19. Perdón.
Se estaban marchando. Owen no podía creerlo ni mucho menos entenderlo en ese momento. Los Iluminados habían peleado contra los Guardianes hasta el último aliento y no podía creer que estaban alejándose. ¿Eso sonaba a victoria? Primero dejaron de dispararles y ellos aprovecharon la oportunidad para acercarse a ellos. Los golpes comenzaron, las batallas cuerpo a cuerpo fueron ganadas por los Iluminados debido a su experiencia. Los Guardianes normalmente aprendían a pelear con armas y se olvidaban de lo más importante. Además, Owen prefería derribar a su oponente antes de matarlo y en ese momento habían capturado una gran cantidad de Guardianes para las pruebas con la sangre de Molly. Pero no esperaba verlos marchándose lentamente, como ratas asustadas al ser vencidas por su cazador.
Miró a sus soldados y todos demostraban aquella felicidad en ese momento, esa sonrisa de niños al ganar finalmente una pelea. En el Cuartel de Farewell habían recibido ataques pero normalmente ellos se marchaban cuando lanzaban una bomba o simplemente iban a asustarlos. Pero en ese momento Owen había sentido que habían ganado, que finalmente habían logrado algo.
Estaba tan feliz que podía abrazar y besar a todos sus compañeros, pero prefería dejar ese momento homosexual para otra ocasión. Prefería correr a los brazos de Molly y abrazarla como correspondía ante la victoria. Misteriosamente cuando pensó en Sally y se encontró sorprendido por sus pensamientos.
—Owen... responde.
La voz de la chica lo sobresaltó, sobre todo al encontrarse pensando en ella pero comprendió que se trataba de la radio. Sally lo había llamado y él sentía el corazón en su boca, vaya tonto se estaba volviendo. Dexter se encontraba a su lado y prefirió comportarse como un líder frente al hermano de la chica.
—¿Qué sucede, Sally? —preguntó Owen con voz tranquila, sabiendo que la chica no podía estar en peligro. Ellos no habían dejado que se acercaran al cuartel por lo tanto todos se encontraban seguros. Aun así, se preguntó porque Molly no estaba entre ellos. Tal vez se había encontrado con Went y estaban ocupados, quitó rápidamente el pensamiento de su mente. Se preguntó si alguien iba a decirle que había dicho, ya que ella no podía oírlo—. ¿Sally? ¿Estás llorando?
—Han atacado a Went... —sollozó ella del otro lado de la línea y Owen sintió el corazón detenerse por unos cortos segundos. Recordó a su compañero marcharse y aquella sensación que había sentido al verlo partir volvió—. Tienes que venir, Owen. Él no está bien. Tienes que venir, Owen, creo que va a morir.
—¿Qué? —preguntó otra voz desde la radio y Owen recordó que ésa línea la compartían todos. La voz de Molly había sonado tan desgarradora que hasta él había sentido su dolor desde donde estaba.
Molly entró junto a Sky a la enfermería, buscando desesperada al hombre que había dejado ir y sentía la culpa en ese momento. Había sido una noche realmente larga y aún sentía los dedos de su padre en su cuello, ahorcándola lentamente. Jordan se había llevado a su padre y había prometido encerrarlo hasta verlo completamente sano. Pero en ese momento ella no dejaba de pensar en Went, en lo que había vivido. ¿Por qué nadie le había dicho nada? ¿Por qué siempre le ocultaban todo?
Dexter y Sally estaban en la sala, esta última trataba de detener con su diminuto cuerpo a Owen quien era doblemente enorme que ella. Algo gritaban entre sí y Molly notó que la chica tenía un tono diferente al normal. Ella sabía que era sorda, pero normalmente modulaba muy bien la voz pero parecía que el momento no la dejaba hacer aquello.
—¡Es mi hermano! ¡Tú no lo entiendes, maldita sea! ¡Eres solo una maldita niña que no puede hacer nada! ¡Si me tapo el rostro no sabes que digo!
—¡Owen! —exclamó Molly horrorizada por lo que él había dicho. Dexter abrió los ojos furioso, dispuesto a ir hacia Owen y desfigurarle el rostro. Molly fue quien se interpuso entre ellos dos regalándole una mirada a Dexter que iba a lograr entenderla sin necesidad de palabras.
