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Capítulo 31: Chase

El sol se ocultó hace mucho tiempo, acabamos de cenar y ahora estamos en el cuarto de Daniel viendo donde dormiremos. Alex aún no llega, sin él no podemos ir por Cristhel, y eso nos tiene preocupados.

—Yo duermo con Chase y Ryan en tu cuarto — le dice Ángel a Daniel.

—Por mi esta bien — acepta Daniel.

Ryan y yo asentimos en forma de aceptación. A lo lejos se escucha que alguien toca la puerta de la entrada, pero no le damos mucha importancia.

—Tenemos que esperar que Alex venga, no podemos ir a buscar a Cristhel sin él — dice Ryan.

Karely entra al cuarto de Daniel ignorandonos y camina hasta la ventana.

—¿Quien vino? — pregunta Daniel.

Karely abre la boca para contestar pero es interrumpida por alguien tocando la puerta del cuarto, volteamos al instante y vemos que Alex entra.

—¡Alex! — decimos con una mezcla de alivio y emoción.

Él parece no estar muy feliz. Detrás de Alex aparece un hombre que yo no reconozco, creo que nunca lo he visto.

—Daniel, Karely, necesito hablar con ustedes — dice de manera autoritaria.

—Ellos lo saben todo — confiesa Alex dandole la espalda.

—¿Con todo, a que te refieres? — le pregunta el hombre.

—A la misión, a que somos espías, al rescate.

Alex habla viendo hacia el suelo, algo me dice que este hombre es el mismo con el que habló por teléfono en la casa de los secuestradores, tal vez es su jefe o un espía de mayor rango.

—No tenían autorización para hacer una investigación por su cuenta — nos dice el hombre.

—Eso lo hice yo — confiesa Daniel.

—Porque yo lo mande — dice Alex viendo a Dan.

—¿Alguno de ustedes no fue parte de esto? — nos pregunta seriamente.

Nadie habla, es como cuando mi papá pide que alguien pase a resolver un ejercicio, todos bajan la cabeza dándole autoridad.

—Es nuestra amiga teníamos que ayudarla — digo.

¡¿Que acabo de hacer?! Todos me ven sorprendidos, ni yo mismo creo que lo que acabo de decir. El hombre me ve fijamente, me siento como si mi papá estuviera apunto de regañarme.

—También es mi hija — me dice — pero no iba a arriesgar personas así como así, nuestras pistas se habían agotado...

—Pero las nuestras no — lo interrumpe Daniel.

—Dimos con los secuestradores — dice Karely.

—¿Y donde están ellas? Que su misión no era rescatarlas — nos reprende el padre de Cristhel.

—Por lo menos sabemos donde están — dice Daniel tomando su computadora.

El hombre se acerca a Daniel para ver lo que esta en la computadora.

—Solo estábamos esperando a Alex para ir a buscarlas.

—¿Y que les hace pensar que ellas no se bajaron en alguna parada? Tal vez se subieron para despistar y aún están en la ciudad — dice el hombre.

—Es un riesgo que hay que correr — comenta Ángel.

—¿Y que están esperando? Aplausos, vamos — dice una voz desconocida.

Volteo y veo a un hombre parado detrás de Alex, ni siquiera note cuando llego. El padre de Cristhel asiente y sale del cuarto, nosotros lo seguimos hasta afuera de la casa.

—¿Adonde creen que van? — nos dice.

—A terminar la misión — dice Karely.

—¿Y creen que los dejaré ir?

—Si — dice Daniel subiéndose a su auto.

El otro hombre se sube de copiloto, Ángel, Karely y yo atrás. Los demás se van en el auto del padre de Cris, ellos nos guían y nosotros los seguimos. Veo el reloj de mi celular y son las 9 de la noche.

Seguimos avanzando, en silencio, siento los ojos pesados, entre ratos se me cierran pero lucho por mantenerlos abiertos. Algo comienza a sonar muy fuerte logrando que todos brinquemos del susto.

—¡Daniel! — lo reprende Ángel.

—La música metálica quita el sueño — se ríe mientras apaga la música.

—¿Sueño? — dice el señor — Creí que ustedes se dormían tarde.

—Fue un día agotador — dice Ángel.

—No hijos, esperaba mas de ustedes — dice sonriendo.

Tengo muchas dudas aún sobre todo lo que tiene que ver con el trabajo de mis amigos, y aún más sobre estos hombres que nos acompañan.

—¿Y usted quien es? — pregunto rompiendo el silencio que volvía a reinar.

—Mi nombre es Luis, soy el padre de Alex — se presenta.

—¿También es espía? — pregunta Ángel.

—Si, estoy en esto desde pequeño, al igual que Jorge, ahora soy el segundo al mando de la compañía — explica Luis.

—¿Quien es Jorge? — cuestiono.

—Es el hombre que va en el otro auto — dice señalando el auto de adelante — Líder de la agencia de espionaje y mi mejor amigo.

—¿El padre de Cristhel? — quiere saber Ángel.

—Exactamente.

—¿Que va a pasar con mis amigos ahora que saben que somos espías? — pregunta Dan.

—¿Y con nosotros por meternos en su investigación? — completa Karely.

—No lo sé chicos, eso lo va a decidir Jorge, pero es casi seguro que los va a castigar, y a los demás tal vez los vuelva espías... O les borre la memoria — dice como si nada.

—¡¿Que?!— gritamos Ángel y yo.

Los demás comienzan a reír.

—No le veo la gracia — se queja Ángel.

—¿Crees que pueden borrarte la memoria? — pregunta Dan aún riendo.

