Capitulo 01⛓
Zabdiel
Lanzo otro jodido cuchillo y da en el blanco, de nuevo.
—Tienes que dejarlo ir, hermano —escucho la voz de mi hermano menor detrás de mi, se encuentra sentado en un sillón en la esquina de la habitación— No es como si pudieras hacer algo al respecto.
Lo miro indignado.
—¿Estás de acuerdo con casarte con una desconocida?
Él alza su vaso lleno de algún licor y se encoge de hombros.
—No digo que debas estar de acuerdo, sólo que lo dejes estar —bebe un poco pero no deja que hable ya que vuelve a tomar la palabra— Y no es una desconocida, la conocemos, solo que hace años no la hemos visto.
—Desconocida —digo con firmeza antes de volver a girar tomando los cuchillos y dejando que mi mente me lleve a los recuerdos con nuestro padre.
—¿Por qué? —no sé de quien provenía la pregunta ya que estaba muy centrado en mis pensamientos.
Mantenía el ceño fruncido y los brazos sobre mis piernas, aún con la cabeza gacha desde hace como quince minutos.
—Es un acuerdo que teníamos antes de que nacieran —contesto mi padre de manera forzada, casi como si le enojara darnos explicaciones.
—¿Y por qué se nos mantuvo en secreto? —esta vez hablo mi hermano mayor, Yadiel, casi parecía un reclamo pero estaba seguro que no lo era.
Yadiel era demasiado cortes como para reclamarle a nuestro padre.
—Así lo supieran o no, no habría nada que pudieran hacer —dijo con voz dura.
—Es algo totalmente estúpido —la molestia de Joel se hizo reflejar en sus palabras— ¿En qué carajos nos beneficia eso?
Mi hermano Yadiel se encontraba tranquilo sólo estaba sentado mirando al frente como si no le hubieran dicho que probablemente sería el que se casaría, Joel se había levantado nuevamente y lo notaba afectado aún cuando no lo demostraba y yo, no sabría describirlo ya que sabía que en mi rostro se mostraba lo enojado que estaba pero mi cuerpo se mantenía tranquilo.
—Nuevos tratos, alianzas más fuertes y mucho más dinero ¿en qué más quieren que nos beneficiemos? —él se estaba burlando de nosotros, lo sabíamos— Vendrán por ustedes en hora y media.
Se levanto saliendo de la oficina, mi madre que se había mantenido en silencio observándonos, por fin hablo.
—Ese trato lo hicieron cuando nació Joel junto con la princesa Mattei y la princesa Makarov —nombro a la mujer con la que con viviríamos por seis meses y a la hija del rey Makarov que no había conocido, según por lo que sé, estuvo casi toda su vida encerrada en la academia junto a su hermano— Luego le hicieron unos cambios pero sigue en pie y solo uno se casara, además —hace un gesto con su mano de indiferencia— No es para tanto.
Mi madre siempre colocando las necesidades de la mafia sobre nosotros, nada extraño.
Nos amaba, eso estaba seguro, pero siempre estaría primero el bienestar de esta tan querida organización.
Yadiel fue el primero en levantarse e irse, Joel solo se acerco a una de las botellas abiertas de mi padre y se sirvió un vaso de su licor favorito.
Mi madre se nos acerca.
—Joel, aún es temprano para beber —le hablo mi madre pero este solo se encogió de hombros luego de tomárselo de un trago y salio.
—¿Es ella cierto? ¿Kindsey Mattei? —le pregunto manteniendo la calma.
—Es hija de Jimmy, pocas veces se han visto.
Y tenía razón, la habíamos conocido hace años pero de repente dejamos de vernos.
No tenía un recuerdo exacto de la princesa Mattei pero estaba completamente seguro de que la había visto antes.
Aunque los cuatro reyes eran amigos muy cercanos, no se podía decir lo mismo de sus hijos.
Tenía entendido que el rey Tyson y su familia se mantenían de viaje, por lo que casi nunca estaban en la ciudad a menos que fueran por negocios.
