Todos vivimos malas experiencias a lo largo de nuestras vidas, pero algunas son tan malas que dejan huellas dolorosas... A mí me gusta llamarlas demonios, por qué son cosas que al igual que lo haría un demonio, te van consumiendo poco a poco hasta que dejan solo una cáscara vacía. A mí corta edad sé muy bien lo que es tener demonios dentro, he tenido varios a lo largo de mis dieciocho años y no, no son solo exageraciones de adolescente... Son cosas que tal vez a muchos les parecerían tontas, pero que a mí me han consumido durante varios años y aunque mi familia siempre me ha apoyado, la verdad es que siempre sentí que debía lidiar sola con lo que sentía... Eso sentó hasta hace dos años cuando llegó una linda chica y me enseñó que no tenía por qué lidiar sola con todo, me brindo su ayuda, me dió la salida a mis problemas, se ha vuelto uno de los motivos por los cuáles trato de ser mejor persona cada día y es especialista en controlar mis demonios haciéndome saber que siempre que soy hermosa, que soy inteligente y que pase lo que pase somos un equipo.