Capítulo 38: Alex
Salimos de la casa de Ryan y emprendemos el recorrido hacia la agencia, siguiendo a Chase que sigue las indicaciones de google maps.
—¿Cual es la verdadera razón para que no vengas a la fiesta? — pregunto rompiendo el silencio.
—Papá no me...
—A otro con ese cuento — la interrumpo — Jorge te dejaría ir, ¿hay algo más?
—¿Recuerdas la ropa que llevaba ayer? — asiento — La misión es hoy.
No dice nada más. Seguimos caminando hasta que llegamos a territorio conocido, estamos a una cuadra de la agencia.
Si Cristhel no va a la fiesta esta noche significa que no encontraremos a cenicienta, Ryan no estará feliz por eso y deberemos seguir investigando. Pero, ¿y si me está mintiendo?, ¿será posible que no vaya a una misión sino a aparecer como cenicienta?
Entramos a la agencia, saludamos a María y seguimos nuestro camino hacia la oficina de Ana. Llamamos a la puerta pero nadie responde.
—¿Por qué Ana nunca está? — pregunta Cris, tocando más fuerte.
—Que puntuales — dice Ana a nuestras espaldas — Fui por sus disfraces, pasen está abierto.
Abro la puerta y entramos, Chase se sienta en la silla frente al espejo, pero Ana y Cristhel no entran. Me acerco a la puerta para saber que pasa.
—Les dije que voy a una misión, solo pasame el vestuario y cuando termines con ellos vengo a maquillaje — escucho que susurra Cristhel.
¿Vestuario? ¿No dijo que lo había llevado ayer?
—Está bien. Este es el vestido, los accesorios están abajo en recepción, ahora voy a dártelos — contesta Ana.
Regreso junto a Chase al escuchar pasos. Ana entra a su oficina y Cris solo asoma la cabeza.
—Nos vemos chicos, suerte en la misión — se despide y se va.
—Bien, comencemos con ustedes — dice Ana — Para ti Chase prepare el traje del príncipe de Blanca nieves, para Alex, el de príncipe Alí, que es el mismo Aladdin, pero en príncipe.
Ana toma los porta trajes que acaba de traer y nos los entrega.
—Vistanse mientras voy por los otros accesorios — dice saliendo de su oficina.
—Te daré un poco de privacidad mientras voy por un encargo de Daniel — le digo Chase saliendo de la oficina de Ana.
Voy hasta el laboratorio de herramientas, lastima que no está en la planta baja, así podría ver que le da Ana a Cris. Abro la puerta y veo a todos trabajando, busco con la vista al padre de mi amigo pero no lo encuentro.
—Disculpe, ¿Rubén está aquí? — le pregunto al hombre más cercano.
—Sí, está en su oficina, al fondo — me indica.
Avanzo entre las mesas de trabajo intentando no estorbar las actividades de los ingenieros. Al fin llego hasta el fondo, donde una pared de cristal es lo que divide la oficina de Rubén del resto del taller. Lo que veo me confunde, ¿que hace Cristhel ahí?
La veo hablar con Rubén mientras su hija le entrega dos cajas pequeñas color blanco y otra un poco más grande. Cris se despide de ellos y sale de la oficina, me oculto detrás de un estante hasta que Cristhel se va del taller.
Con libertad avanzo hasta la puerta para buscar los audífonos que Daniel le encargo a su padre.
—Nos vemos pa', adiós Alex — se despide Karely saliendo de la oficina.
—Hola Alex, ¿vienes por los audífonos? — pregunta Rubén buscando entre sus cajones.
—Sí, Daniel me dijo que los viniera a buscar.
—Aquí están, dos en cada caja. Dani los probó anoche, pero puedes revisarlos si gustas.
Deja tres cajitas en la mesa, idénticas a las que Cris llevaba. Abro una y veo un par de audífonos color negro.
—Están conectados a un mismo canal para que puedan permanecer en contacto, Daniel dijo que son seis personas y también me pidió unos audífonos de diadema, igual están conectados — dice entregándome otra caja.
—Muchas gracias señor — agradezco tomando las cajitas.
—Saben que cuentan conmigo para cualquier cosa, suerte con la misión — desea.
Salgo del taller y regreso a la oficina de Ana. Chase ya está completamente disfrazado, pantalón azúl, camisa blanca con pecho azúl, cinturón dorado del cual cuelga una pequeña daga de utilería, capa roja, sombreo azúl y botas café.
—Príncipe Chase — saludo haciendo una reverencia.
—Es tu turno de volverte un príncipe — dice Ana señalando el traje que consiguió para mi.
Después de vestirme me veo frente al espejo, parezco un príncipe, pero realmente no estoy ni cerca de ser uno. Salgo de la oficina de Ana y bajo a recepción, Chase está sentado en el sofá viendo su celular.
—Me siento raro con esta ropa — digo al notar que nos observan.
—Si, no quiero ir caminando por la calle y que todos me queden viendo, ¿por que no prestamos un coche? — pregunta guardando su celular.