Los Makarov eran tres hijos de los reyes, las princesas y el príncipe, quienes casi nunca se veían por ahí.
Luego estaban los Mattei, Kindsey mantenía una presencia activa en la empresa de su padre pero en sus negocios delictivos poco se le había visto involucrada, aún cuando sería ella quien tomaría el cargo.
Y entre nosotros, los Williams, yo era el hermano del medio y mantenía una postura firme tanto en redes sociales, como en la empresa de mi padre y los negocios de la mafia.
Antes de poder seguir divagando, mi madre me saco de mis pensamientos.
—Sus maletas están hechas solo falta que llegue Jimmy y podrán irse.
Y luego de ese momento vine a esta sala especialmente de nosotros, donde hemos estado desde hace un rato.
Me doy cuenta que ese rato ha sido mucho más largo de lo que pensé cuando uno de los guardias entra informando que solicitan nuestra presencia en la casa principal.
—¿Donde está Dom? —mi hermano pregunta mientras comenzamos a caminar.
Domenica es nuestra hermana menor, y seguramente se encuentra en alguna tienda de ropa.
—Sabes que por las mañanas le gusta salir, puede estar en cualquier lado en este momento.
Domenica era muy distinta a nosotros, mi madre tiene cierta afinación con ella por ser la única hija mujer y siendo la menor, ella no ha hecho lo que nosotros si.
Y en realidad no tengo problema con ello, para mi, Domenica es solo una niña y debe disfrutar todo lo posible antes de que le pongan una carga sobre los hombros.
En todo el trayecto caminando, que no fueron más de cinco minutos, solo pude pensar en como mi vida podía cambiar pronto y no podría hacer nada para impedirlo.
No estaba jodidamente en contra del matrimonio, pero en estas etapas de nuestras vidas podía asegurar que les quedaba mejor a mis dos hermanos que a mí.
Joel iba a mi lado y dándole el vaso al guardia que nos seguía, me dio un pequeño empujón sonriendo y entramos a la casa.
—Tenía mucho tiempo sin verte, Yadiel, haz dejado de asistir a las reuniones —escuche una voz algo conocida y pronto descubrí que era la del rey Mattei
—Rey, es un gusto verlo de nuevo —alcance a ver como mi hermano hacía una corta reverencia hacia él y mi madre tomo la palabra luego.
—Yadiel ha estado viajando a Estados Unidos desde hace un tiempo, ayudando en los negocios —le pone una mano en el hombro de manera segura haciendo que mi hermano se relaje un poco— Ya debes saber como es eso, Jimmy
Nos detuvimos antes de poder ser visibles ante ellos, no quería interrumpir y cortar tan interesante conversación.
—Si, bueno, Kindsey se ha vuelto en estos últimos meses una parte importante entre los negocios, es dura y despiadada al hablar pero también sabemos que esta la academia y eso ocupa mucho de su tiempo.
En su tono de voz no había ninguna emoción al hablar de su hija, parecía tener cada palabra calculada, como si fuera un guión muy bien ensayado.
—Ahí están mis otros dos hijos —cerré los ojos soltando un suspiro molesto cuando mi padre miro en nuestra dirección, aún con la pared separándonos de ellos— Zabdiel, Joel, entren.
No nos quedo más remedio que hacer presencia como unos niños regañados, la mirada del rey visita estaba sobre nosotros y cuadre mis hombros mostrando seguridad ante sus ojos fríos.
Él era un témpano de hielo, ahora no podía imaginar siquiera que hablara bien de su hija, ni mi padre tenía tal mirada.
—Joel —paso su mirada hacia mi hermano quien estaba recostado a la pared luego de la reverencia, mantenía una expresión relajada y casi divertida, luego el rey Mattei poso sus ojos en mi— Zabdiel, es un placer verlos de nuevo.
Asentimos antes de hablar.
—Rey —nuestras voces se escucharon en conjunto.
Mi padre miro su reloj antes de dirigir sus ojos a nosotros tres.
