Capítulo 2
Las clases por fin terminan, todos toman sus cosas rápidamente y salen casi corriendo del salón, el primer día y ya quieren que lleguen las vacaciones, yo como siempre soy la última en guardar todo y salir.
—Bueno nosotros nos vamos — dice Daniel.
—Sí, nos vamos a reunir en el campo de fútbol — comenta Ángel.
—¿Por lo de las pruebas? — pregunta Alex.
Daniel asiente comenzando a alejarse, le hace una seña a Ángel para que lo siga mientras se despide de nosotros con la mano.
—Nos vemos mañana — se despide Ángel corriendo detrás de Dan.
—¿Pruebas? —pregunta Chase.
—Si, como el año pasado egresaron varios miembros del equipo de fútbol, ahora deben hacer pruebas para que ingresen nuevos jugadores — explica Alex.
—¿Y cuales son los requisitos? — pregunta Chase.
—No sé, supongo que saber jugar fútbol — dice Alex.
—O mínimo que te guste y quieras aprender — opino.
—Para mayores informes, favor de comunicarse con los encargados de las pruebas, por su atención muchas gracias — informa Alex.
Chase y yo comenzamos a reír por como lo dijo, parecía que anunciaba algún producto.
—Ay sí, mucha risa — dice molesto.
—Creo que ya debemos irnos — digo.
—Yo aún no puedo, tengo que esperar a mi papá — explica Chase.
—¿Tu papá? — pregunto confundida.
—El profesor de matemáticas — afirma Alex.
—Ese mero — confirma Chase.
Al parecer el padre de Chase si es peligroso, y no precisamente por ser un secuestrador que trafica órganos o algo así.
—¿Sabias que eres el mejor de mis amigos? — dice Alex pasado su brazo sobre los hombros de Chase.
—Nos conocimos hoy — contesta.
—¿Has escuchado de la amistad a primera vista? — vuelve a preguntar.
—Como que quiere un diez en matemáticas — digo.
—No arruines mi plan — susurra Alex.
Chase comienza a reír a alejándose de Alex y caminando hacia una banca en el patio.
—Conociendo a mi papá, creo que sería mas exigente con mis amigos — dice.
—No creo, ni que fuera capaz de reprobarte — dice Alex.
—Pues en la otra escuela me puso seis en un parcial y me reprobó en un examen — comenta Chase.
—Si eso le hizo a su hijo que va a ser de nosotros — dice Alex sacudiéndome por los hombros.
—Tendrás que estudiar o aprovecharte de su hijo — digo.
—¿Como? —pregunta Alex.
—No lo sé, solo lo dije por decir — confieso.
—Me hacen algo y hago que los reprueben — nos amenaza Chase.
—Ajá y dime, ¿como harás eso? — pregunto intentando intimidarlo.
—No lo sé, pero no creo que quieras averiguarlo — me contesta.
—Cuando te vi creí que eras una buena persona, no un chantajista que se aprovecha de que su padre es maestro.
—Soy una buena persona, tú eres quien se quiere aprovechar de que soy el hijo de tu profesor — me dice Chase.
—¿Yo? Es Alex quien se quiere aprovechar.
—Culpo a Daniel — dice Alex levantando las mano.
—Daniel ni siquiera esta aquí — digo.
—Aún así es culpable —contesta.
—Que lindos amigos — dice Chase.
—Terminaras amándonos, ya lo verás — predice Alex.
—No sí, ya te amo — se burla Chase.
—Se dan cuenta de que cambiamos de tema muy rápido — comento.
—¿De que hablábamos antes? — pregunta Alex.
—No tengo idea pero debo irme, nos vemos mañana — dice Chase.
Veo como se aleja corriendo hacia el profe de matemáticas que lo espera junto a un auto blanco, se suben y se van.
—¿Nos vamos? — pregunta Alex.
Yo asiento y comenzamos a caminar en dirección a la agencia de mi padre.
—Sabes, ese chico me agrada — comenta Alex.
—Si, a mi también — lo apoyo.
—Lo único malo es que me quito mi lugar — dice.
Yo solo me río por su comentario.
Me encuentro en la oficina de mi papá, es grande. Él es el jefe de una agencia de espías, ese trabajo lo heredó de su padre, que lo heredó de su padre, y así hasta llegar al fundador.
El segundo al mando es el padre de Alex, Luis Martínez, y su puesto también viene de la herencia. Así las cosas quedan en familia, es lo que ellos dicen.
Por lógica Alex y yo, así como muchos otros, somos los próximos en tener esos puestos. Por esa razón entrenamos desde pequeños, fuimos a clase de defensa personal, aprendimos a disparar, sabemos el uso de muchos artefactos de espías y vamos a misiones reales de espionaje, adecuadas a nosotros claro.
Algunos comienzan a hacer estas actividades hasta los doce años, de ahí, si eres hijo de algún espía, es obligatorio participar hasta que cumplas los 18, edad donde puedes decidir si te quedas en la agencia o la dejas.
Daniel también trabaja en la agencia, su padre es el encargado de crear las herramientas que usamos para las misiones, en realidad las crean varios, pero él es el jefe de ellos.
—Princesa tu nueva misión —dice mi padre entrando a su oficina con una carpeta en la mano.
—¿Que es? —pregunto mientras tomo la carpeta que él me ofrece.
—Samantha Ramírez González, en los expedientes que te entregue esta toda la información sobre ella, tu misión consiste en ir y poner cámaras en los lugares que se mencionan ahí.
Escucho atenta todo lo que mi padre dice, no conozco a esa tal Samantha, así que supongo que no vamos a la misma escuela.
—Como te habrás dado cuenta no asisten al mismo colegio — prosige mi padre afirmando mi hipótesis —Por eso te proporciono los expedientes de ella.
—Claro, solo tengo una pregunta, ¿Alex irá conmigo? — él y yo casi siempre tenemos misiones juntos.
—No princesa, irás sola... Disfrazada obviamente — muero por ver como me disfrazara Ana, la de vestuario y maquillaje.
—Bien... ¿Cuando es la misión?
—Todo lo que necesitas saber está en esos papeles, y ahora si me disculpas unas personas vendrán a verme así que ya puedes ir a casa —¿me acaba de correr amablemente?
—Bien, allá nos vemos —le doy un beso en la mejilla y salgo de su oficina.
Me dirijo hacia mi casa, dispuesta a estudiar la misión que me han otorgado, ¿que tan difícil puede ser entrar a una casa a poner cámaras?
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