—Buena idea — me acerco a María para prestar uno — Hola María, ¿como estás hoy?
—Bien Alex, con mucho trabajo, ¿que se les ofrece? — pregunta amablemente.
—Me preguntaba si nos podrías prestar un carro — sonrío para intentar convencerla.
—Claro, aunque debo dejar de prestarle los autos, no tienen licencia y sus padres se enojaran si tránsito los deja a pié — nos regaña mientras busca en su computadora.
—Tengo permiso para conducir, solo será por poco tiempo — digo haciendo un puchero.
—Ya les preste uno ayer, hoy tendrán que ir con chofer — sentencia — ahora dime la dirección a donde irán, la hora de regreso y que tipo de auto necesitas.
Le doy los datos que requiere y nos dice que esperemos un momento mientras envía la solicitud y encuentran a un chofer libre para llevarnos. El tiempo pasa y ningún carro se para por aquí.
—Son las seis quince — me informa Chase.
—Ya deberíamos estar en casa de Ryan, ¿por que no llega el auto? — le pregunto a María.
—Ten paciencia, hay misiones reales en las que necesitan a los choferes.
Un auto negro se estaciona frente a la agencia, baja su ventanilla y pregunta por nosotros. Nos despedimos de María para subirnos al carro que al fin nos llevará a la casa de Ryan.
Estaciona frente a la casa, al bajar veo que la decoración quedó hermosa, no me había fijado del trabajo que hicieron mis amigos. En la entrada hay una especie de caseta de vigilancia, aunque el vigilante está dormido sobre la mesa.
—¡Esto es un asalto, arriba las manos! — grito poniendo dos dedos en las costillas de Ángel.
Él grita y se mueve demasiado logrando caer de la silla. Chase y yo no aguantamos la risa, y ver la cara de furia y dolor de Ángel solo hace que nos riámos más. Cuando estamos un poco más tranquilos lo ayudamos a ponerse en pié.
—¿Estás bien Ángel? — pregunta un poco preocupado Chase.
Ángel lo que hace es darme un golpe en el hombro.
—¡Estas loco o que te pasa, no puedes hacerle eso a las personas! — grita volviendo a golpearme.
—Lo siento — digo tallandome el hombro, si que tiene fuerza.
—Creeme, lo siento más yo — dice aún molesto.
Daniel se aproxima a nosotros con una sonrisa, que se borra al vernos.
—¿Por qué Angelito está enojado y Alex se talla el hombro? — pregunta sin saber a quien de los tres debe ver.
—Por nada — contesta secamente Ángel saliendo de la cabina y caminando hacia la casa. Chase se va detrás de él.
—Traje lo que me pediste — le digo a Daniel entregándole las cajas.
—Perfecto, ahora podemos estar comunicados, toma uno — me ofrece abriendo una caja — Y bueno Alex, éste es tu puesto de trabajo — me informa — Este aparatito lee los códigos de las invitaciones.
El coloca el código de su invitación frente al verificador y en la pantalla de la computadora se puede ver su foto.
—Aquí aparece toda la información que tiene la lista que hiciste, solo tienes que comprobar que sea la misma persona y que tenga la misma invitación — dice señalando bajo el nombre un cuadro dorado — Las invitaciones doradas son de los invitados de Ryan, las plateadas de los de Samantha y las bronce son de personas que alguien más invitó.
Daniel me sigue explicando otros detalles de su programa, le presto atención por que sé que de esto va a depender que encontremos a Cenicienta, a Cristhel.
El tiempo pasó rápido, son las siete y media de la noche y como buenos mexicanos, aún no han llegado todos los invitados. Samantha está junto a mi recibiendo a los príncipes y princesas, luce hermosa en su vestido amarillo.
—La chica de Ryan aún no ha llegado — afirma girando en la silla de la cabina.
Por si se lo preguntan, ella está sentada dentro de la cabina de vigilancia y yo estoy exiliado afuera. No sé por qué estos sujetos no hicieron un lugar más grande.
—Al menos tú vas a entrar a la fiesta, yo tengo que quedarme aquí toda la noche — digo.
—Que triste tu existencia — lamenta una chica.
Volteamos para ver a la persona que se mete en nuestra conversación y encontramos a Laura con su traje de cenicienta, junto a ella está Litzy, disfrazada de Jazmín, y Griselda, con un vestido morado de estilo romano.
—Buenas noches, bienvenidas — las saluda Sam con su típica sonrisa
—¿Me permiten ver sus invitaciones? — pido sonriendo.
Las tres me ofrecen sus tarjetas bronce, las escaneo para ver si su información es correcta. Un momento, aquí hay gato encerrado, según esto Laura invitó a sus amigas.
—¿Ustedes vinieron a la primer fiesta? — interrogo a Litzy y Gris.
—No pudieron venir, pero si estaban invitadas — contesta Laura — Y si nos permites, vamos a entrar.
Me quita las tres tarjetas y entran a la propiedad dejándome con la mano extendida. Samantha comienza a reír a mi lado.
