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15. Túneles.

Respirar con la cabeza dentro de una bolsa era algo complicado, pero Went hizo un intento sobrenatural para sobrevivir a aquello. Trató de no pensar, de simplemente no oír todo lo que sus oídos lamentablemente oían. Gritos, disparos, gente sufriendo, gente muriendo. Su gente. Aunque ya no sabía quién era su gente. Sentía las fuertes manos de Owen presionar las suyas contra su espalda y el cañón de su arma le recordaba la inseguridad que aún tenían en él. A Went no le importaba aquello, de hecho, no le importaba sentir que ellos desconfiaban aun de él, sólo quería sentirse en casa. Sentir que pertenecía a un lugar. Y él pertenecía a los Iluminados, nadie iba a comprenderlo pero así era.

Escuchó la voz de Molly en un momento, lejos de él, dando órdenes a sus Iluminados sobre adonde debían ir. Owen aparentemente no seguía sus órdenes ya que lo llevaba hacia un lugar en donde los pasos no se escuchaban. En algún momento sintió un nudo en medio de la garganta, una mala sensación de que todo terminaría mal y que en realidad estaban tratando de asesinarlos.

Él había planeado aquello con Molly por radio, desde que ella le dijo que quería atacar a los Guardianes. La chica quería provocar miedo entre ellos, porque si lo provocaba lograría demostrar que los Iluminados eran capaces de entrar y salir de la ciudad sin problemas. Y el miedo de los enemigos lograba esperanza en los Iluminados. No le comentó nada, pero él sospechaba que en realidad los Iluminados estaban perdiendo la fe en la batalla, las ansias de sobrevivir y que comenzaban a rendirse lentamente en lo que tenían. No lo escuchó de los labios de Molly pero lo sintió en sus palabras, pudo entenderlo en la necesidad de atacar.

Su plan consistía en atacar en la gala y demostrar que estaban ahí, pero... ¿secuestrarlo? Eso no lo tenían planeado. Molly nunca se lo había comentado pero aparentemente si se lo habían dicho a Owen porque no pedía indicaciones y Molly tampoco le estaba diciendo nada. Su antiguo compañero quería matarlo o algo tenían planeado para él.

Años siendo un Guardián, o fingiendo serlo, le habían dado la capacidad de no temerle a lo desconocido, pero en ese momento Went tuvo miedo. Por él, por su destino, por su vida y por su destino con Molly. Él realmente quería volver a su lado. Pero no sólo era Molly. También era Owen, también era Blood, era Rose, era Lisa. Él quería volver con las personas a las que pertenecía. ¿Cómo pudo dudarlo antes? ¿Cómo dejó que esa mujer inyectara aquella sustancia en su cuerpo y lo confundiera de tal modo? Él era un Iluminado. Él sentía, amaba, odiaba, necesitaba y temía. Era un Iluminado. ¡Era un Iluminado!

 —¡Suéltame! —exclamó Went forcejeando contra Owen, quien no pareció importarle o notar el forcejeo que él hacía por vivir. Estaba tratando de escaparse de quien había jurado ser su compañero, las cosas cambiaban con demasiada velocidad y uno no llegaba a comprender cuando era el momento que todo se había perdido—. ¡Soy un Iluminado! ¡Soy un maldito Iluminado que siente, que ama, que vive! ¡Déjame! ¡Soy como tú!

—¡De rodillas! —escuchó él la voz de Molly ordenar. Su estómago se contrajo por completo. Iba a matarlo. Su voz sonaba llena de maldad y de rencor, como si por fin sirvieran el plato fío de venganza que le ofrecieron tantas veces y al cual había renunciado mil veces más.

Owen golpeó su espalda apretando en ese lugar con su pistola e instantáneamente Went cayó de rodillas, escuchando el ruido sordo que hicieron al caer en aquel lugar. Iba a morir. Sin ver, sin observar quien lo asesinaría. ¿Sería Owen, cegado por la traición a su lealtad como compañero? ¿Sería Molly, odiándolo por aquel momento de poca lucidez en el que trató de quitarle la vida? ¿O sería un simple desconocido el que quitaría su vida? Fuera quien fuera, él iba a morir.

Lo descubrió, cuando le quitaron la bolsa que tapaba su vista, pudo observar a Molly sin su peluca y tan hermosa como de costumbre. Went había comprendido con el tiempo como debía ser la belleza. Molly no era bonita, de hecho, era bastante común y simple. Tenía ojos claros muy bonitos y brillantes pero eso la hacía bonita. A Went le encantaba la mirada de sus ojos, llena de ferocidad y seguridad. No era la chica que había tratado de asesinar en la sala del reflector. Era una guerrera. Una vez había leído una frase que decía que había que temerle a la gente herida, porque ellos sabían cómo sobrevivir.