—Ya es hora, pasa del medio día.
Jimmy asintió de acuerdo.
—Es momento de irnos, entonces.
Las sirvientas se encargaron de subir las maletas a los autos que nos llevarían y en el corto tiempo me hicieron elegir cual de mis autos quería que trasladaran hacia la casa Mattei.
—Podemos ir cada uno en nuestros autos y no tener que perder el tiempo en llevarlos luego —sugerí, mi voz se escuchaba extraña, más fuerte y todos me miraron.
—No —hablo el rey Mattei— Debo hablarles sobre algunas cosas en el camino.
Asentí.
—Bueno, es momento —mi madre camino a nuestra par mientras que los hombres se adelantaron— En seis meses será uno quien se case, solo piensen que ustedes podrían ser parte de los otros dos.
Que reconfortante.
Yadiel se despidió con un pequeño asentimiento de cabeza pero mi madre logro robarle un abrazo, Joel la recibió en un corto abrazo antes de seguir a nuestro hermano mayor.
Mire a la mujer frente a mí, ella no sonreía pero sus ojos estaban llenos de afecto al mirarme.
—Estoy orgullosa de ti y de ellos —movió suavemente la cabeza hacia afuera— Esto no era lo planeado pero así debe ser.
Fruncí un poco el ceño, hablando con voz suave.
—¿No era lo planeado? ¿En qué sentido?
Sus ojos no tardaron en endurecer al igual que su voz.
—Espero tengan buen viaje, escribes cuando estés instalado —me abraza y susurra antes de separarse— Y recuerda que eres un Williams, a pesar de todo, tienes el mundo a tus pies.
Asintiendo, tome mi tiempo en pasos cortos para llegar al auto donde ya estaban mis hermanos dentro, Jimmy y mi padre estaban terminando su conversación y se estrecharon la mano antes de mirarme.
—Nos mantendremos en contacto —dijo mi padre en mi dirección y solo di dos asentimientos, el primero para afirmar que entendí y el segundo como señal de despedida.
Subí al auto donde mis dos hermanos estaban en sus teléfonos, bueno, Joel casi se dejaba llevar por el sueño.
Pronto entro el rey Mattei comenzamos la marcha bajo un silencio tenso.
—Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que se han visto con mi hija Kindsey, así que les diré algunas cosas.
Mi mente se despejo, llena de curiosidad.
—Lo primero que quiero informarles es que esto tiene un tiempo de seis meses, en este tiempo nosotros estaremos observando y al final el mejor candidato será el que se case con Kindsey —hablo mientras tecleaba en su teléfono.
¿Nos esta diciendo que somos entre opciones para su hija?
Me obligue a no fruncir el ceño con disgusto.
Siguió hablando.
—Además, deben tener ciertas advertencias claras.
—¿Qué advertencias? —pregunte con demasiada rapidez, sus ojos se posaron en mi por microsegundos.
—Kindsey no estará de acuerdo sobre el matrimonio en los primeros días —hizo una pequeña pausa— Simplemente estén alertas luego de que le demos la noticia, después se relajara conforme el tiempo.
Alce ambas cejas casi con sorpresa.
Entonces la princesa no sabía sobre el acuerdo.
Y era muy probable que intentará deshacerse de nosotros en cuanto se enterara.
Que interesante.
Ninguno dijo otra palabra, y en lo personal, no sabía que podía decir ante la extraña situación.
Luego de un camino de casi una hora pude fijarme en unas grandes rejas al final de una pequeña montaña, ya visualizaba la finca de los Mattei.
Al irnos acercando me di cuenta de más detalles, el camino de árboles, las cámaras ocultas que podía distinguir por los titilantes rojos y las torres que estaban antes de llegar a las rejas, donde posiblemente hubieran guardias.
Mi padre era dueño de la agencia de seguridad más importante del país, claro que como su hijo, debo fijarme hasta en esos detalles.
