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#O2: Day 1 (Part two)

...

—Bien, ¿y cómo la vamos a encontrar si rompió el rastreador?—Preguntó Momo.

—Jihyo sonrió—. Fácil, le colocaron otro.

—¿No se daría cuenta también? es decir, si descubro que me pusieron un rastreador, estaría más que alerta.

—Bueno—Le mostró su teléfono—. Al parecer no se ha dado cuenta. El problema es que va justamente al centro, y por ende, tenemos que relacionarnos con más personas.

—Bueno, ya tocaba hacerlo—Suspiró—. ¿Entonces qué somos? Ya hay que decidirlo.

—Amigas, punto final.

—De acuerdo.

...

Después de unos minutos, Park estacionó el auto.

—Parece que nuestra nueva amiga se detuvo a tomar un café, vamos a acompañarla.—Apagó el vehículo y salió de él.

Momo lo hizo después de ella.

—Bien, de ahora en adelante tú eres Yoon Daeun, ya lo sabes.

—¿Y tú?

—Ehm... la verdad no lo recuerdo. ¿Qué te parece Shin Hye-won?

—Mmm... si te soy sincera me da igual, elige el nombre que quieras.

—Bien. Entonces me quedo con ese.

Ambas mujeres se dirigieron a la cafetería en donde se encontraba la coreana.

—Sígueme el juego—Susurró Hirai, dirigiéndose al mostrador de caja.—Hola, me das dos americanos por favor.

—Claro, van a ser seis dólares con noventa, por favor.

—Aquí está.

—¿A nombre de...?

—Yoon Daeun y Shin Hyewon—Habló Jihyo ésta vez.

—De acuerdo. En un minuto estará listo su pedido.

—Gracias.

Park le hizo una señal a la japonesa, ya que la mujer a la que estaban buscando estaba a punto de pasar al lado suyo; vestía un suéter holgado, unos pantalones cargo, un moño alto y un bolso de tela, tenía el cabello negro y unos lindos ojos rasgados. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Momo metió despistadamente su mano en el bolso de la chica y dejó caer sus llaves.

—Oh—Exclamó—. Se te cayeron las llaves—Dijo.

La joven se quitó los audífonos y bajó la mirada.

—¡Ah! Muchas gracias, no me había dado cuenta

Hirai le entregó las llaves.

—Me gusta tu blusa, ¿de dónde es?

—Gracias, la verdad no lo sé, fue un regalo de mi mejor amiga.

—Ya veo...

Mientras la japonesa hablaba con ella, Jihyo se dió un tiempo para inspeccionar la vestimenta y los accesorios de la de ojos rasgados. Se dió cuenta de que llevaba un llavero de una cantante bastante conocida.

Se acercó a ambas chicas.

—¿Te gusta Ariana Grande?—Preguntó.

—Sí, me gusta mucho—Sonrió—. Me alegra que sea reconocida, su música es muy buena.

—Nosotras pensamos lo mismo—Dijo Momo.

—Es lindo conocer a alguien con mis mismos gustos.

—Exacto—Asintió Jihyo—. Mi nombre es Shin Hyewon, y el suyo es Yoon Daeun.

—Mucho gusto a ambas. Yo soy Kim Dahyun.

—¡Yoon Daeun, Shin Hyewon!—Gritó el cajero.

—Ya salieron nuestros cafés.—Hirai fue por ellos.

—¿Ustedes qué pidieron?

—Dos americanos, ambas somos amantes de la cafeína.

—Que gran coincidencia, yo pedí lo mismo—Dijo, señalando el vaso que llevaba en la mano.

—Increíble—Park sonrió.

Momo regresó con ambos cafés. Le entregó uno a Jihyo.

—Y bueno, Dahyun—Habló Momo—. ¿Ya te ibas?

—De hecho, sí. Iba a pasear un poco—Suspiró—. La verdad me cayeron muy bien, ¿quieren ir a dar la vuelta? Claro, si no tienen nada que hacer.

Tanto la pelinegra como la castaña voltearon a verse, después, sonrieron.

—Nosotras encantadas—Dijo Park, con una expresión de satisfacción en su rostro.

...

Las tres pasaron unas cuantas horas paseando por la ciudad e incluso fueron a comer. Ambas agentes descubrieron varios aspectos importantes de la menor —porque, sí, es menor que las dos—, como que no le gusta la comida muy picante... o que vivió unos cuantos años en Japón y conoció a muchas personas, a las cuales no especificó.

Ah, y sobretodo, compartieron sus números celulares, lo cual era bastante importante para ambas agentes.

Mientras caminaban por el parque, Kim recibió una llamada.

—Perdón, tengo que contestar—Dijo, para después alejarse de las contrarias.

—Claro, linda. No pasa nada, te esperamos—Dijo Jihyo.

Momo se paró frente a ella y se cruzó de brazos.

—Te ves feliz—Dijo.

—No, solo estoy satisfecha; pensé que sería más difícil acercarnos a ella. De todas formas, no hay que cantar victoria, no sabemos en qué momento puede ponerse en nuestra contra.

—No lo hará si no le damos razones para hacerlo.

—Aún así, hay que tener cuidado.

—Si tú lo dices...

Park recordó algo y luego pensó en molestar un poco a su compañera.

—¿Te parece linda?

—¿Huh?

—Que si te parece linda. Creo haber visto una sonrisa muy genuina cuando nos invitó a venir con ella, y también tu mirada cambió desde que la viste.

—Estoy feliz por lo mismo que tú lo estás. Solo eso. Y mi mirada no cambió para nada, no sé de qué hablas.

—Claro...

Momo desvió la mirada y sonrió al ver a la coreana regresar.

—Ya volví, era mi padre. Quería decirme que habían hecho carne de cerdo para cenar.

—Que rico...—Dijo Hirai.

Park soltó una risa.

—Bueno, ya me tengo que retirar. ¿Quieren que las acompañe o está bien si las dejo aquí?

—No hay problema, Daeun y yo nos podemos quedar aquí. Nuestro auto no está tan lejos.

—Está bien. Nos vemos después—Se despidió de ambas y después se fue caminando.

—Adiós—Dijeron ambas jóvenes.

Las dos suspiraron.

—Apenas es el primer día y ya me cansé.

—Lo sé—. Tengo hambre.

—Yo igual. Quiero comida.

—Vamos a cenar algo, ¿te parece bien? Ya mañana te sigo odiando como siempre.

—De acuerdo, de acuerdo.

Ambas rieron y se dirigieron al restaurante más cercano. Se merecían una buena cena después de que su primer acercamiento a su objetivo haya sido todo un éxito.

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