo.

También me coloque los tacones, me miré en el espejo y parecía estar viendo a otra persona, siempre iba a misiones en las que me arreglaba para la ocasión pero ahora estaba diferente, no me coloque pupilentes para que no me reconocieran, mi cabello no estaba suelto o con pelucas para parecer alguien más, no.

Era yo, y yo era más peligrosa que cualquier fachada que haya hecho antes.

Mi mirada viajó al anillo en mi dedo, era una tiara echa de oro con una piedra en medio, un diamante.

Todos los príncipes llevan un anillo así.

Dos toques en la puerta me sacaron de mis pensamientos, me acerque a ella y abrí encontrando a Nika, su vestido azul combinaba con su cabello, era largo pero dejaba ver los tacones blancos que llevaba, su cabello estaba suelto y ondulado, su maquillaje era suave y los accesorios que llevaba eran casi iguales a los mios, su anillo era igual al mío pero la diferencia era la piedra de en medio, la suya era de un color opaco, casi negro.

Me sonrió.

—No hace falta decir que te ves hermosa porque ya lo sabes —informo.

Le di una media sonrisa pero luego alce una ceja.

—Nika —la llamé.

—¿Si?

—Ese no es ninguno de los tres vestidos —la señale.

Ella río.

—Al final ninguno de esos me gustó demasiado.

Negué la cabeza divertida.

—Es hora de irnos —hizo un gesto para que la siguiera.

Asentí.

Salí de la habitación no sin antes tomar mi navaja por protección, bajamos las escaleras y caminamos al salón encontrándonos con los Williams, pero no solo los tres hermanos sino también a sus padres, los reyes Williams. Estos chicos tenían un gran parecido a su padre, castaños y ojos azules, aunque físicamente también eran parecidos a su madre, nariz perfilada y con cara de niños bonitos.

Que patético.

Al parecer se dieron cuenta de nuestra presencia ya que dejaron de hablar para mirarnos, el hombre imponía seguridad y fuerza igual que Yadiel, la mujer también demostraba fuerza pero en sus ojos se veía la calidez, Joel y Zabdiel eran un parecido de la mujer y el hombre.

Una combinacion y no me agradaban.

Ninguno de ellos.

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