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Capitulo 02⛓️

Kindsey

Las reglas para vivir en el mundo del narcotráfico eran muy básicas y fáciles de entender.

Si robas, hay muerte.

Si no obedeces a los de alto rango, hay muerte.

Si no sirves para lo que es tu deber hacer, hay muerte.

Y yo estoy encargada de hacer pagar a muchos de ellos.

Dejo la toalla empapada en sangre sobre la mesa de madera y me volteo hacia el hombre que guinda del techo, tiene la cara desfigurada y sorpresivamente no lo hice yo.

Me llamaron de manera sorpresiva luego de la comida, a la que asistí obligada, pues mi batería social ya estaba en cero como para aguantar a Zafiro y a los hermanos Williams por más tiempo.

Y aunque estos chicos Williams han hecho que mi curiosidad se incremente, no estaba mentalmente preparada para socializar más tiempo con ellos.

Tomo mi navaja y me acerco al poco consciente hombre, balbucea algunas cosas pero sin tomarme más molestias corto su cuello dejándolo sin vida.

Decido ir a darme una ducha a casa para luego seguir atendiendo mis deberes, porque apenas voy iniciando con ellos.

Cuando estoy secando mi cabello miro de reojo mi teléfono que no había parado de vibrar en unos minutos pero no lo tomo.

Luego de terminar con mi cabello, le presto atención a unas hojas sobre mi escritorio y pronto me voy cuenta de que trata.

Termino de leer la lista de regreso a clases, la academia es muy importante en el paso para ser reyes, allí no solo estudiamos alguna carrera para armar nuestras propias empresas sino que también los príncipes tenían una educación exclusiva de entrenamiento y preparación para ser próximamente reyes.

Jimmy junto a sus socios hicieron negocios con otros poderosos del mundo legal para crear la academia y así darnos la educación privada tanto a nosotros como a los herederos de ellos.

Y así llegamos a Tyler, hijo de un hombre italiano demasiado importante y el chico que me molesta en estos momentos por llamada.

Decidí ignorarlo y apague mi teléfono, no tenía tiempo para él.

La situación con Tyler fue bastante malinterpretada, justamente por él, yo sabía exactamente como iba a terminar aunque no me importara en ese momento.

Y ahora tengo a un idiota que cree que tiene algún derecho sobre mi.

No me malentiendan, Tyler es guapo y me atrae pero no me gusta, ni quiero nada formal con él.

Además de que no se me permitiría, pero eso es otro tema.

Entonces comprenderán mi irritación a su intensidad.

Salgo de mi habitación con la intención de no toparme con ninguno de los invitados indeseados pero, como siempre, el universo no esta de mi lado y apenas doy vuelta hacia las escaleras choco con uno de ellos.

—Wow Kindsey, el universo parece jugar a mi favor porque te estaba buscando —el castaño tenía una sonrisa divertida adornando sus delgados labios, fruncí el ceño.

Imbécil.

—¿Y tú qué quieres? —solté bruscamente mientras me apartaba de su agarre.

Su sonrisa vacilo.

—Debí beber más para enfrentarme a esto —suspiro— Tu padre, el rey, quiere que vayas a su oficina.

Repase a Joel con la mirada, ya no llevaba la ropa de esta mañana, ahora se veía más informal pero aún así su postura lo hacía ver elegante.

Alce ambas cejas ¿mi padre llamandome a su oficina?

—Entonces ¿ahora eres un perro faldero que debe hacer recados? —decidí comenzar a molestarlo un poco.

Su sonrisa se amplio.

—Ay Kindsey, solo te diré algo —se acercó un poco más, casi como si quisiera intimidarme, no lo estaba logrando— Esto será muy divertido.

Se dio la vuelta y bajo las escaleras, estuve tentada a seguir sus pasos y exigirle saber a que se refería pero era inteligente y no caería en sus juegos ridículos.

Aunque lo decía con demasiada seguridad, casi como si llevara la delantera en un juego.

Baje las escaleras con bastante rapidez, pasando de igual manera a los hombres que cuidaban la entrada al pasillo, camine hasta la puerta del final e hice tres toques antes de recibir un "adelante" como respuesta.

Jimmy se encontraba sentado en la silla detrás de su escritorio, Zafiro estaba detrás de él parada y note a los Williams sentados en un sillón largo a un lado del escritorio.

Me sentía confundida porque solo pocas veces me han dicho que mi padre quiere hablar conmigo y la verdad creo que ninguna ha terminado bien, además solo habla en su oficina cuando es algo sumamente importante, confidencial.

