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San Valentín (KookJin One-Shot)

JungKook se miró al espejo detallando que su camisa a cuadros estuviera perfectamente abotonada por completo y metida dentro de sus pantalones. Acomodó los tiradores del pantalón y se fijó que sus zapatos estuvieran perfectamente lustrados. Limpió sus lentes cuadrados, esos que parecían ser más grandes que su cara misma, y con el marco de un negro opaco que le encantaba. Se miró una vez más, peinando su cabello hacia atrás con algo de gel para que quedara todo en su sitio, odiaba tener que peinarse a cada rato los mechones rebeldes que escapaban. Cuando terminó le sonrió a su reflejo, sus dientes delanteros resaltando más que el resto haciéndolo parecer a un conejo. Hizo una mueca ante ese pensamiento y luego de colocarse la crema para el acné, salió de su casa con su bolso y sus libros a cuestas.

Bien, cualquiera que lo veía pensaría que era un beta o un omega nerd. Nadie sospecharía que era un alfa, ni siquiera su suave olor a durazno ayudaba mucho, pero esa era la verdad. Verdad que le había llevado a ser blanco de las burlas de otros alfas quienes se creían mejores que él por ser más rudos y masculinos.

JungKook lidiaba con eso casi a diario, se había vuelto una rutina. Y la verdad, con el tiempo logró que esas palabras no le afectaran en nada. Las sabias palabras de su madre lo habían ayudado a aceptarse tal cual era, queriéndose a sí mismo y gustándole cada parte de sí (salvo el acné, eso era lo único que odiaba).

Sin embargo, había momentos que odiaba ser quien era. Y todo comenzó el día que ingresó al colegio un omega nuevo de nombre Kim Seok Jin. Omega que atraía la vista de todos los alfas, él incluido. Pero ¿Cómo no lo haría? ¡Era el omega más perfecto que había visto en toda su vida! Tenía una piel de porcelana, perfecta, que se veía suave. Tenía hermosos labios, gruesos y pequeños que tentaban a besarlos. Ojos castaños cuyo fin era hipnotizar a quienes lo vieran. Cabello rosado que lo hacía ver más malditamente adorable de lo que ya era. Tenía una voz cautivadora y un cuerpo que de seguro cualquier omega envidiaría, con hombros anchos, cintura estrecha y piernas largas. Su sonrisa era de modelo, estaba seguro que tenía que serlo, no podía ser posible que tanta belleza no haya sido descubierta antes por una empresa de modelaje. Incluso vestía a la moda, con jeans que se apegaban a sus piernas, suéteres de colores suaves o camisas de colores atractivos juntos a chaquetas de cuero que iban perfectas con él.

Sí, Kim Seok Jin era el tipo de omega modelo que todos los alfas deseaban. Era el típico omega con quien un alfa desearía una familia, como esas que se ven en televisión.

Y era por ese motivo que Jin tenía demasiados pretendientes. Alfas fuertes, capaces de protegerlo de cualquier otro que quisiera hacerle daño. Alfas diferentes a él quien ni siquiera podía defenderse a sí mismo.

Sin embargo, JungKook era optimista, a pesar de las burlas y lo que sus estúpidos compañeros le decían, él era alguien positivo. Así que por ese motivo, ese día 14 de febrero, compró un ramo de tres rosas (bien, para la próxima, si tenía suerte, llevaría más dinero) y se aseguró de tener la caja con los chocolates que hizo el día anterior. Sabía que ese día más de cien alfas se confesarían al omega, él estaba entre ellos. Planeaba hacerle saber a Jin que era el causante de sus más de mil relatos con respecto al amor, quería que supiera que era el deseo que le pedía a las estrellas antes de ir a dormir. No importaba si era un nerd, un alfa fallado o lo que sea, como persona enamorada tenía derecho a confesarse al amor de su vida y, con suerte, pedirle una cita.

Bien, quizás pedía demasiado a un omega tan perfecto, pero vamos, no perdía nada. Bueno, tal vez algo de orgullo y dignidad, pero Seok Jin valía la pena.

Tomó aire al llegar al colegio y con seguridad subió los escalones hasta estar en el pasillo donde se encaminó al salón de Jin, el mismo que el suyo. Se aseguró de no toparse con los idiotas de siempre que lo molestaban, escondiéndose detrás de las personas hasta que, con éxito, llegó al salón con una felicidad que se esfumó al estar dentro.

Los idiotas que lo molestaban rodeaban a Seok Jin con chocolates y rosas que el omega parecía ignorar. Podía verlo incómodo entre medio de tantos alfas y hasta algo irritado.

JungKook se cohibió, pensando que quizás era mejor esperar al primer receso para darle los chocolates y las rosas a Jin.

