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24. Pasiones.

Con el pasar de los días Went fue recuperándose con mucha rapidez y no fue sorpresa para nadie cuando a la semana apareció en medio de la sala de estrategia. Él creyó que no iba a ser bienvenido en aquel lugar, pero se sorprendió al ver como nadie comentaba nada al verlo. Nuevamente lo habían aceptado y Went no podía estar más agradecido con respecto a eso. Molly pasaba mucho tiempo con su padre y si bien Went custodiaba a la chica todo el tiempo, Gabriel Davies dejó de ser una amenaza para el cuartel.

Su hermana fue internada en el laboratorio de Dexter, siendo su nuevo experimento y recibiendo grandes dosis de la sangre de Molly. Normalmente él la acompañaba y terminaba cargándola en brazos al salir del laboratorio, demasiado fatigada como para caminar por sus propios medios. Pasaban mucho tiempo juntos, pero no como pareja sino como compañeros. Molly estaba planeando atacar a las casas alrededor de las murallas y si bien Went no estaba del todo seguro, la apoyaba y trataba de explicarle cómo funcionaba el ejército de los Guardianes.

Owen se mostraban bastante ausente en general, no sólo en las reuniones de estrategia. Went tuvo que preguntarle más de una vez si algo le sucedía y simplemente recibía una respuesta neutral por parte del chico. Comenzó a llevar ropas nuevas, que decía robar de las casas abandonadas de los Guardianes y tenía grandes bolsas debajo de sus ojos, como si no durmiera.

Went no había logrado ver a su hermana, ya que ella se escondía cada vez que lo veía y aquello lo tenía bastante angustiado. Era una suerte tener a Sky, quien sonreía y alegraba su día. Pasaba las tardes junto a ella y a veces se unía Molly, cuando no tenía algún ejercicio con Moritz y Gabriel.

—¿Crees que estamos preparados para el ataque? —le preguntó Gabriel a su hija, una noche en la sala de estrategias. Ella se encontraba frente a un mapa y a todas las anotaciones que había hecho.

Molly no se mostraba segura con respecto al ataque que su padre había ideado y ella había ayudado, lo podía ver en su rostro. Went la conocía lo suficiente para saber que no estaba del todo segura y que temía por sus Iluminados. Había perdido a muchos de ellos y no estaba segura del todo. Ella miró a Went, por primera vez en toda la tarde y él comprendió que estaba buscando consejo en él. Se levantó de su silla y se acercó al mapa en cuestión, tratando de pensar en un plan que ayudara a su ataque.

—No estoy del todo segura... este es un ataque normal y yo quiero simplemente bajar sus defensas —le comentó Molly a Went. Por un momento él se dedicó a observar aquellos ojos azules que tanto le gustaban, olvidándose por completo de la presencia de todos los Iluminados en aquella sala. Ella lo miró con curiosidad y Went reaccionó de una manera bastante rara, con un plan—. ¿Went?

—Tengo una idea —soltó finalmente mientras extendía el mapa y buscaba algo en aquel papel arrugado. Él mismo había actualizado ese mapa, indicando en donde estaban las nuevas torres y las nuevas cámaras de seguridad—. Los Guardianes lo tienen todo y normalmente viven en armonía por completo. No tienen problema a la hora de vivir y no tienen complicaciones. Debemos tocarlos de un modo que no saben cómo reaccionar. Nosotros podemos atacarlos pero ellos como contraatacar perfectamente, pasan todo el tiempo pensando en eso. Tenemos que atacarlos de una manera casi invisible.

—¿Tienes una capa invisible, Morton? —se burló Gabriel, observando con gran confusión lo que él decía.

—Tenemos que quitarle sus suministros. Cortar el agua, romper sus torres de electricidad y matar a sus animales. Sé en donde están todas esas cosas y cuando se encuentran complicados con respecto a todas esas cosas... atacaremos.

Molly observó a Went sorprendida, como si lo que escuchara fuera algo completamente nuevo y divino.  Dejó de mirarlo por unos segundos y se cruzó los brazos mientras observaba con dedicación los planos. Gabriel se sentó nuevamente en su sillón, ignorando por completo a todos los presentes y cerrando los ojos. No sabía el porqué, pero Went estaba seguro que Molly estaba planeando algo que él no quería escuchar.