Además de que estaban los tres hermanos presentes, que tampoco me daba buena espina.

Me acerco lentamente, pareciera que ellos midieran mis movimientos, algo ocultan.

Me detuve sentándome en la silla frente al escritorio con mi mirada en alto y sin expresión alguna.

—Kindsey —hablo mi padre con su típica voz dura y mirada, su expresión que podría intimidar al más fuerte— Te mandé a llamar porque debemos darte una noticia.

¿Debemos? Que sospechoso era esto.

—Hace veinticuatro años cuando el mayor de los Williams nace, los Mattei y los Williams afianzaron mucho la alianza, cinco años después al yo tener a mi hija en brazos, vino a mi Mateo e hicimos un trato —hablo como si narrara una historia de los tiempos antiguos, pero capto mi atención de inmediato— Cuando los menores cumplieran diecinueve se encontrarían todos y meses después se elegiría con quien sería mejor casarte.

Se podría decir que quede estupefacta pero eso quedaba chico a como estaba, me mantuve rígida y al notar que no diría nada Jimmy continuo

—Al ser hija única —estuve a punto de caer en la tentación de cerrar mis ojos para poder procesar— Te casaras con uno de ellos al finalizar el tiempo acordado.

Mi cuerpo de inmediato se puso rígido ¿Había escuchado bien? ¿Acaso dijo que iba a casarme?

Note todas las miradas sobre mi, querían que reaccionara, querían saber mi opinión.

Pero mi opinión no era para nada bonita.

¿Quería que me casara con uno de ellos? ¿Él estaba mal de la cabeza? Oh, por supuesto que lo estaba.

Seguí erguida sin moverme, sin hablar, creo que solo podía respirar agitadamente.

—Kinds... —no deje que terminara ya que me levanto de golpe y a paso rápido salgo de la oficina.

Zabdiel

Esa no era la reacción que esperábamos, la verdad creí que gritaría o se haría la gran amenaza de la que nos advirtió su padre.

Ella se mantuvo erguida, sin expresión alguna aunque pude ver cómo tenía la mandíbula tensa.

—Ya se le pasara —dijo Jimmy despreocupado.

Yo no estaría tan seguro, pero no dije nada.

—Por lo menos ya le dimos la noticia —hablo la señora Mattei.

—No reaccionó como esperaba —siguió Jimmy.

—¿Y como esperaba que reaccionara? —pregunte yo, la intriga era demasiada.

Nos miró y pude notar como soltó una risa amarga.

—Creí que al darle la noticia nos asesinaría a todos o que por lo menos recibiríamos un balazo.

La verdad, me sorprendí, yo creía que se volvería loca gritando pero no pensé en algún momento que podría llegar a lo que su padre decía.

Aunque estaba claro que Kindsey Mattei era una amenaza real, no creía que pudiera contra nosotros.

—Bueno, creo que es mejor que vayan a entrenar —informó Jimmy— Y no se acerquen a ella hasta que se calme —advirtio.

¿De verdad creía que ella podrá hacer algo?

Las reglas en nuestro mundo hacían saber que cualquier cosa que ella pudiera hacernos se tomaría como traición, ¿en serio creía que ella se arriesgaría a eso?

Salimos de la oficina para luego salir de la casa y subir a una camioneta que ya están preparada para nosotros, llevándonos al galpón donde conocimos a Kindsey.

****

Ya eran las 07:00pm y aún seguíamos entrenando, estaba cansado más no exhausto y eso para mí era una señal para seguir.

Pero mis hermanos no estaban de acuerdo.

—Creo que ya es suficiente —hablo Joel bebiendo de su botella de agua.

—Seguimos mañana —informo mi otro hermano.

Decidí asentir para luego salir de ahí e ir a la casa.

Luego de ducharme y cenar, cena en la cual no estuvo cierta señorita que no nombrare, me recosté sobre la cama pensativo.

¿Tanto le afectó la noticia a Kindsey?

Sabía que Kindsey no le agradaría la noticia, si nosotros no le agradamos mucho menos la idea de que tendrá que casarse con uno.

Pero ¿dejarse llevar por sus emociones e irse por largas horas? Eso no era muy princesa del narcotráfico de su parte.

Aunque pensándolo bien, ella no se dejo llevar por sus emociones, en realidad las oculto muy bien.

Si no fuera por su forma apresurada de irse y su respiración entrecortada, casi no hubiera notado que había sido afectada por la noticia.

