⸸ 13 ⸸
31 de octubre, 21:45 pm
Jungkook había caminado junto a las puertas del cementerio más veces de las que podía recordar. Tenía memorizado el patrón torcido de las verjas oxidadas y el nombre que estaba tallado en la primera hilera de lápidas. Pero nunca, ni una sola vez, había entrado al cementerio.
Hasta esa noche.
Podía observar las puertas de los garajes vecinos abiertas con un centenar de adolescentes bailando o bebiendo o, por qué no, besándose. Había intentado contar los fantasmas de papel que decoraban las tiendas o las calabazas con rostros demoníacos tallados que se extendían frente a las puertas de las casas, pero nada lograba calmarlo.
Jungkook se aferró a la manta que tenía sobre los hombros, tomando con fuerza la puerta del cementerio y jalándola unas tres veces hasta que el metal oxidado cedió, el sonido arrastrado y lastimero haciendo eco en sus oídos. Jungkook tomó aire, cerró los ojos, y entró, siendo guiado mayormente por sus instintos en lugar de cualquier pensamiento racional. Jungkook había perdido la razón desde la noche en la que Kim Taehyung estuvo en su habitación.
Una ráfaga de viento helado golpeó su rostro y cerró la puerta con un sonido brusco y fugaz. Jungkook se sorbió la nariz, abrazando su propio cuerpo y empezando a caminar hacia adelante, hacia el mausoleo que se elevaba en el centro del cementerio. Escuchó un graznido y a lo lejos observó un cuervo negro posado sobre una lápida, siendo iluminado por la luz de la luna.
Jungkook se acercó al ave, que volvió a graznar, sacudiéndose y dejando caer unas cuantas plumas sobre la tierra húmeda. Frente a la lápida, descansaba el libro de poemas abierto por la mitad y los lentes de Jungkook, manchados con un poco de tierra en los cristales. Jungkook se agachó para tomar sus pertenencias y el cuervo soltó otro grito antes de salir volando. Limpió los lentes en su propio pantalón y se los puso, llevando el libro bajo su brazo mientras continuaba con su búsqueda por el cementerio.
La mente de Jungkook no podía pensar en nada más que encontrarlo. A él. Cualquier asunto se volvía difuso, irrelevante y opacado en su totalidad por Kim Taehyung y su deleitosa extrañeza. Si le preguntaran sobre Taehyung, Jungkook no sabría bien qué responder además de que es el ser vivo más interesante que ha conocido. Lo que para cualquiera de sus compañeros podría resultar asqueroso y vagamente repugnante, para Jungkook era intrigante y cautivador.
Taehyung no era un ser humano.
O, por lo menos, era el ser humano menos humano que Jungkook podría imaginar.
Aunque había algo que le demostraba a Jungkook que Taehyung sí guardaba algo de humanidad dentro de sí, entre todas las ratas y conejos. Taehyung era el único que aún no lo había abandonado, el único que parecía ser sincero con sus intenciones. Taehyung era el único que podría entender a Jungkook, que no lo juzgaría porque quizás sus propios secretos eran aún más oscuros que los ajenos.
Jungkook continuó hundiendo los zapatos en la tierra mojada y dejando un camino de huellas tras de sí que se dirigían hacia el mausoleo.
¿Se había enamorado de Kim Taehyung?
Con cada paso, un nuevo graznido era añadido a la cacofonía de aves que resonaba en los oídos de Jungkook. Los latidos de su corazón aporreaban las paredes de su pecho, y ni siquiera notó cuando empezó a llover, siendo consciente cuando los cristales de sus lentes estaban repletos de gotas de lluvia que cubrían su visión.
Rodeó el mausoleo con pasos tan desesperados como temerosos. ¿Taehyung estaría ahí, con un cigarro colgando de los labios, apoyado descuidadamente sobre uno de los pilares del mausoleo? ¿Estaría esperándolo? ¿Qué haría cuando lo viera?
Quizás...
¿Lo besaría?
Jungkook no se detuvo. No paró, aún con los cuervos advirtiéndole en la lejanía, con la lluvia gritándole que no se acercara más, con los sonidos extraños que se hacían más claros con cada paso que daba. Sonaba húmedo, como un lobo rasgando con los colmillos la piel de un cordero solitario y arrancando un enorme pedazo de carne de una mordida. Alguien estaba masticando, clavando los dientes con ansia, limpiándose la sangre con el brazo y tragando como un verdadero animal.
Como un monstruo.
¿Jungkook es un pendejo? Sí, sí es.
¡Nos leemos luego!
[ Noduru, 2023 ]
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