—Atacaremos las casas alrededor de la muralla —indicó mientras apuntaba los lugares que quería atacar y Went se quedó en silencio observando la intención de Molly. Comprendió lo que quería hacer y de repente se encontró completamente en desacuerdo con la joven—. Con tu ayuda podremos debilitarlos y usaremos las opciones más simples, quemaremos cada casa.

—No.

Las palabras salieron de sus labios y al instante todas las personas se giraron a mirarlo, incluso Gabriel abrió los ojos para dirigir la mirada hacia Went. Owen estaba cruzado de brazos al lado de Zeus, pero pudo ver apoyo en su mirada. Eso normalmente ellos sentían cuando se miraban, aquel apoyo que nadie iba a entender. Eso los hacia compañeros y en muchas ocasiones: hermanos.

Molly fue la más sorprendida y tal vez una de las pocas que no desconfió de él. Estaba seguro que en ese momento más de uno estaba buscando el arma que guardaba. Pero a él sólo le importaba la aceptación de Molly, si fuera por él los demás podían morirse. Went era algo extremista y él sólo quería a dos personas en ese cuartel, no amaba a todos como Molly lo hacía. Jamás iba a sacrificarse por ellos, él era egoísta y solamente peleaba por esa mujer. Iba a pelear hasta el final de los tiempos a su lado, no le importaba lo que costaba pero sólo por ella.

—Hay gente ahí, Molly, gente que no tiene absolutamente nada que ver con tu guerra —trató de hacerle ver a una chica bastante sorprendida por su acto—. Lo has visto en la discoteca esa vez, hay muchas personas que son completamente ignorantes a lo que sucede. Creen que nosotros somos rebeldes y que queremos romper su tranquilidad. Ellos piensan que somos el peligro en su placida vida, ¿no lo ves?

—Ellos no dudarían en dispararnos si nos ven en su ciudad, Went —atacó Molly cruzando los brazos y enfrentándose al chico. Había enojo en su mirada pero también pasión por lo que hacía. Se notaba que ella amaba a esos Iluminados e iba a protegerlos con su vida. Pero Went no estaba de acuerdo con todo eso.

—Ellos simplemente se esconden de lo desconocido. Tú no estás en sus casas. Todo el tiempo pasan por televisión lo peligroso que es estar cerca de los Iluminados, constantemente les llenan la cabeza en contra. Les dicen que deben informar ante cualquier hecho delictivo de los rebeldes. Ellos son...

—¡Son Guardianes! ¡No tienen sentimientos! —gritó un hombre que Went no conocía, interrumpiendo la discusión entre ellos dos y por un momento tuvo que recordar que no estaban solos. Todos seguían indicaciones de Molly pero en muchas oportunidades no dudaban en atacar y quejarse de todo, típico de persona que había perdido el ánimo de luchar. Went volvió a mirar a la chica que podía considerar su novia y trató de encontrar en ella un poco de conciencia.

—Son gente inocente, Molly —dijo en voz baja, tratando de hacerle ver lo tan obvio para él—. Ellos no van a hacerte daño.

En ese momento, Dexter entró al lugar y sorprendió a todos los presentes. Parecía completamente fuera de sí y detrás de él estaba su hermana. Tenía un golpe en su frente y parecía algo mareada, pero trataba de atapar a Dexter aunque le era imposible. Owen se acercó a ella y le impidió acercarse a su hermano, pero ella se rehusaba a sus brazos. Algo sucedía y Went no comprendía del todo que era. El científico tenía los ojos inyectados de sangre, sudor caía por su frente y parecía realmente perdido. Algo estaba mal con él y Went se posicionó delante de Molly al instante.

—Tengo que hablar con ella, traidor, muévete —lo insultó sin importarle Went en lo absoluto. Todos se quedaron petrificados al escuchar esas palabras por parte de Dexter, porque eran las que todos tenían en los labios pero nunca soltaban. Went no dijo nada, a fin de cuentas eso era él. No le importó en lo más mínimo, siguió protegiendo a su chica a pesar de la insistencia del científico—. ¡Déjame hablar con ella!