Parpadee un poco atónito.

¿Ahora la defendía? Ni siquiera la conocía.

TAC TAC TAC.

El sonido de unos tacones retumbaron por el pasillo de afuera y luego se escuchó cerrar una puerta.

Me senté sobre la cama e imagine que sería Kindsey quien había vuelto.

¿Y eso qué significaba? ¿Qué debía dormir con un ojo abierto? ¿Esperando a que me atacara?

Oh no, por supuesto que no.

No pasaría.

****

—¡Sé que me extrañaron! —se escuchó una voz no conocida para mí pero aún así me levanté y salí de la habitación.

Habían pasado cinco días desde que le dieron la noticia a Kindsey, cinco días en los que no veía a Kindsey, literalmente, sabía que pasaba todo el día entrenando, o eso era lo que nos decía la reina, su madre, y llegaba por la noche y por supuesto cuando nos metíamos en su camino nos pasaba, ignorando por completo nuestra existencia.

En estos cinco días mis hermanos y yo entrenamos mucho y mantuvimos nuestras mentes ocupadas, hablé con mi madre quien me informó que habían tratado de robar una de las bodegas de mercancía pero no lo lograron ya que los hombres de mi padre los atraparon a tiempo, no eran más que unos chicos inexpertos.

Al llegar abajo caminé a la entrada donde se escuchaban voces entre esas pude distinguir las de Kindsey y la señora Mattei.

Llegue a la entrada encontrándome con una escena bastante diferente a todos lo últimos cinco días, Kindsey se encontraba frente a una chica de...¿Cabello azul? Me acerque más y si, tiene el cabello azul.

Teñido, claramente.

Al ver mejor a la chica tenía ojos negros, facciones muy delicadas parecía una muñeca de porcelana sin cicatrices ni heridas, absolutamente nada.

La chica le sonreía a Kindsey de una manera extraña, con cariño pero algo misterioso detrás.

Zafiro estaba a un lado saludando a la chica de ojos negros pero de pronto toda su atención cayó en mi.

—¿Y ellos quienes son? —hablo la chica y en su voz se notaba la burla.

—Mejor dicho ¿quién eres tú?—no me había dado cuenta que Joel estaba a mi lado hasta que abrió la boca soltando esas palabras.

La chica lo miro con una ceja alzada y su sonrisa se transformó en una de burla.

Paso su mirada a la chica a su lado antes de volverla a nosotros.

—Yo los conozco —sus ojos bajaron por Joel y subieron hasta mirarlo con suficiencia— Son las opciones para el matrimonio ¿o me equivoco?

—Son los Williams —aclaro Kindsey.

La pelo azul alzo las cejas y la burla hacia brillar sus ojos.

—Williams ¿eh? —hizo sonidos de desaprobación— Que decepción.

Sabía exactamente a que se refería, siempre era lo mismo y con ella no parecía diferente. Junto a Joel siempre vivimos con ser los que nunca parecían de la mafia de la muerte, no representábamos con nuestra apariencia a nuestra familia.

—Tú no puedes decir mucho, chica desconocida —me burle— No pareces más que una niña que necesita de alguien para protegerse.

Ella soltó una risa burlona.

—Te aclaro que aquí los desconocidos son ustedes, recién aparecido —me miro despectivamente— Y los únicos que tendrán que protegerse estando aquí son ustedes.

—Suficiente —hablo Zafiro con sorprendente dureza— Es un placer de nuevo tenerte aquí Nika.

Y paso a un lado de nosotros.

Así que la chica era la Nika de la que hablaban la otra vez y pronto descubrí porque su cara se me hacía conocida.

Era una Makarov.

Busque la información en mi mente, tratando de recordar.

Nika Makarov, hija mayor del rey Luis y la reina Martha, tiene un hermano mellizo quien ha estado la mayoría de su vida en la academia y su hermana menor de la cual no recuerdo su nombre ahora.

Ahí está.

—Nika Makarov —su nombre salió de forma ácida, ella alzo una ceja esperando por mi comentario— Otra princesa por aquí, pero está vez es la loca —sonreí con cierta burla.

Ella río.

—No quieres que te demuestre que tan loca estoy.

Kindsey se acerco a ella y susurro algo a su oído que al parecer la relajo.

—Vamos —la pelinegra tomo a Nika por el brazo y empezaron a caminar juntas, con un hombre detrás subiendo las maletas que supongo son de la pelo azul y de nuevo, ignorando nuestra presencia.

Mi hermano bufo al tiempo en que ellas desaparecieron.