Sally estaba frente a ellos con la mandíbula tensa por el claro enojo que tenía con Owen, se le notaba la furia y la vergüenza que sentía en ese momento. A Molly le sorprendía la fuerza que tenía aquella pelirroja, llena de pecas y pequeña. Lo miraba enojada y sin derramar ni una lágrima y eso dejaba a Owen sin habla. Se notaba la pena en su rostro y la necesidad de disculparse por su error. Él no se comportaba jamás de ese modo y Molly comprendió que era culpa de la noche en sí, de todo lo que habían vivido.
—Salgan. Los quiero a los dos fuera de aquí. No vuelvan hasta que se hayan perdonado. ¡Y me importa muy poco que seas líder de aquí, Owen Graham! —exclamó Molly directamente hacia Owen cuando vio que él estaba por hablar, hasta le apuntó con el dedo de manera acusadora. Él estaba a punto de replicar y defender su postura pero los ojos de Molly llenos de fuego demostró que no era el momento—. No estás ayudando aquí.
Owen miró hacia Sally y luego detrás de su hombro a Dexter, posicionado al lado de Molly como de costumbre. La pelirroja comenzó a caminar hasta la salida con él detrás. Molly los dejó ir y luego tomó aire para acercarse a lo peor: Went herido.
El chico estaba recostado en la camilla, con el torso desnudo y totalmente sudado, a pesar de no tener ninguna venda en aquella parte del cuerpo. Su rostro estaba contrariado, cubierto de sudor y se movía claramente herido. Era una bala, pudo notar Molly, pero había algo más. Le habían cortado la parte de los vaqueros en donde había recibido la bala y ella pudo notar la sangre que escapaba de las vendas.
—¿Qué...? —quiso saber Molly sin voz mirando estupefacta el cuerpo herido del chico. Cada expresión de dolor le dolía a ella en el cuerpo. Went abrió los ojos y al ver a Molly extendió una de sus manos para tratar de tocarla—. Hey... no, no te esfuerces. Estoy aquí.
Dexter estaba pálido, demasiado para el gusto de Molly, cuando sus miradas se encontró con la de él, automáticamente alejó la vista de ella incómodo. Molly sintió un vuelco en el corazón al ver que Dexter no le devolvía la mirada, comprendiendo que estaba sucediendo y sintiendo aquel miedo de perderlo todo. Sintió como el mundo estaba comenzando a caer y tuvo que mantenerse quieta para no caer al suelo. Sky la miraba a los pies de la cama de Went, con aquel rostro lleno de dolor y seguramente Molly lucía igual.
—¿No es sólo una bala, no? Es algo más —quiso saber Molly notando como se le nublaba la vista lentamente en ese momento. Went, su Went. No podía estar sucediendo aquello en ese momento.
Él no respondió y Went abrió completamente los ojos para mirar a la chica. Ella tomó con sus dos manos la mano sudada del chico que adoraba y se inclinó un poco para besar una su mano con una dulzura única. Amaba a ese hombre con su vida, lo necesitaba vivo y a su lado. Era algo egoísta pero lo necesitaba para vivir, necesitaba a Went para respirar y para ser feliz. Se merecían un momento de felicidad, se merecían vivir.
—Le dispararon pero aquella bala tenía un veneno especial de los Guardianes. Lo está matando por dentro —explicó Dexter sacándose los lentes y manteniéndolos en su mano. Molly notó que esa era la señal especial del chico, una señal de rendición.
—¿Cómo puede hacer eso, Dexter?
—El veneno lo está debilitando lentamente. No le queda mucho tiempo de vida.
A Owen no le gustaba el silencio, él era una persona animada y que siempre necesitaba estar activo todo el tiempo. Le gustaba hablar, reírse, conversar. No se imaginaba como era el mundo para Sally quien no podía escuchar lo mismo que él. Absolutamente nada desde hacía tiempo. No oía las risas, los chicos jugando, los suspiros que se escapaban, los pájaros cantando... simplemente no podía. Owen no se imaginaba el mundo sin sonidos. No quería un mundo sin sonido, dejaría de ser líder, lo dejaría todo. Se acercó a Sally, sentada a su lado observando el cielo en la terraza. Ella levantó la mirada claramente enfadado aún con él.