—¿Qué sucede, Dexter? ¿Qué ha pasado contigo? —preguntó Molly tratando de acercarse pero Went se lo impidió. Su misión era protegerla y sabía que ella podía hacerlo sola, pero no le importaba en lo más mínimo—. ¿Sally?

—¿Él te hizo esto? —preguntó Owen deteniéndola por fin y obligándola a sentar en el sillón, al lado de Gabriel. La sangre caía por su rostro y se notaba que estaba algo mareada por la perdida. Era difícil cuando la única enfermera se lastimaba, porque nadie más sabía cómo curarla—. ¿Sally?

Ella abrió los ojos verdes, que había cerrado desde que se había sentado y observó a Owen con completa pena. Went le dio un pequeño empujón a Dexter y casi se rió de él. Le agradaba el chico pero era un esqueleto al lado de alguien con entrenamiento. Cuando sus miradas se volvieron a encontrar, él se dio cuenta que iban a entrar en una pelea. Dexter tomó carrera y dirigió su puño al rostro de Went, aunque obviamente él lo vio venir. Se corrió con rapidez y lo golpeó en respuesta, dejándolo caer al suelo. Molly lo regañó pero Went no necesitó escucharla, no iba a hacerle demasiado daño. Simplemente una lección.

—Está drogado —pudo decir finalmente Sally, demasiado mareada para hablar en ese momento. Gabriel soltó una carcajada al mismo tiempo que Moritz y ambos aplaudieron al chico en el suelo—. No me siento bien...

Owen soltó un chasquido y observó con enojo a Dexter, porque obviamente su hermana estaba silenciando la herida en su frente. Él se puso de pie y la tomó en brazos, sacándola de aquel lugar tan viciado. El científico estaba en el suelo, con la boca llena de sangre e ignoraba como todos los presentes se marchaban. Went no quería que las cosas terminaran de ese modo, quería que una maldita reunión terminara bien. ¿Era mucho pedir?

—¡No conoces a este hombre, Molly! —exclamó Dexter señalando a Went y muchas personas se quedaron a escuchar. Obviamente, querían escuchar más información para dañar lo que él construía con mucho esfuerzo. La confianza de Molly había sido difícil de ganar nuevamente y no iba a perderla por un chico drogado con vaya a saber que—. ¡Él sabía que Sarah iba a matar a Blood! ¡Él lo sabía y no hizo nada!

Molly no dijo nada, a diferencia de las demás personas que comenzaron a susurrar entre sí pero miró al chico con esa mirada que asesinaba. Él podía soportar lo que la gente decía, los comentarios y todos los golpes del mundo, pero esa mirada lo desarmaba. No lucía desconfiada, sino que buscaba una explicación por parte de Went y él no la tenía.

—No puedes creer en lo que dice —se quejó Went sorprendido, sin poder creer que ella estuviera desconfiando de él. Molly suspiró y lo fulminó con la mirada, aunque siempre en silencio—. Sarah está detrás de todas las personas que quieres. Sabía que tenía pensado hacerle daño a alguna persona que quisieras. Sinceramente pensé que iba a ser Owen, por eso me alegre cuando lo vi entre nosotros.

—Está bien, no tienes la culpa de eso —se aseguró de decirle ella suspirando luego mientras se acercaba a Dexter. Ella extendió su mano hacia él, tratando de ayudarlo a levantarse pero se negó—. Dexter... vamos.

—¿Sabes que él te oculta algo peor que eso? —le preguntó y todos se quedaron en silencio de tumba. Went sabía que iba a decírselo, se imaginó que la verdad iba a salir a luz tarde o temprano. Lo entendía, estaba furioso por la muerte de la chica que le gustaba y quería culpar a alguien. La única culpable de la muerte de Blood había sido Sarah, a ella tenían que culpar—. Se está muriendo, lo que Sarah le inyectó lo va a terminar asesinando lentamente.

El mundo de Molly se golpeó contra el suelo, cayendo al lado de Dexter y de todo su odio sin explicación. El corazón parecía ausente y cuando intercambió miradas con Went no recibió una negación. Las personas que se habían quedado para insultarlo o burlarse de él se quedaron igual que Molly. Nadie movía un músculo y por momentos Molly sintió que estaba siendo invadida su privacidad. Que eso era personal y que nadie debía estar en ese lugar.

