23. Diferencia.
Las luces de la enfermería se apagaron y Owen cerró la puerta con una sonrisa al ver a Molly y Sky durmiendo plácidamente. Went le lanzó una mirada de preocupación pero él simplemente la ignoró, no quería pasar por eso nuevamente. No estaba con ánimos de pelear o de pensar. Quiso hacer una locura y cuando la asumió, ya estaba subiéndose a su jeep.
Quería ver a Lisa.
Farewell se encontraba más helado que nunca y Owen subió el cierre de su chaqueta hasta arriba de todo tratando de impedir el frío en su cuerpo. No recordaba ese frío tan helado, teniendo en cuenta que en Misery era un poco más húmedo. No pudo evitar sentir un golpe en su pecho cuando vio el viejo cuartel aparecer a lo lejos, creando una gran angustia en él.
Habían abandonado el cuartel sin mirar hacia atrás y por muchas noches soñaba con regresar. No sabía que era lo que esperaba ahí, obviamente todo era polvo y cenizas. Lucía exactamente igual que la última vez que lo había visto, con Molly. No había explotado pero ellos ya no podían volver ahí, el enemigo sabía su paradero. En el cuartel actual sucedía algo diferente, era mucho más seguro que este. Por muchos años habían vivido ahí ignorando por completo lo desamados que estaban y Owen recordó en todas las oportunidades en las que habían sido atacados por Guardianes. Muchas veces aparecían guardianes en la puerta o gritando cosas en el cementerio, como aquel que vio cuando Molly y él entrenaban por primera vez.
Caminó hasta el cementerio, cargando todo tipo de recuerdos en sus hombros y se detuvo frente a la tumba de Lisa. La habían creado con Molly esa noche tan complicada y se habían olvidado por completo de escribir su nombre. En Farewell los funerales no existían, los Iluminados habían prometido no llorar por las muertes de sus compañeros sino tratar de seguir adelante. Pero Owen lamentó que no fuera así, él realmente quería un adiós para Lisa.
—Te necesito, Liss, ahora más que nunca —susurró con angustia, tomando aire luego para no dejar que ese dolor ganara la batalla que tanto peleaba Owen. Obviamente la tumba no le respondió y se preguntó que locura estaba haciendo en ese lugar. Había sido una pérdida de gasolina y tiempo, Molly estaría furiosa con él.
Cuando quiso volver a su jeep, notó algo extraño en el cuartel. No había entrado al lugar, sino que simplemente lo había costeado hasta llegar al cementerio y no había pensado tampoco entrar. Pero cuando llegó al jeep notó que había algo diferente en el cuartel, algo que no había visto hasta ese momento.
Todas las ventanas estaban tapeadas por madera, era imposible mirar hacia dentro por aquella situación y Owen frunció el ceño ante eso. Podía comprender que los Guardianes odiaban ese lugar pero no entendía porque tomarse el tiempo de hacer aquello. Tampoco entendía como el lugar seguía perfectamente de pie cuando a los Guardianes les gustaba tanto quemarlo todo.
Una vez más, trató de ignorar sus pensamientos y subirse al jeep, pero se detuvo. Agudizó el oído tratando de contener la respiración y que eso le permitiera escuchar un poco más. Tantos disparos y guerras habían dejado a Owen un poco sordo, pero podía hacer un esfuerzo sobre humano para escuchar ese mínimo ruido. Se fue acercando cada vez más al cuartel, ya sacando lentamente el arma de su cinturón y fue rápido lo que escuchó, pero seguro.
Música.
Había música dentro del cuartel. No sólo era eso, notó cuando trataba de acercarse cada vez más. Escuchaba gritos y risas, muchas voces de diferentes tonos sobre la música. Owen tragó saliva lentamente al comprender que había una fiesta en su anterior cuartel.
Fue Molly la primera en despertar, abriendo los ojos con lentitud y estirándose lentamente en la camilla. El dolo en su abdomen le recordó lo que había sufrido pero gracias a las buenas manos de Sally se encontraba un poco mejor, aunque necesitaba mucho descanso. Se puso de pie con mucha lentitud, primero sentándose en la cama y finalmente dejando los pies descalzos sobre el frío suelo. No pudo evitar sonreír ante la escena que tenía en ese momento, en la cama vecina.