—Alex no puedes ni con tres niñas — se burla.
Toma la lista de chicas que tengo junto a la computadora y comienzo a buscar a las amigas de Laura.
—¿Ahora que haces? — pregunta Sam saliendo de la cabina.
—Intento averiguar si esas chicas están en esta lista, por que estoy casi seguro de que no es así.
—Tal vez olvidaste po...
Samantha deja la frase inconclusa levanto la vista de los papeles y sigo la de ella hacia la calle. Una limosina está estacionada frente a nosotros y de ella baja una hermosa chica de cabellos dorados, hipnóticos ojos azules y esponjoso vestido azúl.
Cenicienta.
—Buenas noches — nos saluda sonriendo.
—Buenas noches y bienvenida al baile — dice Samantha aún asombrada.
—¿Me permites tu invitación? — pregunto y entro a la cabina.
—Claro — me pasa una tarjeta plateada.
Me tiembla un poco la mano mientras paso la invitación por el verificador, en unos segundos sabremos la identidad de la que puede ser Cenicienta. La información carga, no puedo creerlo.
—Bienvenida Ruth, espero y te diviertas — la despide Samantha entregándole su invitación.
—Gracias — dice sin borrar su sonrisa y entra a la fiesta.
—No puedo creer que la chica que mi hermano busca es Ruth — susurra Sam entre sorprendida y emocionada.
—¿Crees que es ella? — aún pienso que cenicienta es Cristhel.
—Claro, mi intuición dice que es ella. Solo mírala, tiene ojos azules, usa lentes por que su visión no es muy buena, su cabello es rubio natural, ¡ella es la candidata perfecta! Además es la única cenicienta que me ha gustado — explica muy emocionada.
—Tienes razón.
Yo igual pensaría que es ella. Pero Cris tiene la zapatilla, se puso nerviosa en la casa de Daniel cuando Ryan mencionó su teoría de los ojos que cambian de color, ¡y tiene unos lentes que cambian los ojos de color! ¿Que otra explicación puede tener todo eso?
Una chica se acerca a nosotros, con un vestido verde esmeralda, sus cabellos rojos se esparcen en rizos sin control, trae consigo un arco y una aljaba con flechas colgando de la cintura.
—¡Buenas noches y bienvenida a mi fiesta! — saluda Samantha con mucha emoción y una gran sonrisa.
—¿Me permites tu invitación? — pregunto extendiendo la mano.
La chica observa a Samantha con cautela y saca la tarjeta bronce de su aljaba sin apartar la vista de ella.
—Que no te espante, solo está emocionada — le digo a la chica mientras corroboro su información.
—Bueno, bienvenida a la fiesta Monserrat, espero que te diviertas — le devuelvo su invitación.
—¡Hasta luego Monse! — dice Samantha con tanta emoción que da miedo.
Monse sale casi corriendo hasta la casa. Samantha comienza a reír con mucha fuerza, tanto que hasta se dobla de risa.
—Tranquila Sam — le digo, pero solo logro que ría más.
—Buenas noches — escucho que dice una voz del otro lado de la cabina.
—Buenas noches — contesto volteando a verla.
Una linda chica de rizos rojos y vestido verde azulado está sonriendo frente a mi. Carga una bolsa de hombro pequeña de la que saca una tarjeta bronce y me la entrega. Hay algo raro en esa chica, esa sonrisa se me hace familiar, al igual que esos ojos café que me observan divertidos.
—Debo entrar a la casa, bienvenida princesa Mérida — dice Samantha antes de salir corriendo.
—Sabes, Aladdin es uno de mis personajes favoritos, y te pareces mucho a él — dice.
Sonrío mientras paso la tarjeta por el verificador. Aladdin es el personaje favorito de...
La información termina de cargar.
—¿Mérida? ¿Es enserio? — pregunto viendo a la chica que está de brazos cruzados y sonriendo.
—¿Verdad que es genial conseguir un disfraz de la princesa cuyo nombre llevo?
—Verdad que es genial ponerte el nombre de la princesa cuyo disfraz llevas — afirmo.
Ella ríe levemente.
—Bueno voy a la fiesta — toma la invitación de mi mano — ¿Por qué no entras tú también? No creo que quieras estar aquí solo.
Comienza a caminar hacia la casa meneando sus rizos rojos.
—¿Cual es el plan Cristhel? — susurro para que no me escuche.
—Ninguno, y mi nombre es Mérida no Cristhel — dice y acelera el paso.
Me quedo parado junto a la cabina, sin saber si seguir a aquella chica o quedarme en mi puesto. No sé que está pasando, ¿que hace Cris aquí? ¿En verdad me mintió con lo de la misión?
—¿Ángel? — preguntó a través de mi audífono.
—¿Que pasa Alex?
—Vigila a la chica que acaba de entrar.
—¿Una sospechosa? — pregunta Daniel.
—Tengo mis dudas — digo sentándome de nuevo en la cabina.
Ahora solo falta esperar el desenlace de esta historia, sea cual sea.
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