Owen no era del modo que había demostrado, no insultaba ni trataba mal a la gente. Se puso frente a ella y movió sus manos. Él no sabía mucho del lenguaje de signos pero si sabía una cosa.
—Perdóname. Lo siento mucho, Sally —le dijo moviendo sus manos mientras hacia el gesto que representaba esas palabras.
Sally lo observó con clara sorpresa y si bien la chica nunca había demostrado algún tipo de debilidad, en ese momento se notaba que había golpeado el pecho de la chica. Se puso en cuclillas frente a ella, si bien siempre había reparado lo bonita que era, de cerca lo era aún más. Las pecas en toda la cara la hacían hermosa. Molly tenía un par de pecas perdidas y olvidadas, pero eran mínimas. Ella tenía en todo el rostro, era más difícil encontrar parte de su piel que pecas. Frunció el ceño cuando comprendió que estaba comparándolas. ¿Qué le pasaba? Las comparaba, creía que ella era bonita... ¿Qué le pasaba?
—Fuiste muy cruel conmigo.
—Lo sé —admitió bajando la mirada por unos momentos, avergonzado por lo que había hecho minutos atrás—. Lo sé, Sally. Fui cruel y no merezco tu perdón. Sólo quiero que comprendas quien es Went para mí. Él es como un hermano, un compañero. Y no puedo perderlo a él también... no paro de perder gente. Primero Lisa, luego Blood... seguramente pronto perderé a Molly. Esto no se detiene. ¿Por qué ellos y no yo?
Sally lo miró con ternura en su rostro, sin poder evitarlo. Luego sonrió, al tiempo que Owen se sentaba en el piso rendido, ella tomó sus manos lastimadas de guerras y batallas. Y haciendo lo más raro que Owen se hubiera imaginado, las besó. Él clavó los ojos verdes en los de ella, totalmente sorprendido por la acción de la chica. Su estómago se encogió y no sintió nada más que los labios de la chica sobre su mano. Ahí estaba el sentimiento que tenía normalmente al estar con Molly. Esa sensación de hogar y paz que pensó por siglos que sólo ella podía lograr en él.
—Somos Iluminados, estamos destinados a sufrir. Nadie dijo que esta guerra iba a ser justa, Owen —le dijo ella con la mirada llena de sinceridad y si bien sus palabras podrían llegar a considerarse crueles, él las entendía por completo.
—No sirvo como líder. Tengo demasiados sentimientos.
—¿Y no es eso lo importante? Eres el hombre con más sentimientos que he conocido. Eres enorme, guapo y agradable. Te perdono, Owen, comprendo lo que te sucede por completo. Hagamos esto, empecemos de nuevo.
—No. No quiero empezar de nuevo, quiero recordar cómo te conocí. Como me gritaste y me adulaste. Quiero que recuerdes mis defectos —al decir eso fue él quien besó las manitos de la chica, al notar que ella mantenía el aliento no pudo evitar sonreírle.
—Eres un buen líder.
—Tú haces que me sienta un buen líder.
Una vez que Sally se marchó con Sky, Molly se quedó sola en la enfermería con Went. Había varias personas heridas en la sala, pero por suerte se encontraban lo suficientemente bien como para descansar. No habían sufrido pérdidas y eso a Molly le daba un poco de alivio entre tanto dolor. No comprendía cual había sido la intención de los Guardianes al atacarlos pero sospechaba que deseaban darles miedo. Además, habían destruido los túneles que los conectaban con la ciudad y tendrían que luchar para conseguir alguna entrada nuevamente.
Sintió a Went moverse en su camilla y se acercó a él preocupada, el chico no había mejorado ni siquiera un poco. Dexter se había marchado cuando Molly se lo pidió, ya que no ayudaba mucho tenerlo comentando cada estado de Went. Por la mirada que le dio al marcharse, Molly se dio cuenta que aquel chico no iba a dormir hasta encontrar una cura. Ella tampoco iba a dormir hasta verlo bien.
