YoonGi odiaba ir a pasar navidad a casa de la mejor amiga de su madre. La señora Park parecía de esas mujeres que en su vida conoció una televisión y, para entretenerse, se dedicaba a tener hijos. Los Park eran una numerosa familia de 12 integrantes compuesto por el matrimonio, siete niñas y tres niños. Mientras que la familia Min apenas eran ellos tres, su madre nunca quiso saber nada de tener más bebés aunque amaba a los niños, pero un embarazo había sido suficiente.

YoonGi no era un fanático de los niños como su primo TaeHyung, podía llegar a tolerarlos si no eran ruidosos pero hasta ahí. Así que ir a la casa Park era una tortura, sobre todo porque el hijo más grande tenía doce años y era igual de infantil que el resto. Él apenas tenía quince, pero tenía una madurez mental mayor que la de esos niños insoportables, niños que lo irritaban con tan sólo su presencia. Aunque reconocía que sólo uno de ellos era al único al cual realmente quería y soportaba.

Al llegar tomó aire varias veces y bajó del auto. Hizo una mueca de asco, casi odio, cuando cuatro de los pequeños lo abrazaron con fuerza, gritando y saltando a su alrededor hasta volver a su casa tras el llamado de su madre. Pensó en si podría pasar navidad dentro del auto, encerrado y con su reproductor de música. Sonaba a buen plan, incluso planeó en llevarlo a cabo cuando ingresó y escuchó los gritos de los niños al jugar.

-¡Yoonie hyung!-exclamó una vocecita infantil, completamente dulce y tierna.

Al girar, vio al pequeño Park JiMin, el último hijo de los Park, un dulce niño de cuatro años con mejillas regordetas, pequeños ojos y labios gruesos que lo hacían ver como un ángel. Corrió hacia él y lo tomó en brazos, levantándolo con una inmensa sonrisa. De los diez hermanos Park, JiMin era el único al cual realmente quería y soportaba de todos. Y es que ¿cómo no hacerlo? ¡El niño era la ternura personificada! Con una sonrisa el niño podía lograr derretir por completo el corazón de YoonGi.

-Hola ChimChim-saludó con alegría viendo a JiMin quien comía un bastón de dulce vestido como un tierno elfo.

JiMin miró hacia el techo del vestíbulo donde ambos estaban y, con una sonrisa inmensa, dejó un sonoro y pegajoso besito en la mejilla pálida de YoonGi, haciendo un piquito tan lindo que el mayor tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no desmayarse.

-¡Muérdago!-exclamó señalando el techo.

YoonGi elevó la mirada para luego sonreír y devolverle el beso a JiMin en su regordeta mejilla, haciendo que el chico sonriera en grande y lo abrazara.

Definitivamente, de los diez hermanos Park, JiMin era el único que tenía su corazón.

¿Quien no caeria ante la ternura de JiMin? ¡Es imposible resistirse! ＼(*T▽T*)／

Nos vemos! besos💋💋💋