El silencio
El niño ya no lloraba, pero no porque ya no tuviera miedo, sino porque ya no podía. El silencio era largo e incómodo. La oscuridad lo ocultaba todo, pero con la luz de la luna llena se podía observar las huellas rojizas que había por el camino. Aquel era el problema. ¡Las huellas! No eran de quién, eran de qué.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro