Capitulo 04⛓️
Zabdiel
Terminé de ajustar la corbata y salí de la habitación, al ya estar abajo caminé a la oficina de Jimmy donde nos reuniríamos todos para poder hablar de los últimos detalles.
Tocó la puerta y abro, me encuentro con Jimmy sentado detrás de su escritorio y a mis hermanos vestidos de trajes también a un lado.
—No sabía que las corbatas eran obligatorias —se quejo en voz baja Joel.
Siempre ha odiado las corbatas, dice que le quitan su estilo dándole uno más formal.
—La misión de hoy es muy importante —dice Jimmy ojeando algunos papeles e ignorando las quejas de mi hermano menor — Esperaremos que vengan las princesas pa... —fue interrumpido por un toque en la puerta y luego como la abren, me muevo a un lado para que entren y así lo hacen.
Nika fue la primera en entrar, el vestido pegado al cuerpo de color negro, su cabello azul estaba en un moño elegante con mechones colgando, su maquillaje era un poco oscuro haciéndola aparentar más edad y unos tacones con brillantes en la punta.
Ella camino hasta quedar junto a mis hermanos y por supuesto con nuestras miradas sobre ella.
Le estamos alimentando el ego.
Y luego entro Kindsey, ella estaba vestida con una falda de cuero negra que le llegaba a la mitad de los muslos, un top con escote y sin mangas rojo y unos tacones negros abiertos adelante.
Llevaba el cabello con pequeñas ondas en las puntas, su maquillaje era sencillo.
Camino con la mirada al frente hasta Nika y me di cuenta que no había apartado los ojos de ella.
Parpadee en el mismo momento que Jimmy carraspeo haciéndome volver a la realidad.
—Es una fiesta de máscaras —informo tomando una caja que había a su lado, la abrió y de allí saco cinco máscaras entregando una a cada uno, me tuve que acercar para tomar la mía— Así no podrán identificarlos y aunque será más complicado encontrar al objetivo, tienen una ventaja.
—¿Y esa es? —Kindsey tomo la palabra antes que cualquiera de nosotros, ahora que me enfocaba en sus movimientos casi podía decir que parecía ansiosa.
O seguro era mi imaginación.
—Tendrá más hombres a su alrededor de lo normal, tal vez por protección, o tal vez por querer lucirse ante las personas. Solo sabemos que eso será una ventaja para reconocerlo.
Asentimos en unísono.
—Ahora presten atención, algunos hombres irán con ustedes pero mantendrán una distancia solo los pueden llamar si están en una situación que no pueden controlar, a la media noche el objetivo irá a la otra parte de la fiesta la cual es un poco más agitada, Kindsey —la miramos— Debes seguirlo y entablar una conversación con él, alejarlo de sus guardaespaldas es lo primordial, a la 01:20am Nika cortará la electricidad para que le puedan inyectar un sedante y ustedes chicos lo sacarán de la fiesta y lo llevarán al motel que se encuentra unas calles más adelante, con el motel ya está todo arreglado así que no se preocupen, aunque tendrán que decir unas palabras claves. Tendrán exactamente 30 minutos para poder interrogarlo y luego de todo eso dejarán la llave de la habitación en recepción dando la señal de que deben limpiar todo, cuando regresen pierdanse un poco por la ciudad para despistar por si los están siguiendo y luego regresan, ¿Entendido?
Asentimos de nuevo.
—¿Cuáles son las palabras claves? —pregunte, pude sentir la mirada de Kindsey sobre mi por pocos segundos.
—Las huellas del león han desaparecido —recita él, bajando el tono de su voz.
Saca una llave con el número tres y se la extiende a Yadiel.
—Esa es la llave, cuidenla —hizo una breve pausa— Y las armas están en el salón, elijan las que quieran pero eso no significa que alguien además de Máximo debe morir ¿Okey? Nadie a menos que sea una amenaza, no levantaremos sospechas al principio de... Todo esto.
Salimos en fila de la oficina yendo directamente al salón donde nos encontramos a dos hombres cuidando armas de todo tipo.
