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9

Farey

Cuando piensas que todo está definido, que nada más puede pasar, que todo estará bien llega un momento donde todo se pone patas arriba, donde todo cambia, donde las reglas de nuestro juego se cambian y se escriben de nuevo.

¿Se preguntarán qué pasó? ¿Si estos fueron con nosotras?
Lo hicieron, en realidad estamos yendo hacia la casa, yo iba con Rydel, Persia a nuestro par y esos dos idiotas detrás nuestros.
Uno era de color negro pero con pequeños detalles blancos y otro era blanco con detalles negros, si nos ponemos a hablar de su tamaño eran increíblemente altos, quizás de dos metros y un poco más.
Pude ver la casa a unos pasos, cuando Rydel se detuvo no dudé en bajar de su lomo y caminar hacia la casa, mire hacia atrás, Persia ya había vuelto a su forma humana y esos dos estaban aún su forma lobuna, eran increíbles pero nunca se los diría, gracias pero eso se quedaría en mi mente.

Rodé los ojos y me encamine a la puerta trasera dejando a las chicas con esos dos idiotas, Jesús que estás ahí en el cielo y estas viendo esto chinga tu madre, seguiré tomando café toda mi vida.
Y como si este me hubiera escuchado mi loca amiga Chania había abierto la puerta gusto cuándo yo estaba también por abrirla haciendo que esta me golpeara el rostro, mierda dolió.

—¡Por amor a dios Chania! —Rydel se quejó a unos pasos de mi

—Lo siento, lo siento no te vi mujer —Chania puso sus manos en frente de mí como si estuviera rezando

—Café, y trae tus libros tenemos compañía —señala con mi cabeza hacia mis espaldas

—¿Esos son?... —asenti—. Joder que buenos que están

—¡Chania Le blue mueve tu culo y trae las cosas antes de que te de yo con la puerta en tu jodida cara! —Persia chilló a su respuesta

Esta otra vez levantó las manos y se fue corriendo en busca de mi café mientras yo solo pasaba mis manos por mi rostro, me quiero cagar en todo a la vez.

—¿Estás bien? —Rydel susurro cerca de mí-Si no te sientes bien podemos hablar adentro

—Estoy bien —le sonreí para tranquilizarla—. Sólo quiero mi café y pensar bien

—Traeré una silla, vuelvo —sonrió y se fue por la misma puerta que Chania

Mi mirada se posó en persia, quien estaba mirando fijamente a esos dos, quienes ya estaban en su forma humana pero su mirada estaba en mi y eso me ponía los pelos de punta, me estremecía desde la punta de los pies hasta el último pelo de mi cabello.

Necesitaba la respuesta, no no necesitaba la respuesta ellos me la habían dado, necesitaba la confirmación, necesitaba que me dijeran que era verdad o sino ya me veía colgándome en ese bosque, y no era eso lo que quería, quería vivir mi vida, levantarme las mañanas y sonreírle al mundo, no esperar por lo que pasará, no saber qué será de mi destino, no me gustaba, esa inercia de no saber que es verdad y que no, quién mentía y quién no, todo era un caos y yo no estaba lista para llevar tanto caos en mi vida.

—Ten —la voz de Chania captó mi atención, oh gracias dioses.

Cerré los ojos y dejé que ese aroma a café recién hecho se metiera por mis fosas nasales, pero no contaba con que la vainilla y el café amargo también se colaran, maldición estaba en graves problemas.

—Gracias —les agradecí a las chicas, ya que Rydel dejó la silla a mi lado, no dudé en tomar asiento y beber de mi café.
Me declaro obsesionada por el café, lo declaró.

—Se pueden acercar, no muerdo, no mucho —Chania les hablo a esos dos.

—Por si no te has dado cuenta no te estaba prestando atención —Pearce le digo sin quitar la mirada de mi

—Oh sí me di cuenta, pero por si ustedes no se han dado cuenta mi amiga no les presta mucha atención a ustedes —auch eso debe dolor, pero si tenía razón estaba prestando más atención a mi café y contener la locura que crecía a grandes pasos en mi interior

Este solo soltó una leve risa sarcástica, no le había gustado para nada lo que le había dicho, diría que lo sentía pero no era así.