Lo miré.

—¿Qué pasa? —pregunte.

—No me agrada —respondió haciendo una mueca.

—No entiendo que le ves de malo —recite sus palabras burlandome logrando que él me mirara de mala manera.

Me encogí de hombros, ya veía que la princesa loca ponía los vellos de punta de mi hermano.

Kindsey.

—El chico tiene agallas —hablo Nika tirándose en su cama mientras una sirvienta arreglaba su ropa en el armario.

—No las suficiente.

Se encogió de hombros de manera distraída.

—¿Qué te parece entrenar mañana?

—Genial —aunque no la podía ver supe que hizo una mueca— Mis padres vienen la semana que viene por la cena que siempre hacen en estas fechas, ya sabes.

Asentí sin mucho convencimiento.

—Oye ¿Cuando comenzaremos todo? —pregunta acomodándose a mi lado.

Le hice una seña a la sirvienta para que saliera.

—Un socio de bajo rango vuelve de Italia en unas semanas, allí comenzará todo.

En ese momento comenzará mi plan.

—Y... ¿Aún no les dirás? —volvió a preguntar.

Negué.

—No, los estaba haciendo sufrir saliendo sin decir nada, me perdía por todo el día y volvía por la noche.

—Seguro estaban histéricos.

Me encogí de hombros.

—Sé que su preocupación es porque no quieren que escape y tengan que romper el trato, además solo iba con Tyler.

Ella ríe unos pocos segundos pero luego nos sumimos en un silencio tranquilo.

Pude ver el tatuaje que llevaba en su muñeca, es el que completa el mío.

Recuerdo que tú te hiciste un tatuaje de luna, era el primero que te hacías fue cuando tenías catorce y fue el único tatuaje que se te ocurrió, Nika y yo decidimos hacer algo para recordarte y partimos- literalmente- tú tatuaje a la mitad y cada una se hizo una mitad.

—¿En qué piensas?.

—Sabes en qué pienso —la mire.

Me regalo una media sonrisa algo tensa.

—Lo sé.

Nos volvimos a quedar en silencio, la verdad el silencio era muy común entre nosotras, no era necesario hablar, con solo una mirada nos comunicamos todo.

—¿Por qué no te agradan?

Me encogí de hombros.

—Solo... No me agradan.

—Y si no tuvieras que casarte con uno ¿Te agradarían?

—Cuando los conocí no me agradaron y aún no sabía sobre... Eso.

Ella asintió pensando.

—Tenemos que estar preparadas —volví al tema que estábamos hablando antes.

—Sabes que tenemos gente de nuestro lado, no hay que preocuparnos... Tanto.

Asiento dándole la razón, en parte.

***

Bajamos las escaleras y antes de poder salir de la casa nos alcanzó uno de los hombres que cuidaba la entrada del pasillo a la oficina de Jimmy.

—Princesas —hizo una leve inclinación— El rey quiere hablar con ustedes.

No dijimos nada y caminamos a la oficina, toca la puerta y entre.

Jimmy se encontraba como siempre sentado detrás del escritorio.

Rodé los ojos al ver a los hermanos parados frente a Jimmy pero debía admitir que mi cuerpo estaba tenso por la incomodidad.

—Kindsey, Nika —saludo e hizo un gesto con su mano para que nos acercáramos y así lo hicimos.

—Les quería informar que tienen una misión el día de mañana.

Oh, odiaba las misiones.

Era todo un protocolo a seguir, aunque algunas veces podía salirme con la mía, siempre terminaban con un sabor agridulce.

—Y los principes las acompañarán respaldandolas.

No me jodas.

—¿Y la misión en qué consiste? —pregunto Nika ya entusiasmada.

—Habrá una fiesta en el centro de la ciudad... —no termino, parece que se dio cuenta que antes debía informarnos sobre algo.

—Por si no lo saben hubo intentos de robo en las bodegas de los Williams y en las nuestras —alce una ceja— Irán a esa fiesta a interrogar a uno de los involucrados.

—¿A uno de los involucrados? —repitió Joel con duda.

—Si, creemos que esto es planeado por más de una persona pero con la única que hemos podido dar es con ese hombre.

—¿Su nombre? —dijo Yadiel y creo que es primera vez que lo oigo hablando.

—Máximo Gómez.

Máximo Gómez.

Un recuerdo llegó a mi mente con rapidez.

—Debes grabarte sus caras y así podrás decirles quienes fueron —me sujetaba las mejillas mientras hablaba, podía percibir su miedo en su mirada, en sus palabras.