Era hermosa.

Era extraña la belleza de Farewell, lo sabía él que había mentido tanto tiempo ser un Guardián. Sarah era la mujer más deseada de Glory City, pero misteriosamente a Went no le atraía nada de ella. Le parecía simple y aburrida. Pero Molly, con su cuerpo sin formas, delgado y con músculos en los lugares erróneos, le fascinaba. Porque era esa mirada llena de fuerza que le encantaba. Esa facilidad de sobrevivir. Una vez Owen le había dicho aquello a Went, que le gustaba Molly sobre todas las mujeres por lo mucho que había vivido y sobrevivido.

—¿Vas a matarme, Davies? ¿Pensé que al menos ibas a darme un beso de despedida? —le preguntó él tratando de evitar el miedo con la única defensa que tenía, el sarcasmo. Ella lucía seria, así que obviamente no le sacó una sonrisa a la chica ni siquiera de casualidad. Pero al menos lo intentó—. Pensé que lo harías de un modo más... llamativo, frente a todos los Iluminados.

—Cállate un minuto, por favor —le dijo ella poniendo los ojos en blanco al escucharlo decir las tonterías que había soltado. Went vio esperanza en ese momento, tal vez si seguía bromeando lograría misericordia.

—Es que...

—No voy a matarte, Went, basta de esto.

—¿No lo harás? ¿Por qué me secuestras? —preguntó lleno de preguntas, de hecho, frunciendo un poco el ceño al no comprender por completo que es lo que estaba haciendo aquella mujer con él. ¿No iba a matarlo? ¿Qué iba a hacer?

—Solamente me pareció que si te pedía venir al Cuartel ibas a quedar nuevamente como un traidor y aun necesitamos de tu contacto con el mundo de los Guardianes. Así que la opción del secuestro fue la más coherente que se me ocurrió —explicó ella encogiéndose de hombros pero ninguna mueca apareció en su rostro.

Went seguía confuso. ¿Secuestro falso? ¿Ella había fingido aquel secuestro simplemente porque quería que volviera al Cuartel? Su propia alegría lo delató en el momento que se puso de pie al instante, a pesar de creer que Owen estaba manteniéndolo firme. Pero en realidad el soldado había dejado de mantenerlo hacia tiempo, aparentemente ya sabía que ella iba a hacer aquello y estaba conforme con su decisión. Estaban perdonándole la vida, estaban invitándolo nuevamente a sus tropas. Went creía que era Navidad.

Cuando se abalanzó hacia ella, pudo notar que Owen se acercó dispuesto a defenderla pero fue ella quien levantó la escopeta que llevaba consigo para apuntarle. Went se detuvo, una cosa era un arma de la que tal vez con mucha suerte podía sobrevivir, otra diferente era un arma de aquel tipo. Un mínimo disparo y sus restos eran historia. Eso significaba para Went que debía mantener la distancia, si aquello le había querido explicar ella, él lo había comprendido por completo.

—No, no quiero esto contigo. No quiero recuperar lo que teníamos —le dijo rompiéndolo en mil pedazos, pero mintiéndose firme. Había cierto tipo de amores y no creía que su amor fuera tan fácil de romper. No uno como él de ellos que claramente no era fácil de olvidar. Aun así, él se mantuvo quieto decidiendo no mover sus manos a ella. Owen apareció al lado de Molly y por momentos no supo si ellos dos seguían siendo algo ya que él parecía ser tan protector como siempre, no había señales que estuvieran juntos.

—Owen...

—Tampoco trates conmigo. Fuiste un hermano para mí, Went. Fuiste un compañero, fuiste mucho para mí. Aun así me traicionaste a mí y a ella. A todos los Iluminados. Te estamos dando una oportunidad porque creemos que muy dentro de ti aún existe ese hombre que me salvó la vida varias veces —dejó escapar las palabras Owen que parecían salir de su alma, del fondo de su corazón por más extraño que pareciera.

Went lo observó, notando como aún existía en él aquel hermano que encontró en la lucha. Las relaciones eran diferentes en la guerra, se hacían más intensas, más fuertes, mas unidas. Owen fue un hermano para él, por más que luego saliera con la chica con la que él quería estar, había sido un compañero de vida. Cuando comprendió el daño que había hecho, quiso volver, quiso decirle todo lo equivocado que había estado. Pero no confiaba en lo que harían.