Pistolas, cuchillos, navajas y rifles.
—Oh, hace mucho sin tener todo esto delante de mi —exclamó Nika con entusiasmo dirigiéndose rápidamente por una pistola y un cuchillo.
Kindsey se acercó y mi mirada estaba puesta en ella, tomo dos navajas que hacían juego y un arma.
Sus ojos chocaron con los míos y por un instante note el brillo en los suyos pero no pude distinguir de que era.
Yo tomé un par de cuchillos y un arma y luego deje el espacio para mis hermanos.
Kindsey le hablaba secretamente a uno de los hombres que nos acompañarían, este asintió ante sus palabras.
Salimos de la casa subiendo a una camioneta, por decisión unánime conducía Yadiel pero lo extraño estaba en que Kindsey no dijo ni una palabra al tomar la decisión, mejor dicho, no ha hablado desde que salimos de la oficina y cada vez que la miró tiene sus ojos distantes.
Yo me encontraba en el asiento del copiloto y los otros tres atrás, había guardado el arma y los cuchillos en el saco que llevaba puesto, mi mirada estaba hacia abajo y rápidamente fue moviéndose hasta atrás, pude observar como Kindsey tenía una liga con la navaja que siempre lleva un poco más arriba que la falda para que no se viera.
Arg deja de ser tan metiche Zabdiel.
Unas camionetas iban a una distancia considerable como para que no sospecharan pero para ayudar si algo sucedía.
***
Luego de como treinta minutos conduciendo llegamos al estacionamiento para aparcar, bajamos del auto en silencio y nos colocamos las máscaras comenzando a caminar pero de pronto Joel paró.
—Oigan ¿Cómo entraremos?
Escuché a Kindsey bufar pero la que respondió fue Nika.
—Tenemos contactos.
Saco su teléfono y marcó un número para luego llevárselo a la oreja.
—Ya estamos aquí —una sonrisa se dibujo en sus labios— Bien.
Y colgó.
—Miren al frente —señaló para luego comenzar a caminar a la entrada.
Habían dos hombres cuidando quien entraba pero de pronto salió un hombre les dijo algo y ellos entraron.
—Vamos —caminamos a paso rápido hasta la entrada y luego de verificar que nadie nos veía, la cruzamos.
Vestidos, trajes, mascaras, camareros, una barra.
Habían muchas personas y pudimos pasar desapercibidos al entrar.
—¿Qué hora es? —pregunto Yadiel.
Revise el reloj que estaba en mi muñeca.
—10:30pm.
—Falta hora y media para comenzar el plan —siguio Nika— Busquemos al objetivo y rondemos cerca de él solo para vigilarlo y contar a los hombres que lleva consigo.
Todos asentimos y nos separamos.
Caminé cerca de la barra, dando pasos lentos pero seguros, visualizando a todos y buscando al objetivo.
—Lo encontré —escuche la voz de Joel por el comunicador que llevaba en el oído.
—¿En donde? —pregunte.
—En la única mesa que hay en la fiesta, cerca de las escaleras que llevan a la otra fiesta.
—Yo también lo veo —está vez hablo Nika— Tiene veinte hombres a su alrededor.
—Kindsey deberás alejarlo todo lo posible de sus hombres —dijo Joel.
—¿Estás dudando de ella? —pregunto Nika malinterpretando sus palabras.
—Nika, ¿en serio crees que es...?
—No te atrevas a llamarme por mi nombre, no creas que porque tenemos el mismo titulo somos iguales —hablo con verdadero desagrado y supe que había dado en un punto a mi hermano.
—¿Sabes qué? Eres realmente una... —y volvieron a interrumpirlo.
—Ya callense y concentrense de una vez —su voz era dura, como la de Jimmy y era la primera vez que la oía hablar de esa manera.
—Me voy a acercar —hablé caminando entre la gente.
Mis movimientos eran firmes, normales, pero personas voltearon mientras pasaba a sus lados, casi como si no pudieran dejar de mirarme.
Esperen, las entiendo completamente, mido más que un hombre promedio y, sin querer alardear, tenía muchos atributos heredados de mis padres.