Went descansaba en su camilla como llevaba haciéndolo esos días y en sus brazos se encontraba la pequeña Sky. Él abrió los ojos cuando ella se acercó, como si estuviese esperando por ella. Con mucho cuidado, Molly tomó en brazos a Sky y la llevó a la cama continua no por maldad sino porque quería hablar con Went.
—¿Cómo te sientes? —le preguntó ella en susurros, sentándose en la cama del chico mientras él le daba lugar. Went lucía mucho mejor que la última vez que se habían encontrado solos y Molly agradecía aquello. Su rostro volvía a tener color, como también sus labios y sus ojos tenían mucho brillo. Ella acarició el rostro del chico con cariño, quitándole el cabello de lado también para poder verlo. Era la segunda vez que notaba lo largo que lo llevaba pero no comentó nada con respecto a eso—. Te veo mucho mejor.
—¿Cómo lo conseguiste? —quiso saber Went, tomando la mano e Molly que tenía en su rostro y entrelazando sus dedos con los de ella. La chica sonrió de lado y Went terminó por devolverle la sonrisa, porque ambos sabían que la respuesta era una locura típica de Molly—. ¿Alguna vez mides lo que haces? No valía la pena sacrificarte así por mí... ¿Te has enterado lo de Jordan?
—Quiso matarte, sí. Será sentenciado —respondió Molly con seriedad, sintiendo aquel odio por ese hombre crecer en su cuerpo. Nunca le había agradado y después de lo que había hecho menos.
—Me lo merecía, Molly... lo que hice con su familia no tiene nombre. Merecía morir en sus manos —admitió Went con dolor y Molly notó que estaba pasando por su mente en esos momentos. Arrepentimiento y culpa, dos cosas características en Went. Ella soltó su mano y Went tomó las dos manos de ella nuevamente—. No lo ves porque no lo sabes, porque no lo viviste. Asesiné, torturé y vaya a saber qué cosas que no recuerdo, Molly. A pesar de eso sigues sacrificándote por mí como si yo valiera la pena.
—Lo vales, Went. ¿No lo ves? —le preguntó ella con el ceño fruncido, cansada de ese tipo de discusiones con él. Todo ese tiempo que no podían estar juntos Molly se preguntó cómo sería la vida con él y no esperaba una vida como esa. No esperaba ver como Went se consumía en sus propios demonios. Tenía que ser fuerte él también, porque Molly no podía ser fuerte por los dos—. No lo entiendes, Went y me duele tener que decírtelo. No puedes medir tu vida por estos actos. No puedes definirte a ti mismo por lo que hiciste cuando no eras tú.
—¡Pero era yo, Molly! —le aseguró él soltándola y llevando las manos a su pecho, convencido de aquello. Estaba en conflicto con él mismo y no sabía cómo expresarle lo que ella sentía por él.
—¡No eras tú, Went! Solamente eras una persona que no tenía una identidad y trataba de imitar a las personas de su entorno. Tratabas de sobrevivir, Went. Simplemente tratabas de encajar entre esos Guardianes que cometían y cometen atrocidades. Tú no eres un guardián, maldita sea.
Went se quedó en silencio mirándola, con el ceño fruncido y el pecho subiendo y bajando. Odiaba tener que tener estas conversaciones con él pero parecía no ver la realidad. Él nunca podía verse a un espejo y comprenderse. Era un hombre confundido que no sabía quién era, a pesar de todo lo que definía a su persona. Molly podía verlo, podía saber quién era pero era realmente triste que él no lo hiciera. La situación se calmó un poco y ellos también se tranquilizaron, dándole a entender a Molly que él estaba aceptándose finalmente.
—¿Cómo sabes que no soy un Guardián?
—No creo que ningún actor pueda imitar la manera en la que me miras ahora mismo —aseguró ella con una sonrisa, logrando que Went le regalara una también aunque con más dulzura. Él volvió a tomar sus manos y acarició las palmas con sus dedos, haciéndole sentir a Molly millones de sensaciones diferentes—. Tienes que aceptarte un poco, Went. Tienes que aceptar quien eres.
Notó que él se encontraba en conflicto, pero era vez era diferente a la discusión de antes. Parecía que quería decirle algo pero no encontraba manera, sobre todo por su forma de balbucear pero terminó por inclinarse hacia él en busca de sus labios. La última vez que lo había besado había sido antes del ataque y teniendo en cuenta todo, había que admitir que estaba aliviada de besarlo. Todo se había solucionado.
