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Capítulo III

Akira: Sin duda esto será un reto difícil. — dijo para sí mismo mientras descansaba en la habitación de su hotel.

Para el chico prodigio, descubrir que las quintillizas son puras tontas, lo ha sorprendido. Cada una ha demostrado que son malas aprendiendo y que necesitan una ayuda profesional.

Akira: Muy bien. Estoy seguro que convencer a todas a la vez no me llevara a nada, por lo que una por una será lo mejor. — dijo mientras revisaba las calificaciones de las chicas. — Itsuki y Yotsuba están más que dispuestas a estudiar conmigo, Nino es un imposible, Ichika es… bueno, Ichika… por lo que iré por la única que no tuve una conversación directa… Miku.

Deteniéndose en la calificación de Miku, sonrió cuando descubrió la mejor materia de la quintilliza: Historia.

Akira: Y tú… amigo mío… me vas a a ayudar. — dijo mirando una paloma posando en su balcón.

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Dos días después…

En el aula de la tercera hermana Nakano, Miku escuchaba ociosaente las clases del profesor. Algo sobre partículas que sinceramente no le interesaba, por lo que sólo fijaba su vista a la ventana.

Cuando de repente, estuvo a punto de soltar un grito de miedo cuando una paloma voló hacía la ventana y se posó ahí.

Miku: Casi me muero del susto.pensó intentando calmar su corazón.¿Eh? Esa paloma tiene algo enrollado en su pata.

Viendo que no era hostil, y verificando que el maestro ni sus compañeros la estuvieran viendo, tomó con cuidado a la paloma y le quitó el pequeño trozo de papel de su pata. Luego, lo dejó en la ventana y este se fue volando.

Miku: ¿Qué es esto? — se preguntó mentalmente mientras desenrollaba el papel y vio que había una nota escrita en ella.

¿Qué general causó la derrota de Mouri Motonari en la batalla de Itsukushima?

Si sabes la respuesta, ve a la azotea de la escuela a la hora del almuerzo.

Con amor: Sakamoto Akira ;-)

Miku: Akira. — gruñó por lo bajo.

Timeskip gracias a Miku viendo la nota una y otra vez.

En la azotea, Akira esperaba pacientemente la llegada de Miku. El viento frío azotaba su cara, pero el calor del sol lo hacía algo tolerable, por lo que no le molestaba mucho.

Akira: ¿A qué hora llegará Miku? — preguntó mientras revisaba la hora en su smartwatch. — Ya pasó veinte minutos y aún no llega. Juro que si no está aquí, yo…

Su voz se vio interrumpida cuando la puerta de la azotea se abrió y Miku apareció moviendo elegantemente su cabello hacia atrás.

Miku: ¿Cómo es que entraste a la escuela si ni siquiera eres estudiante aquí? — preguntó confundida.

Akira: Obtuve un pase del director. Ahora podré entrar y enseñarles en la biblioteca. — dijo sin importancia. — ¿Sabías que las palomas mensajeras fueron usadas en guerras para enviar mensajes a sus aliados sin que el enemigo los detectará? — preguntó casualmente.

Miku: Sí, lo sabía. Y te diré que la respuesta a tu pregunta es Sue Harukata. — dijo antes de darse media vuelta. — Listo, una carga menos en mi pecho.

Akira: Entonces eso demuestra mi teoría de que Historia es tu materia más fuerte. — dijo mientras la veía irse. — Y como reaccionaste cuando mencioné el Período Sengoku el otro día, sabía que eres fanática de ello… o de sus generales.

Sus palabras se congelaron cuando Miku se detuvo y volteó la cabeza con una mirada fría y casi asesina. Akira casi se hace en sus pantalones.

Miku: ¿Lo sabías?

Akira: P-pues… ¿no?

Miku: No me mientas, Sakamoto. — dijo acercándose amenazadoramente hacia él. — ¿Lo sabías?

Akira: ………Sí. — admitió apenado.

Miku: …………No… no le digas a nadie que me gustan los generales del Período Sengoku. — suplicó cubriendo su rostro avergonzado con las manos.

Akira: ¿Eh?

Era sorprendente para él que la actitud fría y casi mortal de Miku haya cambiado a una muy avergonzada.

Akira: No le diré a nadie, lo juro. Pero, ¿por qué?

Miku: Todo comenzó con un juego que tomé de Yotsuba. — dijo mientras se descubría el rostro. — Estaba tan atraída por los generales ambiciosos que comencé a leer toneladas de libros también. Pero a todos en mi clase les gustaba los actores guapos, las modelos hermosas y cosas así. Por otro lado, mi preferencia eran los hombres viejos con bigotes. — confesó cubriéndose con un mechón de su cabello — ¿Soy rara?