Pensó en el destino y en aquella mala jugada que les estaba haciendo, como de costumbre. Finalmente había decidido estar con él, había perdonado todo los errores del chico y luego sucedía eso. Molly no iba a rendirse, iba a seguir luchando por lo que tenía y esperaba que él también lo hiciera.
Quería hablarle sobre Sky, aquella niña que la llamó "mamá" al salvarla de una muerte segura. Cuando sucedió aquello, pensó que había sido Jordan su salvador, pero en realidad había sido Sky. Se preguntó que más ocultaba la chica que ella no sabía y que realmente no recordaba. No habían podido conversar, debido a la necesidad que Molly tenía de encontrarse con Went pero prometió encontrarse con ella y tener una conversación. La chica se había encariñado con ella y la había confundido con su madre, era algo normal. Quería creer.
—¿Molly? —susurró Went confundido pero con los ojos marrones bien abiertos. Ella se acercó a él al instante, sorprendida al verlo tan despierto. Dexter había tratado de darle un sedante, para detener el dolor pero temían que no fuera a despertarse—. ¿Eres tú?
—Sí... hola —lo saludó ella arrimándose a la cama para observarlo y romperse en mil pedazos al ver que su estado no había cambiado. Estaba más pálido que de costumbre, sudaba y podía ver las bolsas violetas debajo de los ojos. Estaba perdiendo fuerzas, Molly podía notarlo—. ¿Quieres algo de agua?
Cuando él asintió, ella se acercó a la mesa para servirle agua al chico y volvió para ayudarlo a tomar. Nunca creyó que eso fuera a suceder, no teniendo en cuenta lo fuerte que Went siempre había sido. El chico lucía tan mal que Molly no respiraba cuando él no lo hacía y cuando él sufría, ella también lo hacía. Peinó su cabello hacia atrás para poder quitarle los mechones largos del rostro, hacía tiempo que no se lo cortaba y le molestaba la vista.
—No deberías perder el tiempo aquí, Molly —se quejó Went al momento que Molly le acomodó las mantas para que estuviera más cómodo. La sorpresa apareció en el rostro de la chica al comprender lo que él le decía, pero al instante frunció el ceño furiosa de sus palabras—. Voy a morir tarde o temprano, tienes que ir con tu gente.
—Tú también eres mi gente —se quejó ella aún con el ceño fruncido, mirando a Went furiosa. ¿Cómo podía estar diciéndole eso? ¿Cómo podía estar juzgando sus acciones? Ella tomó las manos de Went pero él se alejó al instante que se tocaron sus manos, dejando a Molly sorprendida por sus actos—. ¿Qué haces, Went? ¿Por qué haces esto? ¿No quieres estar conmigo?
—No significa eso, Molly —se quejó, furioso por lo que dijo ella. Se acomodó un poco en la cama, apoyando la espalda en la pared para poder observar a Molly. Ella no comprendía sus acciones y ese tipo de cosas que hacía en ese momento—. No quiero que gastes tiempo conmigo. Te traicioné, Molly, ¿recuerdas? No deberías estar peleando por un enemigo.
—¡Tú no eres mi enemigo, Went! —exclamó Molly furiosa, enfrentándose a él como tantas veces habían hecho. No le importaba las palabras que pudiera decir, simplemente sabía que ella tenía razón en lo que decía y él estaba siendo un obstinado—. ¿Por qué haces esto, Went? Hemos peleado por esto... ¿no has peleado por esto? ¿No estabas feliz estando aquí con nosotros? ¿No estás feliz conmigo?
Él cerró los ojos por unos momentos y Molly comprendió que no era el problema con ella, sino con la situación. La chica se sentó en la cama, en el pequeño espacio que Went le dejaba y tomó sus manos una vez más. Esta vez, el chico le dio la oportunidad de aquello y al abrir los ojos Molly vio completa angustia en el hombre que quería. Lo entendía, porque ella vivía lo mismo en ese momento. Finalmente estaban juntos, finalmente iban a pelear por eso y por los Iluminados... y aquello se ponía en su camino. Una nueva roca en el camino y siempre era culpable la misma persona.