Pero lo que más odio le daba era la situación que vivía en ese momento, el saber que Went no confiaba en ella. No le había contado algo tan importante como eso. Habían pasado hablando todas las noches en la enfermería y habían compartido demasiadas confesiones. Ni ella podía creer que estuvieran hablando de su relación con Owen o la relación que él había tenido con Sarah en sus días ausentes.

¿Cómo le había podido contar que se había acostado con esa mujer y no que estaba muriendo? Recordó las veces que se mostró demasiado cansado e incluso en un par de ocasiones que había perdido sangre. La verdad estaba frente a ella y nunca la había visto. Sospechaba que tampoco quería aceptarlo y que simplemente había cerrado los ojos ante la felicidad de finalmente tenerlo.

Went hizo un chasquido con la lengua y trató de acercarse a Molly, quien al instante dio un paso hacia atrás. Estaba tan dolida que no quería ni siquiera tocarlo. No quería besarlo nunca más y mucho menos estar a su lado. Le había ocultado algo terrible que no sólo afectaba en su vida sino también en la vida de ella.

¿Qué hacia ella sin él? Había peleado demasiado por tenerlo, por estar a su lado y no iba a ser lo mismo. Le gustaba pelear a su lado, le gustaba compartir inseguridades con él o simplemente planear ataques a su lado. Le gustaba tenerlo como compañero y se sentía fuerte a su lado. Sentía que juntos podían dominar todo Farewell y salvarlo de la oscuridad.

—Molly... déjame explicártelo —pidió él volviendo a tratar de tocarla pero ella fue más rápida y terminó por alejarse del todo. No podía ni siquiera mirarlo y necesitaba salir de esa habitación lo más rápido posible.

Cuando salió al pasillo, abandonado por completo la sala de estrategias sintió que el aire volvía a su cuerpo pero aún dolía. Caminó con rapidez por los pasillos hasta llegar a su habitación con el corazón en la boca y las lágrimas a punto de salir. ¿Lo peor de todo? Tenía que vivir con eso y sobrevivir a su perdida mientras peleaba por su gente. Se sentó en su cama, esa que compartía con Sky nada más y se mantuvo en silencio por unos largos minutos. Las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas y el dolor en su pecho se hizo cada vez más fuerte, impidiéndole respirar.

Le molestó ver la puerta abriéndose y que no se tratara de Sky, porque en ese momento necesitaba a la niña. Molly había creado una relación muy dependiente con ella y si bien aún no podía aceptar lo obvio, le agradaba pasar el tiempo con ella. Normalmente estaba a su lado y también pasaban tiempo con Max, uno de los pocos niños del cuartel. Pero al ver entrar a Went se puso de pie dispuesta a marcharse y conseguir algo de privacidad.

—Sólo déjame explicártelo —volvió a repetir lo mismo y Molly frunció el ceño al escuchar sus palabras. Went lucía abatido por lo que estaban viviendo pero aun así no se rendía, trató de detener a Molly pero ella terminó por golpearlo. No quería hacer eso pero terminó por empujarlo con fuerza, aunque mucho no se movió y cada golpe le dolió el doble a ella—. Molly...

—¿Qué? ¿Qué me dirás? ¿Qué no ibas a decírmelo para no lastimarme? ¡Tu vida me importa, Wentworth! ¡Se supone que eres mi compañero! ¡Se supone que debemos apoyarnos en todo! —gritaba ella furiosa, golpeándolo con fuerza en el pecho y dejando caer más lágrimas. El chico se dejaba golpear aunque se notaba que era más el dolor emocional que los golpes en si—. ¿No pensaste que merecía saberlo?

—No, no pensé en nada en realidad —admitió él bajando la cabeza con pena y culpa. Molly quería seguir golpeándolo pero la adrenalina corría por su cuerpo y estaba dejándola sin aire ante tanta angustia que ya sentía—. Estábamos tan bien que no quería arruinarlo con esta mala noticia. Soy un egoísta, ya lo sabes y no puedo evitarlo. Ni siquiera estaba pensando en mí... en tratar todo esto o en simplemente aceptarlo. Sólo quería estar bien contigo y no hacerte daño con todo esto.

Estaba enfadada pero lo entendía y eso era lo peor de todo. A pesar de odiarlo en ese momento lo entendía, porque ella haría exactamente lo mismo. Habían pasado por muchísimas cosas para simplemente deprimirse por una nueva y comprendió lo que quería Went. Pero él no entendía que la salud del chico a Molly le importaba, tal vez demasiado.

—¿Estás enojada?

—¡Por supuesto que estoy enojada! —respondió ella al instante, clavando sus ojos azules en los marrones de Went. Casi estaba dispuesta a darle un nuevo golpe cuando vio la pena en los ojo del chico, deteniendo un poco su agresividad—. No puedes simplemente ocultarme esto.

—Lo sé, pero cuando el veneno estaba matándome ni siquiera dudaste en actuar y eso me asusta, Molly —admitió él con miedo en su mirada. Molly se detuvo a contemplarlo, tratando de entender a qué se refería en ese momento—. Tomaste tus cosas y viajaste a conseguir una cura. ¡Y la conseguiste! Sé que no te importó absolutamente nada más que salvarme e hiciste cosas que seguro te condenarán en un futuro. También me dijo Owen que estabas devastada cuando no encontraste el campamento de los Perdidos. No quiero que pongas mi vida primero que tus obligaciones.

El chico dio un par de pasos hacia ella, tomando el rostro de la chica entre sus manos para poder observarla bien. Molly aún estaba enojada con él y furiosa por haberle ocultado todo aquello pero tenía mucha razón. Ella había perdido la cabeza por conseguir una cura y se había sentido culpable por haber puesto la vida del chico antes que sus obligaciones.

Ella tenía que pensar en Farewell y en cómo salvarlo, desde que todo había vuelo a la normalidad ella se había encargado del liderazgo. Gabriel se lo había otorgado en silencio y Owen se encontraba bastante ausente, siempre excusándose en momentos claves o desapareciendo de las escenas. Ella había tomado las cenizas con sus manos y había tratado de crear muros.

—Cada vida importa —argumentó ella con rabia, mordiéndose el labio ante la impotencia que sentía. Él no quería ser salvado, pudo comprender ella. Went quería morir y eso le daba muchísimo enojo—. Tu vida importa para mí. Te necesito, Went, no puedo verte morir.

—Molly... escúchame —le pidió acariciando sus mejillas, aun con las manos en su rostro. Sus ojos eran tan dulces que lograban tranquilizar a Molly, quitarle todos esos fantasmas que tenía. Temía por él, temía perderlo en cualquier momento—. Primero pensaremos en Farewell y luego en mí. ¿De acuerdo? No quiero ser una molestia en esta revolución, estamos tan cerca. Sé que lo estamos. Sabemos para qué sirve tu sangre, los Guardianes han perdido sus defensas y sé que podrás lograrlo. Sé que es ahora el momento, Molly. Sobre todo TU momento. No quiero interrumpir esto por una enfermedad de la que no sabemos mucho.

—Sabemos que te mató en el futuro de Sky.

—Ella llegó a conocerme, me ha contado cosas y tenemos tiempo, Molly. Tenemos tiempo —trató de convencerla él pero se notaba la inseguridad de las palabras del chico y Molly podía sentirlas. Podía notar el miedo a través de sus ojos, por más que sus palabras trataran de expresarle todo lo contrario—. Hey, basta. No quiero verte llorar por mí. Vamos a morir juntos, te lo prometo. Quiero una larga vida contigo a mi lado, quiero una vida peleando contigo todo el tiempo por tonterías y solucionándolo a los minutos. Y si tengo que morir, Mol, lo haré a tu lado peleando por nuestra gente. Sería un honor para mí morir así... amándote a ti y a los Iluminados.

Ella sollozó una vez más pero en vez de alejarse fue directamente hacia sus labios, deseando su contacto con desesperación. Su propio cuerpo se lo pedía y casi creía que podía escucharlo a gritos desesperados. Obedeció los gritos silenciosos de su propio cuerpo y se pegó al de Went, necesitándolo más de lo que creía.