—No contaré mil veces las razones por las que los traicioné. Ustedes las saben. Saben que no era yo. De hecho, ni siquiera puedo recordarlo. Nunca traicionaría a un hermano... nunca traicionaría a la única persona que me hizo sentir. Pueden creer lo que quieran, esa es mi verdad. Mi única verdad —les explicó él con seguridad, aclarándose la voz luego, finalmente dirigiendo su mirada a la de Molly. Ella peleó contra él, sus miradas se mantuvieran fijas por horas hasta que finalmente ella tomó aire dispuesta a rendirse. La conocía.

—Demuéstralo. Te lo digo una vez más. Demuéstralo con acciones.

Went sonrió de lado, con esa sonrisa que tan suya que nadie podía evitar, fue Owen quien se abalanzó hacia él y chocó su pecho contra el suyo. Un abrazo. Un abrazo de compañeros, de colegas, de amigos, de hermanos. Went se aferró desesperado a lo que le daba Owen, un mundo de sentimientos nuevamente. Lealtad, amistad. Todo. Aun no comprendía como los Guardianes renunciaban a eso. A esa sensación que inundaba los pechos, llenaba de felicidad, porque no había mejor sentimiento cuando uno volvía a ser amigo de alguien. Se notaba en la sonrisa de Went e incluso en los ojos brillosos de Owen. Se notaba entre ellos que los sentimientos no eran solo de amor, sino de amistad.


Molly no soltó palabra cuando vio a los chicos abrazarse como si fuera una reunión de amigos que no se habían visto en un largo tiempo, simplemente tomó aire mientras rebuscaba entre sus cosas en caso de que olvidara algo. Los chicos se alejaron sin ningún tipo de problema, manteniendo las sonrisas en sus rostros sin poder evitarlo. Siempre cuando uno se arreglaba con un amigo la felicidad se sentía en el aire. Habían triunfado en su misión, habían asustado a los Guardianes, sentían el miedo en el aire, pegándose a sus cuerpos también pero ignorándolos debido a la felicidad que estaban teniendo.

—¿Dónde está Blood? —preguntó Molly de pronto, girándose hacia Owen que se encontraba frente a Went hablando sobre algo con poca importancia. Blood no había aparecido en la pista de baile y era una de las razones por las que el plan no había salido perfecto, se encontraron con algunos guardianes en el medio del falso secuestro de Went. Pero lograron solucionarlo. Entre la adrenalina del reencuentro y la situación en si se habían olvidado de ella y su retraso.

—No llegó en el momento del plan —comentó Owen frunciendo un poco el ceño y dejando la sonrisa finalmente, desvainándose tan rápido como había llegado. Tomó su radio, alejándose para hablar con alguien que Molly no llegó a escuchar. Went dirigió la mirada a ella, mostrándose claramente entre confundido y preocupado, pero no le prestó atención porque no tenía tiempo para eso.

Molly se quedó observándolos y luego pasó la vista al pasillo por el que estaban entrando. Blood no estaba en la sala de la misión, ni en la pista de baile. Ella iba a actuar con Louis, el perdido que siempre la acompañaba. Tenían que entrar juntos en acción y no habían ido. Algo amargo nació en su garganta y antes de que su cabeza pensara en alguna otra opción que no fuera la que rondaba en su cabeza, salió corriendo.

Corrió, ignorando las voces de Went y Owen, incluso las de Zeus, quien había aparecido de la nada ya que finalmente había terminado su misión. Tenía ese mal presentimiento en su pecho, de que algo estaba mal. Realmente mal.

Su destino eran los túneles y estaba segura que se encontraría ahí. Quería creer que una tontería había sucedido, casi rogaba que estuvieran haciendo lo que sea que hacían Blood y ese tipo. Tenía que ser una tontería. Un vestido rasgado, un taco roto, lo que sea pero no en lo que pensaba.

Los zapatos de tacón le hacían complicado el andar, pero no podía simplemente quitárselos cuando eran una reliquia para el cuartel. La vestimenta de los Guardianes era muy valiosa ya que había costado el robo, así que tenían que cuidarlos. Cuando llegó finalmente al cuartel principal, su corazón se detuvo.

Sarah.

Y a su lado estaba Blood.

La chica estaba en el suelo, aun vestida de gala como lo estaba la última vez que la vio. Molly se dejó caer en el suelo sin poder evitarlo. Ensangrentada y convulsionando se encontraba Blood. ¿Cómo? ¿Cómo había sucedido aquello? ¿Cómo ella sabía de los túneles? ¿Por qué Sarah había hecho aquello? Desconfió de Went, al instante, él los había traicionado una vez más pero al ver al Perdido entre las sombras descubrió que había sucedido.

 "No todos tenemos el final feliz que tú tienes" le había dicho Blood esa vez y pudo comprenderlo todo. Le había dicho que su historia se parecía a la suya aunque no pudo entender la gravedad de las palabras. ¿Cómo no lo vio? ¿Cómo no comprendió lo grave que era aquello? Ella estaba gritándole que era la misma historia, que él era un Guardián, que iba a traicionarlos... ¿Cómo no lo vio? ¿Cómo pudo ser tan ciega? Siempre tan equivocada, siempre tan ignorante.

Observó a Louis, quien sonreía con aquella maldad que ella conocía, que había visto solo en los Guardianes. Él los había traicionado, lo había hecho y ella había dejado que lo hiciera. Lo odiaba, tanto como odiaba la sonrisa de Sarah, al lado del chico, demostrándole que aquello que había sucedido era su culpa.

—¿Por qué? Ella no te ha hecho daño, no te lo ha hecho. ¿Por qué? ¿Cómo puedes ser tan cruel?

—Tú eres la razón por la que todos deben sufrir o, mejor dicho, morir. Tú, Molly Davies, sigues peleando y peleando por causas perdidas. Farewell nunca se salvará, el virus está evolucionando y ya le ha ganado a los Iluminados. Deja de pelear, Molly y todos los que aman vivirán. Sino... ya ves lo que sucede.

Molly tenía a Blood en sus brazos, quien respiraba sus últimos suspiros abandonando lentamente la vida con las peores palabras que un Iluminado podía escuchar. La chica iba a morir, iba a dejar el mundo por su culpa. Porque ella hacia lo único para lo que había sido entrenada, lo único que sabía. Pelear.

Las lágrimas de la chica caían sobre el hermoso rostro de Blood, su Blood, su Florence. Si se rendía, todo terminaría. Los pocos seres queridos que le quedaban vivirían, ella no, pero los demás si lo harían. Tal vez ese era el sacrificio que tenía que hacer, tal vez ese era su destino.

¿Qué debía hacer? ¿Qué debía hacer cuando su destino se encontraba tan nublado?

—Déjame asesinarte y sálvalos. No has podido salvar a Lisa, ni tampoco a Blood —le recordó ella, con su sonrisa de rubia maldita que todos podían llegar a odiar. O por lo menos ella si lo hacía—. Asesinaste a Black para defenderte. ¿Qué sigue? ¿A quién terminarás asesinando, Molly? ¿Hasta dónde llega tu maldad y egoísmo? ¿Será Went el siguiente?

Se acercó a la mejilla de Blood dejándole un beso en ella, con suma delicadeza la dejó en el suelo junto a varias lágrimas que cayeron sin destino. ¿Qué debía hacer? Pensó en Blood, que estaba muriendo en sus brazos lentamente sin solución, aquella chica con tantos sueños, tanta luz y energía. Blood querría que peleara. Se burlaría de ella, llamándola tonta por llorar en ese momento en vez de pelear. Se puso firme, con suma lentitud tratando de dejar a la chica en el suelo sin lastimarla. Cuando lo hizo pudo comprobar como ya finalmente Blood se iba de su vida, con tanta lentitud que dolía.

—¿No has pensado que tienes un problema conmigo? ¿No serás tú la que tienes y sientes algo por mí? Tomas y destruyes todo lo que tengo. Lastimas todo lo que quiero. Es personal, Sarah. Tienes un problema personal conmigo.

—Tal vez lo sea... tal vez no, ¿Quién sabe? —preguntó ella encogiéndose de hombros con esa elegancia característica en ella que molestaba. Sarah podía estar hurgándose mocos de la nariz pero iba a estar luciendo magnifica como siempre—. Lo que importa es que sufres, lloras y gritas con todo el dolor que un Iluminado puede tener.

—¿Por qué no terminamos esto de una buena vez? Dejemos a los demás tranquilos, es sólo entre tú y yo.

Lo siguiente que hizo, fue algo extraño, ni siquiera lo pensó,  simplemente sacó del escondite que llevaba en el zapato la daga que le habían regalado. Y la lanzó. Directamente hacia Sarah. Lo siguiente, fue lanzarse sobre ella y la guerra comenzó.

Fue Went quien detuvo la locura, apareció junto a Owen en el túnel y se encontró tan sorprendido como él cuando vieron a Molly y Sarah peleando. Pero no se disparaban, sino que se golpeaban como mujeres. Puños, arañazos, hasta se tiraban del cabello. En otro tipo de momento, Went se hubiera reído por largas horas de la situación que estaban viviendo ambas. Pero al ver a Blood en el suelo sin vida, comprendió que estaba sucediendo y que estaba haciendo Molly.