Akira: Por supuesto que no, Miku. — negó con la cabeza. — Amar algo que te gusta, no te hace rara. Raro son quienes critican lo que haces porque creen que es raro, ¿me entiendes?

Miku: C-creo que sí.

Akira: En todo caso, si te unes a nosotros en nuestra clases… te enseñaré más cosas del Período Sengoku que jamás podrías imaginar. — dijo intentando convencerla.

Miku: Así que estás diciendo que… ¿sabes más que yo? — preguntó con un extraño espíritu competitivo encendiéndose dentro de ella.

Akira: Sí. Y no me retracto. — afirmó con una sonrisa burlona.

Miku: Entonces respondeme esto: Es bien sabido que Oda Nobunaga se refería a Hideyoshi como “Saru”, ¿verdad? Pero, ¿sabías que esto es un error común? ¿Conoces el apodo real que Nobunaga usaba? — preguntó acercándose mucho a él mientras hacía un adorable puchero.

Un puchero que derrite el corazón de las personas.

Akira: Ugh. En primer lugar, no hagas eso porque me enamoro. — dijo haciéndola sonrojar. — Y en segundo lugar, lo llamaba “rata calva”.

Miku: Correcto. — dijo derrotada.

Akira: Es un apodo feo que le dio a pesar de que a Nobunaga lo llamaban “Rey Demonio del sexto cielo”. En mi opinión, ese apodo es genial.

Miku: Sí. Yo también opino lo mismo. — admitió antes de sonreír — ¿Sabes? Las historias que me gustan incluyen el rumor de que Uesugi Kenshin era en realidad una mujer.

Akira: ¡Sí! Según historiadores, Kenshin tenía aspectos físicos de una mujer y nunca tuvo una esposa o una concubina.

Miku: ¿Y qué me dices sobre el pobre Ishida Mitsunari? Se negó a comer el caqui antes de su ejecución. — dijo limpiándose una lágrima del ojo.

Akira: Ese fue un evento muy triste. Incluso dijo: “el caqui es el veneno de la flema”. — apoyó dándole un pañuelo para que se limpiara.

Miku: ¿Y en la que Oda Nobunaga bebía alcohol de un cráneo? — preguntó con repugnancia.

Akira: Sí. Beber del cráneo de sus enemigos me parece asqueroso. — dijo con una mueca de asco.

Iban a seguir conversando sobre los eventos del Período Sengoku, pero lamentablemente la campana de la siguiente hora sonó en toda la escuela.

Akira: La próxima clase va a comenzar. Será mejor que vayas a tu aula o tu maestro te regañará.

Miku: Sí. Tienes razón.

Mientras ambos salían de la azotea, Miku se detuvo frente a una máquina expendedora y compró dos Matcha Soda.

Miku: Aquí tienes como signo de nuestra amistad. — dijo entregándole una lata. — Pruébalo. No tiene mocos.

Akira: Je. — tomó la lata y la abrió. — A tu salud… Ootani Yoshitsugu.

Miku: De nada… Ishida Mitsunari. — dijo mientras él le daba una sonrisa de lado y abría la suya.

Ambos bebieron gustosamente de sus respectivas latas. Para Akira, era como otra conexión con ella para convencerla de que podrían ser amigos.

Akira: Oye, Miku, tengo una duda… debo suponer que tus hermanas no saben de tu amor por los generales, ¿verdad? — ella asintió — ¿Por qué no se los dices?

Miku: Es porque son mis hermanas que no les puedo contar. — dijo sentándose en el escalón para poder abrazar sus piernas.

Akira: No entiendo. — dijo extrañado.

Miku: De las cinco, yo soy la más propensa a ser dejada atrás.

Akira: ¿Qué? Pero tú eres la más lista de todas tus hermanas. Y lo digo porque obtuviste la puntuación más alta en el examen que les hice el otro día.

Miku: Eres muy amable.

Akira: Está en mi naturaleza.

Miku: Pero en el fondo de mi mente, yo sé que… lo que sea que yo puedo conseguir, las otras cuatro también pueden, de seguro. Porque somos quintillizas después de todo — dijo con una sonrisa amarga. — Es por eso que debes rendirte con alguien como yo.

Akira: No lo haré, Miku. — rechazó al instante. — Les prometí que haría que ustedes cinco se graduen con sonrisas en sus rostros, ¡y eso es lo que voy a hacer! ¡No dejaré de enseñarles incluso si eso me cuesta la vida!

