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Capítulo 41: Misión Finalizada

—¿Vamos al campo? — pregunta Ángel, colgándose la mochila.

—Vayan ustedes, yo voy por algo y los veo allá — digo antes de salir corriendo.

Camino a paso ligero hacia los baños, pero antes de llegar escucho que alguien camina detrás de mi. Volteo rápidamente y choco con la persona que me seguía.

—Auch, ten más cuidado — se queja Daniel.

—¿Por qué me sigues? — pregunto.

—Creí que huías.

—No lo haré, ya no. Voy al baño para disfrazarme.

—Entonces te acompaño.

—No es necesario, ve con los chicos antes de que sospechen algo.

Él asiente y se aleja hacia el campo. Retomo mi camino hacia los baños, entro y coloco el seguro, saco la peluca de rizos rojos de mi mochila, y esta vez si la presté, me la coloco frente al espejo para asegurarme que mi cabello quede cubierto.

Me pongo mi sudadera negra y acomodo la capucha para que tape mi cabello rojizo, termino mi atuendo colocándome los lentes. Admiro mi reflejo, en verdad me veo diferente. Respiro lentamente, la hora llegó.

Salgo del baño y corro hacia el campo, los chicos deben pensar que ya no llegué, tal vez ya no estén ahí. Me detengo al llegar a la entrada e intento calmar mi acelerada respiración y ajustar el gorro que se movió en la carrera. Oculto mi mochila en la entrada para que no la reconozcan.

Entro antes de arrepentirme y salir corriendo, de nuevo. Veo a Chase, Ángel, Alex y Ryan a mitad del campo. Daniel se levanta de las gradas y se acerca a mí.

—Creí que si habías escapado — dice abrazandome.

Me tenso ante su contacto, esto no lo esperaba.

—Que bueno que decidieras confesar — me susurra al oído — Pase lo que pase, no olvides que yo estoy contigo.

Nos separamos y me sonríe, intento devolverle la sonrisa, aunque no sé si funcionó. Me alejo de Daniel acercándome lentamente hacia los chicos que observan atentos mis movimientos.

—Vine a confesar todo — suelto llegando hacia ellos.

—¿Quién eres? — pregunta serio Ryan.

Parece molesto, pero sus ojos me ven con curiosidad. Mis amigos están a su lado, Daniel llega hasta nosotros y se coloca cerca de ellos.

—Les contaré toda la verdad — digo sentándome en el césped — Ponganse cómodos, esto va a ser largo.

Daniel se sienta junto a mi, Alex a mi otro lado, Ryan se coloca enfrente con Ángel y Chase a sus costados formando un pequeño círculo. Que bonito sería estar así, pero en otra situación.

Ellos me miran atentos, esperando a que hable, pero no puedo, no sé como iniciar, prefiero salir corriendo.

—¿Cómo llegaste a mi casa? — pregunta Ryan irritado por mi silencio.

Respiro profundo para que que el aire inunde mis pulmones.

—Cuando tus padres se fueron de viaje, le pidieron al mío que instalara cámaras de seguridad en tu casa, querían que la cuidáramos al igual que a ustedes — comienzo a relatar — Mi padre dirige una compañía de seguridad, y al enterarse de la fiesta de tu hermana, le pareció prudente instalar las cámaras en esa ocasión y me envió para hacer el trabajo. Eso es lo que estaba haciendo cuando caí de la silla, fue mi error hacerme hacia atrás, y creo que nunca te agradecí por sostenerme — sonrío.

>>En fin, al terminar de instalar las cámaras me aseguré de que funcionarán bien y decidí que era tiempo de irme. También debo confesar que fui yo quien saco al personal de la cocina y le dijo al DJ que llevara la fiesta al patio. Regresando al tema, cuando pensaba irme tú te interpusiste en mi camino. Debo admitir que pase una hermosa noche contigo, aunque casi te revelo mi identidad — río un poco ante mi comentario.

>>La verdad es que no me sorprende que no sospecharas de mí, ni siquiera me conocías y creí que lo mejor era que siguiera así, tú no debías saber la razón por la que estaba en tu casa, y yo debía salir de tu vida... al menos no debí entrar así... Pero no me arrepiento de lo que pasó esa noche, aunque sí de lo que pasó al día siguiente, cuando me enteré de que me buscabas. No sabes el susto que pasé al pensar que podías descubrirme, que quisieras saber la verdad y tendría que decirte la razón por la que estaba en tu cocina.

Hago una pausa para tomar aire. Ellos me ven aún confundidos, y no tengo idea de si con lo que estoy diciendo doy pistas de quien soy en realidad.

—Claro que te hubiera exigido la verdad, como lo estoy haciendo ahora... ¿Quien eres? — dice Ryan seriamente.

