Epílogo
Dos meses después.
La vida puede ser complicada a veces, ¿o nosotros la volvemos complicada? Todo lo que nos pasa no es casualidad, son las consecuencias de nuestras decisiones pasadas, de nuestros errores o aciertos.
No todo en esta vida es malo. Sí, ok, te equivocaste, pero debes aprender de tus errores y mejorar las cosas. Mi padre dice que todo tiene solución menos la muerte. Es por eso que quiero corregir mi error con Ryan, quiero que me perdone.
El tiempo pasó desde que les confesé que yo era cenicienta, y vaya día de confesiones, me enteré que ellos ya lo sabían. Los chicos me perdonaron y las cosas siguieron como siempre, bueno no como siempre.
Ryan volvió a sentarse con los miembros del equipo de fútbol que aún quedaban en su mesa. Si nos encontrábamos en el pasillo o en la cafetería nos ignoraba, lo mismo pasaba en la agencia. Pero con el tiempo y gracias al entrenamiento del equipo de fútbol, volvió a hablar con Ángel, Chase y casi obligado, con Daniel.
Estos dos meses de partidos en la liga estudiantil ayudaron a que ellos volvieran a ser amigos, claro que aún no desayuna con nosotros, es más, evita cualquier lugar donde yo esté. Tengo el presentimiento de que habla hasta con Alex, y pensar que antes no se podían ver.
Hoy debo cambiar las cosas, quiero dejar de sentir esa incomodidad al pasar a su lado, no quiero que sigamos evitándonos. Ya lo decidí, voy a hablar con él terminado el partido.
Y esa es la buena noticia, ¡los chicos pasaron a la final de la liga! Jugaron con todas sus fuerzas, dejaron el corazón en la cancha y hoy se disputarán la final.
Entro a la oficina de mi padre, él está de espaldas a la puerta, parado junto al ventanal hablando por teléfono.
—Claro, tengo a los hombres necesarios y están listos para ayudarte, el próximo domingo estarán tomando un vuelo hacia la Ciudad de México para después ir a Madrid...
—Papá... — llamo su atención.
—Espera un momento — le dice a la otra persona — ¿Que pasa cielo?
—Solo venía a avisarte que me voy con Alex al partido de fútbol, hoy es la final de la liga y queremos ir a apoyar a los chicos.
—No hay problema princesa, ve con cuidado, nos vemos en la tarde — se despide para continuar con su llamada — Como te decía, no hay ningún problema...
Salgo de su oficina y bajo corriendo las escaleras hacia la entrada. Alex me espera ahí en su motocicleta, me tiende un casco y me monto detrás de él para ir hacia el circuito deportivo. Ya veremos que tan bien les va a los chicos.
—Faltan 10 minutos en el cronómetro y las cosas se están poniendo interesantes en esta gran final.
—Así es Paco, estos equipos han dado lo mejor este día. Es una final que seguro todos estamos disfrutando. El plantel N° 1 abrió el marcador con un gol de su capitán Ryan Ramírez. Ahora están empadados dos a dos, y ambos equipos buscan el gol ganador.
—Al equipo de Ciudad Pémex no le conviene el alargamiento, en la semifinal se fueron hasta penales, sin embargo el plantel N° 1 viene descansado de sus partidos.
—Ryan lleva el balón por el sector izquierdo, busca a quien pasárselo pero no encuentra a nadie libre. Gutierrez le quita el balón y se viene el contraataque, la defensa le bloquea el paso, suelta el balón hacia Javier quien se acerca peligrosamente hacia la portería, suelta un disparo y aaahh... ¡Se incrusta en el travesaño!
—Ha estado muy cerca de anotar, el plantel 1 debe cuidarse de Javier Ventura, el autor de los dos goles anteriores, sin duda quiere llevarse el triunfo a casa.
—El plantel 1 juega la pelota en el medio centro, las cosas se relajan un poco en ésta emocionante final. Faltan 5 minutos en el reloj, más lo que agregue el arbitro. Daniel le lanza un pase a Ryan, cuidado que esta puede ser peligrosa. El capitán avanza por el costado izquierdo, tiene a dos hombres junto al manchón penal. Tira el pase hacia el centro, Chase lo remata y gol. ¡Goooooooooooooooool! ¡Gol de Chase García! La multitud celebra en las gradas. El plantel 1 saborea el triunfo.
—Maravillosa jugada de Ryan Ramirez, sin duda es uno de los mejores jugadores del plantel N° 1. Se han agregado tres minutos, el equipo de Ciudad Pémex aún tiene esperanza de anotar un gol.
—Ciudad Pémex avanza rápidamente en un contraataque. Cruz se acerca al área grande, busca a Ventura pero no tiene acceso. Lanza un pase hacia el lado derecho, Sánchez la recibe, esquiva a los defensas, intenta darle un pase a Cruz, pero Ángel la saca del campo.
—Último tiro de esquina para Ciudad Pémex, esta puede ser la oportunidad para empatar y mandar el partido a tiempos extra.
—Sánchez se prepara para cobrar el tiro, suena el silbato, lanza el centro, Ventura la remata... ¡Portero! ¡Mendoza atajó la peligrosa bola de Ventura! El silbatazo final suena. ¡Se acabó el partido!, el plantel N°1 es el campeón de la liga.
Bajo corriendo las gradas después de la premiación para abrazar a mis amigos, ellos celebran felices en el centro del campo lanzando por los aires a Chase que sostiene la copa de la liga.