Went, como de costumbre, llevaba vestimenta de los Guardianes pero no detuvo a Molly cuando trató de quitarle la chaqueta. Básicamente tironeó de la tela para quitársela y cayó al suelo con un ruido sordo que no los detuvo tampoco. Él se separó un poco de ella, respirando con fuerza sobre sus labios y dándole a entender que estaba sobrepasando los límites que habían puesto. Era como una pequeña línea blanca que Molly había decidido saltar, como también borrar para siempre.

Las manos de la chica fueron hasta el borde de la camiseta manga larga de Went, pero no tuvo el valor suficiente para poder lograr quitársela. La chaqueta había sido fácil, por lo menos. Went sonrió sobre sus labios, aún sin volver a besarla o tocarla.

 —Molly... no tienes que hacer esto porque crees que voy a morir —dijo él con la sonrisa en los labios y Molly trató de no sentirse avergonzada por eso. Ella no necesitaba hacer eso por obligación, realmente quería hacerlo. Era como si existiera un pequeño interruptor en ella que había sido encendido y no deseaba apagarlo. Siempre había sido bastante vergonzosa con respecto a su cuerpo y a la pasión que se encendía cuando estaba con Went, pero no lo sentía en ese momento. Confiaba en ese hombre tanto que podía sentirse segura en sus grandes brazos—. Molly... ¿Me estás escuchando?

—Un poco... no mucho —bromeó ella mordiéndose sin realmente quererlo los labios y escuchando como Went respiraba pesadamente por eso. Era de lo más extraño, sentir que tenía ese poder sobre el chico pero le dio las fuerzas suficientes para llevar sus manitos al borde de la camiseta y tratar de quitársela.

¿Planear un ataque contra seres despiadados? Pan comido. ¿Quitarle la camiseta a su novio? Crisis.

Había visto a Went sin camiseta en varias ocasiones, pero en ese momento no estaba herido ni torturado. Era una situación completamente diferente y nunca creyó que iba a vivirla. Llevó una de sus manos con suma delicadeza a lo primero que vio en el pecho de Went, unas pequeñas marcas que ella identificaba como tatuajes que usaban sólo los Guardianes. Eran una M y una W, de manera vertical. Lo miró confundida, frunciendo el ceño al no comprender porque llevaba eso en su pecho con orgullo.

—¿No es un poco cliché de tu parte? —preguntó ella en voz baja, creyendo que esa M era por su nombre y la W por el nombre de Went.

—Es por Went Morton, no te emociones —bromeó regalándole a Molly una de sus mejores sonrisas, una llena de deseo que llenó por completo a la chica. Aún estaban a una distancia bastante corta pero ninguno de los dos se quejaba—. Es para recordar quien soy. Pueden quitarme la memoria, los sentimientos pero nunca mi identidad. Pero bueno, podemos mentir que es para ti.

Ella le dio un pequeño golpe en el brazo y Went se lo devolvió yendo directamente a sus labios en busca de más. La chica quiso pegarse a su cuerpo pero el chico la alejó un poco cuando llevó sus manos a la camiseta cuadrille que llevaba, tratando de quitarle los botones. Falló en varias oportunidades, de hecho dejó uno abotonado pero tiró con tanta fuerza de la camiseta que terminó por romperse. Ella se quejó, a fin de cuentas no tenían demasiada ropa en el cuartel y eso era un privilegio que se había ganado. Went rió y se agachó un poco para poder llevar sus manos detrás de las rodillas de Molly. La chica no necesitó una explicación, al instante dio un pequeño salto para rodear con sus piernas la cintura de Went.

Le parecía raro con cuanta naturalidad podía besar a Went, teniendo en cuenta que antes le parecía algo extraño y que sucedía en pocas ocasiones. En esos días lo veía como rutina, pero de esas que no aburrían. Si bien en ese momento los besos no eran los mismos que los comunes, le parecía aún extraño finalmente estar con él. Pensó que iban a caer en la cama pero Went llevó una de sus manos a su espalda baja, impidiéndole que caiga y su otra mano al colchón que Molly consideraba cama digna.