—He visto muchas herramientas asombrosas, no sé que otras pueden llegar a hacer — digo.

—Bueno, no sé si Rubén haya creado un borra memorias — dice Luis — Pero si lo hizo, no dudo en que ustedes puedan ser los sujetos de prueba de Jorge.

Los tres vuelven a reír, pero yo sigo sin verle lo gracioso a que me borren la memoria, esta aventura es algo que seguro no queremos olvidar.

El camino parece corto gracias a las historias de Luis sobre sus misiones, nos cuenta como es la agencia y todas sus experiencias de espía que en un futuro nos pueden servir, o podemos olvidar.

Al fin llegamos al lugar donde se supone que deben estar Cristhel y Vanessa. Seguimos el auto de su padre hasta que llegamos a un parque. Para ser las 11:00 p.m. hay muchas personas aquí.

Los autos se estacionan y bajamos, la noche es hermosa y fría, algunos comienzan a regresar a sus casas, otros siguen sentados cómodamente en las bancas del parque.

—Ellas pudieron haber venido hacia acá, debemos preguntar si alguien la ha visto — dice Jorge mostrándonos una foto de Cristhel — Alex se las envió a ustedes.

—La envíe al grupo — informa Alex.

—Bien, separense — ordena Luis.

Caminamos en diferentes direcciones para abarcar el parque más rápido, así evitamos que alguna persona con información valiosa se vaya.

—Disculpe — detengo a una señora que se iba — ¿De casualidad la ha visto?

Le muestro la fotografía en mi celular, ella parece analizarla, pero luego niega con la cabeza.

—Lo siento hijo, no la he visto — me informa.

—Gracias de todos modos.

Ella se aleja y yo sigo preguntándole a las demás personas que aún se encuentran en el parque.

—Chase nos habla mi papá — dice Alex.

Corro detrás de él hasta una caseta donde están los demás reunidos.

—Una señora nos dijo que estaba con otra señorita, y que preguntaron sobre un hotel — dice Ángel.

— Nos dio la dirección a la que las mando — completa Dan.

—Pues vamos — dice Luis.

Caminamos unas cuadras siguiendo a Ángel y Daniel hasta que nos detenemos frente a una edificación, en la parte superior dice «hotel» en letras grandes, así que supongo que es aquí. 

Por dentro el lugar es sencillo, hay unas cuantas sillas y un mostrador, detrás del cual se encuentra una chica muy aburrida. Jorge se acerca a ella con su celular para enseñarle la fotografía, pero unos pasos en las escaleras lo hacen detenerse.

Y ahí está Cristhel, con una sencilla blusa rosa y la falda del uniforme, su cabello luce mojado y revuelto. Termina de bajar las escaleras corriendo y salta a los brazos de su padre. Todos sonreímos viendo esa escena.

Ella le susurra algo a su padre y este sonríe volviéndola a abrazar. Una chica que está detrás de Cris lleva su vista hacia nosotros y sonríe muy feliz, no entiendo su reacción hasta que veo que corre hacia Alex.

—¡Alex veniste por mi! — dice muy emocionada abrazándolo.

Alex se ve un poco incómodo al principio, pero termina rindiéndose y abraza brevemente a la chica para después alejarla de él.

—Bueno, debemos irnos — dice Jorge.

Salimos del hotel y regresamos al parque donde los carros quedaron estacionados, desde lejos puedo ver que ya está casi desierto. Cristhel, que antes caminaba atrás con Alex, ahora se adelanta y camina a mi lado.

—Chase — susurra acercándose más.

—Dime.

—¿Me harías el favor de cambiar de lugar con Ryan? Alex me dijo que viaja en el carro de mi papá — me pide.

Estoy por preguntarle la razón cuando me doy cuenta de que hemos llegado junto a los autos.

—Bueno chicas, ustedes irán en mi auto — anuncia Jorge.

—Oye Ryan — digo — ¿Cambiamos de lugar? Daniel no cuenta buenas historias.

—¡Oye!— escucho que se queja Dan.

—Claro con mucho gusto amigo — dice Alex entrando al auto de Daniel.

—Lo intente — le susurro a Cris.

Nos subimos en los carros, ahora voy en el de Jorge. Cris va adelante con su padre, Ryan, la otra chica y yo vamos atrás.

La chica que creo que es Vanessa comienza a contar como era su día cuando la secuestraron. Luego Ryan y yo contamos nuestro plan de rescate. Cristhel solo observa por la ventana del auto. Y así nos vamos por todo el camino hasta la ciudad.

—¿Me pueden dejar en mi casa?— pregunta Ryan cuando vamos llegando.

—¿No hay problema con tus padres? — dice Jorge.

—No ellos salieron de viaje, solo estoy con mi hermana.

Jorge asiente, sigue las indicaciones de Ryan hasta que llegamos a una gran casa.

—Gracias — se despide Ryan.

—¿Te llevo a casa? — me pregunta el padre de Cristhel.

—No gracias, dije que me iba a quedar en casa de Daniel y de ahí iba a ir mañana a la escuela.

Seguimos nuestro camino hasta la casa de Daniel, los demás ya están dentro. Los padres de Daniel se alegran de que las chicas estén bien.

Luis y Alex se van a su casa, Jorge dice que ira a la casa de Vanessa antes que a la suya, y a nosotros nos mandan a dormir.

Ahora si puedo acostarme tranquilo sin estar pensando en los peligros a los que se tendría que enfrentar Cris. Son casi las 2 a.m. y debo dormir porque mañana tengo que volver a la escuela. ¿Así es siempre la vida de Alex, Daniel y Cristhel?

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