—Sé que estás enojado pero no podemos simplemente rendirnos, no podemos hacer lo que tú haces ahora. Owen está peleando por ti, Dexter, Sally y muchas personas más lo están haciendo. ¿Sabes por qué? Porque tú eres un Iluminado, eres un guerrero como nosotros y te queremos en nuestro equipo. Te queremos en nuestra vida —le dijo con completo amor y cariño hacia el chico. No sabía si realmente servía decirle todo aquello, pero en ese momento Molly amaba a Went y quería darle la paz que necesitaba. No iba a perderlo, eso lo tenía muy en claro y si tenía que morir peleando, iba a hacerlo.
—No quiero ser un atraso en tu lucha, Molly. No quiero que te atrases buscando una cura para mí cuando tienes una guerra que cumplir y vivir. Soy sólo un retraso en tu vida, siempre lo he sido —admitió él con profunda angustia y Molly se mostró más enojada por lo que decía—. No me mires así, como si fuera la persona más maligna del mundo. Entiende un poco lo que digo.
—¡Lo entiendo, Went! Pero tú no entiendes que no voy a dejarte morir.
—Sólo lo haces porque me quieres.
—¿Y eso que tiene que ver? Sí, te quiero y voy a pelear por tu salud como tú lo has hecho por mí —le aclaró con seriedad, sin entender porque estaban teniendo una discusión sobre ese tipo de cosas—. Eres uno de mis Iluminados y daré mi vida por salvarte. No sólo por mis sentimientos hacia ti, sino porque es lo que hago. Lo hice con Lily cuando me necesitaba y lo haré contigo.
Él comprendió finalmente las palabras de Molly y ella pudo ver como caían lágrimas de sus ojos. La chica se quedó en blanco al verlo llorar frente a ella, comprendiendo que aquel hombre estaba destruido y no tenía más fuerzas para pelear. Iba a ayudarlo en lo que necesitara, en lo que pudiera porque no iba a dejarlo morir. No iba a verlo perdiendo la vida lentamente, no iba a ver la vida de Went pasar como veían al tiempo escaparse de sus manos. No iba a dejar que ninguna vida se le escapa de sus manos de ahora en más, iba a luchar hasta último momento e iba a ganar la batalla. Went se limpió las lágrimas de un manotazo rápido y ella le regaló una sonrisa triste. El chico, con un gran esfuerzo, se acomodó para darle un espacio en la cama a Molly y ella aprovechó su delgadez para recostarse a su lado.
—¿Por qué me perdonas? ¿Por qué eres tan buena conmigo a pesar de todo el mal que te he hecho? —quiso saber él, con angustia en su voz pero Molly lo hizo callar para que no perdiera fuerzas al hablar—. Sólo dímelo.
—Porque te amo y porque harías lo mismo por mi si me encontrara en tu situación. Lucharías por mí hasta el último aliento y eso es lo que haré.
—Por más que no esté de acuerdo con tu sacrificio en vano.
—Por más que no estés de acuerdo —afirmó Molly y le sonrió luego, casi desafiándolo con sus palabras. Le sacó la lengua luego, haciendo reír por unos minutos a un Went más tranquilo.
—Me he enamorado de la más loca suicida —se quejó Went mientras estiraba con esfuerzo su mano, ignorando las quejas de Molly, y la llevaba hasta la cintura de la chica, atrayéndola hacia él. Ella no quería tocarlo demasiado, temiendo encontrar alguna herida sin curar o algo que no lograran cerrar con sus medicamentos pero se sintió cómoda en aquel lugar.
—Y eso que tenías muchas para elegir —bromeó ella cerrando los ojos mientras Went acariciaba torpemente con sus dedos la cintura de la chica, debido a su dolor.
Se quedaron unos largos segundos así, sintiendo la respiración del otro y preocupándose por la persona que tenían al lado. Molly estaba preocupada por él y de vez en cuando lo observaba para ver si todo se encontraba en orden, en cambio se encontraba con Went observándola con aquella mirada que destruía muros. Se inclinó un poco, tratando de no lastimarlo y besó sus labios lo más suavemente posible, porque sabía que aquello iba a ser un esfuerzo para Went que no estaba preparada para verle sufrir. Él le respondió con torpeza y ante la respiración costosa, Molly comprendió que estaba extra limitándose por la angustia que sentía al no poder besarla como quería. Se alejó de él, por su propio bien y se mantuvo unos segundos con la frente apoyada sobre la de Went. No se lo iban a quitar, no iba a dejar que nadie le hiciera daño.