Negué.

—Así podremos decirles —corregi— Nos iremos, no solo yo.

Negó.

—Los escuché hablando —cerro los ojos con fuerza— Quieren hacerme algo y no es para nada bueno.

NO... NO... NO, no podía ser cierto.

—No, no me dejaras —asegure.

Me dio una sonrisa triste.

En eso entro un hombre, aunque aún seguía un poco mareada podía distinguir su rostro, tenía una cicatriz entre la ceja y el ojo.

Tomo su cabello y soltó un gritó haciéndome reaccionar, me levanté de golpe mareando me aún más pero aún así corrí a ellos tratando de quitar su mano, el me empujó haciendo que cayera al piso.

Un escalofrío me recorrió.

Oh Máximo.

Volveremos a vernos.

Creo que la venganza comienza desde ahora.

—¿Cómo estás seguro que él está metido en esto?

Jimmy suspiro.

—Máximo era uno de nuestros vendedores en las calles pero hace unos años desapareció, en realidad no me importó, la mayoría de esos tipos mueren por sobredosis o esas cosas pero cuando estuvimos investigando descubrí que ahora tiene su propio negocio y quería robarnos para poder producir más dinero.

—Eso ya es traición —hablo Zabdiel de manera pensativa.

—Claramente es traición —respondió Nika.

—Y la traición se paga con muerte —finalice yo y sentí como mis ojos brillaron de entusiasmo.

—Si, la traición se paga con muerte pero antes de asesinarlo necesito que le saquen información sobre quién está detrás de todo esto —hablo de nuevo Jimmy.

—Así será —asegure yo.

—Bueno eso es todo —finalizó mi padre pero al vernos a Nika y a mi preguntó —¿Adónde van?

—Iremos a entrenar, tío —respondió mi amiga con su habitual sonrisa.

—Lleven a los príncipes también, deben estar preparados —hizo un ademán con su mano y su mirada bajo a unos papeles para luego empezar a revisarlos.

Iba a decir con seguridad que no iríamos a entrenar con ellos pero Jimmy se adelantó.

—Y es una orden Kindsey.

Odiaba su voz autoritaria y más odiaba sus "es una orden" esas tres palabras significaban que no podíamos debatir a lo que él decía, no importaba si las personas debían arriesgar sus vidas y si no cumplías lo que decía significaba que lo estabas traicionando, esas tres palabras las mencionaba mucho conmigo.

Mi ceño fruncido no tardo en aparecer.

Suspire con frustración en mis adentros y por fuera solo me limité a asentir sintiendo la mirada burlona de Zabdiel.

Este chico lo mataré en cualquier momento.

Salimos los cinco de la oficina y sin decir palabra alguna también salimos de la casa.

—Respira, tienes una mirada asesina y no quiero contemplar como estrangulas a alguien —Nika murmuro en mi oído con diversión.

Casi la fulmine con la mirada, casi.

—Oh ¿a qué no sabes? —su voz se torno emocionada así que la mire con expectación.

—¿Qué?

—Nick podrá salir de la academia para la semana de la cena y asistirá, claro, si no hace una locura antes —alce mis cejas algo sorprendida con la noticia.

Nicholas, mellizo de Nika y la persona más peligrosa que conozco.

Nicholas paso casi toda su vida en la academia, con guardias vigilándolo y cuidando de que no matara a nadie ahí dentro, cada vez que pisaba las calles habían muertes por doquier así que los reyes Makarov decidieron que no saliera a menos que fuera realmente necesario.

Es extraño que venga a una simple cena.

Al salir de la casa, note como Zabdiel se desviaba hacia las camionetas, justamente a la puerta del piloto.

—¡Oye campeón! —llame su atención y no volví hablar hasta que me miro— Iremos caminando, ¿o qué? ¿Eres tan débil que no puedes ni hacer eso? No te culparía.

Nika soltó una risa cínica a mi lado y hasta yo sentí como el menor de los hermanos, Joel, la fulminaba con la mirada.

—Princesa, de verdad, ¿cómo crees que el hombre con quien posiblemente te cases sea débil? ¿Tan pocas expectativas me tienes? —se hizo el ofendido pero en cuanto nombro el matrimonio mi estómago se revolvió y casi tuve nauseas.

Mi mirada se enfrió y lo supe por como sus miradas cambiaron, supo que había tocado una fibra débil y sabía que se aprovecharía de eso.

Ya quisieras, Williams.

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