—¿Es verdad o no? ¿Sois sus almas gemelas? —Persia habló

—¿Hasta cuando tendremos que repetirlo? Lo somos, ¿quedó claro? —Madox soltó, quizás fastidiado o enojado, no pude describirlo bien

—Oh discúlpeme mi señor, pero no todos los días te encuentras en la esquina que dos personas que no conoces en absoluto son tus jodia mitad —está vez solté yo con fastidio mirándolo, me quería cagar en su madre y no levantarme.

—Tú, mi querida Farey puedes pedir que te lo repitamos todas las veces que quieras, no te frustres —Pearce sonrío burlón, le lanzare la tasa por la cabeza

—Pero es imposible.... —Chania susurro—. Osea hace muchos años dejó de existir eso, muchos años desde que no se esto, y menos que sean hermanos y de la misma raza

—Por qué no has buscado en el lugar indicado —le respondió Madox mirándola, por fin sus miradas me ponían los nervios de punta

—Me he leído miles de libros en un día y no aparece nada, ¿me están diciendo que estaba buscando mal? —Chania preguntó con la voz un poco frustrada—. Me cago en la mierda y no me levanto

No pude no reírme, solo ella sabía sacarme risas en momentos así, su mirada me advirtió que me daría con la puerta otra vez.
Solo encogí mis hombros y seguí bebiendo de mi café, tenía que tomar una decisión, una decisión que cambiaría varias cosas en mi vida y una de ellas sería comenzar a vivir como un ser sobrenatural, y no tenía la menor idea de como hacerlo.
Para mi todo eso era un sueño lejano y hoy estoy aquí con dos hombres que ahora resulta ser que son mi otra mitad y yo la suya, más increíble imposible.
Mientras todos estaban en una conversación mi mente estaba en otro lugar, la tranquilidad que el bosque me había dado cuando íbamos al pueblo, esa tranquilidad me ayudó a aclarar mi mente mientras íbamos en camino, era lo que necesitaba tranquilidad.

No dude ni un segundo más en levantarme de la silla, sus voces disminuyen hasta quedar todo el lugar en un profundo silencio, podía sentir su mirada en mí, la cada uno observando lo que hacía.

Al sentir La Paz invadir cada parte de mi al tan solo estar a inicios del bosque cerré mis ojos, era increíblemente bueno, se sentía demasiado bueno.
Si alguna vez pensé sentir tanta tranquilidad como la estaba sintiendo ahora diría que era una locura, pero no lo estaba siendo.

Mis pies se movieron solos, no me adentre mucho, no quería perderme solo quería estar tranquila y pensar.
Aún tenía café en la tasa así que solo busqué un árbol que pareciera cómodo para sentarse y apoyar mi espalda contra éste.

Con toda la tranquilidad del mundo me puse a pensar en todo lo que estos decían.
Ya no ponía duda a que esas dos personas eran mis almas gemelas, sería inútil e solo me quemaría la cabeza negarlo.
Lo aceptaba, ya estaba progresando, ahora quedaba la decisión de qué haría, si iría con ellos pero si lo hacía sería por que quería no porque estos me lo dijeran, no por que me obligan sino por que es lo que quiero.

Sabía perfectamente que irme a New York y dejar todo atrás me pondría en juego, pondría a juego mi salud y la de ellos, y algo con lo que no quería cargar era la muerte de dos personas que al final me habían dicho al principio que eso pasaría, pero tampoco podía quedarme y aceptar todo, no soy así.
Siempre lucho por lo que quiero y era lo que tenía que hacer, pero no sabia como mierda lucharía contra esa unión que me decía que tenía que aceptar la verdad, y lo hacía pero no del todo.

Solté un suspiro, que mierda haria no tengo la más mínima idea, si no quería estar mal tenía que aceptar ir con ellos y dejar a mi amigas, pero si me quedaba significaba que terminaría en una cama en días por lo que estos habían dicho mientras estábamos en el callejón.

—¿En que tanto piensas? —oa voz de Chania acaparó toda mi atención, estaba de pie frente a mi—. Y por que te has venido aquí

—Pienso en tantas cosas amiga mía —bebí el último trago que quedaba del café—. Y este lugar me da la tranquilidad suficiente para poder pensar cómo debo

—¿Que es lo que harás? —murmuró mirándome

—No lo sé, una parte de mi dice que acepte ir con ellos, otra me dice que los mande a chingar aunque eso signifique que termine mal —suspiré—. No quiero estar mal, joder quiero recorrer este lugar, quiero disfrutar para eso vine

—Entonces tienes la respuesta en frente de tu rostro amiga mia, sabes lo que tienes que hacer solo debes aceptar y correr el riesgo —sonrió mirándome—. ¿Preparo las cosas?