—Primero contéstame una pregunta... ¿De quién sospechabas?

Él se queda en silencio por un tiempo, un largo tiempo.

—Por cuestiones de la vida conocí a Ruth — prosigo mi historia — La convencí de tomar mi lugar y fingir ser la chica que buscabas, sé que no debí incluir a otra persona en esto, pero te estabas acercando demasiado a mí... y ella me pareció perfecta para ser cenicienta.

>>Me mandaron a la segunda fiesta para terminar la misión y quitar las cámaras. Tenía miedo de que me descubrieran, con las cámaras activas, Ángel vigilando, Alex en la entrada y los demás buscando sospechosas, no me la pusieron fácil y me vi obligada a involucrar a otra persona, ella me ayudó a poder evadirlos. Y debo confesar que creí que sería mi fin cuando Daniel entró a la oficina y estuvo tan cerca de encontrarme.

—¿Entraste a la oficina de mi padre? — le pregunta Ryan confundido.

—Quería alejarme de las personas y del ruido. Ya no soportaba cargar el secreto y mentirles a ustedes — confiesa Daniel.

—No tenías por que cargar ningún secreto, pudiste decir la verdad — le reclama Ryan.

—No me atrevía, y era algo que no me correspondía hacer.

—Aquí la culpa es mía — digo — Soy la culpable de arruinar la fiesta de tu hermana, la culpable de hacerlos perder su tiempo buscándome, la culpable de poner en riesgo su amistad y su vida. No hubiera sido justo que descubrieran mi identidad en esa fiesta rodeada de personas desconocidas, y les pido perdón por mentirles y por hacerlos correr por la casa de Ryan como si no hubiera mañana.

—Ya deja los rodeos y di quien eres — exige Ryan.

—Dime solo un nombre Ryan, ¿de quien sospechabas?

Silencio nuevamente, silencio cargado de decepción.

—No sospechaba de nadie — dice — Pero sentía algo hacia Cristhel, algo me decía que ocultaba un secreto y esa sensación no se fue cuando descubrí que era espía.

—Fui una tonta que no supo ocultar su identidad. Primero la fiesta, te dije donde estudiaba. Segundo la búsqueda, cometí un gran error y te deje ver quien era. Supe que lo había arruinado cuando hablaste sobre los lentes que cambian de color los ojos. No Ryan, los míos no son ojos especiales — recuerdo sus palabras.

Él se sorprende. Veo como todas las piezas del rompecabezas comienzan a encajar en su mente formando una imagen. Y sé que imagen es.

—El miedo me hizo ponerme nerviosa y eso, entre otras cosas que no recuerdo, creo que fue lo que me delató — respiró profundo antes de decir lo siguiente — Ryan, yo soy...

—¡Alto! — grita Daniel logrando asustarnos.

—¡¿Que te pasa?! — le reclama Ryan.

—Antes debo decir que gracias a lo que dijiste de los lentes y a su nerviosismo, yo comencé a sospechar de ella. Le dije a Ángel que sospechaba de alguien, omitiendo el nombre claro.

—Que va, si no omitiste nombres. Me dijiste que era Susana — le corrige Ángel.

—¡¿Susana?! — preguntan todos y me observan con incredulidad.

—Como sea. Prácticamente obligue a Ángel a allanar tu casa — confiesa viéndome — Karely se nos pegó y nos ayudó a entrar, de hecho ella fue quien encontró la zapatilla que luego comparamos con la de Ryan y...

—¿Comparamos? ¿Ángel también lo sabía? — pregunta Ryan viendo a Ángel.

—¿Recuerdas el día que secuestraron a Cris?, cuando les conté que eramos espías — interrumpe Alex ganándose nuestra atención.

—Sí, fuimos a la casa de Daniel y... me pidieron que llevara la zapatilla.

—Mientras tú tenias los lentes puestos, Daniel comparó las zapatillas y vimos que eran del mismo par — relata Alex.

—Todos lo sabían — afirma Ryan.

—Sí, pero no era algo que debiéramos contar nosotros — dice Daniel.

—No fue culpa de ellos Ryan, yo soy la culpable de ocultarte todo.

Sin más motivos o ganas para ocultarlo, me quito los lentes y la peluca. Me quedo con la mirada baja, observando el pasto sin valor de ver a Ryan a la cara.

—¡Es Cristhel! — grita Chase logrando que levante la cabeza.

—Ya me asustaste menso — dice Daniel dándole un golpe.

—Era para darle emoción — se defiende Chase.

—Cristhel — repite Ryan, como si quisiera comprobar si es verdad.

—Perdoname por engañarte, no podía contarte nada por que no sabías que era espía...