Miku: Sin duda eres alguien egoísta. Pero ya nos vistes. Se necesito de nosotras cinco para obtener 100 puntos.dijo deprimida.

Akira: suspiró.Escucha… dijiste que lo que puedes conseguir, las otras cuatro también podrán. Eso significa que, si tus hermanas pueden hacer algo, ¡tú también puedes lograrlo!

Miku: Eso es… nunca lo pensé de esa forma. — dijo sorprendida.

Akira: Por ejemplo… — le entregó las calificaciones de las pruebas que hicieron para que la vea. — Las calificaciones tuyas y de tus hermanas tienen respuestas muy diferentes entre sí, y eso me dice que ustedes tienen potencial en diferentes materias. Si Ichika, Nino, Yotsuba e Itsuki pueden hacerlo… ¡tú también puedes hacerlo! ¡Yo te demostraré que puedes hacerlo! ¡Tan solo confía en mí!

Miku lo miró sorprendida, para luego desviar la mirada, negándose a verlo o que vea su rostro sonrojado.

Miku: Que montón de palabrería.

Akira: Oye, eso fue cool, no un montón de palabrería — dijo con un puchero.

Miku: Pero… supongo que puedo confiar en ti — dijo aún sin verlo.

Akira: Bueno… al menos es un comienzo. — dijo mientras se sentaba unos escalones abajo. — No te arrepentirás.

Miku: Eso espero. — dijo volteándose a verlo con una pequeña sonrisa. — Porque tienes que asumir la responsabilidad.

Akira: Con mucho gusto. — dijo con una sonrisa.Van 3, quedan 2.pensó.

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Fin de semana…

Akira: Es extraño habernos encontrado de camino a tu hotel, ¿no crees? — preguntó a Miku mientras ambos subían al piso 30 del Pentágono.

Miku: Vives a unas cuantas cuadras de la tienda de convivencia más cercana, no es extraño. — dijo llevando una bolsa de compras. — ¿Listo, señor tutor?

Akira: Siempre — dijo mientras entraban y era recibido por las 3 de las 5 chicas.

Yotsuba: ¡Buenos días! — saludó animada como siempre. — ¡Estoy lista para estudiar!

Ichika: Yo también… pero como que hoy solo veré.

Itsuki: ¿Qué nos vas a enseñar hoy, Sakamoto-kun? — preguntó con sus libros en brazos.

Miku: Prometiste historia japonesa hoy, Akira. — dijo mostrando su libro.

Akira: ¡Entonces empecemos! — dijo listo para enseñar con una sonrisa.

Pero alguien vino a arruinar el momento.

Nino: ¿Qué pasa? ¿Aún no has aprendido la lección? — preguntó desde el segundo piso.

Akira: Nino… — dijo su nombre dramáticamente.

Nino: Espero que no te quedes dormido como la semana pasada. — dijo burlona.

Akira: Espero que no seas una mocosa molesta como la semana pasada. — dijo devolviéndole la burla.

Nino: Tch.

Itsuki: Sakamoto-kun.

Akira: Oh, si. Mejor empecemos con las clases. — dijo volviendo con el grupo.

Yotsuba: ¡Sí!

Nino: Por cierto, Yotsuba… tengo un conocido en el club de básquet el cual está buscando un jugador temporal para su torneo. Dado que eres buena en los deportes, ¿por qué no vas a ayudarlas ahora mismo? — propuso mientras bajaba por las escaleras.

Akira: Ahora ella…

Yotsuba: ¡¿Ahora mismo?! — preguntó conmocionada antes de voltear hacia Akira. — Pero…

Akira: Ve, Yotsuba.

Yotsuba: ¿Qué?

Nino: Sí, ¿qué? — preguntó sorprendida de que Akira le dé permiso de ir.

Akira: Ayudar a los demás está en tu naturaleza… y en la mía también, por lo que comprendo la sensación. Ahora ve y otro día seguiremos con tus clases.

Yotsuba: ¡Sí! ¡Gracias, Sakamoto-san! — agradeció mientras se iba.

Akira: Nino, ¿crees que me iba a enojar o algo así porque botaste a Yotsuba? Prueba algo mejor — dijo con burla.

Nino: Tch — chasqueó antes de mirar a su hermana mayor. — Ichika, ¿no dijiste que tenías trabajo a las 2?

Ichika: Ah. Me había olvidado. — dijo yéndose a su habitación a cambiarse.

Akira: Que te vaya bien, Ichika. — dijo antes de volver a ver a Nino. — Ella dijo que sólo vería, así que no me afecta si se va o no.