Nos detuvimos hasta que dos hombres que salieron de unos arbustos donde se camuflajeaban revisaron los alrededores y las camionetas antes de que abrieran las dos grandes rejas negras.
Luego tuvimos que pasar por un camino de unos diez minutos antes de detenernos frente a un gran jardín que, por lo que pude ver, llevaba a la casa principal.
—Siganme —nos indico Jimmy bajando del auto y así lo hicimos.
La casa tenía una entrada amplia, con puertas abiertas de ambos lados color blanco y detalles dorados, dentro de la casa, lo que parecía el salón principal, habían cuadros colgando de las paredes dándole un toque elegante al lugar, además de algunos muebles y mesa de cristal.
—Cariño —Jimmy se acerco a la mujer que había salido de la nada— Ya están aquí.
La mujer estaba en sus cuarentas, estatura media, aunque disimulaba bien con los tacones que llevaba, cabello castaño a la altura de sus hombros y aunque mostraba una media sonrisa, era totalmente falsa.
Ella nos miro y sus ojos color miel parecían analizarnos antes de hablar.
—Ustedes son los hijos de Mateo —nos repaso a cada uno con la mirada— Yadiel, Zabdiel y Joel.
Casi un escalofrío recorrió mi cuerpo ante su manera de pronunciar las palabras, parecía que las arrastraba, casi siseando, como las serpientes.
La reina Mattei era fácilmente recordada por la crueldad en sus actos, miradas y palabras.
Mis hermanos y yo sabíamos exactamente qué hacer, una reverencia.
Cada vez que luego de un tiempo se vuelven a encontrar con alguien de la realeza del narcotráfico debemos hacer una reverencia.
Si, como en los castillos y eso.
—Es un placer verla, reina —hablo mi hermano mayor con toda la educación.
—¿Dónde está? —pregunto Jimmy.
De cierta manera ya sabía que hablaban de ella.
—Se encuentra entrenando.
Jimmy nos hizo un gesto para que lo volviéramos a seguir y así lo hicimos.
Salimos de la casa para volver a subirnos a una camioneta y arranca dentro de la finca, maneja por el asfalto de la finca hasta llegar a un galpón, bajo del auto y pude ver a los lejos unos árboles y pequeñas montañas que también hacían parte de la propiedad, voltee al otro lado e igualmente ya a lo lejos se encontraba la casa.
—No le hablen directamente sobre el tema del matrimonio, ella por el momento debe pensar que se quedaran por una corta visita —sus palabras fueron duras mientras caminábamos, definitivamente era una orden.
Entramos al galpón que por fuera había unos diez hombres cuidando a la chica que se encontraba en una pelea con uno de los que parecía ser un guardaespaldas.
Ella hizo un movimiento con su mano y me di cuenta que tenía una navaja en ella, le hizo una cortada al chico en el abdomen.
Nosotros cuatro paramos a una distancia de ellos y solo miramos.
Ella es Kindsey Mattei, la chica con la que uno de nosotros tendrá que casarse en algunos meses, esa chica que ahora está ganándole a un hombre con gran cuerpo en una pelea.
El chico le trata de dar un golpe en el estómago pero ella lo esquiva haciéndole una cortada en las manos, el chico hace una mueca de dolor y ella aprovechando que está distraído le da un golpe en la cara luego uno en el estómago haciendo que caiga al suelo y ella se coloque sobre él.
Hubiéramos presenciado como asesinaba a ese hombre con su navaja sino fuera porque Jimmy le ordeno que se detuviera.
—Suficiente —habló con autoridad.
Dejo su mano a la mitad del camino con la navaja en ella pero no se levantó.
—Es una orden —volvió hablar Jimmy haciendo que ella se levantará y sin ayudar al chico se alejó a una mesa que apenas yo había notado, donde habían armas, cuchillos, cuerdas, casi cualquier material que quisieras.
Ella solo tomo la navaja que utilizo, la limpio y la coloco en la liga que llevaba en la pierna
Volteó hacia nosotros pero su mirada estaba en su padre, al parar frente a nosotros pude observarla mejor, cabello negro y largo amarrado en una coleta, le observé el rostro por unos segundos hasta parar en sus ojos.