—Deberías detenerme —susurró él sobre sus labios una vez que estuvo sobre ella, aunque sin ejercer ningún tipo de peso. Ella por un momento creyó que estaba bromeando pero cuando dejó de besar su cuello, comprendió que estaba siendo sincero en eso—. No tienes que demostrarme nada.

—Went... ¿no lo entiendes? —le preguntó y él buscó sus ojos al instante, desesperado por entenderla. Ella suspiró y se acomodó un poco, tratando de no lucir incomoda en ese momento aunque lucía algo complicado—. Siempre creí que este tipo de cosas se hacían por amor y no siento otra cosa por ti ahora mismo. Podemos morir en cualquier momento y no quiero aplazar tanto algo sin ningún tipo de explicación.

—Lo haces sentir como una obligación.

—Cállate, lo estás arruinando.

Went rió, soltando una de sus carcajadas masculinas y fue Molly a sus labios, sin dejarle hablar o quejarse de sus palabras. Ni ella entendía porque habían tratado de esquivar ese momento cuando sus propios llevaban tiempo pidiéndolo y comprendió luego que Went también llevaba esperándolo. No era una excusa lo que sucedía con su muerte, comprendió cuando él le quitaba la camiseta sin mangas y besaba su escote con delicadeza. Era porque lo quería lo suficiente para pelear por él hasta el fin de los días, no era normal ese amor y lo sabía pero tampoco le importaba.

La herida de Sally estaba casi curada pero de todos modos Owen la obligó a permanecer despierta y sentada en la camilla. Ella no se quejó y él comprendió que mucho se debía al golpe, sino al problema que había sufrido con Dexter. El chico se estaba perdiendo lentamente y no le importaba llevarse a todos con él. Le dolía ver que no le importaba para nada lo que su hermana sentía y estaba sufriendo. A muy pocas personas le importaba Sally y era injusto teniendo en cuenta que ella cuidaba por todos cuando lo necesitaban. Era injusto por completo.

Se acercó a la ventana de la enfermería y miró los barrotes que impedían, supuestamente, el peligro. Esa noche había una nueva reunión en el cuartel de Farewell, pero Owen no sabía si iba a poder llegar. Pasaba mucho tiempo con esas personas y comenzaba a creer que le simpatizaban. No eran su gente y de todos modos se escapaba por las noches para pasar el tiempo con ellos.

Al principio había sido curiosidad y en ese momento ya no sabía que era. Él simplemente iba porque lo necesitaba pero tampoco sabía que necesitaba de esa gente. Pasaba la mayor parte del tiempo drogado junto a ellos, riéndose de verdad por bromas malas mientras ellos sólo reían por su condición.

¿Necesitaba la risa? Owen no lo sabía pero sospechaba que esa era la única razón, sobre todo teniendo en cuenta cuanto necesitaba verlos. Se arriesgaba cada vez que se escondía de los Guardianes que acechaban el lugar y había puesto su vida en riesgo en más de una oportunidad. ¿Con que fin? ¿Qué ganaba con eso al final de la noche?

—No tienes que quedarte, Owen —le recordó Sally usando por primera vez en mucho tiempo su lenguaje de señas. Owen no lo comprendía, pero ella lo usaba muy poco y trataba de enfocarse en su voz. Hacía tiempo que no escuchaba la voz de Sally tan baja y estaba seguro que debido al golpe.

No se había olvidado su discusión con Sally, de hecho, existía en su cabeza casi todo el tiempo. Recordaba como la había alejado y como había impedido que ella llegara a su corazón. Estaba cerca, demasiado y él no quería hacerle daño. Sally no tenía la edad de Molly, quien podía entender el dolor que Owen sentía en el pecho cada vez que pensaba en Lisa. Esa pelirroja era una persona adolescente que no comprendía el duelo ni el dolor. Owen no quería hacerle más daño del que había sufrido para alguien de su edad.

No había deseado soltar esas palabras y tratarla de inservible, teniendo en cuenta todo lo que Sally hacía. Notó que ella estaba más delgada de lo normal y llevaba bolsas debajo de los ojos. ¿Se había esforzado demasiado esos días por las palabras que había dicho Owen? Se sintió culpable, sobre todo porque lo había dicho para lastimarla, ella no sabía lo importante que era en el cuartel y todo el trabajo que estaba haciendo.