Mis ojos azules, cabello castaño y una sonrisa esplendorosa.
Sobre lo de la sonrisa, tengo testigos.
Pude divisar al objetivo sentado en una mesa solo, a sus lados habían dos hombres de pie y me fije en otros hombres más a su alrededor.
Se encontraba bien protegido.
—Estoy cerca —informo Kindsey por el comunicador.
Como si fuera necesario comencé a buscarla con la mirada hasta que di con sus ojos.
Nos miramos por... Creo que fue una eternidad pero ella fue la primera en apartar la mirada.
—Concentrate Williams —su voz se volvió a escuchar por el comunicador pero aunque sabía que todos la podíamos escuchar sus palabras eran para mi.
—Estoy concentrado —defendí.
—Claro —se burlo con un toque de sarcasmo.
Una sonrisa se dibujo en mis labios.
—¿Qué hora es? —pregunte.
—11:07pm —respondió Yadiel.
—Si pasa lento el tiempo —se quejó Nika— Quiero llegar al interrogatorio.
—¿Por qué quieres llegar a el? —otra vez Joel con sus intentos de provocación.
No era el jodido momento para eso.
—Eres demasiado entrometido, ¿lo sabías?
—Y tú eres demasiado impertinente, ¿lo sabías? —contraataco.
Y por varios segundos pude escuchar su mini discusión en voz baja, aunque los más observadores comenzaron a mirarlos con extrañeza.
—¿Pueden jodidamente callarse? —murmure con irritación, varias miradas se posaron en mi pero disimule tomando una copa de vino que repartía el camarero.
—No te atrevas a intentar ordenarme algo, Williams, no sabes quien jodidamente soy.
Bufé con burla.
—No eres más que una jodida princesa, que esta jodida de la cabeza y cree que todos tienen que seguir sus jodidas ordenes —ya me estaba sacando de mis casillas
—Zabdiel... —la pelinegra murmuro con cierto tono de advertencia pero no le di mayor importancia.
Se detuvieron las discusiones mediante el comunicador.
Me concentre en rodear a las personas hasta acercarme lo mayor posible hacia el hombre que sería un paso más a nuestro objetivo.
Atrapar a los culpables de estos últimos disturbios.
Nika y Kindsey pasaron frente a mi moviéndose con delicadeza y firmeza atrayendo la mirada del objetivo.
Y también un poco la mía, solo un poco.
Que inteligente.
—Puedo ir llamando la atención de la presa —la manera en la que Kindsey movió su cabello fue casi hipnotizante, fruncí el ceño— Ya volvemos.
Estuvieron lo suficientemente cerca como para mostrarse a la mirada del objetivo pero lo suficientemente lejos como para que no sospecharan.
La mascara que él llevaba era de un plateado que parecía casi oxidado, además que la sola presencia del hombre parecía repugnante.
No por su mala postura, ni que estuviera solo en la mesa, era algo más.
Eran sus sonrisas mal intencionadas, era como se inclinaba un poco hacia adelante cada que pasaba una mujer frente a su puesto.
Si, ya había tratado con los de su tipo.
Me aleje un poco, yendo directo a la barra y pronto mis hermanos se unieron a mi.
La espera a que las chicas llegaran se convirtió en desesperación por parte de mi hermano menor, que no paraba de quejarse.
—Oigan ¿Por qué tardan tanto? —les pregunto Joel al cabo de unos minutos.
—Estamos preparando el sedante —respondió Kindsey.
—Para ser una de las mejores en misiones son muy lentas —hable.
—Joder, eres más molesto que una mosca —dijo Nika con obvio fastidio.
—Quedan diez minutos, deben venir —aviso Yadiel.
Me permití echar un vistazo a todo lo que estaba en el lugar, me di cuenta de la música que se encontraba en un volumen bajo para que así las personas pudieran hablar tranquilamente, todos iba de manera elegante, vestidos, trajes.
—Volvimos —aviso Nika y efectivamente las observe llegar a ambas.
—¿Qué paso con tus ojos? —pregunte en cuanto note la diferencia.