Nino: Maldición. — dijo por lo bajo. — Itsuki, sería mejor que… ¿a quién engaño? Ella se quedará con él sin importar lo que diga.

Akira: ¡Jaja! Fallaste, pero gracias por participar.

Nino: Miku, ¿recuerdas que bebiste mi jugo el otro día? Anda y comprame otro.

Miku: Ya lo hice. — dijo señalando la bolsa en la mesa.

Nino: ¿Huh? — preguntó abriendo la bolsa. — Espera, ¡¿qué demonios es esto?! ¡¿Matcha Soda?!

Miku: Dejemos eso de lado y empecemos de una vez.

Akira: Sí. Mientras más perdemos el tiempo, menos aprenden ustedes.

Nino: Esperen, ¿desde cuándo se volvieron tan cercanos? — preguntó sorprendida. — Ah ya veo. Con que te gusta los perdedores. Perdedores como él, ¿no?

Akira: ¿Me acaba de llamar perdedor? — le preguntó a Itsuki, quien asintió sin dudarlo. — Eso me dolió.

Miku: Eres tan superficial, Nino.

Akira: Eso también me dolió.

Nino: ¿Hah? ¿Qué hay de malo en querer a alguien por su apariencia? No hay nada mejor que un chico guapo. — atacó picando su uña postiza en el pecho de Miku. — Ya veo, la razón por la que puedes salir con esas ropas tan aburridas tuyas es porque no te importa las apariencias.

Miku: ¿Y esas garras se supone que están a la moda? — contraatacó.

Nino: Tú no lo entenderías.

Miku: Ni siquiera quiero entenderlo.

Akira: ¿Ellas siempre pelean? — le preguntó a Itsuki.

Itsuki: Hay días que no, pero casi siempre sí. — respondió mientras estudiaba por su cuenta. — Sakamoto-kun, no me sale esta parte.

Akira: Veamos… Aquí te equivocaste. Se usa el Mínimo común múltiplo, no Mínimo común divisor. — corrigió señalando la parte equivocada.

Itsuki: Ya veo. ¡Gracias!

Akira: De nada. — dijo antes de dirigirse a las chicas. — Oigan, ustedes son hermanas, así que tienen que llevarse bien y no discutir sobre la belleza interior y exterior.

Miku: Él tiene razón, así que deja de molestarnos.

Nino: suspiró. — Oye, tú, ¿ya has almorzado? — le preguntó a Akira.

Akira: ¿Por qué? ¿Acaso quieres drogarme otra vez? Paso. — dijo resentido.

Nino: ¡Pues que mal! — dijo antes de mirar a Miku. — Ya que dices que el interior es tan importante, tengamos una competencia de eso a través de la cocina. Si yo gano, no habrá sesión de estudios hoy.

Akira: Miku… ni siquiera lo aceptes.

Miku: Akira, toma asiento y espera. Esto acabará pronto.

Akira: ¡Por favor! — exclamó al cielo. — Ya que. ¿Lista para aprender, Itsuki?

Itsuki: S-sí, es sólo que… — fijó su mirada en la cocina, donde veía a Nino que empezaba a cocinar. — Siento que también debo ser la jueza de la competencia.

Akira: Si terminas tu tarea con un mínimo de fallas, prometo traer en nuestra próxima sesión porciones de pasteles de varios sabores

Itsuki: ¡Es un trato, señor! — aceptó, haciendo su tarea con gran determinación.

Akira: Supongo que los dulces son la motivación de Itsuki para que se concentre.pensó con un pequeño logro personal.

Timeskip gracias al Shokugeki de Miku y Nino…

Nino: ¡Les presento un Dutch baby hecho con vegetales frescos y jamón! — con una sonrisa en su rostro, les mostró un platillo de gran elegancia.

Akira: Wow, brilla mucho. — dijo casi cegado. — Mientras que el de Miku…

Miku: O… omurice. — dijo con tímida vergüenza.

Viendo el platillo de la tercera quintilliza, el arroz estaba quemado y había un exceso de ketchup en todo el plato.

Akira: Te daré un 100 por esfuerzo. — admitió.

Miku: Pensándolo bien, no importa. Lo comeré yo misma.

Nino: Después de que pasaste por tantos problemas, simplemente deja que se lo coma. — dijo con burla.

Itsuki: ¿Me puedo comer el tuyo, Nino? — preguntó casi babeando.

Nino: No, es para Sakamoto. — dijo haciendo que Itsuki haga un puchero. — Vamos, señor juez. Pruébalo.