Colores diferentes.
Uno de sus ojos era de color azul como el de su padre y el otro era de color miel como el de su madre.
No recordaba sus ojos.
Una punzada llego a mi cabeza, provocando que frunciera el ceño por el repentino dolor.
—Kindsey —Jimmy saludo a su hija pero ella no respondió— ¿Qué le hacías al nuevo guardaespalda?
—Lo estaba probando —se escuchó su voz era dulce pero a la vez dura, podría llegar a ser hipnotizante por lo que parpadee para centrarme— Si no se puede defender de mi, no sirve.
El rey solo soltó un suspiro exasperado y se termino por encoger se hombros.
—Bueno... —dijo dejando el tema atrás— Ellos son los príncipes Williams.
—¿Quienes? —pregunto ella sin interés, casi con aburrimiento.
Alce mis cejas pero antes de que pudiera expresar mi desagrado, mi hermano menor se adelanto.
—¿Qué? ¿Eres ciega? —hablo Joel de mala gana.
Kindsey lo repaso con la mirada, rebajándolo.
—¿Te lo pregunté a ti? —dijo en tono despectivo.
—Estoy acostumbrado a ser metiche, Kinds —le sonrió de manera irónica.
Ella lo miró un momento para luego soltar una risita seca.
—No duraras mucho aquí, te lo aseguro —su voz era amenazante.
Solté una risa burlona, haciendo que sus ojos se detuvieran en mi.
—¿Tienes algo para decir? —su pregunta fue desafiante, así que le guiñe un ojo antes de hablar.
—Princesa, eres muy confiada —me burle— No sabes lo que... —pero cuando tal vez me pasaría con mis palabras, fui interrumpido.
—Se quedaran un tiempo así que quería que los vieras nuevamente, por que ya se conocen ¿recuerdas? —prosiguió el rey, como si no hubiéramos estado cerca de un enfrentamiento.
Cuando nos observo a los tres hubo algo diferente, su mirada parecía recolectar toda la información que pudiéramos darle, iba tan rápido que al verla casi termine mareado.
Sus ojos eran profundos, escondiendo miles de secretos y excavando en los nuestros.
—¿Los recuerdas? —volvió a preguntar su padre.
Ella aparto la mirada y volvió a Jimmy.
—Solo recuerdo a las personas importantes —nos dio una mirada rápida— Así que no, no los recuerdo.
Auch.
Trate de mirar a alguno de mis hermanos pero ellos seguían con su mirada sobre Kindsey.
—Pues si... Ya se conocían —su padre la miró con una mueca, su mandíbula se contraía en molestia.
Una duda que se había formado en mi cabeza era, ¿por qué Kindsey no fue informada del matrimonio como nosotros? ¿Acaso los reyes temían por su reacción? ¿O era algo más?
El teléfono de Jimmy vibro, él lo miro para luego mirar a Kindsey.
—Ahora debo arreglar algunas cosas así que ve a enseñarles la casa —antes de que ella pudiera protestar dijo— Es una orden.
Y se marchó.
Nos quedamos en silencio unos minutos hasta que Kindsey nos miró.
—Diría que es un placer conocerlos pero... No me gusta mentir.
Doble Auch.
—Siganme antes de que los dejé aquí —camino delante de nosotros y apenas me di cuenta como vestía, llevaba puesto un short negro corto, un top manga larga también de color negro y unas botas también de ese color, me fijé en la navaja que llevaba en la liga que lleva en la pierna, era de un dorado oro y parecía tener diamantes azules incrustados, demasiado pequeños como para asegurarme.
Salimos del galpón y nos esperaba una camioneta, ella subió en la parte delantera y nosotros detrás, de esa forma unos de los hombres arrancó.
—Eso de allí —señaló el pequeño bosque que observe hace un rato— Ahí practicamos cuando queremos un entrenamiento más difícil del común.