—Por favor, no está todo muy tirado pero guarda más la ropa que otra cosa

—Enseguida estará lista —me tendido su mano para ayudarme a levantar y la acepté

Sin decir alguna otra palabra salimos del bosque y para mi sorpresa estaba mi querido amigo Aurel, interesante.
Rydel parecía bastante enojada con el pelinegro, uy amigo no sabes en la que te has metido.

—¿Para llevar? —Persia tomó la taza vacía y yo solo asenti.

Antes de mirar a esos dos tomé el aire suficiente, siempre había dicho que si vas a hacer algo que no sabes si estará bien o no, no lo pienses, solo hazlo.
Y fue lo que ise, me di la vuelta hacia donde estaban y me acerque a éstos a paso lento.

—Iré con ustedes pero no porque me lo hayan dicho, no quiero sufrir teniendo la solución a mis ojos —mis brazos se cruzaron sobre mi pecho

—Perfecto preciosa, no te arrepentirás —Pearce sonrió como si le hubieran dicho que ganó la lotería, más les valía que no me arrepintiera sino tendrías graves problemas.

—Si no tendrán que ponerse a rezar —sonrió irónicamente

—Maleta lista y café listo —Chania se acercó llamando nuestra atención

—Gracias —le sonrió y me acerque para envolverla en un acogedor abrazo

—No me extrañes mucho, no te libraras tan fácil de mí —murmuró haciendo que riera

—Lo se, tampoco te libraras tan fácil de mi cariño —me separó de éste y la miro

—Bien, correte mi turno —Pers empujo a Chania y me envolvió en un abrazo asfixiante, joder igual de exagerada que su hermana

—También te extrañaré —susurro en su oído correspondiendo el abrazo de la misma forma

—Lo sé, sin mi no vives —se separo y dejo que Rydel se acercara

—¿Te portas bien? No te rompas una uña pegándoles, recuerda que hay más cosas que duelen —mordió su labio tenía sus ojos llorosos, mierda a esta chica nadie le gana en el exageración

—Dios, ven aquí —la envolví en mis brazos, adoraba a estas chicas a pesar de todo

—Tendré pase libre para ir a verte así no te sentirás muy sola —murmuro en mi oído.

—Te estaré esperando —me separo de esta sonriendo

—¿Lista preciosa? —Paerce habló detrás de mí.

Sólo asentí y mire como Madox tomaba mi maleta, tenía el leve presentimiento de que Chania se había encargado de que pesara más de lo que pesaba pero parecía que a este no le importo, la levantó como si de una pluma se tratara.

Tome el termo térmico que Chania tenía en sus manos con café para que este no se enfriará en el camino, me despedí una vez más de cada una y luego me subí a la camioneta negra.
Me acomode en los asientos traseros ya que los pelinegros estaban en los asientos delanteros.

Las chicas movían sus manos con una leve sonrisa en su rostro y yo se las devolví antes de que la camioneta saliera del terreno.

Apoye mi cabeza contra la ventana, estaba rogando que todo fuera bien o sino sabia que terminaría arrepintiéndome de mi decisión, el silencio reinaba en el interior de la camioneta, yo no tenía ganas de hablar con alguno y ellos no querían presionar, en otro momento les agradecería.

Después de casi una hora de viaje los techos de distintas casas comenzaban a aparecer en mi campo visual, parecía otro pueblo dentro del bosque y bastante alejado del pueblo en sí, podía sentir una gran tranquilidad dentro de mí.

La camioneta se detuvo, varias casas se podía observar desde adentro, había casas de todos tamaños, pero al bajar pude observar la casa más grande que había, quizás de dos pisos y hasta tres, pero era grande, apostaba todo lo que tenía a eso.

—Bienvenida a tu nuevo hogar —Madox murmuró a mi lado, sentí su mirada en mi pero no fue devuelta.

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Hola!, nuevo capítulo pronto, decidme que les pareció en los comentarios.

Hasta pronto

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