—Me coloque pupilentes —hablo con simpleza.
Sus ojos ahora eran marrones, eran lindos.
Pero prefiero los colores diferentes.
Prefiero ¿qué?
—¿Por qué? —no pude evitar preguntar.
Ella alzo las cejas, como si mi pregunta la sorprendiera y molestara en partes iguales.
—En algún momento me quitare la máscara para poder acercarme, genio —hablo con clara molestia.
Hice una mueca de fastidio.
Nos quedamos en silencio unos minutos hasta que Yadiel hablo.
—El objetivo se mueve —informo arreglándose.
Todos movimos la cabeza en la dirección donde estaba el objetivo, este se encontraba subiendo las escaleras con algunos hombres delante y otros detrás de él.
—Hora de actuar —Kindsey se quitó la mascara y se la entrego a Nika.
Se dirigió con otro grupo de personas hacia las escaleras y las subió hasta desaparecer de mi vista.
—Debo ir a revisar la zona de la electricidad —Nika se dio la vuelta para irse pero la interrumpo.
—Joel ve con ella por si acaso.
—¿Por qué debo ir yo? —se quejó.
—Sé cuidarme muy bien sola, así que no necesito que... —apunto a mi hermano con el dedo— Vaya conmigo.
—Estamos en una misión, es solo para protección —le explicó a Nika.
—Solo les advierto que si me harta la paciencia puedo libremente malgastar un disparo en él.
Se marchó con mi hermano siguiéndola a regañadientes y con una mirada fulminante sobre mi.
—Bien, ahora podemos subir —dijo mi otro hermano comenzando a caminar.
Lo seguí por las escaleras y al ya estar arriba pareciera que todo hubiera cambiado, ahora las personas bailaban, música en un volumen alto, también había una barra y allí visualice al objetivo sentado con Kindsey hablando.
Kindsey asintió a algo que él dijo y luego río un poco, echo su cabello para atrás y le sonrió.
Nunca la había visto sonreír
Me quedé mirando su sonrisa, si que sabía actuar.
—Debemos separarnos, yo iré por la izquierda y tú ve por la derecha.
Asentí y comencé a caminar.
Le quite una copa al mesero que andaba por allí.
—No, no estoy con nadie hoy —escuchó su voz pero al verla ella lo seguía mirando a él, parece que están conversando.
Dejé la copa a un lado cuando ya vi que era suficiente, estábamos en un misión y debía concentrarme.
Había pasado un tiempo desde que subimos y cuando estaba a punto de revisar la hora en mi reloj escuché la voz de Nika a través del comunicador.
—Ya estoy en posición —informo.
Me acerque unos pasos al objetivo que ya se encontraba con toda confianza bailando con Kindsey.
—En tres... Dos... Uno —y se cortó la electricidad.
Se escucharon las quejas de las personas y como los guardias intentaron calmarlos.
—Tienen pocos minutos para que devuelva la electricidad, así que muevanse con rapidez.
—Ya esta listo —hablo Kindsey— Ahora deben venir.
Caminé y por la oscuridad tropecé un poco pero llegué a Kindsey.
—Cargalo —susurro, la sentí muy cerca de mi cara, tanto que su aliento choco con el mío
Pero no me paralice y cumplí con mi trabajo.
—Hay una puerta de emergencia, vamos —me tomo de la mano guiándome y por poco me distraigo.
Caminamos un poco hasta que ella volvió hablar.
—Bajaremos por las escaleras así que ten cuidado.
Escalón por escalón, baje poco a poco hasta que escuche como abría una puerta y vimos la luz, salimos a un callejón desolado y solo había un auto parado a una distancia de nosotros, de allí salió Yadiel.
—¿Ya salieron? Porque devolví la electricidad justamente hace 15 segundos.
—Si, ya nos encontramos afuera —hablé yo.
Yadiel me ayudó a dejar a Máximo en el maletero.
Sacudí mis manos y al voltear visualice a Joel con Nika dirigiéndose a nosotros, estaban discutiendo.
—Claro que no, yo lo hice —declaró Joel.