—Sabía que ganarían — dice Alex llegando a mi lado — No es como que lo hubiera dudado diez veces.
—Sí, claro.
Los chicos se acercan a nosotros y formamos un gran abrazo grupal, casi cayendo al suelo. Daniel comienza a presumir su medalla de oro, ¿será oro de verdad?
—¡Felicidades! — grito al separarnos, con los brazos abiertos para abarcarlos a todos.
—Felicidades Chase por tu gol ganador — lo felicita Alex.
—Gracias a Cristhel, que me animó a entrar al equipo — dice Chase muy feliz.
—¿Les parece si vamos por un helado para celebrar? — pregunta Ángel.
—Amigo, tienes una obsesión con los helados. Mejor vamos por un agua, muero de sed — propone Daniel.
—¡Yo invito el almuerzo hoy hijos! — se escucha el grito lejano del entrenador.
—Mejor festejamos en la tarde — comenta Alex — Vayan a celebrar con su equipo.
—Ustedes son mi equipo chicos, prefiero estar con ustedes a comer solo una rebanada de pizza — confiesa Daniel.
—Entonces vayamos por una pizza, por que estoy seguro de que Ángel quiere — se burla Chase.
—Vamos pues — dice Ángel empezando a caminar hacia la salida.
Mi vista va de mis amigos hacia Ryan, el entrenador lo felicita y luego se aleja para hacer lo mismo con los demás jugadores. Veo como sus padres y su hermana lo abrazan por su triunfo.
—¿Vienes Cris? — escucho a Alex detrás de mi — Los chicos ya están afuera.
—Necesito hacer algo antes — digo sin apartar la vista de cierta persona.
—Sé a lo que te refieres. Hazlo sin miedo Cris — dice dándome un pequeño empujón para que avance.
La familia de Ryan se aleja de él, dejándolo sólo. Camino lentamente, intentando retrasar algo que debo hacer, que quiero hacer. Llego a su lado, él voltea, nos observamos por unos segundos sin decir una sola palabra.
—Debí saber que eras tú — susurra despacio.
—No debías — digo del mismo modo.
El silencio vuelve hacia nosotros. Siento que los aficionados desaparecieron de repente, y que solo existimos los dos.
—Lo lamento Ryan — digo viéndolo fijamente — Perdón por no contarte nada, pero no debías saber que era espía, y cuando lo supiste tuve miedo, miedo de que te enojaras por mentirte, de que no entendieras la razón por la cual te oculte la verdad, miedo de todo lo que pasó... eso era lo que yo temía
—Si lo hubiera entendido, lo entendí y lo entiendo, pero aún así duele Cristhel — dice suavemente, sin embargo, sus palabras golpean mi corazón.
—Te pido perdón Ryan, ya no quiero que pases a mi lado y parezca que me odias. Dime algo, ¿me odias Ryan?
Él me mira como si estuviera loca, y sonríe tristemente.
—No te odio Cristhel, perdón si hice que pensaras eso. Y te perdono, tampoco quiero seguir sintiendo que algo está mal entre nosotros.
—Entonces, ¿podemos seguir como antes? — pregunto sin estar segura de que quiera una respuesta.
—Hay algo que dijiste en tu confesión, que no debiste entrar de esa manera en mi vida, creo que estoy de acuerdo con eso. Seamos como antes, cuando no nos hablábamos, seamos los amigos de nuestros amigos, dos alumnos que nunca se han hablado. Y tal vez, quien sabe, algún día podamos ser algo más — dice lenta y suavemente.
La verdad de sus palabras ataca mi corazón. Sabía que no volveríamos a ser amigos como siempre, pero no creí que dolería tanto. Solo asiento en respuesta, pues tengo el presentimiento de que si hablo, las lágrimas que se empiezan a juntarse en mis ojos, saldrán.
—Nos vemos Cris — se despide sonriendo.
Duda un poco, pero me abraza y yo lo correspondo. Por primera vez en mucho tiempo dejo que las lágrimas caigan sobre su camiseta combinándose con su sudor. Nos separamos lentamente, sin ganas de soltarlo, y recuerdo todos los momentos que viví junto a él mientras buscábamos a esa chica.
Él seca dulcemente mis lágrimas, me sonríe y se aleja. Poco a poco comienzo a escuchar las voces felices a nuestro alrededor, aún celebrando el triunfo. Elimino todo rastro de las gotas saladas que cayeron de mis ojos y camino hacia la salida, finjo una sonrisa, cuando lo que realmente quiero hacer es llorar.
Los chicos me observan con una sonrisa dándome su apoyo.
—Vamos por la pizza — dice Dani, obligando a Ángel y Chase a que caminen.
—Nos tienes a nosotros Cris — me recuerda Alex abrazándome — No te vamos a abandonar.
Me aparto de él, para no llorar y sonrío, una sonrisa menos fingida. Alex se adelanta para alcanzar a los chicos, mientras camino lentamente detrás de ellos.
No tuve un príncipe azúl, Ryan no tuvo una princesa, pero encontramos algo más valioso que una pareja. Encontramos a cuatro chicos que estarán con nosotros sin importar nada, amigos que siempre van a apoyarnos y perdonarnos.
También descubrí que en la vida existen diferentes finales, que no todos terminan de manera feliz, ni caminando hacia el atardecer. La Misión Cenicienta terminó, pero solo ella, la vida continua, y esta historia aún comienza.
Sí, definitivamente este no es el fin.
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