Mientras Jihyo y Momo disfrutaban de su cena, las luces del restaurante iluminaban la mesa con un brillo acogedor. El aroma de la comida llenaba el aire, pero la mente de Hirai no podía dejar de divagar hacia su encuentro con Kim Dahyun.

—¿Sabes?—Habló Momo mientras se servía un poco de Kimchi

—¿Mmh?—Respondió la coreana, mientras comía un poco de carne.

—Dahyun es diferente. No solo por cómo se comporta, sino por lo que me transmite.

Jihyo la miró con curiosidad.

—¿Te refieres a que te parece auténtica?—Preguntó, mientras le daba un sorbo a su bebida.

—Sí, justamente eso...—Bajó la mirada.

La castaña notó como una pequeña sonrisa se mostraba en el rostro de la pelinegra. Aclaró la garganta.

—No te olvides de que estamos aquí por un motivo. No puedes dejarte llevar por esas impresiones. Recuerda, somos agentes encubiertas. Si se entera de que estamos detrás de ella, todo habrá sido en vano—Dijo.

—La sonrisa de Hirai desapareció—Lo sé, lo sé. Es solo que me siento un poco culpable por usarla así... me parece una persona genuina.

Park dejó su vaso con un golpe sutil en la mesa.

—Entiendo lo que sientes, pero si no cumplimos con nuestra misión, ella podría estar en peligro. Ya sabes lo que está en juego.

Momo suspiró y se recargó en su silla, sintiendo la tensión en su pecho.

Justo en ese momento, el teléfono de Jihyo vibró sobre la mesa. Era un mensaje de Sunoo.

"Chicas, estuve investigando a la chica que están siguiendo, descubrí cosas importantes, vengan a esta dirección."

La coreana sonrió.

—Nuestro amigo tiene información valiosa—Se levantó de la mesa y le dió una palmada a su compañera—. Vamos.

Momo le dió un último trago a su bebida y después siguió a la chica. Esta vez la que manejaría sería Momo.

...

—¿A dónde vamos?

La menor le entregó el teléfono a la mayor.

—Ahí está la dirección.

—Bien, gracias.

Jihyo recargó un poco el asiento y subió los pies en el tablero. Giró ligeramente la cabeza, encontrándose con el oscuro cielo nocturno lleno de millones de estrellas parpadeantes.

No pudo evitar soltar una expresión de asombro.

—Wow...—Dijo.

Momo soltó una risita, sin despegar la mirada de la carretera.

—¿Qué sucede?—Cuestionó.

—El cielo se ve hermoso hoy—Dijo.

La japonesa levantó rápidamente la mirada para ver el cielo.

—Tienes razón—Respondió, para después bajar la ventana, logrando así que la menor observara mejor aquello que la tenía tan maravillada.

La hermosa vista y la fresca brisa de la noche por alguna razón causaron una inmensa tranquilidad dentro de la chica que iba en el asiento del copiloto, cuyos cabellos castaños danzaban al compás del viento.

Momo bajó su ventana también y decidió encender la radio. La dirección que su compañero les había enviado estaba un poco lejos —para mayor seguridad— Seguramente sería un viaje entretenido.

La música, la brisa, y la tranquilidad del momento hicieron que los ojos de Park se fueran cerrando lentamente, y después, su mente se adentró en el mundo de los sueños.

...

Momo detuvo el auto a una orilla de la carretera, el lugar que Sunoo les había dicho estaba rodeado de árboles. Sinceramente, se veía un poco tenebroso.

La japonesa se bajó del carro, cerró la puerta y después se dirigí a abrir la puerta de su compañera.

—Jihyo, ya llega-...—Cuando abrió la puerta del vehículo, lo primero que vió fue a su compañera profundamente dormida, aún con sus lentes puestos. Su cabello estaba desorganizado debido al aire pero aún así no cubría su rostro.

La mayor suspiró.

—Jihyo, ya llegamos—Habló nuevamente, esta vez moviendo cuidadosamente a la joven para despertarla.

La coreana despertó y se talló los ojos.

—Lo siento—Dijo—. Estaba cansada.

—Da igual, levántate.

La chica por fin salió del carro y Momo cerró la puerta detrás de ella, para después encender su linterna.

—¿Por qué Sunoo nos citó aquí? Parece que venimos a matar a alguien que acabamos de secuestrar.

—Sí, yo también pensé eso. Ten cuidado donde pisas, más ahora que apenas te estás despertando.

Jihyo se talló nuevamente los ojos para intentar aclarar su vista.

Después de un rato, encontraron a Sunoo.

—¡Por fin llegaron!—Dijo, levantándose de la piedra en la que estaba sentado—¡Se tardaron una década entera!

—Lo sentimos, Sunoo. Estábamos en el centro de la ciudad cuando nos mandaste el mensaje—Habló Park.

—Bueno, a lo que venimos. ¿Qué información conseguiste?

—Ah, sí. Al parecer Dahyun justamente estuvo en una fiesta, en Japón. En la cual curiosamente se encontraba la hija de un Wakagashira, es decir, un jefe adjunto.

—¿O sea que está relacionada directamente con los yakuza?

—Exactamente, y al parecer, hay una posibilidad de que Dahyun sepa dónde se pueden encontrar los que planearon todo esto de las bombas.

—¿A qué te refieres con que hay una posibilidad?

—Me refiero a que no es cien por ciento seguro.

—Entonces, debemos hablar con ella—Dijo Momo.

—A eso voy—Interrumpió Kim—. El problema es que si resulta que Dahyun no sabe dónde se encuentran los culpables, solo se volverá un objetivo. Y si alguien la ve como una amenaza, podría estar en peligro.

Momo sintió una punzada en el estómago. La conexión que había sentido con Dahyun ahora se sentía como una pesada carga.

—Si a Dahyun le sucede algo, nuestro plan se va a la mierda—Comentó Jihyo, cruzándose de brazos.

El chico y la menor seguían conversando mientras la cabeza de la mayor se llenaba de pensamientos.

...

Ambas chicas habían vuelto al vehículo, nuevamente, Jihyo había tomado el volante. Sunoo se había ido por su cuenta, su auto no estaba muy lejos del lugar.

Momo seguía pensando en lo que el chico había dicho.

—No puedo dejar que le pase nada...—Habló Hirai, con una voz baja y firme.

—¿Qué dijiste?

—No puedo dejar que le suceda nada a Dahyun—El auto se detuvo en un semáforo. Momo miró por la ventana, observando las luces de la ciudad. Era un lugar lleno de posibilidades, pero también de peligros—. ¿Y si la invitamos a una salida? Y así le sacamos más información.

—Es riesgoso, pero al parecer es nuestra única opción.

Momo sintió una mezcla de emoción y ansiedad. No solo estaban detrás de una pista crucial, sino que también estaban cada vez más conectadas con alguien que podría convertirse en una amiga.

Mientras el semáforo se ponía en verde, ambas mujeres intercambiaron miradas, sabiendo que el camino por delante sería complicado y lleno de decisiones difíciles. La misión que habían emprendido no solo era peligrosa; también estaba comenzando a afectar sus emociones.

—Entonces, hagamos que nuestra próxima salida sea memorable—dijo Momo, decidida a proteger a Dahyun y a cumplir con su misión, aunque eso significara cruzar límites que nunca antes había considerado.