—Oh ¿En serio? —hablo Nika con sarcasmo.
—Sí —respondió Joel cómo si no se hubiera dado cuenta del sarcasmo.
—Oigan solo tenemos 27 minutos para interrogarlo, así que es hora de irnos —aviso Yadiel.
Todos asentimos y subimos al auto.
—¿Dónde está el motel? —pregunto Joel.
—Justamente... aquí —indico Yadiel.
Bajamos del auto y antes de sacar a Máximo del maletero nos aseguramos que la calle estuviera sola.
Entramos al motel y la recepción estaba vacía, no se encontraba nadie cerca tampoco así que seguimos caminando hasta la habitación que tenía el número 3, Yadiel abrio la puerta y fui el primero en entrar dejando a Máximo en una silla, amarrandole las manos y los tobillos para que no pudiera moverse, luego entraron los demás, Kindsey se quitó frente a un espejo los pupilentes y luego le dio una mirada a Nika.
—Salgan —indico la chica de cabello azul.
Creo que los tres fruncidos el ceño.
—¿Qué? —pregunte sin poder creerlo.
—Vigilen afuera, nosotras nos encargamos del interrogatorio.
No quería ceder pero Yadiel de un empujón nos saco de la habitación a los dos.
Kindsey
Tome su cabello echando su cabeza para atrás de un tirón.
—Mmm —murmuró intentando abrir sus ojos, se encontraba mareado.
—Hola Maximo —saludé con ironía.
Claro, primeramente la educación.
—Mmm —volvió a murmurar.
—Quedan 20 minutos —me informo Nika que estaba detrás de mí.
Levantó la cabeza y abrió los ojos, enfocándose.
—¿Quién eres? —pregunto y rodé los ojos, movió su cabeza a los lado con desesperación— ¿Dónde estoy?
—¿No me recuerdas? —dije ignorando su otra pregunta.
Negó.
—Oh qué pena —hice un falso puchero.
Cuando lo vi en esa fiesta la repulsión llego a mi cuerpo, tanto así, que tuve que tomarme unos minutos en el baño para tranquilizarme.
Luego solo me concentre en traerlo aquí para matarlo.
—¿Quién eres? —volvió a preguntar.
—¿Quién soy? —me hice la misma pregunta— Te daré dos pistas, soy aquella niña que conociste hace justamente siete años en una habitación que parecía un calabozo y... Soy hija del hombre que intentaste robarle.
El pareció tardar en procesarlo pero cuando al fin lo hizo su cara palideció.
—¿Te suena, Máximo? —alce una ceja.
Negó.
—¿Seguro? —me acerque a él poco a poco.
No dijo nada.
—Bueno... No tengo todo el tiempo del mundo así que vayamos al grano —él me miro expectante— Sé que hay muchas personas detrás de esto además de ti así que quiero que me digas sus nombres —hablé pausadamente.
—No sé de qué me hablas.
Solté una risa sarcástica.
—Tal vez puedo hacerte recordar, tengo ciertos trucos.
Le di una mirada a Nika y ella camino a la esquina de la habitación para luego regresar a mi con una bandeja donde se encontraba mi navaja, la tomé.
—Te lo preguntaré por última vez ¿Quién más está detrás de esto?
—Ya dije que no sé de qué me hablas.
Asentí, aunque mi ceño se fruncio mientras hacía sonidos de desaprobación.
Nika le coloco cinta en la boca y soltó una risa maliciosa cerca de su oído.
Me acerque hasta él y con rapidez le clave la navaja en la pierna haciendo que él soltara un gritó que fue ahogado por la cinta en su boca.
—¿Ya quieres hablar? —pregunte.
No respondió.
Saque la navaja de un tirón y el soltó un jadeo de dolor.
Le coloque la navaja en la garganta.
—¿Hablaras?
Le presione la navaja contra la garganta y él asintió.
Sonreí al alejarme.
—Te quitaré la cinta, si no me dices lo que quiero te aseguro que todo será mucho peor.
Le quite la cinta lentamente.
—Ahora habla —indique.
—Estás más linda que antes —río.