¿Dijo practicamos? ¿Quién además de ella?
—¿Hay más personas? —preguntó Joel quién también noto el "practicamos"
Ella soltó una risita divertida, casi maliciosa.
—Esto —señaló lo que pareció una pequeña casa de metal e ignorando las palabras de mi hermano— Es donde están las armas —pude observar una sonrisa de satisfacción con solo nombrarlas.
—Eso de allá —señaló otro galpón— Es donde practicamos tiro al blanco y esas cosas.
—Y allí —señaló otra cabaña que parecía de metal— Es donde se puede utilizar las computadoras —finalizó antes de bajar del auto.
La seguimos a dentro de la casa donde pasó frente a su madre sin saludar.
—Principes y princesa —llego la que al parecer era una de las sirvientas— La reina ha dicho que luego bajen a la comida.
Seguimos a Kindsey quien ya estaba en el salón
—Este es el salón pero por lo que veo ya lo saben —salió con nosotros detrás— El comedor está allá —señaló el final de un pasillo— Luego lo ven, ahora vengan —subimos unas escaleras y al llegar al segundo piso pude contar las ocho habitaciones de un lado y del otro lado del piso habían cinco más.
Quería reír por su fastidiada manera de apresurar todo para deshacerse de nosotros con más rapidez.
Si supiera.
—Esto tampoco se los mostraré, solo vengan a sus habitaciones —murmuro y casi pude sentir su frustración, la seguimos hasta parar en una habitación que tenía pegado en la puerta un pequeño cuadro con el nombre de mi hermano menor
—¿Quién es Joel? —pregunto pero luego dijo— La verdad no me interesa, solo que está es tu habitación.
Mi hermano camino, paso su mirada hacía Kindsey, luego solo negó soltando un suspiro y entro a su habitación.
—Bueno, por lo menos quedan dos —susurró para si misma.
Se creó un silencio tenso, mire a mi hermano e iba con la mirada al frente, erguido así como mi padre nos enseñó.
Yadiel y yo no teníamos la mejor relación del mundo, él era un soldado regido al régimen de nuestro padre, encaminado para tomar el puesto en la mafia, siendo serio y precavido pero también cruel y repulsivo.
Yo, en cambio, no era tan diferente a mi hermano pero siempre pensé diferente, soy un soldado criado para hacerme cargo de la empresa de seguridad pero siendo un segundo lugar en la mafia, siempre pregunte, nunca fui conforme con nada y eso ha hecho que más de una vez haya obtenido un castigo digno solo de un esclavo.
Mi mente siempre ha ido rápido, me doy cuenta de cosas rápidamente, siempre tengo dudas y siempre debo resolverlas, es parte de mi.
Mi padre no es una persona amable, nos crió con el pensamiento de tomar nuestras debilidades y destruirlas, si no nos mantenía en el camino que él quería que lleváramos, él mismo las destruía.
Así que aprendí hacerlo yo mismo.
Las personas le temen a mi padre y nos temen a nosotros.
Saliendo de mis pensamientos, no pude evitar notar como los tonos crema en las paredes contrastaban con el leve hilo dorado que rodeaba las columnas, estas hacían parecer la casa un castillo, no tenía nada hogareño y lo agradecía, pues no estaba acostumbrado a ver una casa como un hogar, por eso me era tan fácil dejar los lugares, nunca me acostumbre a uno por mucho que estuviera ahí.
—Mira tú —Kindsey chasqueó sus dedos frente a mi— Además de idiota, sordo —rodó los ojos.
Parpadee para poder concentrarme.
—Tú debes ser Zabdiel —hizo una mueca de desagrado que en otro momento me hubiera ofendido, sino fuera porque estaba ya cansado de escucharla hablar, así que sin decir otra palabra, entre a la habitación.
Esta era espaciosa, casi podía confundirla con un mini apartamento, tenía una pequeña sala al entrar, donde había unos sillones largos frente a una mesa de centro, detrás de los sillones había una puerta con estanterías de ambos lados, y un poco más lejos de ello había un mini refrigerador lleno.