—Gracias por traer a mi hermana, es lo más hermoso que viví en mi vida. Gracias por hacerlo, Molly.
Ella le explicó que también lo había hecho por el tratado, a pesar de Went, le comentó todo lo que vivió en la cueva de los Perdidos. Le contó con mucha angustia lo de su madre y como habían terminado las cosas para ese grupo de gente. Quiso hablarle de Sky, de lo que habían descubierto pero él terminó contándole lo que le había sucedido a él en su ausencia. Le sorprendió saber que Sky era del futuro y se preguntó porque ella había viajado. Quiso preguntarle a Went pero él la abrazó y la obligó a recostarse en la cama a su lado.
—¿Podemos simplemente cerrar los ojos y fingir por una noche que somos una pareja normal? —pidió Went en voz alta, acariciando la mejilla de Molly mientras cerraba los ojos con fuera. Ella rió y lo imitó, aprovechando el estar tapada con aquel cobertor sucio para envolver sus piernas con las de Went. Se sentía extraño esos momentos íntimos con Went, sobre todo porque aún no se conocían de aquel modo. Pero él lograba hacerla sentir cómoda, obviamente con más experiencia en esas cosas que ella. Se sintió bastante tonta al pensar en esas cosas de novios, en la intimidad con Went y todo eso. Supuso que a pesar de toda la guerra seguía siendo una chica enamorada de un chico.
—¿Pareja normal? ¿Somos una pareja?
Went rió y besó la frente de Molly con cariño, llamando nuevamente a los escalofríos a su cuerpo. Se anotó eso, tenían que hablar de esas cosas luego o iba a sentirse nerviosa cada vez que la tocara. Cosa que sucedía con frecuencia.
—Bueno... teniendo en cuenta que tenemos una hija creo que podemos llamarnos una pareja.
Molly sonrió y apoyó su mejilla en el pecho de Went con cuidado mientras observaba a Sky dormida. Que locura era todo aquello, bueno... siempre lo había sido.
Trató de pensar lo más rápido posible en una solución pero no encontró una ante tanta adrenalina que sentía en su cuerpo. No sabía realmente que hacer en ese momento y estaba seguro que Molly iba a odiarlo por actuar solo. Había olvidado la radio y estaba seguro que si se marchaba nunca iba a saber la verdad. Una vez que su oído reconoció el sonido de las voces y la música se hizo cada vez más audible, aunque estaba asombrado y asustado por eso.
Terminó por tomar la peor opción, a fin de cuentas tenía su pistola y el jeep, una ventaja mínima pero usable. Además, conocía el cuartel de memoria y estaba seguro que nadie sabía todos los pequeños pasillos que tenía ese lugar. Lo primero que hizo fue usar una entrada en especial, que siempre usaba cuando estaba desesperado por encontrarse con Lisa y decidió entrar al cuartel por aquel lugar.
No pudo evitar angustiarse al ver aun la sangre de Lisa en el suelo, una mancha que jamás iba a poder marcharse de su memoria. No habían tocado nada, todo lucía exactamente del mismo modo que la última vez. Recordó que ese había sido el último lugar de Lisa. Era una tontería pensar en todo ese tipo de cosas pero él simplemente no podía evitarlo, había querido demasiado a esa mujer como para ignorar el hecho que ella era especial para él.
Con mucho esfuerzo, abandonó la enfermería para comenzar a caminar por el cuartel tratando de hacer todo el silencio posible. Los gritos y la música venían de la sala central, en donde solían planear las estrategias y estaban todos los planos. Gabriel se había encargado de tirar todo eso para que los Guardianes no estuvieran al tanto de sus planes o de la ubicación de los túneles. Pensó que era en vano en ese momento, ellos los habían explotado y habían perdido una de sus mejores ventajas. Todo por culpa de un Guardián suficientemente inteligente y una rubia vengativa.
Al llegar al lugar, se mantuvo en las sombras tratando de entender que era lo que estaba sucediendo. Pero su mente no comprendió para nada la situación. Eran personas. Había escuchado risas y conversaciones pero no podía creer que fueran reales. Pero ahí estaban todas esas personas en el lugar como si fuera una disco y Owen no podía creerlo. Molly le había hablado de la disco, de cómo los Guardianes fingían ser normales y como el lugar estaba lleno de una toxica en especial. Pero en ese momento no sentía el aire diferente, un poco viciado, pero no sentía nada que pudiera llamar su atención.