—Algo me dice que vas a pelear por mí aunque te pida que no lo hagas.
Ella volvió a pedirle que se calle y él se rió ante las órdenes de la chica, aunque cuando Molly se recostó a su lado le hizo caso y cerró los ojos junto a ella.
Una vez dentro de la sala de armas, a Owen no le sorprendió encontrarse cara a cara con Molly esperando por él. Si había algo que compartían con la chica, era esa preocupación por las personas que ellos querían. En ese caso era Went, quien estaba en juego. Para Owen desde que Went había caído en aquella enfermedad sin retorno, los días habían empeorado. Si bien tenía a Sally que lo consolaba, él necesitaba ayudar a su amigo. Y ahí estaba Molly dispuesta a todo por él.
—¿Qué tienes en mente? —preguntó mirando a la chica frente a él. Lucía agotada como de costumbre, pero se notaba el dolor que estaba viviendo en ese momento. Molly amaba a Went y Owen lo entendía perfectamente, cuando se quería a alguien de ese modo era difícil sobrevivir a un momento como ese. Went moría y no iban a quedarse con los brazos cruzados. Nunca.
—He tratado de pensar una y otra vez como podíamos ayudar a Went y tengo algunas ideas en la cabeza —comentó Molly mientras se peinaba el largo cabello con sus manos, cosa que normalmente no hacia pero se notaba que necesitaba hacer para distraerse—. Ninguna de las opciones va a gustarte.
—Dímelas, por ahí no las considere tan suicidas como tú crees —dijo él sin problema, mientras apoyaba la espalda en la pared y observaba las armas.
Cuando el cuartel principal fue evacuado, lo primero que cargaron con ellos fueron las armas. Todos sabían que no iban a conseguir ese arsenal nuevamente y fue lo primordial, además de las medicinas. Aun así, Owen podía comprender que habían perdido muchísimo equipamiento con todo lo que había sucedido. En la última misión habían logrado conseguir mucho armamento, pero habían perdido muchos soldados. Estaban teniendo problemas con los números y Molly lo sabía, lo veía en su rostro.
—Una opción es la obvia —comenzó y Owen no necesitó explicaciones para saber cuál era. La habían usado cuando su hermana se encontró débil.
—Los Guardianes —continuó él por ella. Molly asintió pero se quedó observándolo unos minutos antes de comunicarle la segunda opción para su plan—. ¿Cuál es la otra?
—Los Perdidos —respondió la salvadora de Farewell.
No había pensado en aquello en ningún momento pero tenía su sentido. En algunas épocas ellos habían acudido a los Perdidos por ayuda con medicamentos, ellos normalmente los conseguían por sus alianzas con los Guardianes. Era complicada la situación, teniendo en cuenta que ninguno de ellos era un Perdido pero también había que recordar la fe que tenían en Molly. No tenían mucho que perder, a fin de cuentas, peor era ver a Went morir lentamente.
—No es una mala idea —terminó por admitir él, resoplando lentamente cuando entendió todo lo que tendrían que hacer para conseguir algo de los Perdidos—. Sabes como ellos se manejan, pedirán algo a cambio sin duda. No tenemos nada para darles, Molly. No tenemos armas, no tenemos soldados... ni siquiera a Sarah podemos devolverle.
—Que no sería mala idea —bromeó Molly y Owen no pudo evitar reírse. Había que admitir que había sido un problema desde el primer día. La chica se acercó a él con aquel brillo especial que solía llevar cuando una idea existía en su mente, una idea normalmente peligrosa—. Pero yo tengo algo que puede servirles, que seguro siempre han querido pero nunca lo han podido tener.
—¿Qué? —preguntó él completamente ignorante de los pensamientos de Molly.
—Mi sangre.
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¡Su opinión es muy importante para mi! ¡Muchas gracias si ya la suelen dejar y animate a dejar un comentario! Para mi es muy importante.
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