Akira: Maldición. — dijo en voz baja mientras veía el platillo de Nino.Si esto fuera un concurso de apariencia, ella sin dud habría ganado. Por otro lado, no juzgues un libro por su portada.pensó antes de juntar las manos. — Itadakimasu.

Primero probó el platillo de Nino, lo cual hizo que sus ojos se abrieran por el gran sabor que recorrió su lengua.

Nino: Debo admitirlo… el platillo de Nino es muy bueno. — dijo mientras comía gustosamente. — Puedo sentir los vegetales frescos y el jamón bien cocinado.

Nino: Hmph. Es obvio que mi platillo sea bueno. — dijo con arrogancia.

Akira: Ahora el de Miku.

Miku: Ah.

Itsuki: ¡No te recomiendo que…

Demasiado tarde para detenerlo, Akira ya se había llevado un bocado a la boca. De pronto, su rostro se volvió algo azul y notaron como se tragó el omurice con muy dificultad.

Akira: Miku… gluw… — se tapó la boca para no vomitar su estómago. — Tu arroz estaba muy quemado por fuera y muy crudo por dentro, no sabía que eso era posible. Te excediste en el ketchup, por lo que le dio un toque salado y algo ácido. Lamentablemente debo darle la victoria de este Shokugeki a Nino.

Nino: ¡Sí! — celebró.

Miku: Ya veo. — dijo tan triste que te rompía el corazón.

Akira: Sin embargo… — llamó la atención de las dos — Si esto fuera un concurso de determinación y perseverancia, le daría la victoria absoluta a Miku. — declaró, soprendiendo a las tres.

Nino: ¡¡¿QUÉ?!! — gritó. — ¡¿Por qué?! ¡Necesito una explicación!

Akira: Por supuesto. — se aclaró la garganta para poder continuar. — Aunque tu platillo era delicioso, no lo dudo, no te esforzaste en dar tu mayor esfuerzo porque competías contra Miku, quien sabías que no cocina bien. Por otro lado Miku… sabiendo que competía contra su hermana, la experta en cocina de entre las cinco, no se rindió y aceptó el concurso. A eso yo lo llamo ser perseverante y Miku es la que merece eso.

Nino: ¿Huh? ¡Tienes que estar… — se detuvo de hablar para ver a Miku, que ocultaba su sonrisa feliz detrás de sus manos. — ¡Olvídalo! ¡Ya tuve suficiente de esto!

Akira: No salió como esperaba. — dijo al ver a Nino irse a su habitación. — Pero un trato es un trato, no habrá tutorias hoy.

Miku: Lo siento. No debí aceptar su reto. — dijo apenada.

Akira: No te disculpes. Al menos hemos avanzado en algo.

Itsuki: Pero eso fue solo conmigo. — dijo mientras se comía el platillo de Nino.

Akira: Sí, pero poco a poco será con todas ustedes y cuando ese día llegue, será glorioso. — dijo positivo. — Sin embargo, tengo una duda… ¿por qué Nino me odia tanto? Estoy seguro que ella y yo jamás nos llegaremos a entender.

Itsuki: No estoy tan segura, Sakamoto-kun. Nino siempre ha sido así de protectora con nosotras.

Miku: Pero si la encaras con sinceridad, ella llegará a entenderte.

Akira: ¿Con sinceridad? ¿Y eso que significa? — preguntó confundido.

Miku: No nos preguntes a nosotras, después de todo… llegar a la respuesta es tu trabajo, ¿verdad? — dijo dándole una pequeña sonrisa.

Akira: Sinceridad, ¿eh? Supongo que puedo intentarlo. — dijo con una pequeña sonrisa. — No sé cómo, pero lo intentaré.

Timeskip gracias a los tres lavando los utensilios…

Tras llegar el anochecer, Akira había salido del Pentágono con una cosa en mente: obtener la confianza de Nino.

El trabajo no era fácil, pero sabía que no todo se conseguía de manera sencilla, por lo que trabajará en ello.

Akira: Esperen… ¿mi billetera? — se preguntó mientras buscaba en sus bolsillos hasta que lo encontró. — Haa… ahí estaba. — dijo aliviado para luego irse a su hotel. — Sería estúpido si lo hubiera dejado en su piso.

En alguna parte de la universidad de Stanford, Fuutarou estornudó.

Akira: Obtener la confianza de Nino será mi última meta, por ahora debo obtener la de Ichika, la hermana mayor. — dijo mientras miraba el cielo oscuro. — ¿Qué tan difícil puede ser?

CONTINUARÁ

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