—Pero lo supe, entré a la agencia, todos lo sabíamos... Y aún así no confesaste — suelta poniéndose de pié.

—No pude controlarlo — digo colocándome a su altura — Cuando vine a ver era demasiado tarde para volver atrás, no encontraba otra salida más que seguir mintiendo.

—Siempre hubo una salida, ¡la verdad!, contar todo. Creí que eras mi amiga, tenía el presentimiento de que me ocultabas algo, quise saberlo pero no dijiste nada, ¡¿por qué?!

Su voz se eleva mientras habla, y puedo apreciar como una lágrima se escapa de sus decepcionados ojos. Los amigos no se mienten Cristhel, suenan sus palabras en mis pensamientos.

—Silencio de nuevo — dice resignado y comienza a alejarse.

Siento como mis ojos se cristalizan y las lágrimas amenazan con salir, pero las contengo. Lo observo caminar hacia la salida, avanza lentamente, como esperando a que diga algo más.

—Lo siento, no era tan valiente. Tampoco lo soy ahora, pero ya no tiene sentido seguir ocultándolo. ¡Yo soy cenicienta, la chica que has buscado! — grito para que pueda escucharme.

Él se detiene sin voltear. Quisiera acercarme pero mis píes no obedecen las ordenes de mi cerebro. O tal vez no hay ninguna orden.

—Hasta luego Cristhel — suelta antes de seguir su camino.

Me dejo caer en el pasto, las lágrimas se han ido de tanto que las detuve. Solo me quedo ahí, viendo hacia la entrada del campo de fútbol, llamándolo con mis pensamientos.

Siento que alguien me abraza por detrás, el olor de su suave perfume me envuelve mientras que el calor que su cuerpo emana logra reconfortarme.

—Todo va a estar bien — susurra Alex en mi oído.

—¿Que te parece si vamos por un helado? — pregunta Ángel tendiendome sus brazos para ponerme en pié — En las películas las chicas comen mucho helado cuando están tristes.

—¿Que clase de películas ves Ángel? — cuestiona Daniel viéndolo divertido.

—Solo quiero hacerte sentir mejor — dice sacándome una sonrisa.

Alex me suelta y se coloca en pié mientras se sacude el pantalón. Tomo las manos de Ángel y él me ayuda a pararme.

—La verdadera razón por la que Ángel te quiere invitar un helado, es porque él quiere uno — lo delata Dani.

Ángel ríe comenzando a caminar hacia la salida, seguido de Chase.

—¡El último invita el helado! — grita cuando está lejos de nosotros.

—¡Eso no es justo! — reclama Alex corriendo detrás de él.

Río levemente por las acciones de mis amigos que corren lejos de la escuela.

—Están locos — dice Dani caminando hacia la salida.

Camino en silencio detrás de él. Como quisiera regresar el tiempo hasta la fiesta e intentar no caerme de la silla, o a aquel día en que me dejaron sola y Ryan quiso saber la verdad.

—El pasado no se puede cambiar Cris, ya lo dijo el viejo Rafiki, puedes huir de él o aprender. Tú ya huiste, es momento de que veas que lecciones te dejó e intentes no cometer los mismos errores — comenta pasando un brazo sobre mis hombros.

—Que profundo — digo sonriendo.

—Siempre que me necesites estaré ahí, nunca lo olvides.

—Eres un gran amigo Daniel, ¿alguien te lo había dicho?

—Solo quiero que seas feliz.

Me suelta y sonríe. Veo a mi alrededor me doy cuenta de que ya estamos en la heladería. Entramos y nos acomodamos junto a nuestros amigos.

—Te hago entrega del helado de chocochips más especial de toda tu vida — dice Ángel moviendo el vaso dramáticamente.

—Representa el cariño que te tenemos los cuatro — prosigue Chase.

—Que te entendemos, y te perdonamos por no contarnos la verdad — continua Daniel.

—Este helado simboliza el final de la misión cenicienta — completa Alex — Y cometelo ya porque se está aguando.

Todos reímos con su último cometario. Ángel me hace entrega del helado y empezamos a comer cada quien el suyo. Sonrío al ver a mis amigos junto a mí, por un momento llegue a pensar que los perdería y que las cosas con ellos no volverían a ser igual.

Sin embargo me perdonaron por mentirles y me dieron otra oportunidad, quisiera que Ryan hiciera lo mismo, pero no será tan fácil. Al final no hay otro lugar donde quiera estar mas que compartiendo un helado con las personas que más me quieren y con las que sé que siempre puedo contar.

¿Que me depara el futuro? No lo sé, el mañana es incierto, pero de algo estoy segura, sí estos chicos están conmigo yo siempre seré feliz.

—Oigan... ¿Y mi mochila?

FIN...

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