Las llamas del pecado se apagan, las mentiras, monstruosas sombras de tentación, desaparecen en el ocaso. Esta alma maldita ha perdido su rumbo dejando un vacío blanco que no puede ser llenado.  Las lágrimas se detienen, el incesante sonido del reloj es capaz de enloquecer al más cuerdo de los hombres. Queda muy poco tiempo, esta sensación se consume, se corroe, se agota y lastima a los débiles.
La sangre fluye, gotas color oxido golpean en la nada, las sonrisas se vuelven tenues. Los ojos pierden su brillo, la muerte se apodera del sentir dándole paso al eterno silencio. Este claro emocional se ha vuelto demasiado ruidoso, nadie puede soportar los gritos apagados de los sentimientos perdidos. Es hora de continuar, de dejar atrás un pasado impuro y putrefacto, es tiempo de sonreír por última vez.
No puedes saber si volverás a encontrarte luego de la caída, serás víctima de tu valentía, otro prisionero en el gran abismo de la nada. Poco a poco serás olvidado, tu nombre está destinado a ser un mal recuerdo. Te transformarás en esa espina que oprime el pecho de la gente que alguna vez te importaba, serás juzgado y desterrado a la vergüenza. Serás espíritu libre, viajando sin rumbo en un mundo de soledad.