Ya al pasar a la habitación había una cama lo suficientemente grande como para dormir tres personas de mi tamaño, una mesa a cada lado donde habían lamparas y en ellas unas gavetas, a un lado habían dos puertas, una de ellas era el baño y la otra el armario.
Luego me di cuenta que la puerta detrás de los sillones era un pequeño almacén de armas, y estaba totalmente equipado con pistolas, cuchillos, rifles, cuerdas, bombas, casi para destruir todo un pueblo.
No tenía una especialidad en concreto, fui entrenado para ser bueno en todo así que podía con todo.
Mi teléfono vibro en mi bolsillo y al sacarlo era mi hermana quien me había escrito.
Dom (2:35pm)
Zabdiel, idiota,
recién me entero
de todo. ¿No
pudieron siquiera
enviarme un mensaje?
Dom (2:35pm)
Los odio.
Dom (2:36pm)
Mentira, no los
odio, pero
¿En serio?
¿Ni siquiera un
mensaje?
No pude evitar reírme ante los mensajes de mi pequeña hermana, Domenica solo tiene diecisiete años, ella aún no tiene una obligación en su futuro que cumplir, por ahora puede ser libre.
Zabdiel (2:38pm)
Ya sabía yo que
me extrañarías
muy rápido:)
Dom (2:38pm)
No te extraño,
idiota.
Dom (2:39pm)
Bueno, sólo un
poco. Pero es
porque no estaba
ni de cerca enterada
de todo esto.
No era extraño que ninguno estuviera enterado de todo esto, pero que manejaran nuestro futuro como si fuera nada era algo sumamente indignante.
Y algo a lo que ya estaba acostumbrado.
Zabdiel (2:41pm)
¿Qué te ha dicho mamá
sobre esto?
Dom (2:41pm)
Que no debo
preguntar mucho
pero que en
algún momento
me contará.
Domenica estaba apoyada a que nuestra madre la quisiera más, nunca se tomaba las insistencias de ella con molestia y con bastante normalidad le daba lo que quería.
Dom (2:43pm)
¿Ustedes quieren
estar ahí? O sea,
no los juzgó pero
jamás pensé que
quisieran un
matrimonio
arreglado.
Ella no lo sabía, para nada.
Mi hermana sabía las cosas cotidianas de nuestro mundo, la traición es igual a muerte, la manera en la que hacemos negocios y extorsionamos pero nunca estuvo muy enterada en lo que había en nuestro trato interior.
Aunque lo sospechaba, ella piensa que estamos de acuerdo con este trato.
Zabdiel (2:46pm)
Sabes que soy de
experimentar cosas
y que padre tuviera esta
iniciativa sólo hace que
sea más divertido, además
la chica es una belleza.
Si, no era buena idea mentirle a mi hermana, pero si mi madre no le había informado toda la verdad era por alguna extraña razón, y la respetaba.
Deje el teléfono de lado para poder darme una ducha, mientras el agua fría bajaba por mi cuerpo pude dejar que mis pensamientos corrieran.
Kindsey ¿Cuál de nosotros se casaría con ella? ¿En algún momento nos llevaríamos bien? No habíamos tenido la mejor presentación y aunque no la detestaba, si era difícil de aguantar.
Y luego pensé en como mi padre nos prohibió tener parejas ante los ojos de la sociedad, una de las estupidas reglas que creímos que eran para mantener las apariencias en el mundo de los negocios pero al parecer todo se debía a que quería mantenernos virgenes hasta que decidieran quien se casaría.
No era algo que cumpliéramos, o bueno, no de mi parte ya que las diversiones que tenía no solo se trataban de jugar poker.
Luego de la ducha, decidí usar uno de mis conjuntos para los días de combate simple, un pantalón negro, junto a una camiseta manga corta negra y mis botas, deje fuera los cinturones y chaleco para darle una estilo más relajado.