Aunque al voltear su mala suerte comenzó chocando con uno de los tontos que lo molestaban, recién entrando al salón.

-Oh, pero miren que tenemos ¡Chicos, el alfa nerd está aquí!

Rápidamente la atención que parecían tener sobre Jin cambió drásticamente hacia él. Las sonrisas que le dedicaron no auguraba nada bueno. Kook tembló al saber que no saldría ileso de ahí.

-¡Hey! ¡Miren!-el líder le arrebató las tres rosas que había logrado comprar-al parecer nuestro alfita está enamorado de alguien.

Con brusquedad le quitaron el bolso el cual, vanamente, intentó recuperar.

-¡Tiene chocolates!-gritó el que le había arrebatado el bolso.

-¡Hey! ¡Déjenlo, no les hizo nada!-la voz de Seok Jin lo sorprendió, volteando a ver como se acercaba a ellos e intentaba recuperar el bolso por él, fallando en el intento.

-Vamos, bonito, no hacemos nada malo.-el líder lo tomó de la cintura, más para evitar que siguiera molestando que para tenerlo a su lado.

-¡Los chocolates son para Seok Jin!-dijo otro, quien veía la cartita pegada a la caja de chocolates.- ¡El nerd iba a confesarse a Jin! ¡Qué patético!-con burla arrojó los chocolates mientras su compañero arrojaba las flores y juntos las pisoteaban.

Todos se reían de él, dejándolo en el centro para mayor humillación. Sus ojos se aguaron y el líder de esos idiotas se burló más de él por eso. Bien, todo el positivismo del principio se había esfumado en un segundo.

Sintió el olor a eucalipto de Jin acercarse a él y las voces de los alfas diciéndole que no perdiera el tiempo ni tuviera lástima del pobre alfa nerd.

Seok Jin le quitó los lentes empañados por las lágrimas, tomando un pañuelo para limpiarlos y devolvérselos.

-¿De verdad los chocolates y las rosas eran para mí?-Kook no quería ilusionarse, pero las mejillas sonrojadas del omega generaban eso.

-S-sí...-titubeó secando con la manga de su camisa las lágrimas antes de colocarse los lentes.

Vio a Jin tomar las cosas aplastadas por los otros alfas, la cartita arruinada y las rosas completamente rotas. Aun así apoyó contra su pecho las cosas, una sonrisa tímida en su rostro y el sonrojo aumentó.

-G-gracias...no pensé...que me darías algo este día.-confesó y los ojos de JungKook se abrieron grandes al ver la reacción del omega.

Reacción que, después de lo ocurrido, no esperaba causar él. Escuchó la sorpresa del resto y algo de molestia proveniente del líder de los idiotas.

Jin se levantó y lo ayudó a hacerlo también, tomando su bolso magullado y olvidado en el suelo tomando valor para pedirle lo que tanto deseaba. El hecho de que aceptara sus cosas había sido una buena señal, no podía desaprovechar la oportunidad.

-Yo...verás...tú...me gustas mucho...y...y...quería saber si...si...-vamos, el discurso que había practicado el día de ayer por horas no podía habérsele olvidado de un momento a otro.

-¿Si...?-instó el omega, una pequeña sonrisa en su rostro.

-Te...te gustaría...salir...conmigo.-al final su voz se transformó en un susurro aunque fue escuchado de todas maneras.

-Por supuesto, desde que llegué he esperado que me lo pidieras.-confesó con la misma timidez que antes, bajando la mirada pero sonriendo a pesar de que sus mejillas estuvieran rojas.

Todos quedaron boquiabiertos ante esa respuesta, salvo JungKook quien sonrió en grande al saber que el omega que tanto le gustaba le correspondía. Estuvo tentado a saltar sobre él, abrazarlo y darle un fuerte beso. Pero se contuvo, después de todo tendría tiempo para eso en la cita.

Lo único que hizo fue tomar al omega de la mano y sacarlo del salón para que ambos pudieran estar tranquilos a solas, acordando que al finalizar las clases saldrían juntos en su primera cita. El corazón de Kook no podía con tanta felicidad, de verdad que sentía que se saldría de su pecho, y estuvo al borde de eso cuando Jin le dio un beso en la mejilla antes de entrar al salón para comenzar con las clases.

Y desde ese día, el odio que alguna vez se tuvo por no ser un alfa como los demás, se esfumó de inmediato. Porque Seok Jin le demostró que, pese a no ser como la sociedad esperaba, aun así podía tener por esposo al omega más hermoso y perfecto que alguna vez conoció. 

Tomen esa alfas idiotas! El Kookie se casó con Jin y ustedes ni una oportunidad tuvieron UuU

Ay esto no pasa en la vida real :'v al menos a mi no, por eso escribo XD 

nos vemos! besos💋💋💋

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