Trató de entender la situación pero le resultaba realmente confusa en ese momento y no quería lanzarse a disparar sin saber que sucedía realmente. Había por lo menos veinte adolescentes en esa sala, algunos bailaban sobre los sillones y otros simplemente conversaban. Si bien todo lucía relativamente normal, se podía notar cierta rigidez en los rostros de esas personas que hacía notar su condición. Ellos eran Guardianes, lo podía notar también por su aspecto. Pero no podía entender que estaban haciendo en un lugar como ese y disfrutando. Parecía una fiesta.
Siguió observando en las sombras a varios de ellos, sorprendido por todo aquello y comenzó a bajar el arma cuando comprendió que no eran una amenaza. Vio a un grupo de chicos llevándose una sustancia a la nariz, como si fuera un polvo que ellos consideraban oro. Se reían luego aunque de una manera bastante exagerada y algo superficial. Observó a una chica rubia con mechones rosas, bailando sobre la mesa en donde más de una vez Owen marcó el terreno enemigo con un mapa debajo de sus dedos.
Todo eso era una terrible ironía que no podía entender.
Estaban casi a oscuras, salvo por la luz de colores que lanzaban los aparatos que usaban los Guardianes para comunicarse, pero pudo ver que en las paredes habían cosas colgadas. Eran carteles con nombres y palabras que Owen no entendía. Quiso forzar la vista pero no podía comprender que decía.
—¿Primera vez?
Owen pegó un salto cuando escuchó la voz de una mujer detrás de él, dándose vuelta rápidamente y buscando el arma. Misteriosamente no le apuntó, porque antes prefería hablar con la persona que estaba mirándolo. Podía ser un error, pero tenía una corazonada sobre esa gente. Estaba casi seguro que no eran peligrosos.
La chica que había llamado su atención tenía el cabello azul y sus ojos combinaban con tal color. No era aquel azul de los ojos de Molly, sino mucho más oscuro y gritaba misterio. Owen humedeció sus labios y observo a la joven tratando de analizar que decir en ese momento. Su vestimenta pulcra y ordenada decía una sola cosa "Guardián". Owen no quería lastimarla pero si ella lo hacia él tenía que defenderse.
—La primera vez siempre da miedo dicen —declaró ella y sonrió, aunque lo hizo de esa manera mecánica que usaban los Guardianes. Para sorpresa de Owen, su sonrisa lucía diferente y ella la mantuvo con orgullo, como si fuera algo que había practicado todas las noches—. Lo sé, es extraño ver a alguien sonreír. Sólo tienes que tomar la pastilla correcta y lo haces. ¿Cuál es tu nombre?
—Yo... yo...
—¿Sabes qué? Mejor no me lo digas —pidió la joven levantando su mano y deteniendo el balbuceo molesto de Owen. Lucía tan natural y confiada que se sorprendía ante tanta seguridad en su voz. Estaba tan confundido que no sabía cómo interpretar lo que estaba sucediendo en ese momento—. Soy Alaska.
—¿Alaska? —preguntó él sorprendido ante el nombre de la chica. Ella resopló, como si escuchara esa pregunta muy seguido y Owen sintió que estaba tocando un tema que no debía. No recordaba los nombres de los Guardianes, pero todos eran bastante simples e ingleses. Misteriosamente los Guardianes querían parecerse a los británicos y era algo absurdo teniendo en cuenta que estaban en América.
—Oh... realmente eres nuevo —pudo notar Alaska, haciendo una mueca mientras miraba por encima del hombro de Owen—. ¿Cómo te enteraste de nosotros? ¿Sabes que somos por lo menos?
—Yo... no creo que sea bueno decirlo —terminó por decir Owen algo incómodo y acercándose a la pared, tratando de ocultar el arma que llevaba en su cinturón—. Yo simplemente soy muy curioso.
—Lo veo —analizó ella manteniendo la mueca en su rostro mientras lo miraba. Toda esa conversación era de lo más extraña y Owen quería marcharse de ese lugar lo más rápido posible—. Mira, no voy a acosarte a preguntas como hacia Noruega. Él falló y ahora está en un mejor lugar. Sé que tienes miedo y que todo este círculo es extraño. Necesitamos gente aquí si queremos actuar. Sé que muchos de nuestros chicos simplemente están obligando a sus amigos a venir y no quiero asustarlos con preguntas.
¿Cómo alguien se llamaba como un país? Fue lo único que pensó Owen en ese momento, a pesar de tener tantas preguntas en su cabeza. Alaska era extraña, pero era firme y dura en sus palabas, cosa que a Owen le gustó. Comprendió que fingir curiosidad y a su vez miedo eran una buena opción para saber que estaban haciendo esas personas. No entendía absolutamente nada pero quería saber cómo había aparecido una brecha en los Guardianes. Porque esos chicos claramente lo eran y no estaban siendo entrenados para matar o mostrándose fríos y sin sentimientos.
—Yo sólo quiero... ya sabes.
—Sentir, lo sé.
Owen abrió los ojos sorprendido y dio un paso hacia atrás, golpeándose la espalda contra la pared detrás de él. ¿Sentir? ¿Los Guardianes estaban tratando de sentir a pesar de todo? Su corazón latió con tanta fuerza que creyó que iba a delatarlo en ese momento, pero se mantuvo firme y aún luciendo confundido. Millones de ideas nacieron en su cerebro y lentamente comprendió que estaban haciendo esas personas.
Los Guardianes que se encontraban ahí trataban de imitar a los Iluminados o simplemente no querían parecerse a los Guardianes. Podía comprender porque estaban en el cuartel y porque se drogaban para reírse como desquiciados.
Owen sintió una emoción increíble en su pecho y trató de seguir luciendo neutral ante la situación, aunque quería gritar y abrazar a la chica de cabello azul. No podía creerlo, simplemente no podía creer que los Guardianes finalmente estuvieran rebelándose ante sus creadores. ¿Cómo había sucedido aquello? Owen quería preguntarle tantas cosas a la chica, pero se detuvo cuando la música finalizó.
—Alaska —la llamó la chica de cabello rubio y rosa, con el pequeño aparato electrónico en sus manos—, ya es tarde. Creo que debemos irnos antes del toque de queda para adultos.
—Lo sé... iba a decidir lo mismo —le respondió aún con la mirada en Owen. La rubia se dio vuelta para mirarlo, notando su presencia por primera vez esa noche—. Te presento a nuestro nuevo chico, Australia.
Australia lo miró por unos largos minutos y Owen sintió los nervios crecer en su cuerpo. Las mujeres de ese grupo eran realmente complicadas de enfrentar y tenían esas miradas que asesinaban a cualquiera. Pero terminó por fingir una sonrisa y Owen notó que distinta era a la suya o la de Alaska.
—Estoy practicando la sonrisa aún, lo siento. Me encanta la ropa que has elegido, casi se parece a la ropa de los rebeldes —comentó ella mientras le guiñaba el ojo, nuevamente de una manera muy fingida que no le causó absolutamente nada a Owen. Esos chicos habían sido obligados a interpretar millones de gestos durante toda su vida pero no parecía realmente comodos usándolos en la vida real. Australia se volvió a su compañera y no le importó hablar en voz alta—. Está muy bien el chico confundido, esperemos que no esté emparejado y puedas quedártelo para ti.
Alaska resopló y cuando lo hizo varios hombres se acercaron a la sala, comentando sobre la fiesta terminada. Owen los observó y no le sorprendió escucharse llamas así mismos como países. Estaba seguro que esos no eran sus verdaderos nombres, simplemente eran inventados para no dar a conocer su verdadera identidad. Como el nombre de Athena o de Zeus, ellos los habían cambiado con el paso del tiempo para perder la identidad anterior. Estaba seguros que esos chicos buscaban hacer lo mismo.
—¿Nos vemos mañana, guapo?
Owen asintió con algo de duda, preguntándose como iba a contarle todo aquello a Molly y Alaska le guiñó un ojo, aunque lo hizo de una manera mucho más natural. Una sensación recorrió su estómago y fue de nervios como también de ansiedad. Misteriosamente deseaba volver al día siguiente a ese lugar y no le importaba para nada hacerlo.
—-
Espero que les haya gustado! :D Sus comentarios y opiniones valen muchisimo!
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