—Zabdiel acercate —la reina hablo en cuanto llegue al comedor, ella sentada en la punta de la mesa mientras mis hermanos, sentados en medio uno frente al otro.
Me senté a un lado de joel.
—Y diganme... ¿Cuántos años tienen?
Era algo incoherente su pregunta, ninguna reina dejaría que trajeran a tres hombres sin haber investigado a fondo sobre ellos, además, es Zafiro Mattei, claramente solo intenta sacar conversacion.
Pero no parece incomoda, estamos en su territorio, claramente se siente en confianza.
Deja de pensar y analizar tanto, Zabdiel, irritas
—Tengo veinticuatro —habló Yadiel con la misma expresión seria de siempre— Zabdiel tiene veintidós y Joel diecinueve.
—Son mayores que Kindsey menos tú Joel, tienes su misma edad.
Mi hermano asintió, intentando no hacer una mueca ante las palabras de la mujer.
En eso llegó Kindsey vestida con un mono deportivo, una camisa azul de mangas cortas y gracias a eso pude notar un tatuaje en su muñeca derecha, era una media luna y pude deducir que otra persona tenía el que completaba la luna.
—¿Qué? —escuché que expreso de mala gana y me di cuenta que era dirigido a mi.
La mire mucho tiempo.
—¿De mal humor, princesa? —mi mirada desafiante contrasto con la suya y ella me sostuvo la mirada, sonreí.
Nuestras miradas chocaban y ninguno la apartaba, no creía que ninguno la apartara, era como un juego.
Sentí un pisotón por parte del que estaba a mi lado.
—Aquí está el almuerzo —la voz fuerte de la reina resonó.
Ambos apartamos la mirada.
Fulmine a Joel mientras solo se encogió de hombros, sonriendo divertido.
—En la academia ya comenzaran un nuevo año, por lo que sé, los tres estudiaran allá ¿cierto? —aún intentaba crear una conversación, lo cuál me parecía sospechoso, aunque intente no darle profundidad.
Asentimos.
En la academia podíamos estudiar desde chicos aunque siempre preferimos los estudios en casa, pero al parecer una condición del trato entre Jimmy y mi padre es que comenzáramos a estudiar en ella.
La academia solo acepta a personas de alto rango de poder, no solo importa el dinero que tengas sino el respeto que impongas con tu posición.
Había perdido el hilo de la conversación hasta que note que esta vez se refería a Kindsey y preste más atención.
—Kindsey, Nika vendrá en de dos semanas.
—Okey, Zafiro —respondió Kindsey.
¿Si era su madre por qué la llamaba por su nombre?
Además ¿Nika? ¿Por qué ese nombre me sonaba tanto?
Kindsey término primero que nosotros y se levantó para luego irse.
Su madre suspiro.
—Espero se puedan sentir cómodos mientras pasan su tiempo aquí, si les hace falta algo pueden hablar directamente conmigo o con alguna de las sirvientas —hablo para luego levantarse e irse también.
—No me agrada para nada —les exprese a mis hermanos.
—A ti no te agrada nadie —habló Yadiel como si mi opinión fuera irrelevante.
Rodé los ojos.
—No entiendo que le ves de malo, es normal —habló Joel irónicamente, le encantaba burlarse de cualquier situación en si.
—No me agrada —dije con más firmeza.
—Pues ve acostumbrandote —soltó con bastante naturalidad mi hermano mayor, su voz mostraba fuerza pero a la vez determinación, si, definitivamente había usado su tono de líder.
****
¡Hola de nuevo príncipes y princesas del narcotráfico!
Me alegra mucho publicar de nuevo esta historia con una mejor edición, este capitulo adelantado fue por mi poco control sobre mi emoción jaja, el estreno como tal si será el 01 de noviembre, de ahí en adelante se publicara la historia con regularidad aunque sin horario de publicación.
Espero les haya gustado y estén emocionados por leer a nuestros príncipes y conocer a nuestras princesas.
Besos
E.A B.C
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