Iba a asesina a Sarah sin importarle lo que pudiera pasar con ella. Y él tenía que detenerla antes de que fuera demasiado tarde.

—Sujeta a Molly, vamos a atrapar a esa perra —le ordenó Owen entendiendo casi al mismo tiempo lo que sucedía, por algo se comportaban como hermanos a veces.

Ambos se quedaron sorprendidos al ver que Louis estaba detrás de ellas, riéndose de la situación y de la pelea de chicas que estaban viviendo esas dos. Went lo comprendió, porque el mismo había vivido aquello, ¿había sido siempre así el chico o había caído en las trampas de Sarah como él? ¿Había querido realmente a Blood o todo era una mentira por su parte?

—¡Molly! —exclamó él tratando de atraparla pero era demasiada escurridiza, lograba escaparse de sus manos y golpear una vez más a Sarah en aquella batalla que la dejaba ciega por completo. Cuando finalmente pudo hacerlo, atrapó a la chica por la espalda, logrando levantarla un poco mientras ella lanzaba patadas y gritaba como una enferma. Claramente, estaba enloquecida de odio por lo que había sucedido. Era algo obvio que Sarah había asesinado a Blood. Comprendía su odio y enojo pero no lograría nada usando la misma arma que usaba Sarah. Ella quería eso, quería que enloqueciera porque volviéndose un animal cegado no iba a lograr nada y de hecho iba a perder compostura, y podría asesinarla de un simple disparo.

—¡Suéltame! —gritaba ella descontrolada mientras trataba de escaparse de sus manos. Went la sostuvo con fuerza mientras veían escapar a Sarah seguida por Owen quien le disparaba sin pensarlo, como Molly haría. Él la comenzó a perseguir entrando en uno de los túneles que daban a la salida, según pudo ver Went.

Sólo quedaron ellos dos, incluso Louis se había ido, escapándose de lo peor y dela gran ira de Molly. Blood aún seguía en el suelo, sin vida para desgracia de ambos. Molly trató de seguir peleando hasta que Went se acercó con ella hasta la pared al tiempo que ella se daba la vuelta tratando de golpearlo a toda costa. Él se interpuso, entre la pared y el cuerpo de la chica que trataba de golpearlo para escaparse. Lo arañó e incluso golpeó en el labio logrando que sangrara levemente.

En vez de enojarse, Went quiso besarla.

Quería detener toda esa violencia con lo mejor que sabía hacer con ella, besarla. Ella no lo notaba, aún seguía forcejeando desesperada por sangre. Blood yacía sin vida detrás de ellos, demostrando que sucedía cuando los sentimientos ganaban. Claramente no era el momento para besos.

—¡Basta, Molly! ¡Estás haciéndote daño!

—¡Déjame ir! ¡Debo matarla! ¡Yo! ¡Nadie más que yo! —exclamó ella desesperada, con los ojos brillando de violencia, plagados en sangre. Went no la reconoció y no le gustó lo que veía, le gustaba la Molly sobreviviente, la Molly que quería.

—¿Y qué lograrás? ¿Venganza con sangre? ¿Te crees que la muerte es una venganza? Porque no lo es. Mira lo que te ha hecho, mírate.

Molly detuvo los golpes pero la violencia trajo luego el llanto. La chica comenzó a llorar lentamente, de manera angustiada, como si le hubiesen quitado una parte de ella. Went la observó con dolor, demasiado angustiado al ver como la chica sufría de aquel modo. No era justo, por supuesto que no lo era. Aquella chica de 20 años, tenía sobre ella demasiadas muertes para aceptar.

—Yo no les dije sobre los túneles, Molly —comentó él, cuando la chica detuvo el llanto de la completa nada. Levantó la mirada para enfrentarlo secándose las lágrimas con rápidos movimientos. Se llenó de orgullo al mirarla tan fuerte, tan hermosa aún en ese vestido.

—Lo sé.

—Pero desconfiaste de mí.

—Claro que lo hice —respondió ella de manera agresiva, claramente dolida.

Owen apareció en la escena sin Sarah pero trayendo a Louis, quien era apuntado por el primer chico. Algo era algo. Molly se alejó de Went dedicándole una mirada triste, diciéndole algo que él no llegó a entender y luego caminó hacia Owen. Went suspiró y posó su mirada en Blood, sin vida, lejos de estar en ese mundo con ellos y se preguntó qué sentido tenía todo eso. La rendición, era la siguiente puerta que abrir.

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No me odien. Gracias por el apoyo que siempre me brindan (:

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