Le di un golpe en la cara rompiéndole el labio.
—No estoy para tus tonterías Gómez, así que habla.
—No puedo decir na... —fue interrumpido ya que le clave la navaja en el estómago.
—Disculpa, creo que estas diciendo cosas que no te pregunte.
—No puedo decir na... —volvió a intentar hablar pero le enterré la navaja en el hombro.
—Dime lo que quiero saber y todo terminara.
—¿Y qué quieres saber?
—Parece que no lo has escuchado —alzó mis brazos— Dime quién más está detrás de el intento de robo de las bodegas... —pensé un momento— Y quién planeo todo sobre el secuestro de hace siete años.
—Quieres saber muchas cosas, linda —rio.
Un escalofrío me recorrió, pero lo aleje y me obligue a concentrarme.
—Y parece que quieres que dejemos tu cara con lindos cortes, contesta.
—Carlos Gómez.
Espera un momento... ¿Carlos Gómez?... ¿Ese no es su hermano?
Hasta la traición existía entre hermanos.
—¿Dónde está?
—¿Por qué te diría eso?
Otra apuñalada en el estomago.
—Responde.
No hablo, le clave la navaja en una mano.
Soltó un gritó.
—Me estas colmando la paciencia y te aseguro que no quieres verme enojada.
—Está... En... Está... En su nueva adquisición, una casa...
—Dame la dirección —pregunte con impaciencia.
—Se encuentra en el centro de la ciudad —alce ambas cejas, eso no me ayudaba en nada— Primero debes ir al callejón donde él vende su mercancía, allí podrán decirte con exactitud dónde está.
—Eres su hermano y no sabes dónde vive, interesante.
—Perdimos contacto hace muchos años solo que a veces investigo sobre su paradero.
Rodé los ojos
—¿Cuál es ese callejón?
—En la fiesta donde estábamos —un hilo de sangre salió por su boca— Unas calles atrás.
—¿Cómo sé si eso es verdad? —cuestione.
—Es verdad, lo juro.
Su respiración se volvía pesada.
—Tus juramentos para mí no valen nada —tomo su mano rompiendo uno de sus dedos.
—Ya dije todo lo que querías, déjame ir —jadeo entre chillidos de dolor.
—Primero no me dijiste todo lo que quería y segundo ¿De verdad creíste que saldrías de aquí?
Reí.
—Bueno, si saldrá —la voz de Nika retumbo en la habitación, tan fuerte como un golpe de realidad y sus ojos brillaron— Solo que no vivo.
Su risa resonó y eso hizo que el hombre temblará.
Saque la pistola que tenía silenciador y le apunté en la cabeza.
Él abrió sus ojos como si eso pudiera cambiar su destino y comenzaron los balbuceos llenos de súplicas.
Súplicas que no servirían de nada, que no devolverían el tiempo ni a quienes se quedaron ahí, estancados.
—Haz traicionado a la Mafia Mattei, haz traicionado a un hombre que te ayudo en tus peores tiempos, has traicionado a uno de los Reyes.
Y dispare quitándome una pequeña parte del peso que llevaba en los hombros.
—Justamente termino el tiempo —informo Nika sonriente.
Asentí con una expresión seria, no era la primera vez que asesinó a alguien pero se sentía diferente.
—Es hora de irnos —mi mejor amiga me abrazó por detrás y salimos de la habitación.
Los tres chicos se levantaron de sus asientos en cuanto nos vieron.
—Vamos —me adelante saliendo del lugar y caminando al auto, pronto me alcanzaron los demás.
—¿Lograron sacarle información? —pregunto Zabdiel.
Nika asintió.
—Pero sé que hay más detrás de eso, no creo que un par de inútiles hayan planeado un robo a bodegas de dos Reyes y que casi lo hayan logrado —comenté.
—Concuerdo, seguro hay más pero debemos indagar a profundidad —hablo Nika.
Subimos al auto y Yadiel condujo a través de la ciudad así como dijo mi padre para luego volver a la casa.
Y en todo el camino, solo pude pensar en una cosa.
Algo iba mal con todo esto.
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