Pero necesitaba pedirle perdón, teniendo en cuenta todo lo que podía llegar a pasarles en el futuro. Ella parecía apunto de dormirse y tenía que distraerla.

—Parece que vas a dormirte en cualquier momento, no voy a irme —le respondió Owen con tranquilidad, llevando las manos a los bolsillos de su chaqueta de invierno. La chica lo miró con enojo, demostrando lo poco que deseaba estar a su lado y que obviamente aún seguía enojada—. ¿Podemos hablar? Quiero pedirte perdón...

—No me interesa tu perdón —interrumpió ella poniéndose de pie al instante, impidiendo que Owen siguiera expresándose. Nunca había dudado que esa chica era una joya en bruto, que era un fuego incapaz de dominar y en ese momento lo estaba demostrando. Su cabello rojo se había escapado de su peinado, ese que usaba cuando se encontraba en la enfermería y demostraba lo indomable que era—. Dijiste que era una molestia y cuando te fuiste me costó muchísimo recomponerme. Pensé que no servía para nada y que estaba defectuosa. ¿Sabes lo difícil que es ser sorda? ¿Sabes lo horrible que es no poder escuchar el corazón de un paciente? Ni siquiera recuerdo la voz de mi hermano y no conozco la voz de la gente que está a mí alrededor.

Ella se detuvo y Owen no habló porque la conocía, deseaba seguir hablando. A la chica le costaba mucho hablar, por su sordera y tardaba un poco más en soltar las palabras que los demás. Él la aguardó, esperando por lo que siguiera de aquellas palabras que asesinaban su pecho.

—Pero luego... me di cuenta que no era así. Me levanté de mi depresión y me di cuenta que no soy un estorbo. Fui entrenada para sanar a la gente, no para pelear contra Guardianes. Perdí a mi familia, pero me levanté, perdí a mis amigos cuando Moritz prefirió a Molly pero seguí tratando y por último, perdí un sentido pero eso no me detuvo. No soy inservible, Owen Graham, no soy una niñita que puedes destruir con palabras.

—¡Te alejé, Sally! —exclamó finalmente Owen y ella se detuvo, sin entender por completo en sus palabras. Él comprendió que Sally había estado más atenta en sus palabras y había olvidado de prestarle atención a los labios del chico—. Te alejé por esas razones. Lo hice porque eres la persona más increíble que conocí en mi vida y me aterra sentir cosas por ti.

—¿Te aterra que cosa? No llegué...

Owen cerró los ojos con fuerza por unos minutos teniendo en cuenta la posibilidad que tenía en ese momento de mentir y lastimar a Sally. Simplemente se acercó a ella, sorprendiéndola ante la rapidez y le dejó un beso en la frente. Pudo escuchar como ella suspiraba y estaba casi seguro que se debía a la decepción del momento. Lo sentía por la chica, pero había cosas que no podía hacer más. Seguir con eso, sobre todo.

Se dio la vuelta, ignorando por completo el llamado de la chica y comenzó a caminar hacia el bosque. Había algo que estaba mal con él en ese momento, tenía esa tonta sensación de no estar haciendo las cosas bien. Desde que había comenzado a frecuentas las fiestas a escondidas sentía que estaba traicionando a todos, incluso a las personas que ya no estaban entre ellos. No quería seguir sintiendo ese miedo en su cuerpo. Se sentía un traidor y eso era lo suficientemente horrible como para escapar.

Iría a la fiesta, necesitaba ese mundo y esa nube que lo rodeaba cada vez que llegaba. Necesitaba cerrar los ojos y olvidar por completo todo lo que estaba sucediéndole en ese momento. Necesitaba el olvido y lo necesitaba con urgencia.


Sé que más de uno estará feliz con este capitulo. Espero que les haya gustado y recuerden que sus votos y comentarios ayudan muchísimo en la historia. No duden en comentar lo que quieran, por más inútil que creen que sea a mi me ayuda muchísimo a seguir escribiendo. En estos días estaré subiendo capitulo a Glory City así que atentos.


Por cierto! Arriba les dejó el HERMOSO dibujo que me hizo una hermosa lectora de Owen y Sally. No son ellos?!?! eS PRECIOSO.

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